Capítulo 3 (VIII)
Mi hermanita y yo pasamos el resto de la mañana y parte de la tarde entre vestidos estilo princesa y zapatitos de tacón bajo; sólo hacemos una pausa a la hora del almuerzo y luego volvemos a pararnos delante del closet, bastante grande y atestado para una niña de seis años. Es un poco exigente la nena; al final mis sugerencias le importan un pepino y escoge lo que decide ella: un precioso vestido rosado que combina con graciosos zapatos de charol negro de pequeño tacón.
A media tarde recibo una llamada de Armando; no alarga mucho la conversación y sólo me dice que la invitación se extiende hasta mañana y que podré dormir en una habitación del hotel que ya está reservada para mí. Decido hablar con mi mamá antes de aceptar la propuesta y por suerte no le parece mal, pero Lucía sí debe volver. Le agradezco la mar de contenta, y en poco tiempo tengo lista una pequeña maleta con todo lo que necesito para pasar una noche fuera de casa. Me gustaría que Hansel y Jhoni pudieran quedarse también, pero supongo que sería demasiado pedir, y me abstengo de preguntárselo a Armando cuando lo llamo para confirmarle que me quedaré. Sonrío ampliamente.
<<¡Qué bien!>>
Marco el número de mi mejor amigo y cuando contesta, lo primero que le cuento es que voy pasar la noche en el Sierra por invitación de los CNCO; Jhoni sofoca un grito de alegría. Le comento que llevaré a Lucía al bar para que los conozca y a él se le alegra la voz; sé lo mucho que la quiere. Quedamos en que estarán aquí a las 8:00 para irnos juntos, como siempre. Cuando cuelgo, miro la hora y calculo que tengo tiempo para dormir un rato. Pongo una alarma y enseguida me entrego a los brazos de Morfeo.
El odioso pitido al que llamo alarma empieza a sonar y me despierta. Sé que se está acercando la hora de volver a ver a cierto cantante buenorro y no puedo detener la corriente de nervios que me recorre el cuerpo. Me quedo acostada unos segundos más y justo cuando decido levantarme, alguien toca a la puerta de mi cuarto.
-¿Sí?
-Hola, Sami. -Es mi papá, que traspasa el umbral de la puerta con paso decidido y después de saludarme con un beso en la mejilla mientras aún estoy acostada, se sienta en la silla de mi vanity.
-Pa, ya volviste... -Le digo a modo de saludo con voz ronca, sentándome en la cama con las piernas cruzadas.
-Sí mi niña, pero tengo que volver a salir. Tu mamá me comentó que hoy vas a llevar a Lucía al Sierra.
-Sí, pa. Es que sus cantantes favoritos están aquí y me pareció buena idea llevarla, pero tú tranquilo que la regreso temprano.
-De eso venía a hablarte. ¿A qué hora piensas salir de aquí?
-Hansel y Jhoni vienen a buscarme a las 8:00.
-Entonces yo llevaré a Lucía. Para esa hora ya estaré de vuelta. Y también iré a buscarla.
-De acuerdo, pa. Gracias.
-De nada, mi niña. -Dice y luego agrega medio preguntando. -Tu mamá me dijo que pasarás la noche allá.
Cruzo los dedos instintivamente.
-Ajá.
Hace una pausa pensativa y asiente mientras recorre la habitación con la mirada incómoda, luego se levanta de la silla y justo cuando creo que va a salir, da media vuelta y agrega:
-Cuídate, Sami.
Me pongo roja de la vergüenza.
<<¿A qué ha venido eso?>>
Intento no pensar mucho en la pregunta, que empieza a darme vueltas en la cabeza y esquivando su mirada, le contesto:
-Claro, pa.
Tras dedicarme una mirada cómplice sale de la habitación, apurado como de costumbre. Me quedo unos segundos recuperándome de su último comentario y al fin decido ponerme en marcha. En esta ocasión opto por un conjunto más conservador; nada de shorts, ni blusas cortas, así que escojo un pantalón estilo ripped de mezclilla, blusa blanca de corte largo y pullas grises a juego con la cartera. Miro el reloj de la pared.
<<Mierda. Se me hace tarde.>>
Una vez que me convenzo de que el vestuario que elegí es el mejor para la ocasión, voy a bañarme a la velocidad del rayo.
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