XXXIV
—Un paso más, fuera del área de las doce razas y dejarás de ser un híbrido.
—¿Qué?
—¿Acaso Lisa no te lo dijo?
—No, nunca lo mencionó.
Jennje se abrazó a sí misma con algo de fuerza y se mordió el labio inferior mientras miraba hacia el horizonte con algo de temor.
No quería irse de ahí para no volver nunca, no quería dejar de ser un híbrido, quería estar junto a Lisa todo el tiempo que pudiera y fuera necesario.
—Bueno, ¿Vas a irte?
—No puedo, Chaewon. Sé que solo cumples con tu trabajo, pero no puedo irme, lo siento.
—Ve tras Lalisa.
La Alfa dijo aquello tan repentinamente que la morena quedó sorprendida ante sus palabras.
Alzó una ceja confundida y se giró para mirarla.
—No debería estar diciéndote esto pero creo que mereces saberlo. Lisa planea ir mañana a la mansión, mañana hará algo así como una fiesta y un festín para darle la bienvenida a Moonbyul como la nueva jefa, Lisa planea aparecer por allá en ese momento e impedir que le hagan su ceremonia de iniciación. Debes ir tú también y apoyar a tu Alfa.
—¿Crees que será una buena idea?
Preguntó con temor mientras se acercaba a ella.
Aún se encontraba realmente dudando de si volvería a su casa o no, a veces, solo a veces, la idea de volver con su aburrida familia otra vez, pero recordaba entonces que nunca se había sentido como con Lisa, nunca nadie la había amado tanto ni prestado tanta atención, Lisa era la única.
Entonces, ¿realmente estaba dispuesta a dejar a la castaña por volver? ¿Acaso su hogar no estaba donde sea que se encontrara Lisa?
—Claro que lo creo, Lisa te necesita más que nunca ahora, Jennie le hará bien tenerte a su lado. Mientras tanto, puedes ir con Mina y Chaeyoung, ellas cuidarán de ti hasta que sea la hora de que todo esto suceda.
La morena asintió con la cabeza aún dudando de lo que iba a hacer. Todo aquello le resultaba un tanto extraño y demasiado fácil, si algo había descubierto con Lisa era que nada era fácil a su lado, ni la más mínima estupidez. Junto a Lalisa hasta las cosas más sencillas tenían la forma difícil.
—Bien, iré con ellas hasta que deba aparecer por la mansión para brindarle mi apoyo a Lisa.
—Perfecto, yo te llevaré.
Ambas se subieron al vehículo y la mujer comenzó a conducir mientras Jennie observaba por la ventanilla del auto y se encontraba sumida en sus pensamientos, aún no sabía si iba a quedarse por más tiempo, si iba a volver o siquiera estaba segura de si quería ir con Lisa a la mansión, tenía miedo, no sabía qué era lo que iba a pasar.
—Llegamos.
Chaewon interrumpió a la morena en sus pensamientos haciendo que comenzara a prestar atención y se diera cuenta de que ya se encontraban fuera de la casa de Chaeyoung y Mina. De alguna forma había extrañado aquel lugar del que había decidido alejarse por ser una idiota.
—Gracias por traerme, por favor, no le digas nada a Lisa, estoy segura de que me odiaría.
—Tranquila, no le diré nada, todo lo que hago lo hago por su bien, sé que usted puede serle de mucha ayuda, no podría arruinar esto.
Le dedicó una sonrisa de lado y bastante amable que a Jennie le inspiró cierta tranquilidad en aquel caos mental por el que se encontraba pasando en aquel momento.
—Gracias.
La morena se bajó del auto y se dirigió a la casa para pararse en la entrada y llamar a la puerta algo temblorosa. La pareja no sabía que ella iba a ir ahí, ¿iban a recibirla bien? ¿Iba a ser una molestia?
Mierda, debería haberlo pensado mejor antes de haber aceptado ir a ese lugar.
—Hola.
Una rubia algo despeinada y con un top deportivo acababa de abrir la puerta encontrándose con la morena ahí.
—¡¿Jennie?! ¡¿Eres tú?! Mierda.
Saltó a sus brazos al notar que, efectivamente, era ella, la Jennie que se había quedado con ellas y que luego había desaparecido manteniéndolas tan asustadas y con tanto insomnio.
—Sí, soy yo, Mina.
La morena sonrió sintiendo cómo Mina la abrazaba con fuerza y no mostraba señales de querer separarse de ella.
Después de aquel momento, la había invitado a entrar en la casa. Todo estaba algo desordenado, Chaeyoung se encontraba en el sofá sin camiseta también en top deportivo y mirando la televisión con algo de aburrimiento.
—Amor, Jennie está aquí.
