Quería volverlo a sentir
La habitación de hotel era diferente. De esta colgaba un gran candelabro de cristales con forma de lágrima, uno muy elegante. J Hope me quitó el abrigo y lo colgó en una percha al igual que su chaquetilla de jeans.
Hoy vestía menos formal que la última vez y llevaba su cabello algo más alborotado con uno o dos pelos rozando su frente estilo Clark Kent, muy sexy. De solo verlo ya me sentía impaciente.
—Es un gran lugar, pero lo que más me impresiona que esto esté aquí— apuntó un sillón de forma extraña —Lo haz ocupado alguna vez— tomó asiento en el colocando los pies sobre la curva más alta, yo negué a su pregunta sintiéndome una estupida. —Es un sillón tantra—sonrió
—¿Tu si lo haz usado?— no sabía si realmente quería saber esa información pero me llamaba la atención conocer que tan experimentado era.
—No, pero es bastante obvio, o no— bajó las piernas y se acomodó —Ven— me atrajo con una señal —Súbete un poco el vestido para que puedas abrir las piernas y sentirte— palmeo sus piernas para que lograra entender la posición.
Me apoyé contra el respaldo y coloqué mi intimidad sobre la de él, realmente era cómodo, lo miré desde mi perspectiva muy gustosa y sonreí ante el morbo de mi mente. Comenzó a moverse de forma sugerente rozando mi intimidad con la hebilla de su pantalon sin ser algo molesto o doloroso.
—También puedes colocarte de espalda hacia mi y dejarte penetrar asi—me miró con lujuria en los ojos, yo como pude me acomodé como él me sugería y descubrí que esta noche disfrutaría mucho.
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Nos dispusimos a comer unas ostras y beber vino blanco conversando de todo y nada a la vez. Me comentó que no era de Seúl sino de un pueblito lejano y su nombre real, que por cierto no debía revelar por confidencialidad. pero como yo había solicitado muchas citas con un pago adelantado merecería saberlo, como si fuera un trato VIP.
—¿Hay algo que no te guste en el sexo, Ho Seok?— me animé a preguntar luego de un largo silencio mientras bebíamos vino.
—La falta de consentimiento— dejó su copa vacía en la mesa —Y las lamidas en el cuello, son sexys pero no me gusta sentirme baboso— mencionó colocando una cara como si recordara alguna experiencia —¿Y a tí?
—Creo que me jalen el cabello—reí —Bueno no exactamente eso sino que ocupen mucha fuerza al hacerlo, como si fuera una cuerda, ¿Me entiendes?
—Sí, comprendo, es que todo va en la forma en la que coges el cabello, es más que nada para afirmar no para empujar el cuerpo contra ti— argumentó mirándome las piernas sin tapujo —¿Las abrirías para mi?— relamió sus labios y se quitó los anillos
Me subí el vestido hasta la cintura y dejé ver mi ropa interior más pequeña que la noche interior. Me sentía observada de una forma morbosa pero erotica, quería que me tocara ya pero no quería lucir tan intensa en ese momento porque la noche recién comenzaba.
—¿Puedo tocarte nuevamente?— dijo arrodillándose ante mí con devoción, como si suplicara por ello, yo me quité la tanga sin más vueltas dejándome a su disposición.
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Gemí al sentir sus dedos en mi entrada mientras lamia con intensidad y repetición mi clitoris, como si se tratara de un helado que chorreaba a montones. Comenzó a masturbar mi zona G con habilidad logrando que acabara en tiempo record.
—Quítate todo y esperame en el sillón en la posición que desees, yo ya vuelvo — se levantó y sacó el exceso de fluidos de su comisuras.
Como buena aprendiz me desnudé y caminé hacia el sillón optando por colocarme de espaldas hacia donde él estaría, como si se tratara de una posición variante del doggy style.
Sentí que volvió del baño oliendo diferente, como a fresa o alguna fruta y se acercó a mostrarme algo, una especie de aceite que encontró en las gavetas del baño y se dispuso a masajearme la espalda con sus finas manos.
—¿Hace cuándo que no recibes un masaje?— preguntó sentándose tras de mí en aquel sillón extraño
—Mucho tiempo— sonreí al sentir sus manos viajando hacia mis pechos impregnándolos de aceite
—A mi me gustan los masajes— habló a mi oído —Pero más me gusta darlos—mordisqueo mi oreja y con su nariz me respiró en el cabello —Muéstrame como sabes montar—.
Aquella petición me hizo retorcer mis entrañas, no creía ser buena en ello y no quería decepcionar pero tampoco darme por vencida tan fácil, yo vine a disfrutar.
Miré hacia atrás como él se acomodaba a la curva del sillón sosteniendo su erección cubierta por un condón ajustado, estaba a tope como la noche anterior y se sentía tibio al contacto. Todo lo que provenía de él me prendia demasiado.
Alineó su erección con mi entrada vaginal y dejó que bajara sobre ella gimiendo al contacto, entraba tan bien y su punta topaba en mi zona G de forma gloriosa dejándome con los labios entreabiertos, liberando suspiros.
