Especial 4 (Hot)
Joel
Aquí estoy, sólo en mi suite, después de pasar gran parte de la noche besando sus labios, acariciando su pelo y su piel suave. No quería que se sientiera incómoda y por eso la acompañé hasta su habitación, pero se me está haciendo imposible cada segundo que paso alejado de Luna, mi hermosa Luna. Llevo ya diez minutos acostado en la cama mirando al techo, intentando controlar mi cuerpo, pero es evidente que sólo me calmará algo... o más específicamente, alguien; así que en un momento de decisión, me levanto y me dirijo sin pensar a su habitación que por suerte para mí, está en el mismo piso que la mía. Toco a la puerta con la esperanza de que no se haya dormido, meto las manos en los bolsillos del bañador y alzo la vista al techo. Unos segundos después la puerta se abre y lo que aparece ante mí supera mis opciones: Luna, mirándome con cara de confusión, está de pie a menos de dos metros de mí, cubierta únicamente con una toalla blanca que rodea todo su delicado cuerpo.
-Hola. -Dice y me sonríe.
Y como no se me ocurre nada que decir me abalanzo hacia ella, cerrando la puerta detrás de mí y junto mis labios con los suyos. Su lengua roza la mía con indecisión, va recorriendo a tientas mi boca, y por algún motivo su torpeza desorientada se me hace... excitante. Es evidente que no me esperaba, pero la forma en que su beso se torna más agresivo y ansioso, me hace saber que ha sido una buena idea presentarme aquí. La empujo contra la pared y noto que su respiración es agitada, igual que la mía. Mi pulso es casi audible cuando nuestras lenguas se acarician y un fuego interior hace que me arda la piel. Esto es lo que he estado anhelando desde que me besó en el juego. Si tuviera que elegir una sensación para el resto de mi vida sería ésta.
<<Definitivamente.>>
Presiono mi cuerpo contra el suyo acorralándola contra la pared. Disfruto del sabor a menta de su boca y me concentro en la manera en que sus manos se deslizan sobre mis hombros acariciando mi piel. La agarro de la parte trasera de los muslos y la levanto. Sus piernas instantáneamente rodean mi cintura, y me quedo fascinado al comprobar que su cuerpo sabe cómo responder a mis movimientos de la mejor manera. Hunde los dedos en mi pelo y tira suavemente de él mientras yo camino hacia la cama sin separar los labios de los suyos. Vuelve a tirar con más fuerza hasta que gimo, ella también lo hace, y ambos gemidos se mezclan de una manera deliciosa. Es el sonido más sensual que he oído jamás y estoy dispuesto a hacer lo que haga falta con tal de oírlo de nuevo. Interrumpe nuestro beso acalorado cuando la deposito en el piso. Entonces escucho que susurra sobre mis labios:
-Me gustaría que me hicieras el amor.
No encuentro las palabras para expresarle lo mucho que anhelo cumplir su pedido, de modo que, con todos los sentidos nublados por el deseo, la beso con fuerza, hundiendo los dedos en su pelo y sintiendo como su cuerpo se pega con ansias al mío. Sin separarse de mis labios, tira de mi camiseta y la ayudo hasta que sólo llevo puesto el bañador. La miro fijamente a los ojos dejándole claras mis intenciones, y al ver que me dedica una sonrisa lasciva, lentamente le quito la toalla y la dejo caer al suelo.
<<Oh, Dios.>>
Aparto la mirada de sus pupilas y desciendo la vista hacia su pecho, mientras me muerdo el labio inferior.
-Eres muy sexi, Luna.
Sin poder soportar un segundo más alejado de ella, le envuelvo la espalda con los brazos y acerco mi cuerpo al suyo, hasta que nuestros torsos desnudos se tocan. Siento sus duros pezones contra mis pectorales y esa sensación hace que mi miembro palpite contra su vagina.
<<Esto es una tortura.>>
La beso una vez más y siento cómo su mano, por debajo del bañador, va directa a mi erección y la rodea. Mi respiración sale siseante entre mis dientes apretados y cierro los ojos para saborear el momento, rindiéndome al ritmo que marca ella. Contengo la respiración echando mano a toda mi fuerza interior y dejo que mis dedos viajen hacia abajo por su cuerpo, hasta su vagina. La aprieto suave y noto su calor, pero no resisto la tentación e inmediatamente deslizo el dedo índice entre sus labios vaginales y trazo un pequeño círculo.
<<¡Oh, está empapada!>>
Permite que se le escape un gimoteo cuando aparto la mano para quitarme el bañador; ante ella aparece mi miembro erecto y ansioso por darle placer. Me siento en la cama y Luna se coloca sobre mi regazo con sus lindas piernas abiertas. Mis dedos se clavan en su piel y ella se muerde el labio inferior, al tiempo que su cuerpo empieza a mecerse suavemente hacia adelante y hacia atrás sobre mi entrepierna y la agarro con más fuerza.
-Dios. -Exhalo en su boca y siento sus manos acariciar mi pecho.
La estrecho contra mi cuerpo y le deslizo la mano por la espalda hasta las nalgas, antes de pedirle que se tumbe en la cama, boca abajo. Lo hace enseguida y vuelvo a sentir otro espasmo en mi entrepierna.
