Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3


La luna se encontraba en lo alto del cielo - o eso suponía, ya que tenía las cortinas completamente cerradas. Las horas pasaron volando al ordenar los últimos detalles antes de su partida, agregando las ocasionales llamadas de Charles preguntando que debía llevar para el viaje. El monegasco retumbaba de energía emocionada desde que había aceptado la propuesta, una diferencia considerable con Carlos, quien había expresado su poca voluntad de viajar al país latinoamericano.

Fernando, por otra parte, parecía dejarse llevar por la corriente; sin preguntar nada y confiando en que, sabiendo el idioma, todo podía solucionarse.

— ¡Checo! — Un grito ensordecedor, seguido de toques insistentes en la puerta le hicieron saltar de su lugar en la cama.

Apurándose, para deshacerse de los irritantes golpes, corrió, todavía descalzo, para dejar pasar a la persona fuera.

—¡Che-

El Neerlandés, con una mano en puño a lo alto, interrumpió su próximo grito al verlo. Max seguía con su característica camiseta de Red Bull, que no creía se había sacado desde la mañana; unos joggers negros y el cabello rubio revuelto de una manera casi atractiva.

Sergio alzó una ceja, preguntando sin palabras la razón de la visita de su compañero de equipo a altas horas de la noche.

Max tuvo la decencia de parecer avergonzado antes de aclararse la garganta para hablar.

— Hola... — Dijo, pasándose una mano por su cabello y dando una rápida mirada hacia dentro de la habitación.

— Hola. — La burla en su voz era palpable. Disfrutó ver como las mejillas del rubio se pintaban de carmesí.

— ¿Puedo pasar? — Toda la impertinencia que desbordaba momentos antes, esfumándose al instante en que sus ojos se encontraron. Parecía un cachorro inquieto después de haber perdido uno de sus juguetes.

Checo se hizo a un lado, dejándolo pasar y cerrando la puerta. Se aseguró que ningún huésped contiguo haya salido a quejarse por el ruido antes de seguir al neerlandés al centro de la habitación.

— ¿A qué debo tu visita?

— ¡¿Cómo es eso que te vas a México?! — Max recobró el brillo feroz de sus ojos. — ¿Por qué no me dijeron? 

— Max...— Dijo tranquilamente, esperando que con ese tono, el más joven pudiera calmarse. — ¿No quieres primero sentarte?

El rubio lo miró fijamente, esos ojos celestes penetrando cada fibra de su ser. Sin decir nada se acomodó en su amplia cama, siendo seguido por el otro Red Bull.

— ¿Por qué tienes que irte a México tan rápido?

— El equipo piensa que podríamos tener algunas mejoras si estamos... espiritualmente bien. — Se aventuró a decir; no pudo ocultar la mueca que hizo al pronunciar las palabras.

— Eso no tiene sentido. — Max frunció el ceño, cruzándose de brazos e inclinándose más cerca de él. — El carro es el que está mal. Deberían concentrarse en arreglar esa porquería.

— Yo también creo eso, Maxie. — Aseguró pacíficamente, sentía cómo una sonrisa de formaba en su rostro al escuchar esa declaración de su compañero. Era bueno mantener un frente unido ante los demás. — Pero los directivos piensan que ha habido mucha "mala suerte" estos últimos premios, esperan poder tener una carga menos si voy a México a solucionarlo.

— Yo también voy. — Sergio se congeló al oírlo. No fue la oración lo que le hizo dejar de pensar por unos instantes, fue la decisividad, la forma en la que no dejaba ningún espacio para siquiera pensar en refutarlo, lo que le hizo reaccionar de esa forma. — Christian me dijo hace unos minutos sobre el viaje. Ya hice las maletas, voy contigo. Él está de acuerdo, entonces nos vamos en unas horas en el jet.

— Clar-

— ¿Ya acabaste de empacar, cierto? — Lo interrumpió el rubio. — ¿Te ayudó en algo?

Sergio sacudió la cabeza de un lado a otro, tratando de aclarar su mente con ese movimiento. Procedió a negar con un gesto y reírse suavemente por la intensidad de Max.

— Charles, Carlos y 'Nando me dijeron que iban a ir conmigo. No tienes que venir, Maxie. 

El Neerlandés se mantuvo quieto, estático, por unos momentos. La sonrisa en su rostro fue decayendo y su postura se tensó. A Max nunca le gustó que cambiaran sus planes, y eso Checo lo sabía. 

— Bueno...— Max se aclaró la garganta —Tendré que reservar más habitaciones en el hotel dónde nos vamos a quedar, y preparar el jet para recibir a más personas; tal vez comprar comida y-

Checó se rio abiertamente, agarrándose la barriga cuando esta le empezó a doler. Podía sentir las intensa mirada del rubio en su persona, esperaba que no estuviera molesto con él por burlarse. Max le recordaba a un perro con exceso de energía.

—Lo-Lo siento—se disculpó entre risas y bocanadas de aire.—Tienes que calmarte un poco, relájate, León. 

El susodicho soltó el aire que al parecer estaba conteniendo, con un atisbo de sonrisa asomándose entre sus labios. 

—Podemos quedarnos en la casa de mis padres, o en la mía, aunque creo que no la han limpiado en mucho tiempo. No te preocupes por esas cosas, ustedes van a ser mis invitados por todo el tiempo que estén en mi país. 

— Yo también quiero ayudar, Pecas. —Max se quejó, se pasó una mano por el cabello y sonrió suavemente.— Ya he estado allá, ¿recuerdas? Yo también seré un anfitrión, junto contigo.

Checo le quedó viendo, admirándolo. Sus ojos azules brillaban con emoción poco contenía, alegría y un sentimiento que no pudo identificar fácilmente; era cálido. Eso era lo que le gustaba de trabajar con Max, por lo que le agarró bastante cariño rápidamente; Max era una persona atenta, siempre tratando que se sienta cómodo y haciendo chistes para llenar el ambiente.

'Juntos o nada.'

Recuerda cuando esas palabras salieron de la boca del rubio, mientras estaban sentados con los directivos de Red Bull, discutiendo la renovación de su contrato.

—Ni siquiera sabes el idioma, Max. — Dijo — Es más fácil que tu te pierdas, que uno de ellos. 

—¡Charles es peor! — Contratacó el Neerlandés de un salto. — Él no sabe español; yo, sí.

—¿Sabes español? — Preguntó extrañado. ¿Cuándo había pasado eso?

¿No era penal? — Pronunció Max, con las mejillas rojas de vergüenza. 

Checo se rio un poco más.—Esta bien, te voy a encargar que cuides de Charles cuando estemos allá.—Hizo una pausa. — ¿No era penal? — Inquirió divertido.

No.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro