XXIII
Su cuerpo le pesaba en demasía, se sentía exhausta, como si hubiera caminado por horas mientras cargaba algo muy pesado, quizá más pesado que ella.
Sintió los rayos del sol dar de lleno en su rostro mientras dormía, no podía continuar con lo suyo ya que no se sentía cómoda de aquella forma. Se estiró un poco y después se sentó en aquel suave colchón en el que se encontraba. Miró a su alrededor y pudo ver una habitación bastante pequeña y acogedora, la cama en la que se encontraba estaba en el centro y era una cama matrimonial, al lado de la misma había una mesita de noche y habían algunos muebles en aquel lugar, pero no les prestó mucha atención.
Unas voces lejanas a ella pudieron ser percibidas por sus oídos por lo que se levantó lentamente y comenzó a caminar hacia la puerta aún confundida, necesitaba saber de quién se trataba y lo más importante; ¿Qué hacía ahí? ¿Dónde estaba?
—Por favor, necesito que cuiden de ella, no será por mucho tiempo, Lisa no puede ahora mismo y no confía en nadie más que en ustedes.
Pegó su oído a la puerta de madera y pudo distinguir la voz de Seulgi en aquel lugar, se le hizo algo extraño pero prefirió prestar especial atención a lo que se encontraba diciendo.
—Si Lalisa lo pide entonces no podemos negarnos, ¿Verdad, Mina?
Una voz algo aguda y chillona se escuchó después. Jennie tragó saliva y miró hacia donde se encontraba K.J temblando ligeramente, su lobo tenía miedo pero ella no iba a demostrarlo.
—Claro que no, Chae. ¿Cómo dices que se llama la cachorra?
—Jennie, Kim Jennie.
—Bien, cuidaremos de ella, no te preocupes, Seulgi.
Tres voces en total, si es que no había alguien más del otro lado de la puerta, pero por el momento, había distinguido a tres personas distintas.
Suspiró y se dirigió nuevamente a la cama dejándose caer de espaldas sintiendo cómo todo le daba vueltas, ¿Otra vez? ¿Ya se encontraba en un lugar distinto? Con lo que le había costado adaptarse a la mansión aquello era demasiado. ¿Realmente Lisa acababa de mandarla a otro lugar sola? ¿No se iba a dignar a estar con ella mínimamente? Al parecer no, Jennie se sentía como un paquete del que la castaña buscaba deshacerse.
Se sentía en la mismísima mierda.
Se dio la vuelta quedando frente a la mesita de noche y pudo ver un sobre negro que le llamó la atención en extremo. Alzó una ceja algo confundida y estiró su brazo intuitivamente, sintiendo que aquello era para ella. Su nombre escrito en una hermosa letra cursiva y de color grisáceo brillante se veía en el exterior de aquel papel.
Alzó una ceja y lo abrió lentamente sin saber qué era lo que podía llegar a contener dentro suyo. Al sacar el papel del sobre pudo ver qué se trataba de una carta escrita a mano con una letra realmente prolija y legible, sonrió de lado inconscientemente como si ya supiera de quién se trataba, fue algo así como intuitivo.
Pequeño ángel:
Lamento que debas enterarte de esta forma lo que está sucediendo, pero créeme, es lo mejor y no quiero ni estoy dispuesta a que nada te suceda, ¿Bien? Sé que debe ser extraño despertar en una casa desconocida, tan extraño como aquella vez que estabas en la mansión tu primer día ahí y realmente me gustaría que las cosas pudieran ser de otro modo. Ahora mismo me encuentro en el enfrentamiento, es probable, o quizá ya esté en el hospital, realmente no lo sé, todo depende del momento en el que leas esto, espero que no sea muy pronto o serías capaz de buscarme e impedir que haga cualquier estupidez.
Desde un principio era consciente de que no iba a ganar el enfrentamiento, no entrené lo suficiente, L.M no es tan fuerte como para derrotar siquiera a un Beta, imagínate si se enfrenta a un Alfa, dudo que salga viva. Pero he tomado mis medidas.
Lo más seguro en este momento es que la jefa de la manada ya esté decidida, ya está tomando su lugar en el consejo y todo lo mío está siendo desechado, lo único que me queda en esa mansión es una habitación que supongo que ni siquiera es la mía, ya no tengo nada que hacer ahí, tampoco sé si voy a llegar ahí, créeme, me gustaría tenerte desnuda entre mis sábanas y acurrucándote en mi pecho, pero creo que hasta que eso vuelva a suceder va a pasar un poco de tiempo.
