Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

34. La coronación

Rosalie se detuvo en la puerta y retrocedió, cerrándola con cuidado. No se habían dado cuenta. Esa situación tan solo confirmaba sus sospechas y hacía más fácil su decisión. Al día siguiente fue a hablar con Dave. Él seguiría en el hospital unos días. Anne estaría ahí hasta que despertara. Dave no dejaba de hablarle a Anne como si le escuchara, pidiéndole perdón y contándole sus sentimientos, terminando con promesas que cumpliría si ella despertaba.

- Si despiertas prometo perdonártelo todo.

Rosalie entró y se sentó al lado de su camilla.

- Hola, Dave.

- Has vuelto. Eso significa que has considerado mi propuesta- intuyó Dave.

- Sí. Cuando he visto a Edward con Anne me he dado cuenta de que tenía celos y que quiero a Edward y quiero estar con él. Anne tiene que desaparecer del plano. Toda para ti.

- Consigue su eliberación entonces. No esperes hasta la boda.

- En la coronación Edward podrá liberar a cualquiera de su castigo. Anne no podría quedarse hasta la boda de todas formas- dijo Rosalie en tono irónico-. Pero necesito que hagas tu parte.

- Mantendré a Anne lejos del mundo de los sueños el día de la boda, no te preocupes.

Rosalie y Dave estrecharon la mano, cerrando el acuerdo. Esa noche sería la coronación y si Dave no era capaz de entrar al mundo de los sueños, Rosalie debía encargarse de todo. Sabía que Edward no quería liberarla para tenerla a su lado hasta la boda, por lo que debía conseguir la llave de las esposas para asegurarse de que no la escondía. Esa noche se fue a la cama preguntándose por qué estaba haciendo todo eso. ¿Realmente quería alejar a Anne de Edward? ¿O le estaba dando la libertad que ella no podría tener tras la boda?

- Que Anne se vaya es lo mejor- se dijo para autoconvencerse-. Ella no puede estar con Edward porque soy su prometida, así ella podrá olvidarle y arreglar las cosas con Dave; Edward me dedicará tiempo y quizá nos enamoremos, que sería lo mejor ya que nos vamos a casar. Esto es lo mejor para todos, ¿no? Si aunque Anne pudiera estar con Edward, yo nunca conseguiría que Dave se enamorara de mí... ¿Habrá alguna otra forma de resolver esto?

Se quedó pensativa y cuando se dio cuenta, era más de las doce. ¡Llegaría tarde para la coronación! Trató de no pensar en nada y dormir. Finalmente, cuando lo consiguió, se vio en la habitación de Edward. Anne estaba dormida en la cama. Rosalie buscó la llave pero no la encontró. Seguramente Edward la tenía en el bolsillo. Fue a despertar a Anne.

- ¿Rosalie? ¿Qué...?- la pobre Anne estaba confusa, no sabía qué la esperaba. Las cosas con Rosalie nunca acababan bien.

- Ayúdame a distraer a Edward. Voy a liberarte. Confía en mí- dijo Rosalie.

Anne estaba descompuesta. Acababa de despertar y estaba algo mareada, por no decir que de pronto Rosalie le decía cosas que debía parar a pensar sobre qué quería y con qué intenciones. Se oyeron pasos y Rosalie corrió a esconderse tras la puerta. Anne se hizo la dormida mientras Edward iba hacia ella para avisarla de que pronto comenzaría la coronación.

Ella fingió despertar y al verle sonrió, aunque no le salió del todo natural al ver a Rosalie haciéndole gestos.

- Voy a crear una pantalla para que veas en directo mi coronación desde aquí, aunque no puedo sacarte, hago lo que puedo.

- Gracias.

Edward hizo amago de darse la vuelta, pero Anne le detuvo. Dudó un momento sobre si besarle, ya que le daba vergüenza y sobre todo siendo ella la que tomaba la iniciativa. Rosalie, mientras tanto, aprovechó para acercarse de puntillas.

- ¿Qué ocurre?- preguntó Edward al ver que Anne le miraba fijamente, indecisa.

Ella reaccionó y rodeó su cuello con los brazos y le besó como si fuera la última vez que lo haría. Si iba a ser libre, ya no tendría la oportunidad. Edward se sorprendió, pero se dejó y le devolvió el beso. No sintió la mano que se deslizaba a su bolsillo para coger la llave. Anne abrió los ojos, asegurándose de que Rosalie ya no estaba y se relajó. Él se dio cuenta.

