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XXII

El entrenamiento cada vez era más agotador, llegaba un momento en el día en el que creía que se desplomaría y ya simplemente no podría continuar.

Era una idiota, sabía que no tendría que haberse arriesgado a aceptar dicho enfrentamiento, pero quería demostrarle a su padre de lo que era capaz, quería demostrarle que Lalisa Manoban era más de lo que todos pensaban, Lalisa Manoban era más que esa adolescente rebelde que se sentaba en las reuniones del consejo a llevarle la contraria a medio mundo. Lalisa Manoban era mucho más de lo que ellos creían y sabían, Lalisa Manoban era mejor de lo que demostraba, claro que sí.

Se esforzaba hasta el límite, hasta ya casi no poder más.

Debido a que había comenzado a estar más pegada a Jennie casi no había tenido tiempo de entrenar y de ponerse al día con L.M, debía admitirlo, había esperado mucho tiempo para comenzar con el entrenamiento y Seulgi tenía razón, iba a ser muy difícil para ella alcanzar el nivel de su oponente. Su oponente iba a ser una tal Moonbyul de la manada, no sabía mucho de ella, solo sabía que era familiar de Felix o algo así, ese maldito hijo de perra, ese que había tocado a su pequeña Omega sin su consentimiento, ese asqueroso y horripilante hombre, le tenía mucho odio contenido, odio que no había podido expresar debido a que le jugaría en contra al momento de llegar al enfrentamiento, por eso es que había decidido guardarlo dentro suyo y explotarlo en cuanto le tocara vencer a aquel híbrido.

Aunque Lisa sabía que sus probabilidades de ganar eran casi nulas, no iba a rendirse, iba a luchar por lo que quería, claro estaba, Lalisa Manoban era la persona más terca del mundo, no iban a hacerlo ceder tan fácilmente. Si quería mejorar y que L.M pudiera sanar, debía ganarle a la tal Moonbyul.

Se dejó caer de espaldas en el césped mientras L.M se acercaba a ella y lo olfateaba un poco, seguramente estaba buscando alguna señal de cansancio en Lisa, el lobo era consciente de que su ama estaba sobre exigiéndose, quizá demasiado por demás, pero nada podía hacer, Lisa no iba a parar hasta saber que podía tener una probabilidad de ganar, más considerando que L.M estaba algo incapacitada para poder ayudarla a lograr dicha victoria tan anhelada y esperada.

La castaña suspiró mientras su lobo se colocaba sobre ella y comenzaba a hacerle algunos cariños con su pequeña y peluda cabeza.

Lisa sonrió de lado y lo acarició suavemente, amaba mucho a L.M, a pesar de todo y de su condición, el lobo había estado a su lado por mucho tiempo y Lisa no estaba segura de que fuera a sobrevivir aquel enfrentamiento. Tenía miedo, mucho miedo, pero no podía hacer ni decir nada al respecto, las cosas siempre habían sido así, al querer ser una líder, debía mostrarse fuerte ante los demás, Lisa tenía el potencial, estaba segura de ello, mientras tanto no debía permitir que sus emociones la controlaran, sería contraproducente.

Sintió unos pasos por lo que decidió sentarse en su lugar mientras elevaba la mirada para saber de quién se trataba, pudo encontrar cierta melena rojiza frente a ella y a su mejor amiga con unos lentes oscuros tapando sus verdosos ojos. Sonrió de lado a verla pero aquel gesto desapareció en el instante en que notó que Seulgi se encontraba sumamente seria, no traía buenas noticias, eso era más que obvio.

—¿Qué sucede?

—No tenemos opción, Lisa.

—¿De qué hablas, Seulgi?

—Vas a tener que cederle tu puesto a Felix, créeme, no vas a poder.

—He estado entrenando muy duro, Seulgi, podría ganar, estoy segura de ello esta vez, las cosas apuntan a mi favor.

Cierta esperanza se notaba en su voz, pero era muy forzada, tanto que su amiga lo había notado en un segundo, Lisa sabía que no tenía oportunidad de ganar, pero aún así quería intentarlo, no iba a rendirse tan fácilmente.

—Lalisa, no quiero que te presentes, ¿de acuerdo? Es muy riesgoso, más para ti y para L.M, sabes que no vas a poder. No quiero destrozar las falsas esperanzas que al parecer ya ni tú te crees, pero realmente me preocupas.

—No deberías preocuparte por mí, mejor hazlo por la Omega del que te has adueñado.

Bromeó con una sonrisa tirando de sus labios pero la pelirroja no se inmutó. Se cruzó de brazos y la miró desde su lugar, como si estuviera juzgándola o como si esperara que Lisa hiciera algo al respecto o recapacitara y aceptara ceder su puesto, pero sabía que su mejor amiga no era así, las cosas no serían tan fáciles para ella.

—Vamos, Seulgi, confía en mí, ¿Si? Tengo mis tácticas y tengo un plan entre manos, verás que no se la haré fácil a Felix, va a tener que luchar mucho con tal de alcanzarme.

—Lo que digas, Lisa, pero por favor, ten mucho cuidado.

—Lo tendré, no debes preocuparte por mí, ya estoy algo mayor, ¿No lo crees?

—Te veo mañana.

La pelirroja se dio la vuelta y se fue de ahí, dejando a Lisa sola y sin nada más que decir. Las cosas estaban hechas, al día siguiente debía enfrentarse a Moonbyul y debía dar todo de sí y demostrar quién era realmente Lalisa Manoban, en su máximo esplendor.