Vas a quedarte con mi prima, Mina, y su Alfa, Chaeyoung, puedes confiar en ellas, no te dejaría con alguien que no tuviera mi absoluta confianza. Ellas cuidarán de ti, no me atrevería a dejarte sola en aquella mansión sabiendo lo que se traen entre manos Felix y sus secuaces, no estarías segura ahí, además, necesito ocultarte, lo que hice al transformarte y volverte mía, está algo prohibido, el castigo no deberías pagarlo tú, nadie debería en realidad.
No cometimos un delito, solo nos enamoramos.
Si salgo viva de esta, ten por seguro que haré lo posible por recuperar mi lugar en la mansión y poder llevarte conmigo, voy a hacer todo lo que esté en mis manos y voy a exponer a Felix, voy a traerte a casa.
Ahora sólo preocúpate por tí y por tu salud, ¿De acuerdo? Y no me esperes, porque no sé si volveré.
Con amor, Lalisa, tu Alfa.
PD: Te amo, pequeño ángel, no te olvides de ello.
Sintió algunas lágrimas acumularse desesperadamente en sus ojos y comenzar a desbordar rodando por sus mejillas. Lisa era una idiota, ¿Realmente se había arriesgado tanto? Secó las lágrimas con el dorso de su mano y abrazó aquel trozo de papel con fuerza, como si aquello la acercara más a su Alfa, como si pudiera sentirla en la textura de aquello, como si Lisa se encontrara grabada en esas palabras, aunque sabía que no era así y que sólo buscaba una forma de que no doliera tanto el encontrarse en un nuevo lugar desconocido sin Lisa.
Golpes en la puerta la sacaron de sus pensamientos llevándola a ocultar la carta debajo de la almohada que había en la cama, se sentó y observó cómo la puerta se abría dejando ver a una chica azabache de ojos verdes y algo pequeña en estatura y contextura.
—Hola, veo que ya estás despierta.
—Sí, hola.
—Me llamo Mina.
La chica se acercó mientras un pequeño lobo de cabellos rubios caminaba a su lado elegantemente.
—Yo soy Jennie.
—Veo que ya leíste la carta que te dejó mi prima.
Los orbes verdes volaron al sobre negro que se encontraba sobre la falda de Jennie ya abierto y vacío. Le dedicó una sonrisa y se sentó a los pies de la cama mientras miraba a K.J.
—¿Ese es tu lobo? Dios, es muy hermoso.
Estiró un poco su mano y le hizo señas al oscuro lobo que no tardó en acercarse a ella y dejarse acariciar con suavidad como si la conociera de toda la vida o algo por el estilo.
—Sí, tu lobo también es lindo.
Jennie se sentía extremadamente incómoda y extraña, era algo raro de repente estar con aquella chica y verla tan extrovertida con ella como si la conociera de toda la vida.
—Sé que es extraño todo esto, pero no te preocupes, no vamos a hacerte nada, te cuidamos porque Lisa nos lo pidió y, como sabrás, Lisa es mi prima, haría cualquier cosa por ella y con tal de ayudarla.
—Lo sé, sólo que es un tanto difícil empezar a hablar como si te conociera de toda la vida, no sé, me costó adaptarme a la mansión y luego a Lisa, fue complicado, ahora de repente cambiar de aires de nuevo me es difícil.
—Entiendo, no debes preocuparte por eso, voy a ayudarte a acomodarte aquí.
La azabache sonrió y ladeó la cabeza dejando a la vista de Jennie su resplandeciente cuello, en él había una marca plateada que brillaba un poco y la morena no podía parar de mirar, era sorprendente y llamativa, además de bonita, claro.
—¿Te gusta mi marca?
Sonrió orgullosa levantando la cabeza para permitirle ver mejor su cuello, se veía sumamente feliz con aquello.
—¿De qué es esa marca? No es que sea fea, solo me resulta llamativa.
—Oh, veo que Lisa no te ha hablado de ello... Bueno, cuando un Alfa corteja a un Omega, en algún momento estos dos se unen con un lazo eterno, uno que se logra por medio de la mordida de un Alfa, ese lazo los une por siempre y créeme, es lo más lindo que hay.
Se mordió el labio inferior y después pasó las yemas de sus dedos lentamente por su cuello rozando aquella parte lentamente.
—A Chaeyoung le llevó tiempo marcarme pero ahora que lo hizo se siente más que bien.
—Al parecer la quieres mucho.
—Sí, así es.
Y Dios, Lisa no abandonaba su cabeza, no podía dejar de pensar en ella y en lo mucho que quería verla y tenerla en frente para arrojarse a sus brazos y dejar que ésta la envolviera entre ellas, necesitaba sentir su calor, sentirla a ella y poder besarla, abrazarla con fuerza y mirarla a los ojos, la necesitaba más que nunca.
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