XII
Desistimos de la guardia, en lugar de eso, nos fugamos a nuestra humilde morada, era de mañana, y corrimos de la mano huyendo de las penitencias, de las obligaciones, de los problemas...
Nos volvimos rebeldes, a causa de nuestro hambre de libertad, nos hicimos amigos de andanzas, amigos de la verdad, que cuidaríamos a capa y espada del otro, como si de nuestra vida tratara...
Prometimos no volver, corriendo cual gacelas por la pradera recién levantada, corrimos entre los pinos, descalzos sueltos de las normas oliendo a lavandas...
Miramos atrás, lo logramos de nuevo, escapamos a salvo, sé que triunfaremos...
Nos alcanzaría la noche, sin saber que nuestro techo de verano cumpliría nuestro deseo a las doce...
Deseo un mundo más amplio para correrlo de punta a punta a tu lado...
Tú dijiste, que deseabas ser el primero en morir, para no tener que soltarme tú a mí la mano...
Ambos contemplamos la dicha de poder en esta realidad encontrarnos,
esperanzados con más ilusión de que en la próxima vida reencarnaremos con nuestro amor intacto.
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