Capítulo 8 (I)
Samantha
Lunes por la mañana. Me he despertado diez minutos antes de que suene la alarma y sé que es cosa de los nervios. Me ducho y luego de vestirme con el uniforme, pongo algo de color en mis pálidas mejillas. Aunque tenía cuidadosamente preparado el discurso con el que defenderé el trabajo, ayer me fui a dormir bastante tarde, repasando todo el tema una y otra vez. A toda prisa tomo el café que me ofrece mi mamá y rechazo el desayuno por miedo a que haga una mala combinación con los nervios. Rectifico el contenido de mi mochila para asegurarme de que no se me olvida nada.
<<Este trabajo significa mucho para mí y no puedo arriesgarme a fastidiarlo.>>
Lucía todavía duerme, pero entro a su cuarto con el mayor sigilo para observarla un segundo y darle un beso.
<<Es mi amuleto de la suerte.>>
-Éxitos, Sami. Lo harás muy bien. -Me dice mi mamá a modo de despedida antes de besarme en la frente; le doy las gracias, cojo mis cosas y salgo a todo correr.
La cabeza me va a cien por hora. Estaré más calmada luego, cuando sepa a qué atenerme y pueda organizar mi mente en consecuencia.
-No deberías llegar tan nerviosa Sami, te van a comer viva. -Me advierte mi papá mientras vamos en el carro.
Le aseguro que estaré bien.
<<O eso espero.>>
Cuando llegamos al hospital, me dice con voz calmada:
-Mi niña, mucho ánimo. Estás más que lista para hacerte el ama de la medicina.
Sus palabras me hacen sonreír, porque me tranquilizan. Entro al aula del hospital infantil que nos han asignado. Está casi desierta, excepto por unos pocos compañeros que ya han llegado y ultiman detalles; de mi equipo todavía no hay nadie. Ignoro los repentinos nervios que vuelven a aflorar, como he aprendido a hacerlo con años de práctica, y me concentro en el caso que nos ha tocado. Un rato después, ya han llegado los tres compañeros que conforman el equipo, porque definitivamente David no vendrá, y juntos repasamos todo el trabajo y aclaramos las posibles preguntas que puedan hacernos los profesores.
Justamente a las 8:00 de la mañana, el profesor de Cirugía Pediátrica entra al aula y todos nos callamos; no me había dado cuenta de que el aula se había llenado. Nos explica brevemente cómo se ha organizado el tribunal de evaluación y la forma en que seremos evaluados. Iremos pasando a su consulta por el número del equipo y hoy mismo tendremos la nota final de la rotación. Mi equipo es el tercero en exponer. Cuando se retira del aula salgo de allí y voy a sentarme en uno de los bancos de mármol que está frente a la puerta.
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