<<La necesito.>>
-Tienes una piel realmente preciosa. -Digo mientras le retiro el pelo de la cara y le abro las piernas.
Con delicadeza, le cubro el hombro de suaves besos. Del todo desnudo me tumbo sobre ella. Tiene la piel cálida y se derrite contra la mía.
<<Mmm... quiero esto, a ella.>>
-Así que quieres que te haga el amor... -Le susurro al oído, besándola.
Ella se retuerce de forma muy excitante debajo de mí.
<<Quédate quieta, nena.>>
Deslizo la mano por su cuerpo hasta la parte trasera de sus rodillas, le levanto las piernas y se las separo para que quede bien abierta debajo de mí. Ella contiene la respiración, expectante, espero. Le acaricio el culo y dejo que mi peso repose sobre ella.
-Voy a hacértelo desde atrás, mi hermosa Luna.
Con la otra mano, le agarro el pelo a la altura de la nuca y tiro suavemente para colocarla bien. No puede moverse y tiene las manos extendidas sobre la sabana, así que tampoco puede tocarme; quiero que lo haga, pero esto me parece excesivamente excitante. Desplazo la mano que me queda libre hasta su clítoris y empiezo a trazar lentos círculos. Sus músculos se flexionan debajo de mí cuando intenta moverse, pero mi peso la mantiene en su sitio. Le recorro la línea del mentón con los dientes, su suave aroma me colma los sentidos.
-Hueles de maravilla. -Susurro mientras le froto la nariz detrás de la oreja.
Ella empieza a mover sus caderas en círculo siguiendo las caricias de mi mano.
-No te muevas, hermosa. -Le advierto.
Poco a poco, le introduzco el pulgar y lo hago girar una y otra vez, centrándome en acariciarle la pared anterior de la vagina.
-¿Te gusta? -Pregunto para provocarla y le mordisqueo la oreja.
Mientras mis dedos siguen atormentándole el clítoris, empiezo a mover el pulgar dentro y fuera. Ella se pone rígida, pero no puede moverse. Gime mucho y cierra los ojos con fuerza.
-Estás muy húmeda. Oh, Luna, me gusta, me gusta mucho.
<<De acuerdo. A ver hasta dónde llegas.>>
Retiro el pulgar de su vagina.
-Abre la boca. -Le ordeno y cuando lo hace, le meto el dedo entre los dientes. -Mira cómo sabes. Chúpame, hermosa.
Me chupa el pulgar... con fuerza.
<<¡Cielos!>>
Por un momento imagino mi miembro dentro de su boca. Esa idea hace que mi erección crezca hasta tal extremo que parece a punto de explotar.
<<Me tiene sin aliento.>>
Cierra los dientes alrededor de mi dedo y me muerde con fuerza.
<<¡Ay!>>
-Mi Luna traviesa.
La suelto y me siento sobre las rodillas. Saco un condón del bolsillo de mi bañador, rasgo el envoltorio y desenrollo el látex sobre mi erección. La observo y veo que sigue sin moverse, excepto por el subir y bajar de su espalda a causa de la anticipación.
<<Es maravillosa.>>
Vuelvo a tumbarme sobre ella, la agarro del pelo y la sujeto para que no pueda mover la cabeza.
-Vamos a ir muy despacio, Luna. Quiero que disfrutemos mucho.
Ella ahoga un grito y la penetro hasta que no puedo más.
<<¡Oh, qué sensación!>>
Al retirarme un poco, muevo las caderas en círculo y luego vuelvo a deslizarme hasta su interior. Ella gime y sus extremidades se tensan debajo de mí cuando intenta moverse.
<<Oh no, hermosa. Quiero que te estés quieta, quiero que sientas esto.>>
-Se está tan bien dentro de ti. -Le digo con los dientes apretados, intentando controlar el arrebato de deseo que se desata en mí y repito los movimientos trazando a la vez círculos con las caderas.
Despacio. Dentro. Fuera. Dentro. Fuera. Ella empieza a estremecerse desde el interior.
-No hermosa, todavía no.
<<No pienso dejar que te corras. Al menos mientras me lo esté pasando así de bien.>>
-Por favor. -Grita.
<<Está desesperada.>>
Salgo de su cuerpo y me hundo otra vez en ella.
<<Me necesita.>>
Aumento el ritmo y su cuerpo empieza a estremecerse, receptivo de inmediato. Entre embestida y embestida pronuncio una palabra.
-Eres... tan... agradable... Te... deseo... tanto... Eres... mía...
Sus extremidades tiemblan por la tensión que le supone estarse quieta. Está a punto de llegar.
-Córrete para mí, hermosa. -Gruño.
Y ella, obediente, se convulsiona alrededor de mi sexo mientras el orgasmo la rasga por dentro y grita mi nombre contra el colchón. Oír mi nombre en sus labios desata mi placer y alcanzo el clímax.
-Oh, Luna. -Musito, agotado pero eufórico cuando me desplomo sobre ella.
Me retiro casi de inmediato y ruedo por la cama hasta quedar boca arriba. Ella se acurruca a mi lado mientras me quito el condón, cierra los ojos y se queda dormida. Me permito un contacto más y le acaricio la mejilla con el dedo índice, sin apartar la mirada de su angelical rostro.
-Que duermas bien, mi hermosa Luna. -Murmuro, y la abrazo antes de unirme a su sueño.
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