—Ho Seok— gemí con la respiración algo inestable inclinándome un poco hacia adelante. Comenzaba a moverme en forma de vaivén hacia adelante y atrás, con calma acostumbrandome a la posición, encontrando fuerza en mis piernas.
—Lo haces bien— acarició mi espalda —Pero me gusta más marcado— cogió mis caderas y coordinó mis movimientos con fuerza arrancándome gemidos.
Su pelvis se alzaba al compás de la mía penetrándome un poco más profundo pero era muy lento para nuestros deseos.
—Lo siento— suspiré y me detuve —No puedo más— me sentía avergonzada por mi baja capacidad
—No te preocupes— se acercó a besar mi espalda —Pon tu pelvis contra la parte más alta y curva y descansa tu pecho siguiendo la forma del sillón— me alzó sacandome su erección de mi cavidad. Se levantó y caminó tras de mí para mostrarme como debía ser, era un doggy style pero más alzado.
Acarició mis labios y estimuló mi clitoris, de forma sorpresiva acercó su miembro y se abrió paso entre mis labios acariciando mi intimidad de un extremo a otro, con paciencia, me hacia suspirar. Se hundió en mí con profundidad y comenzó a penetrarme con calma.
—Iré aumentando la velocidad y me dirás si te gusta—mencionó y movió sus caderas contra mi como si bailara, con un control de movimiento increíble.
Moví mi cabeza hacia un costado encontrándome con el reflejo de aquel encuentro sexual ante mis ojos, mi trasero se veía más grande de lo que parecía contra la curva del sillón y Ho Seok estaba jodidamente sexy con su entrepierna empujando contra mí haciendo estruendosos sonidos contra mi vulva húmeda.
—¡Mira como lo disfruto!—aumentó la rapidez y profundidad de su movimiento haciendo que los cabellos de su frente, tan sexys, comenzarán a moverse contra ella. —¿Te gusta?
—¡Me encanta!— gemí —¡Jalame el cabello!— admití entre la calentura.
Su mano alcanzó mi cabeza que ahora estaba levantada hacia él e hizo una coleta con mi cabello que giró contra su muñeca, ya que mi cabello era más largo y con sus dedos se aferró a mi nuca sin ser demasiado bestia, me jalaba generando una tensión en mi espalda que me hacia apretar mis entrañas.
—¡SooRim estas apretada, me encanta!— gimió —Se que puedes apretar más, hazlo para mi, ¡Apretame el pene, preciosa!
Hice lo que me pidió y se corrió dejándome un ardor placentero en mi interior que me duró hasta que llegué a casa, cuando me dí un baño caliente.
Miré mi teléfono mientras me quitaba la humedad del cabello y vi un mensaje
Joon: Soo, estuve pensando en ti, sé que sigues molesta y es por lo mismo que no me he acercado a tí en la oficina, tu padre me preguntó si estaba bien y le conté que nos habíamos distanciado, jamás le diría nuestros temas privados, espero haber hecho bien.
Pensé en escribirle que me habían dado una buena cogida dejándome las piernas adoloridas, pero me arrepentí, solo por el hecho de que odiaría que eso me pasara a mi.
SooRim: Hablé con mi papá esta mañana y le dije que no se preocupara. Si nos vamos a dar un tiempo es preferible que no me hables y si te vas a pasar por la oficina que sea por asuntos de trabajo y no por pendejadas como " Estuve pensando en ti"
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Entré al apartamento lo más silenciosamente posible pero Namu estaba en la cocina bebiendo agua con la luz apagada y me dió un gran susto.
—Hola Hoba— dijo luego de colocar el vaso en su lugar
—Buenas noches Nam— caminé hacia mi cuarto
—Hey, quiero hablar contigo— dijo llamándome entre la oscuridad, me acerqué sin nada más que hacer —¿Por qué pagaste los gastos comunes por adelantado?
—Porque tenía el dinero y lo hice— respondí y caminé hacia mi cuarto
—Hey— me alcanzó en el camino —Sabes que son gastos compartidos ¿No?— entró a su habitación y me entregó dinero —Es la parte que me corresponde y no acepto un no como respuesta— me colocó el dinero en el pecho y lo afirmé con mi mano —Para que le deposites a tu mamá
Entró a su cuarto y cerró la puerta dejándome en medio del pasillo con un sentimiento de gratitud, abrí la puerta y me asomé
—¿Puedo darte un abrazo?— sonreí, estaba feliz esa noche porque había sido fantástica
—¿Follaste?— me miró desde la cama mientras se colocaba talco en los pies
—Por supuesto y estuvo increíble— me jacté
—Puede que si te abrazo me contagies tu buena fortuna así que ven aquí— me adentré a la habitación y me lancé contra él sobre la cama.—¡Así no Ho Seok me aprietas!— se quejó —Hueles a fresa— se rió —¿Es olor a lubricante?— rió y lo apreté más.
—Es aceite de masaje— me reí
—¡Suéltame, pecador!— se reía mientras em levantaba de la cama
—Te quiero Bro, buenas noches— salí de la habitación y me estiré en la cama rendido ante el cansancio.
NewHope right here!
Somos #3 en BTSHOT, que emoción, gracias por leer
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