XXXVII
Aquella mañana el frío se sentía más que cualquier otro día. Era un día gris, un día en el que las nubes cubrían el cielo por completo y nada más se podía divisar en él, ni un solo pájaro volando o haciendo su presencia, un día vacío, un día apagado.
Jennie se encontraba abrazándose a sí misma con algo de temor, estaba nerviosa, quizá un poco más que eso, no sabía muy bien cómo iban a salir las cosas o siquiera si hacía bien en ir hacia aquel lugar, de seguro nada bueno iba a pasar, se estaba arriesgando y estaba arriesgando a Lisa.
Estaba loca.
—¿Estás segura de esto?
Mina la miró con algo de preocupación en su rostro mientras le servía café en una taza de color marrón oscuro. La rubia se sentó al lado de la Omega y comenzó a digerir su propio desayuno.
—Realmente no, pero no quiero dejar a Lisa sola en esto, siento que debo estar ahí para Lisa
—Ya veo. Espero que nada malo suceda, tengo algo de miedo con lo poco que sé.
Jennie se acomodó en su lugar algo nerviosa y sintió la presencia de la castaño en aquella habitación. Chaeyoung acababa de sentarse delante de ellas mientras bebía su café.
—¿Tú no debes ir a la mansión por nada?
Se atrevió a preguntar aquello mirando a la rubia con intriga en su mirada. Realmente se encontraba curiosa sobre eso, si Mina iba a estar ahí podría serle de bastante ayuda.
—Por lo que sé, nada bueno y seguro sucederá hoy, Chaeyoung y yo preferimos no estar en esta zona para cuando eso suceda.
—Oh, ya veo.
Bajó la mirada a la taza que tenía entre sus manos y pudo ver su reflejo en el líquido que ésta contenía. En sus ojos era notorio el miedo que sentía en aquel preciso momento. No estaba segura de si podría ir a acompañar a Lisa, pero sabía que quería hacerlo, cueste lo que cueste.
—Bueno, les deseo suerte entonces.
Se paró de su lugar y soltó un suspiro mientras tragaba saliva. Metió sus manos en los bolsillos de su abrigo y miró a la pareja que se encontraba observándola desde el desayunador de la cocina.
—Espero que todo salga bien.
—Nosotras también.
Mina se paró de su lugar y se acercó a ella para darle un fuerte abrazo lleno de cariño. Al separarse de ella le dedicó una sonrisa cálida que le inspiró algo de confianza, ahora se sentía más capaz de nunca de hacer lo que iba a hacer.
—Prometo llamar en cuanto todo termine, voy a avisarles cómo salió.
—Vas a tener que hacerlo, porque si es necesario, vendremos de donde vayamos a estar a buscarte a ti y a buscar a Lalisa, lo juro.
Jennie sonrió y se dirigió a la puerta algo temblorosa y se detuvo ahí tomando el picaporte con su mano que no dejaba de sudar. Estaba nerviosa, no faltaba mucho para que se encontrara frente a la mansión y estuviera a punto de cometer una locura.
Mientras tanto, Lisa se encontraba junto a L.M, estaba de cuclillas frente a ella mirándola fijamente, clavando sus ojos en los de su lobo. Se mordió el labio inferior algo preocupadoa mientras acariciaba el suave pelaje del animal.
—Dios, no estoy segura de querer hacer esto o de si es lo correcto.
¿Acaso está dudando, ama?
—Claro que sí, mírate, no debería estar llevándote ahí, L.M, luego de lo que pasó la última vez en el enfrentamiento, no debería arriesgarme a esto, aún no has terminado de curarte.
Yo no quería hacerle saber esto.
—¿Eh? ¿De qué estás hablando?
La señorita Moonbyul, ella hizo trampa.
—¿Que ella qué?
El día del enfrentamiento. Estaba a punto de atacar a su lobo, pero de repente me sentí mareada y no pude mantenerme de pie. En cuanto su lobo comenzó a lastimarme lo noté. La señorita Moonbyul utilizó un sedante fuerte para debilitarme, aún no sé en qué momento me lo lanzó, pero cuando usted pidió que la pelea terminara, el lobo se alejó de mí y me quitó el dardo, era casi imperceptible de lo pequeño que era, es por eso que nadie lo vio, pero yo lo sentí. Sabía que no era normal que de repente me sintiera de aquella forma.