Soltó un suspiro y miró a L.M una vez más antes de pararse y silbar indicándole que la siguiera.

Sus ojos volaron de manera fugaz a la ventana y ahí pudo ver a Jennie observándola, en cuanto la vio entrar a la mansión, la morena se alejó rápidamente del vidrio, causándole a la castaña una sonrisa tirando de sus labios, ya estaba cansada de entrenar, además, ya no valía la pena, no iba a ganar ni aunque utilizara magia, su destino era perder y ya lo había aceptado.

Su decisión ahora era terminar bien el día y poder pasar todo lo que le fuera posible junto a Jennie. Ya no soportaba que la morena no supiera sobre sus sentimientos así que iba a ir, se le iba a confesar e iba a intentar disfrutar cada minuto a su lado, no estaba preparada aún para dejar de ver a Jennie, claro que no. Las cosas se dieron a su favor, al parecer Jennie sentía lo mismo que ella o por lo menos eso le dio a entender. Tuvieron la mejor tarde y la mejor noche de sus vidas, fueron momentos mágicos, momentos que habían quedado grabados en sus mentes y en sus cuerpos. Todo había sido de otro mundo y ambas estaban satisfechas.

Sin hacer mucho ruido, bien temprano por la mañana, Lisa salió de la habitación y se dirigió hacia donde se encontraba la pelirroja, debía hablar con ella, necesitaba su ayuda.

—Lalisa, son las seis de la mañana, deberías estar durmiendo, en unas horas...

—Shhh.

Llevó su dedo a sus labios haciendo un gesto hacia su mejor amiga para indicarle que no hablara, debía ella ser la que hablara y hacerle entender qué era lo que estaba haciendo ahí a esas horas de la mañana.

—Necesito tu ayuda, Seulgi.

—¿Qué será?

—Prométeme que no vas a decir ni hacer nada opuesto a lo que estoy por pedirte, por favor.

La castaña se mordió el labio inferior algo desesperada mientras esperaba por una respuesta de su mejor amiga.

—Bien, Lisa, por algo soy tu mejor amiga, supongo.

—Sé que no voy a ganarle a Moonbyul.

—Dios, dime que estás aquí para ceder tu puesto.

—Sabes que no podría hacer eso, Seulggie, pero necesito tu ayuda.

—¿Entiendes que lo que estás por hacer es prácticamente suicida? No pienso ayudarte con eso, Lisa, claro que no, no voy a ayudarte a acabar con tu vida, ni lo sueñes.

—Hiciste una promesa así que ya no tienes otra opción, debes ayudarme, Seulgi.

La castaña miró a su mejor amiga fijamente a los ojos, sus orbes chocolate se veían de un color fuerte e intenso, Lisa estaba buscando la forma de convencer a Seulgi, debía recibir su ayuda, la necesitaba más que a nada.

—Por favor Seulgi, en este momento te necesito más que a nada.

—Dime.

—Quiero que me ayudes a impedir que Jennie vaya a él enfrentamiento.

—¿Qué? ¿Por qué harías eso?

—Jennie cree que voy a ganar, Seulgi, ella tiene fé en mí y no quiero que asista y me vea fallar, no quiero perder frente a ella, no quiero decepcionarla realmente.

Jugó con sus manos algo nerviosa mientras tragaba saliva. Pensó por unos segundos y después sacudió un poco su cabeza despojándose de todo pensamiento ajeno que pudiera estar teniendo en aquel momento.

—Sé que si le digo que no vaya o incluso le ordeno que no lo haga, Jennie va a encontrar la forma de asistir y va a verme, no quiero que me vea fracasar de esa forma.

—¿Cuál es tu plan?

Seulgi se cruzó de brazos y después bostezó algo cansada, tenía sueño y Lisa la había despertado demasiado temprano, estaba segura de que tomaría venganza si la oportunidad se le diera a ella.

—Al momento de perder, no tengo ningún tipo de dominio aquí, debemos llevarla a un lugar seguro, no solo a ella sino también a Irene y Jihyo, ya sabes cómo son ellas, son muy manipulables y si se les preguntan por Jennie podrían decirlo accidentalmente, no puedo arriesgarme a que la encuentren y la maten o la vendan o la utilicen para satisfacer su propio placer, nada de eso va a sucede con ella, ¿De acuerdo? Las llevaremos al sótano, vamos a dormirlas con un somnífero y luego yo iré al enfrentamiento. Sin importar qué suceda conmigo, Seulgi, en cuanto yo pierda quiero que te alejes con ellas lo más que puedas de aquí. Varios kilómetros al norte hay un terreno vacío que podrías hacer propio para poder habitarlo sin la necesidad de estar aquí, pero quiero que las saques de aquí y que no vuelvas hasta que yo me comunique contigo, si no lo hago, si no te busco y te doy alguna señal de vida, tú no vuelves, ¿Bien? No podemos permitir que las encuentren.

—¿Estás segura de esto? Suena muy arriesgado, Lisa. ¿Por qué mejor no cedes tu puesto? No es tan importante como parece, créeme.

—Necesito intentar curar a L.M además, sabes que debo demostrarles quién soy en realidad, para que sepan que no es como ellos creen, yo soy más.

La pelirroja suspiró mientras se tomaba la cabeza entre las manos con algo de preocupación, realmente no estaba segura de querer ayudar a Lisa con aquello.

—Por favor, Seulgi, hazlo por mí, hazlo por ti y por Irene, te lo suplico.

—Bien, Lisa, ten por seguro que lo haré.

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