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XIV

Se estiró mientras tanteaba con su mano el costado de la cama sintiendo un vacío en ella y las sábanas algo arrugadas como si alguien acabara de estar ahí, acostado a su lado.

Abrió los ojos lentamente mientras bostezaba. Lisa no se encontraba a su lado, frunció el ceño y su Omega lloriqueó un poco. De repente, la puerta del baño se abrió y vio salir a la castaña de ahí con una toalla envuelta en su cintura y el torso algo mojado.

La Omega de Jennie se retorció un poco en su interior al tener aquella vista ante ella.

—Ya te encuentras lloriqueando, pequeña insolente.

La castaña sonrió de lado mientras se dirigía al ropero para poder buscar ropa para vestirse y poder empezar su día.

—Es que no te vi, Alfa.

Hizo un puchero mientras la observaba desde la cama con algo de tristeza exagerada en su angelical rostro.

—Debo ir a encargarme de cosas del consejo, Jennie.

Se colocó una camiseta negra algo apretada que lograba ceñirse perfectamente a su torso.

—¿Vas a dejarme sola?

—No puedo estar todas las horas del día pegada a ti.

—Pero voy a aburrirme.

Se cruzó de brazos mientras fruncía el ceño con molestia y miraba hacia otro lado buscando que Lisa le pusiera algo de atención ya que ésta se encontraba demasiado ocupada buscando ropa que colocarse.

Lalisa la ignoró inconscientemente mientras se colocaba un bóxer por debajo de la toalla y después colocaba la misma sobre una silla que había en la habitación.

—¡Te hablo a ti!

—¿Eh? ¿Qué dijiste, Jennie?

—¡No me estabas escuchando!

—Jennie, me encuentro demasiado ocupada y con mi cabeza en las nubes como para estar al pendiente de todo lo que dices y haces.

Se acercó a ella con el ceño fruncido mientras se colocaba un jean negro algo apretado al igual que su camiseta.

—Sé que te consiento mucho pero a veces simplemente no puedes hacer un capricho por todo.

—¡No hago caprichos! Simplemente me molesta no ser escuchada.

—Te veo luego.

—¿Acaso acabas de ignorar mi queja?

—Tienes toda la mansión para entretenerte, podrías hasta buscar a tu amiga y enseñarle un poco al respecto, hoy por la noche comenzará con su transformación.

—No me hables.

Giró la cabeza hacia otro lado logrando sacar una hermosa y armoniosa carcajada de los labios de Lisa. Ésta salió de la habitación mientras se mordía el labio inferior divertida.

La morena se levantó de la cama y salió de la habitación frustrada, no podía creer que Lalisa acabara de dejarla sola. Estaba acostumbrada  a estar con ella ya que había pasado la semana de transformación a su lado y luego había estado lo más que pudo los días que la morena estuvo en su celo. Ahora, de repente alejarse de ella era algo extraño y doloroso para Jennie, se había apegado a Lisa en las últimas dos semanas, demasiado, más de lo que quería, le era inevitable no reaccionar así ante aquella separación de la Alfa, su Alfa.

Caminó fuera de la habitación mientras miraba a su alrededor buscando señales de donde podría encontrarse Irene. Al darse cuenta de que no tenía ni la más mínima idea de dónde podría estar, se dirigió a la cocina, con la esperanza de poder verla ahí.

Al entrar en la habitación, varios Alfas se giraron en su dirección y luego se miraron entre ellos algo confusos. La morena los miró con altanería y comenzó a dirigirse hacia la barra en la que se encontraba Jihyo preparando algo.

—Hola, Jihyo.

—Jennie, ¿Qué haces aquí?

—Buscaba señales de Irene , ¿tienes idea de dónde está?

—En la habitación de Seulgi, ahora estaba por ir con ella, pero tú no deberías estar aquí.

—¿Qué? ¿Por qué? Estos Alfas no me intimidan en lo más mínimo.

—No es por eso, vamos, sígueme.

La azabache tomó una bandeja entre sus manos y comenzó a caminar hacia afuera del lugar seguida por la morena. Se dirigieron hacia una de las habitaciones de la gran mansión, era una habitación que se encontraba algo lejos de la de Lisa.

—Hola, Irene.

Ambas se asomaron por la puerta de la habitación y pudieron ver a la castaña sentada en la cama mientras se estiraba un poco y las observaba aún con la mirada cansada.

—Hola, Irene.

La morena corrió hacia la cama y saltó sobre ella para estrecharla con mucha fuerza entre sus delgados y pequeños brazos.

—Es bueno verte de nuevo y ver que está bien.

—Gracias, han estado cuidando mucho de mí, supongo que es gracias a eso. Y gracias a ti por decirle a Lalisa Manoban que me permitieran conservar mi vida.

—No es nada, simplemente se lo pedí y ella aceptó, nada más que eso.

Sonrió triunfante mientras se acomodaba el cabello con algo de entusiasmo en su mirada.

—Es la consentida de Lalisa.

Agregó la azabache con diversión en el tono de voz que utilizó. Jennie rodó los ojos al oír aquello y Irene solo observó todo desde su lugar algo confundida.

—No entendí.

—No le hagas caso, Irene, Jihyo adora hablar idioteces.

—No, permite que oiga la situación.