—Osea que... ¿Podríamos haber ganado? ¿Íbamos a ganar?
Ama, íbamos a ganar. Usted iba a ser la futura jefa de la Bron Ganje pero su hermana no confiaba en sí misma, no estaba segura de si podía ganarle a usted y es por eso que decidió hacer trampa. Su lobo mencionó algo al respecto mientras peleábamos.
—Dios, siempre supe que eras más fuerte de lo que dejabas a la vista de los demás. Siempre fui consciente de tu enorme potencial, L.M, sabía que eras capaz de vencer a cualquiera. Nunca me decepcionaste.
Solo una vez.
—Incluso ese día no me sentí decepcionada de ti, aunque Joy murió, créeme, te vi pelear como nunca. Pero sabes que tu sentido no era el mejor estando de noche.
Aún así lo intenté, ama. Hoy también lo haré.
—Entonces, como siempre, creeré en ti.
Lisa le sonrió tiernamente y acarició su cabeza con suavidad en su tacto. Se paró de su lugar y suspiró mientras miraba hacia el frente. La mansión no estaba muy lejos del lugar en el que se encontraba, llegaría en unos minutos y eso sería antes de que Moonbyul fuera legalmente la jefa de la manada. No iba a permitirlo por nada del mundo.
Al llegar a aquel lugar, se paró frente a la enorme casa de brazos cruzados. Observó un poco la entrada esperando que algo sucediera. De momento a otro, la puerta de la casa se abrió dejando a la vista a la chica de cabello negro oscuro. Estaba vestida de negro completamente y se encontraba con una sonrisa cínica en el rostro y a su lado estaba su lobo mirando con altanería hacia donde se encontraba L.M.
—Hermana.
—Solo tenemos el mismo padre, no somos hermanas, Moonbyul.
—Lo sé, solo te llamo así porque soy consciente de lo mucho que te molesta.
Salió de ahí siendo seguida por su lobo y se paró delante de la castaña mientras la miraba a los ojos fijamente. Miró a su costado y pudo ver al lobo marrón parado firmemente junto a ella.
—Veo que has traído al pequeño lobo inútil que te acompaña desde los viejos tiempos. ¿Realmente aún crees que este débil animal puede hacer algo? Parece más un adorno.
—No lo es, hoy comprobarás que no.
—¿Vienes por una revancha el día en que voy a obtener mi puesto?
—Pensé que lo sabías, tú misma viniste a recibirme.
Lisa sonrió de lado y levantó la mirada dando a entender que se encontraba segura de todo lo que hacía.
—Bien, entonces, se supone que si ganas asumes el puesto.
—Claro, son leyes básicas, creí que las sabías.
Moonbyul sonrió ante el comentario de Lisa siendo consciente de que lo había hecho con el fin de molestarla.
—Bien, entonces hagámoslo. Pero vamos más lejos de aquí, no tenemos mucho espacio.
—A unos metros de la mansión está bien.
—No, se supone que estoy a punto de recibir mi cargo como jefa de la manada, no quiero estar aquí.
—Bien, vamos.
Ambas Alfas se alejaron de la mansión algo distanciadas mientras se encontraban de camino hacia una zona más alejada de la mansión. Lisa miraba de reojo a su media hermana cada tanto para asegurarse de que no fuera a hacer un movimiento aprovechando que se encontraba distraída o algo por el estilo.
—¿Estás lista para probar el sabor de la derrota nuevamente, Lalisa?
—No, no esta vez.
La castaña sonrió y miró a L.M para hacerle un asentimiento de cabeza y ver cómo su lobo se acercaba al negro caminando lentamente y mirándolo fijamente.
—Empiecen.
En cuanto Moonbyul hubo dicho aquello, su lobo se arrojó sobre L.M pero éste último fue más ágil que él y se alejó rápidamente para evitar salir lastimado. En cuanto B.M se encontró vulnerable, el lobo de Lisa se arrojó sobre él y comenzó a gruñirle demostrando su autoridad y su furia. Luego de eso comenzó a rasguñarlo con fuerza y sin piedad alguna en sus actos. El lobo de Moonbyul comenzó a lloriquear un poco y después, en cuanto su dueño soltara un silbido algo extraño, se zafó del agarre del lobo de la castaña y le gruñó desde su lugar con molestia. L.M se dio la vuelta, haciéndole frente y comenzaron a caminar en círculos sin parar de mirarse. Segundos después, B.M se había arrojado sobre L.M y se encontraba rasguñando y mordiendo todo lo que podía, pero L.M fue más ágil y lo quitó de encima suyo con sus patas traseras empujándolo lejos de él y viéndolo caer de golpe en el suelo.
