Erick

<<Me encanta su cabello corto.>>

Es alucinante enredar los dedos en él mientras la beso y ella suelta gemiditos en mi boca. Estamos sentados los dos en una tumbona y sólo permanecemos aquí Christopher y la rubia, que conversan sentados en el borde de la piscina, Fanny y yo. Hemos estado morreándonos desde que terminó el juego y ya estoy bastante cachondo. Nuestros tragos están sobre la mesa que ocupábamos antes, casi tan calientes como nosotros, y no me importa, quiero seguir pendiente de mi preciosa chica. Permanecemos uno al lado del otro, aunque la distancia entre los dos es casi nula. A pesar de eso y deseoso de que nuestro contacto sea mayor, tiro de ella con un gesto brusco para atraerla hacia mí, consiguiendo que aterrice sentada en mi regazo. El impacto le arranca un gritito y a mí me salta la entrepierna.

<<Mmm...>>

Vuelvo a hacerme dueño de sus labios, sintiendo el contraste de su cálido aliento con el aire, bastante fresco, que sopla a nuestro alrededor. La beso con dureza, mi lengua explora su boca y la reclama. Fanny arquea el cuerpo en respuesta y me devuelve el beso con la misma pasión mientras sus manos me acarician el pecho. Me pongo más duro todavía. Decido que lo mejor es que vayamos a la habitación, porque si seguimos aquí, por el camino que vamos, me creo capaz de arrancarle las diminutas piezas que conforman su traje de baño. A regañadientes me separo de ella y con mi mirada más sensual, le suplico:

-Vamos a la habitación. Por favor.

Me sonríe con una expresión presa del deseo, y al segundo me responde mientras se pone de pie:

-Vamos.

Nos acercamos a la mesa y ella recoge nuestras cosas, inclinándose un poco para alcanzar ambas toallas y ofreciéndome una vista hermosa de su cuerpo. Reprimo las ganas de azotar su lindo culo y cuando se yergue, la cojo de la mano con seguridad. Eso la sorprende, pero sé que le agrada porque no la retira. A estas alturas creo que tenemos cierto grado de libertad el uno con el otro, dado que nos hemos pasado un buen rato comiéndonos la boca. Sólo es un piso, pero cuando entramos al ascensor no podemos parar de devorarnos; por suerte el aparato llega a su destino en tiempo récord. Fanny tiene su maleta en otra habitación, pero ahora mismo no va a necesitar nada de lo que guarda allí, mucho menos la ropa. Entro detrás de ella y una vez que la puerta está cerrada, nos lanzamos el uno sobre el otro. En cuanto nuestros labios se tocan ella me aferra el pelo con las manos, su boca se abre y su lengua se vuelve apremiante. Coloco mi mano contra la parte baja de su espalda, la presiono contra mí y la beso más profundo, correspondiendo a su pasión.

<<¡Cuánto deseo hacerle de todo!>>

Sin separarme de sus labios la despojo del pareo que apenas cubre su lindo culo y ella, rompiendo nuestro contacto, da un pasito a la derecha, sin molestarse en recoger la prenda del piso.

<<Ufff....>>

Ni siquiera intento disimular que me la estoy comiendo con la mirada. Sin perder tiempo volvemos a basarnos, vestidos los dos únicamente con nuestros trajes de baño. La hago caminar de espaldas hasta que está donde quiero. Con poca delicadeza, la empujo contra la cama y grita por la sorpresa. Inmediatamente me coloco a su lado y sin previo aviso, se lleva mi mano a su entrepierna, mientras me dedica una sonrisa lasciva.

<<Mierda.>>

Le cojo la muñeca con la otra mano y la atraigo hacia mí. En cuestión de segundos estoy encima de ella, con una rodilla entre sus muslos. Empiezo por besarle el cuello; mi boca delirante y veloz se aferra a su piel suave. A tientas, intenta deshacerse de la parte de arriba del bikini, pero al fracasar tras varios intentos, levanta la espalda de la cama, lo justo para que yo pueda quitársela.

<<Mmm...>>

Sus pezones son pequeños, rosados, y ya están duros. Observo, fascinado, cómo se le dilatan bajo mi atenta mirada.

-Muy bonitos. -Suspiro con admiración.

