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XXX

Uno, dos, tres.

Cuatro, cinco, seis.

Siete, ocho, nueve.

Diez...

Mierda, diez... ¿Once?

—Despierta de una maldita vez.

Pestañeó un poco sintiendo cómo de repente la fría y dura realidad la golpeaba de frente, haciéndole ver que acababa de dormirse y nada de lo que había soñado realmente había sucedido.

—Vamos, debes levantarte, ¿Crees que estás en hotel? Bueno, no lo estás, despierta.

Sus débiles y delgados brazos intentaron ayudarla a pararse del suelo pero perdió la fuerza cayendo de nuevo y golpeándose con fuerza en el rostro, sintiendo el sabor metálico de su propia sangre comenzar a esparcirse por su cavidad bucal. Le daba asco, tenía ganas de vomitar.

—Dios, eres una maldita inútil, ni levantarte puedes.

Apretó los ojos con fuerza sintiendo su cuerpo temblar y cerró sus manos en puños. Sus ojos se abrieron de par en par y después apoyó sus manos a sus costados para comenzar a impulsarse con la poca fuerza que tenía.

¿Que no puedo levantarme? Mira cómo lo hago.

—Maldita idiota.

Una grande mano rodeó su pequeño brazo con fuerza y tiró rápidamente de ella haciéndola pararse de golpe. Su cuerpo le pesaba muchísimo, sentía que cargaba una enorme pesa con sus brazos pero no había nada ahí, estaba vestida igual que lo recordaba, no tenía nada distinto, ¿Por qué le costaba tanto mantenerse de pie? Levantó la cabeza como pudo y miró a la Alfa a su costado. Tragó saliva, no sabía quién era pero definitivamente no le transmitía nada bueno.

Comenzó a temblar sintiendo a su Omega interno asustada.

De repente, recordando algo, miró hacia todos lados buscando a su lobo, necesitaba verlo y saber que estaba bien, así iba a estar tranquila. K.J estaba en el suelo intentando pararse. Luego de un par de intentos se encontraba en sus cuatro patas, aunque temblaba y dejaba a la vista lo mucho que se le estaba dificultando, se mantuvo de pie y con la mirada en alto.

—Vamos, camina.

El hombre comenzó a arrastrarla por el pasillo. Le costó notarlo pero lo conocía muy bien, estaba en la mansión. Tragó saliva, ese lugar ya no le agradaba, no más. Intentó caminar sin flaquear y mirando al frente con seriedad y firmeza, no debían saber que se encontraba tan débil, porque no iba a darles ese gusto.

—Entra ahí.

El Alfa la empujó dentro de una habitación y Jennie tuvo que sujetarse de un enorme mueble que había ahí para no caer. Miró la habitación y la reconoció al instante, era la habitación de Lisa, ¿Cómo no iba a saberlo? Había pasado mucho tiempo en aquella habitación, no podía evitar pensar en Lisa y todo lo que había pasado ahí, su primera vez, dios, necesitaba volver a ese momento.

—Hola, Jennie.

Una chica de cabello negro, despeinada y ojos celestes intensos la observó desde el borde de la cama. Una sonrisa ladina adornaba su rostro y la altanería se divisaba en cada rincón de su cuerpo.

—¿Quién eres tú?

—Quizá tu nueva dueña.

—¿Quizá?

—Bueno, si no haces las cosas difíciles podría serlo.

—Veo que no sabes de mí.

—Porque ni Lisa la ha tenido fácil y es una Manoban.

—¿Crees que no ser un Manoban me degrada? Bueno, sorpresa para ti, porque soy, quizá, más Lalisa Manoban.

La sangre se le heló al decir aquello. ¿Quién era aquella Alfa? ¿Alguna prima de Lisa? No estaba segura de qué sucedía, solo sabía que la cabeza se le partía de tanto dolor que sentía en aquel momento. Tragó saliva y colocó su cabeza firme mirando hacia el frente con seriedad.

—Veo que la noticia acaba de sorprenderte.

—No.

—Bueno, enséñale a tu rostro a mentir.