- Te ocurre algo, Anne.

Ella suspiró y se dejó caer en la cama.

- Me gustaría saber qué sientes cuando me besas...

- Solo te pedí una cosa, Anne, y es que no me hicieras más preguntas. Si no quieres hacer esto dilo y ya.

Anne agachó la cabeza y una lágrima resbaló por su mejilla. Le hubiera gustado que antes de irse él le dijera qué sentía. Al verla, Edward sintió como si algo le oprimiera el pecho. No podía ver a Anne llorar por culpa de sus caprichos. Quería contárselo todo, pero, ¿de qué serviría? Solo empeoraría las cosas. Le acarició la cabeza y decidió cambiar de tema.

- Me tengo que ir, ahí está la pantalla, lo verás todo.

Dicho aquello se marchó, cerrando la puerta. La coronación se realizó ante la mirada de todos los invitados de todos los sueños. Esa noche cualquiera que soñara estaría presente también. Rosalie estaba ahí, cerca del rey, presenciándolo todo. Una vez que todos aplaudieron al final, ella subió con él e hizo un anuncio:

- Como está escrito en la ley, en la coronación un prisionero puede liberado por voluntad del rey.

Edward palideció. No sabía que Rosalie conociera la ley.

- Y la prisionera que disfrutará de este privilegio es Anne- continuó ella.

Anne miraba por la pantalla todo lo que ocurría y se quedó con la boca abierta. Según Edward, era en la boda cuando se la liberaría. La había engañado. Él nunca tuvo intenciones de liberarla.

Dos guardias fueron a llevarla a la sala del trono, donde tenía lugar la coronación. Anne miró a Edward con tristeza. Este apartó la mirada, no sabiendo qué cara poner.

- No hay llave que pueda abrir sus esposas- probó Edward.

- Pero yo la encontré- dijo Rosalie mostrando la llave.

Entonces Edward comprendió el comportamiento de Anne. Le estaba distrayendo para que Rosalie cogiera la llave. No se lo podía creer. Se la habían jugado. Aunque se lo merecía. Su cara era un poema. Rosalie quitó las esposas a Anne y ella hizo una reverencia al rey y a todos los invitados. Miró una vez más a Edward mientras alzaba la cabeza tras la reverencia y este se dio cuenta de que no la vería más. Una sensación de impotencia se apoderó de él y sintió que no podía respirar. Era el miedo de perderla.

- Adiós- se despidió ella.

Y desapareció.

Ese momento fue indescriptible para el joven rey. Era como si una parte de su corazón le fuera arrebatada y llevada lejos de su alcance. Todos los invitados esperaban que el rey dijera algunas palabras pero este estaba petrificado con los ojos casi saliéndosele de las órbitas, mirando aún al lugar donde unos minutos antes estaba Anne. Al ver que Edward se había quedado inmóvil, Rosalie tomó la palabra en su lugar e invitó a todos a que visitaran los jardines reales hasta que la cena fuera servida.

Todos se marcharon excepto uno. Era Dave. Lo había presenciado todo. Edward empezó a reaccionar y dirigió su mirada hacia él.

- Supongo que estarás contento- dijo con rabia el nuevo rey.

- Tú solo te lo has buscado. Además, sabes que ella no merecía estar encerrada. Es inocente. Yo soy el ladrón de los sueños y ella decidió tomar mi lugar.

- Si no te atrapaba igualmente hubiera pagado por ti. No tienes derecho de acusarme de nada- cada vez Edward alzaba más el tono-. ¡Fuiste un cobarde y dejaste que ella asumiera la responsabilidad! ¿Por qué te dedicas a destrozar mi reino? ¿Por qué te metes en mis asuntos?

Edward perdió la compostura. A esa altura ya estaba gritando, a lo que Dave no pudo ser menos.

- ¿Quieres saber por qué? ¿Quieres saberlo? ¡Me quedé sin hermano y sin novia por tu culpa! ¡Todo por tu culpa! Desde el principio tú me lo quitaste todo... ¡Tú!

- No entiendo...- balbuceó Edward.

Rosalie se había apartado un poco y continuó observando la escena, intrigada.

- ¡Yo soy el hermano que dejaste atrás y te odio porque me lo quitaste todo!