Chupo suavemente el pezón que tengo más cerca, al tiempo que rodeo el otro con el índice y el pulgar mientras observo maravillado cómo aumenta su dureza y su tamaño. Ella se aferra a las sábanas, y yo me inclino sobre ella y succiono con fuerza. Su cuerpo se arquea y Fanny grita con los ojos cerrados.

<<Ufff, que bien sabe.>>

Quiero acariciar, lamer y besar hasta el último milímetro de su cuerpo, cada curva, cada ángulo. Me agacho para besarle el vientre. Sus dedos desaparecen en mi pelo y tiran de las raíces. La muerdo y a los tres segundos, la parte inferior de su bikini aterriza en el suelo. Mi lengua acaricia la piel de sus caderas.

-Erick... Por favor...

<<Oh, mierda.>>

Nunca nadie me había suplicado de esa manera y siento como si mi miembro fuera a explotar en cualquier momento. Pongo la boca en su parte más sensible y deslizo la lengua arriba y abajo, saboreándola mientras consume mis sentidos.

<<Uau... Está más que húmeda.>>

-Así... -Jadea, y me tira más fuerte del pelo.

Despega las caderas de la cama para apretarse contra mi lengua. Me aparto con una media sonrisa y gimotea.

<<Adoro que me tengas tantas ganas como yo a ti, preciosa.>>

Me incorporo, abro el cajón de la mesilla de noche donde he guardado los condones que me proporcionó Christopher, cojo uno de los envoltorios metálicos y lo rasgo con los dientes. No me quita los ojos de encima y yo a ella tampoco. Observo cómo su pecho sube y baja expectante. Me deshago de lo que me queda de ropa y le mordisqueo el labio, con mi miembro tieso sobre su muslo. Me enderezo y me pongo el condón.

-No te muevas. -Le ordeno.

Fanny obedece y me recoloco entre sus piernas. No aguanto más. La tengo tan dura que me duele.

-Estás muy mojada. No sabes cuánto te deseo. -Le susurro, humedeciéndome los dedos en ella y llevándoselos a la boca para que saboree sus propios jugos.

No protesta para nada, sino que me relame el dedo con la lengua, y la sensación es tan placentera que me adentro de inmediato en ella.

-Mierda... -Blasfemo en voz alta, mientras ella gime de alivio.

La sensación que experimento mientras me hundo en ella y la lleno del todo sólo puedo describírmela como deliciosa. Fanny entorna los ojos, echa la cabeza atrás y yo muevo las caderas en círculos muy despacio antes de metérsela y sacársela una y otra vez.

-Más... Por favor, Erick.

<<Mierda, cómo me gusta oírla suplicar.>>

-No, preciosa. Quiero ir despacio. -Digo con otra rotación de las caderas.

Deseo saborear cada segundo. Quiero ir despacio y quiero que sienta lo mucho que la deseo. Le cubro la boca de besos y ella me la acaricia con la lengua. Gimo cuando me clava las uñas en los bíceps con tanta fuerza que seguro que me deja marca. Sé que la estoy torturando con la lentitud de mis movimientos. No para de gemir y de un momento a otro, empiezan a temblarle las piernas.

<<Ya casi está.>>

Gime con más fuerza y tengo que taparle la boca con la mano para que la muerda y ahogue sus gritos.

-Chsss... Relájate, preciosa.

Mis embestidas se aceleran y su cuerpo se tensa debajo del mío mientras grita mi nombre entre mis dedos. Me uno a ella en segundos, a lo bestia, sin quedarme nada.

<<¡Diooosss...!>>

-Mírame. -Susurro.

Su mirada verde brillante conecta con la mía y me remata. Suelto hasta la última gota y al instante su cuerpo se relaja. Estamos jadeantes, inmóviles. Me quito el condón, le hago un nudo y lo tiro a la papelera que hay junto a la cama. Cuando me aparto de ella para colocarme a su lado, me coge del brazo para impedírmelo. Le sonrío y me quedo donde estoy, apoyándome en un codo para no aplastarla. Acaricia mi mejilla y con la almohadilla del pulgar, dibuja pequeños círculos en mi piel empapada. Con cuidado de no hacerle daño, apoyo la cabeza contra su pecho. Me pesan los párpados y noto que ella empieza a respirar más despacio. Me duermo escuchando el latir constante de su corazón.

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