Lisa sonrió y metió sus manos en los bolsillos de su pantalón, siempre supo que su lobo era más fuerte de lo que se imaginaban, estaba segura de que esta vez iba a ganar, no había duda de ello.
L.M había mordido al lobo negro y había comenzado a lastimarlo pero la castaña pudo notar que no era demasiado brusco ni violento, al parecer L.M solo quería dejarlo inconsciente, pero no matarlo, a diferencia de B.M, L.M sabía bien que debía tener cuidado con lo que hacía, B.M era uno de los suyos así no lo quisiera.
—¡Lalisa!
De momento a otro, como si el mundo fuera en cámara lenta, un disparo cortó el aire y causó un fuerte ruido que retumbó en sus tímpanos con fuerza. Un aullido luego de eso se oyó, un aullido seguido de un alarido de dolor. B.M se encontraba en el suelo sin poder moverse y pestañeando lentamente amenazando con quedarse completamente inconsciente. L.M miraba a su dueña preocupado buscando algún tipo de señal. Lisa se encontraba de pie, en perfecto estado, todo se encontraba quieto, estático, como si alguien acabara de ponerle pausa al mundo. A la castaña le costó reaccionar y entender qué sucedía, pero todo cobró sentido en el momento en que vio a su media hermana apuntando con un arma hacia su dirección, delante de ella, un pequeño cuerpo caía al suelo de lleno, como si se tratara de una bolsa pesada.
—¡Jennie!
Lisa rápidamente se acercó a la morena con algo de miedo en sus movimientos, se sentía temblar con miedo, se sentía asustada, más que nunca, de hecho, por primera vez sentía tanto miedo que no podía mantenerse de pie. Se arrodilló al lado del pequeño cuerpo y lo levantó un poco con sus manos observándolo y buscando señales de alguna herida.
Jennie temblaba y miraba su propio abdomen llevando una de sus manos a la zona de uno de sus riñones. Abrió los ojos asustada al ver la sangre cubrir su mano por completo y después miró a la Alfa que la tenía entre sus brazos. Sus ojitos ámbar buscaban tranquilidad en los ojos color chocolate de su Alfa, estaba asustada y aún estaba intentando entender qué era lo que había sucedido.
Lisa sintió su corazón golpear fuerte en su pecho y las lágrimas acumularse en sus ojos al ver la mirada asustada y dolida de su pequeña Omega, al verla en aquel estado acababa de destrozar su corazón.
—Lisa.
La voz de Jennie había salido como un hilo, temblorosa y rota. Lisa tragó saliva y la observó preocupada.
Mirando a su alrededor, pudo ver a Seulgi golpeando a Moonbyul contra el suelo, junto a ella y a Jennie se encontraba la pequeña Omega de cabello castaño y ojos celestes llorando con un teléfono en su oído y hablándole a emergencias.
—Lisa.
Jennie le habló de nuevo mientras comenzaba a temblar más aún.
—Tranquila, pequeña, vas a estar bien, ¿De acuerdo? Te lo prometo, nada malo va a sucederte, no voy a permitir que eso suceda.
—Yo... lamento haber venido... sin... avisar.
Habló lento sintiendo cómo sus parpadeos comenzaban a ser más lentos y pesados a cada segundo que pasaba, sus párpados pesaban demasiado.
—No, Jennie, por favor, no. Quédate conmigo, no me dejes. Háblame.
—No... puedo.
Cerró sus ojos de golpes y no sintió nada más. Mientras la morena ya no le respondía, Lisa la movía un poco intentando despertarla con algo de desesperación, se sentía asustada y también podía sentir las lágrimas caer de sus ojos sin piedad alguna en aquello.
—Por favor, pequeña insolente, no me dejes ahora. Por favor, despierta. Habla conmigo, ángel, hazme saber que te encuentras bien. Por favor, no te vayas, no te vayas, no puedes dejarme ahora, Jennie. ¡Por favor!
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