La castaña al oír aquello desvió la mirada del aparato y sonrió al hacer contacto visual con la Omega que acababa de llegar a su hogar.
—Jennie, es bueno verte aquí y verte bien, no sabíamos realmente cuándo sería la próxima vez que pudiéramos volver a verte.
—Bueno, aquí estoy, no me he ido aún.
—¿Qué haces aquí? Digo, no me molesta tu presencia, solo me sorprende verte en nuestra casa después de todo lo sucedido.
—Lalisa mañana planea ir a la mansión para enfrentar a Moonbyul en su iniciación, quiere impedir que eso suceda, creo que debo estar a su lado, saben, no quiero dejarla sola en este momento que es cuando siento que más me necesita, Lisa es mi todo y no podría irme de aquí sin ella.
—Ow, eso es muy adorable, Jennie
Mina sonrió y la abrazó con algo de fuerza mientras miraba a su Alfa.
—Eso es realmente lindo, Jennie, si necesitas nuestra ayuda, puedes decirnos, por lo menos yo estaría dispuesta a hacerlo.
—Lo sé, Mina, muchas gracias por tu ayuda.
—Ambas estaremos ahí, podemos llevarte si quieres.
Ahora la que habló fue Chaeyoung que se había parado su lugar y se había acercado a las dos Omegas que se encontraban en la cocina.
—Además, podemos cuidarte de Moonbyul también si lo necesitas. Supongo que no quieres verla.
—Pasar tiempo encerrada en la mansión con ella fue lo peor que me pasó en toda la vida.
Se abrazó a sí misma mientras un escalofrío recorría su espina dorsal salvajemente al recordar todo lo que había pasado mientras se encontraba en la mansión sin Lisa. Moonbyul no había sido la mejor persona del mundo, además no solo le repugnaba, le daba algo de miedo y no le gustaba que fuera quien la cuidara.
—¿Por qué hay tanto ruido?
K.J comenzó a regir al oír aquella voz ajena a ellas hacerse presente en la cocina. Todas se giraron hacia la puerta que daba a una de las habitaciones y Jennie se encontraba más sorprendida que antes, no podía creer lo que se encontraba viendo.
—¿Rosé?
Los ojos de la morena acababan de brillar al ver a su mejor amiga ahí parada y algo cansada, lucía como si hubiera estado durmiendo por mucho tiempo.
—Dios, Rosé, no puedo creer que por fin te veo.
Se acercó a su mejor amiga y le dio un fuerte abrazo mientras no podía contener las lágrimas que comenzaban a acumularse en sus ojos color ámbar. Ver a Rosé después de tanto tiempo le causaba una enorme e indescriptible felicidad. Extrañaba demasiado a su mejor amiga.
—Jennie, mierda, eres tú.
La castaña correspondió al abrazo mientras acariciaba la espalda de la Omega, se sentía bien poder encontrarse con ella de nuevo.
—No puedo creer que vuelvo a verte, creí que pasaría toda mi vida en esa celda y aquí, sin poder verte ni nada. Creí que nunca más sabría nada de ti ni de Irene, es bueno saber que se encuentran bien y que nada malo les ha sucedido.
—No sabía bien dónde estabas, en cuanto lo supe, me metí en problemas y no pude hacer nada al respecto, dios, lo siento tanto.
Se separó de su mejor amiga y la miró a los ojos mientras intentaba que sus lágrimas pararan de caer de sus ojos pero notando que aquello era muy difícil para ella.
—Tranquila, estoy bien, esa tal Lalisa cuidó bien de mí.
—¿Lisa estuvo cuidando de ti, Rosé?
Una sonrisa involuntaria se asomó por sus labios causándole cierto cosquilleo en el estómago y cierto dolor en el pecho, su corazón latía con fuerza sin permitirle tranquilidad ni nada.
—Sí, me hablaba mucho de ti, parece que te quiere bastante, no dejaba de contarme lo mucho que te habías preocupado por mí y lo que significaba para ella hacerse cargo de la situación. Dijo que no podía decirte dónde me encontraba ni nada porque si alguien más sabía de mi existencia la cosas no iban a salir bien.
—¿En serio? ¿Ella hizo eso? No lo puedo creer.
Se mordió el labio inferior y pudo sentir cómo, de alguna forma, volvía a experimentar todo lo que había estado experimentando por Lisa desde hacía un buen tiempo. Aunque Lisa no se lo hiciera saber, hacía cosas por ella cuando no la veía, Lisa continuaba preocupándose por jennie y por las cosas que a ella le importaban, Lalisa continuaba siendo igual de buena que la primera vez y aún hacía lo posible por lograr que Jennie obtuviera lo que quería.
Bueno, quizá siempre había sido su consentida.
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