La azabache sonrió triunfante y se acomodó al lado de Irene para comenzar a contarle cómo eran las cosas entre Lisa y Jennie según lo que ella había visto con sus propios ojos.

—Desde el primer día que las trajeron aquí, ustedes debían estar en los calabozos, pero desde el primer momento Lisa decidió llevarse a Jennie consigo a su habitación. Todos estaban algo sorprendidos incluso porque digamos que las reglas aquí dicen que toda persona que sea humana debe permanecer en el calabozo hasta que su sentencia se analice. Lalisa rompió las reglas y se llevó a Jennie con ella a su habitación, la tuvo ahí y mandó que cuidaran de ella. Después de eso, organizó una reunión del consejo, aclaro para que sepan al respecto, las reuniones del consejo únicamente las organiza la cabeza de la manada, el jefe, en este caso, el padre de Lisa, en caso de que un familiar directo o cercano quiera organizar una reunión tendrá que ser por un caso de suma importancia. Bueno, Lalisa organizó una reunión porque quería elegir la sentencia de Jennie lo más antes posible, impuso dos opciones y la única que quedó fue convertirla en un híbrido. Desde el día uno que Lisa consiente a Jennie, ahora lo ves, si tú estás aquí es gracias a los caprichos de Jennie y gracias a que Lalisa parece tener una enorme debilidad por ella y por cumplir todos sus deseos. Incluso se ha metido en problemas con toda la manada por Jennie, es sorprendente. Lisa solo hacía esas cosas por su ex.

La morena bufó y se acomodó en su lugar captando la atención de las dos presentes ahí. Se encogió de hombros al notar que la observaban algo confundida y después miró hacia otro lado.

—Quiero salir al jardín junto a Irene, ¿no habrá problema con eso?

Jennie habló con algo de seriedad en su tono de voz mientras observaba a la azabache con mirada expectante esperando que la respuesta fuera que no.

—Mmm, supongo que no, pueden pasear por toda la mansión menos por las oficinas, ahí solo van los Alfas y bueno, yo porque mi madre se encuentra ahí y no hay problema con que yo esté dando vueltas por el lugar.

—Genial.

Tomó a su amiga de la mano y la arrastró fuera de la habitación para poder caminar por el gran y extenso pasillo que tenía aquella enorme mansión.

—¿Por qué estás tan exaltada, Jennie?

La castaña observó a la morena con algo de confusión y sorpresa en su mirada, aún no entendía muy bien por qué de repente había querido sacarla de la habitación y llevarla al jardín.

—Creo que sé dónde tienen a Rosé.

—¿Qué? Oh, Dios, cuando se la llevaron... creí que ella ya sería historia.

Comenzó a respirar algo agitada mientras llegaban a una enorme sala y Jennie miraba hacia todos lados. Irene se mordió el labio inferior y después miró a su mejor amiga.

—¿Estás segura de que aún continúa viva?

—Sí, aunque Lisa no lo sepa, la he estado observando y escuchando, habló con Seulgi sobre otra prisionera en la mansión, supuestamente está en un calabozo oculto que se encuentra en el jardín, al parecer pocos saben de este lugar. Y también, al parecer el padre de Lalisa y los demás del consejo no están al tanto de que Rosé se encuentra ahí.

—¿Y por qué directamente no se lo dices a Lisa? ¿No crees que eso sería más justo que infiltrarnos por nuestra cuenta sin saber si es cierto o siquiera si se trata de Rosé?

—Digamos que esta mañana me enfadé con ella así que no, definitivamente no voy a decirle a ella, no es una buena idea en este momento.

—Maldita orgullosa.

—Ya cállate.

La morena la llevó algo lejos de la mansión, llegando a una zona del bosque en donde había demasiada nieve acumulada, algo así como una pequeña montaña, lucía como si alguien acabara de colocarla ahí para tapar algo.

Jennie sonrió para sí misma y corrió la nieve con sus manos para después notar que ahí había una especie de sótano con puertas de madera.

—No sé si sea una buena idea, Jennie.

—Tranquila, nadie sabe de esto según lo que dijo Lisa.

—¿Estás segura?

—Claro que sí.

Con algo de lentitud en su acto, Jennie abrió ambas puertas mientras intentaba hacer el menor ruido posible para que nadie lo notara. Miró a la castaña y le hizo señas con la mano para después bajar por la escalera que había ahí.

Al llegar al suelo, pudieron ver una especie de celda improvisada con una castaña dentro, ésta se encontraba durmiendo y frente a la celda se encontraban dos Alfas.

La Omega de Jennie tembló y K.J comenzó a lloriquear un poco algo asustada. Acababan de meterse en un serio problema y no sabían ni siquiera si saldrían vivas de ahí.

Ambas figuras Femeninas se giraron y se asomaron un poco a la luz para ver de quiénes se trataba, dieron con Irene y Jennie.

Una cabellera pelirroja se vio bajo la tenue luz de un foco de luz acompañada por unos orbes esmeralda hermosos. A su lado, una mujer bastante fornida se encontraba cruzada de brazos mientras se acercaba un poco a la luz dejando a la vista a Lalisa.

Jennie tembló un poco y observó a la castaña frente a ella con algo de miedo, acababa de meterse en un grave problema, la mirada de Lisa acababa de confirmarlo para ella.

—Jennie.

—Alfa.


el último por hoy, mañana sigo actualizando¡!

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