Se paró de la cama y se acercó a pasos lentos y vacilantes hacia la Omega. Sonrió al estar a unos centímetros. Acercó su mano a su rostro y con la yema de su dedo índice rozó su mejilla con suavidad, pero Jennie lo sintió como el tacto más áspero que había tenido en toda su vida.

—Siéntate, deja de fingir que tienes la fuerza para mantenerte de pie. No quiero que te desvanezcas frente a mí. Además, no deberías estar asustada de sentarte en la cama en la que has estado incluso hasta desnuda.

Su corazón se detuvo. ¿Qué? Mierda.

—Siéntate, deja de mirarme así, insolente. Debes obedecer a los Alfas, ¿Acaso no lo sabías?

Aún con la mirada en alto, caminó como pudo hasta la cama y se dejó caer en la misma pero sin permitirle a su cuerpo completo tocar el colchón, no iba a dormir ahí, no con esa Alfa en su presencia.

—Duerme si quieres, nadie podrá molestarte aquí.

—No quiero dormir.

—Luego de haberlo hecho por casi dos días en el suelo creo que tu espalda debe doler como la mierda, deberías dormir.

—¿Quién eres?

—Moonbyul.

—¿Y dices que eres una Manoban?

—Tu insolencia comienza a agradarme, ahora entiendo a Lisa. A cualquiera le atraería una Omega así.

—Pero ya tengo dueña.

—¿Eso crees?

Apretó sus dientes y sus manos en un puño sintiendo cómo la sangre recorría sus venas de una forma violenta y molesta, la presencia de aquella chica cada vez era más difícil de soportar. Sintió cómo su corazón latía con fuerza y de repente su boca se abrió, ya no hablaba usando su consciencia, ahora lo hacía por impulso.

—Sí, Lisa va a venir por mí.

—Ya lo ha hecho.

—¿Qué? Mentira, debes estar mintiendo.

—¿Eso crees?

—Deja de decir eso.

—¿Acaso le estás mandando a un Alfa?

La voz de la más alta a su lado había cambiado drásticamente asustando a la Omega. Tembló un poco y tragó saliva sintiendo sus piernas temblar salvajemente en contra de su voluntad.

—Lo siento.

—¿Qué dices?

—Lo siento... A-A...

Se mordió la lengua sintiendo cómo decir aquello se le dificultaba y hasta le repugnaba en extremo tener que pronunciar esas palabras para otra persona que no fuera Lisa.

—Alfa.

—Bien, lo supuse.

Se sentó a su lado y rozó su cuello con su mano mientras sonreía de manera malvada causándole un escalofrío a la morena.

—Y dices que tienes dueña. Lalisa no ha sido capaz de marcarte, ¿Tan cobarde fue? Pero tranquila, si ella no pudo, eso no significa que tu cuello vaya a mantenerse tan vacío y desolado.

Tembló al oír de aquello y apretó más fuerte los puños de sus manos sintiendo sus nudillos blancos debido a la fuerza que estaba empleando en ello.

—¿Dónde está Lisa?

—¿En serio te preocupas por ello?

—Dijiste que ella ya había venido a buscarme.

—Claro, creo que tu inquietud la has aprendido de ella, no me sorprendería, no pudo estar más de un par de horas lejos tuyo que ya tuvo que reaccionar de alguna forma.

—¿Dónde está?

—¿Crees que pudo con mis hombres? No pudo contra mí, es débil, claro que no iba a lograr nada si venía con la intención de buscarte y alejarte de esta mansión.

—Ella es más fuerte de lo que crees.

—¿En serio? ¿Vas a decírmelo a mí? Yo me enfrenté a ella, la gané, ¿Sigues creyendo que es tan fuerte?

Tragó saliva con fuerza y pestañeó repetidas veces conteniendo el llanto o buscando la forma de hacerlo, no iba a llorar frente a esa tal Moonbyul.

—Lalisa es perseguida por la manada, al transformarte perteneces aquí y lo que ella hizo fue raptarte y ocultarte, eso es literalmente ilegal. No podrá vivir tranquila nunca, no ahora que cometió tal delito y aún no ha pagado por él.

—No va a morir por un par de años en cárcel.

—El castigo no es ese. Pero no te culpo, eres más inocente de lo que creí.

Sonrió y se acercó para posar un beso en el cuello de la morena, poniéndole la piel de gallina y causándole más asco del que ya sentía.

—Tu cuello es más seductor de lo que creí.

—Por favor, no lo hagas.

—Debes respetar a tus Alfas, nosotros mandamos, no tú.

Tragó saliva sintiendo una lágrima solitaria y rebelde caer por uno de sus ojos y viajar por su mejilla hasta su cuello. No quería, ella solo era de Lisa, o así lo sentía y lo quería, no estaba dispuesta a hacer aquello, no iba a poder.

—Señora.

Una voz desde la puerta de la habitación pareció ser la salvación de la morena ya que había interrumpido aquel momento. Jennie soltó un suspiro imperceptible y la Alfa a su lado apretó los dientes con fuerza girando la cabeza para lograr saber de quién se trataba.

—¿Qué mierda quieres, Chaewon? ¿No ves que estoy ocupada?

—Lo siento, no interrumpiría si no fuera algo realmente importante. Jimin lo necesita en el consejo, parece haber problemas con SeokJin.

—¿SeokJin? Ese idiota me fastidia incluso estando muerto.

Al parecer aquel día no iba a ser tranquilo para la morena, oír aquello último acababa de tomarla por sorpresa.

¿SeokJin?

¿Muerto?

Mierda, ¿Qué estaba sucediendo?

—Ya mismo voy, quédate en la puerta y cuida de la Omega.

Se alejó de Jennie con molestia y salió de ahí dando un fuerte portazo que le había hecho temblar hasta la médula.

—Si llegas a decir algo ten por segura que nos meterás en problemas a las dos.

La tal Chaewon dijo aquello teniendo a la morena confundida y se acercó a ella.

Comenzó a temblar, ¿Acaso todos ahí querían hacerle algo? ¿Qué era lo que había hecho para merecer aquello?

—Ten, que Moonbyul no lo vea ni lo encuentre, podría costarnos caro.

Le entregó un sobre y salió de la habitación para quedar del otro lado de la puerta, fingiendo hacer guardia o algo por el estilo.

Jennie aún sin comprender a la perfección lo que sucedía vio su nombre en el sobre y lo abrió lentamente, la intriga la carcomía, necesitaba leer aquello cuanto antes.

Pequeña insolente:

¿Creíste que ibas a librarte de mí tan fácilmente? Bueno, créeme, tendrán que hacer mucho más que secuestrarte para alejarme de ti.

Soy consciente de todo lo que está sucediendo en la mansión, así como Moonbyul tiene a varios de los suyos infiltrados ahí, yo también y no me quedo atrás, soy más inteligente de lo que les he permitido saber.

Nadie va a hacerte daño mientras yo controle el interior de la casa desde aquí afuera, no voy a permitirlo, ten por seguro eso.

Estoy bien, si aún no he ido por ahí o no he hecho nada al respecto, créeme que es porque aún estoy ideando mi plan con demasiada precaución, no voy a arriesgarme a que las cosas salgan mal, tu vida peligra, todo debe ser fríamente calculado.

Voy a sacarte de ahí, voy a estrecharte entre mis brazos y voy a protegerte de todo y de todos, no voy a permitir que nadie te haga daño.

No temas, pequeño ángel, todo saldrá bien y Moonbyul no ganará, no esta vez.

Te amo, Jennie.

Pronto te sacaré de ahí.

Lalisa, tu Alfa.

Leer aquello había sido más que reconfortante para ella, de repente se sentía tranquila y en una calma increíble. Ahora sabía que Lisa estaba bien y que nada de lo que había dicho la tal Moonbyul había sido así, Lisa estaba bien y estaba incluso ideando un plan para sacarla de ahí, iba a estar bien y las cosas iban a salir bien, confiaba plenamente en Lisa.

¿Sobreviviremos, ama?

—Claro que sí, K.J. Vamos a salir de esta, Lisa va a sacarnos de aquí.

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