Edward palideció. ¿Dave, su hermano? Eso explicaba que pudiera controlar los sueños... Tenía un heredero, podía dejar el trono... Pero volvió a la realidad. Su hermano le odiaba por arrebatarle lo que más quería y se dedicó a hacerle lo mismo destruyendo su reino y quitándole a Anne, que en principio era su novia.

- Pero yo no sabía nada de esto...- se justificó él-. Si me hubieras dicho algo antes... Yo...

- Ahórratelo. No quiero oírlo. Ni siquiera me has buscado- dijo Dave.

- Eso no es cierto- replicó Ed-. No tienes ni idea de cuánto quería volver a verte... Tras irme a la universidad os mudasteis porque volví a casa y ya no encontré a nadie. Recorrí el mundo tratando de buscaros pero el apellido ya ni existía. Nuestros padres no me dejaron ninguna pista.

"¿Por eso Luisa encontró esos globos de nieve en Singapur?" se preguntó Dave. Hizo aparecer el globo de nieve y se lo mostró a Edward.

- ¿Qué es esto?

- ¿Dónde lo has encontrado?- se apresuró Edward a cogerlo.

Dave vio la importancia que aquello parecía tener para él.

- Luisa los trajo de Singapur. Había tres.

- Los hice para vosotros cuando todavía estaba recorriendo el mundo, esperaba dároslo como recuerdo cuando os encontrara. Son de cuando aún estaba en mi año de prueba en el mundo de los sueños, vi el palacio y quise hacer una réplica para no olvidarlo.

Dave se quedó pensativo. Realmente parecía que su hermano decía la verdad.

- Yo no sabía nada de esto... Solo fui capaz de encontrarte porque la hermana de Anne tradujo tu diario y leí tu nota. Luego vi fotos tuyas de antes de irte a la universidad que pedí a mis padres. Nunca se me ocurrió pensar que mudarnos y cambiar de identidad afectara el no volver a verte. Fue necesario por unos tipos peligrosos que estaban detrás de nosotros. Hace poco puse una bomba en mi habitación para que les eliminara junto a las armas que buscaban. Nos alcanzó a Anne y a mí y actualmente estamos en el hospital. Si ella no volvía quién sabe lo que podría pasarle- explicó Dave.

Edward se dio cuenta de lo egoísta que había sido tratando de mantener a Anne a su lado a pesar de que no era lo correcto en ningún sentido. Agachó la cabeza y suspiró.

- He sido un idiota todo este tiempo.

- Yo también- dijo Dave-. Debimos haber hablado antes.

Se quedaron mirándose, al fin se habían aclarado las cosas y trataban de verse como los hermanos que eran.

- Dejad ya el orgullo de tios y abrazaos, ¡sois hermanos! ¡Os habéis echado de menos!- les apremió Rosalie, harta de ver que se quedaban quietos-. No hay nadie aquí que os vaya a juzgar.

La fachada de tios duros se les cayó y no pudieron evitar emocionarse. Se abrazaron como si se encontraran por primera vez después de mucho tiempo. Y en parte, era así.

- Y tuvo que pasar esto el último día que puedes estar aquí- se lamentó Edward.

- Siento por ti que no podamos ser justos rivales y luchar por Anne. Estás en clara desventaja- bromeó Dave.

- Lo mismo te digo.

- Es hora de irme. Adiós Ed. Me alegra haber acabado bien esto. Algún día volveremos a vernos.

- En la boda os está permitido regresar... Pero por favor, Dave, no dejes que Anne venga. No podría soportarlo- pidió Edward.

- ¿Quién no lo soportaría, tú o ella?

Ed le revolvió el pelo a Dave. Sonrió.

- Cúidala por mí.

Se dieron la mano y Dave despertó, desapareciendo del mundo de los sueños. Se pensaría que Rosalie se vería afectada de que los chicos que la atraían estuvieran hablando de otra delante de ella, pero ya lo sabía todo y nada le extrañaba. Si pudiera elegir, sabía con quién se quedaría. Pero no dependía de ella. Hacía mucho que no sentía esa satisfacción de hacer algo bueno por alguien. Había olvidado su objetivo de hacer sonreír a Dave que tuvo desde que le conoció. Ese día lo había conseguido. ¿Qué le había pasado? Por celos había empezado a albergar odio en su corazón y hacer cosas que nunca creyó que haría, su víctima siendo Anne.

"Si tuviera la oportunidad de rehacer todo esto..." deseó ella " elegiría otro camino".

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro