EPÍLOGO
Es increíble como este es el verdadero final de Stranger things, y no lo que Netflix mostró.
Eddie my love ... The Chordettes
Si hace meses me hubieran preguntado qué ocurriría tras un terremoto que casi me mata, la respuesta sería sencilla, eso es imposible que ocurra, no en Hawkins. Pero supongo que debo de dejar de hacer suposiciones sobre esta maldita ciudad. Por el momento me conformaba con que mis amigos estuvieran a salvo ahora mismo. Pero el simple hecho de imaginar como el quinto portal se expandió hacia el centro no era buena señal de que nuestro plan haya funcionado.
¿Cómo es que terminé en esta situación?, en medio de una carretera totalmente destruida gracias a un terremoto que arrasó con la ciudad entera. Me tuve que detener porque la situación era demasiado abrumadora. Observaba mis alrededores sin comprender nada, aunque una voz en mi cabeza me indicaba que aquello sí era real, y todavía tenía que cumplir con mi parte.
Tomé mi bicicleta con dificultad, todavía tenía tiempo para salvarlo, todavía quedaba una última esperanza. A pesar de mi intento de mantener la postura, y pedalear con fuerza hasta mi casa, aún me carcomía la idea de que Eddie estuviera muerto. No tardé mucho en romper en llanto mientras trataba con todas mis fuerzas llegar a mi casa. Cuando esta entró en mi campo de visión, agradecí eternamente. No creía en algún tipo de fuerza superior, o ser divino, pero el hecho de que yo llegara a mi casa era un total milagro.
Me tiré de la bicicleta prácticamente, corriendo hacia la puerta y tocándola como loca, el terremoto tuvo que despertar a mis padres. Oí pasos que se acercaban a la puerta, y acto seguido mi padre apareció a mi vista. Me lancé a sus brazos, abrazándolo con fuerza, no podía creer que había salido con vida de aquel desastre. Pero eso no significaba que había terminado.
-¿¡Ash!?, ¿dónde has estado estos últimos dos días?- mi padre correspondió mi abrazó inmediatamente, para luego interrogarme.
-Papá, hay muchos momentos en mi vida en los que debo hacer largas explicaciones, pero ahora mismo eso será imposible.- traté de explicar.- Necesito tu ayuda, mi amigo está herido por el terremoto.- mentí, dos veces en verdad.- Por favor, es urgente.- Supliqué, mi padre parecía confundido, pero aún así asintió repetidas veces.
-Sí, sí, claro.- contestó, dándose la vuelta, cogió una chaqueta y las llaves de su auto y la casa.- Este amigo tuyo, ¿vive muy lejos?- negué con la cabeza, subiendo al auto junto a él.
-Yo te guiaré.
[...]
Mi habitación se encontraba patas arriba. No sabía en qué momento la había dejado así. Los libros de textos del último año se encontraban sobre mi cama, envueltos en una bolsa de plástico. Seguidos a estos se encontraban algunos juguetes viejos que ya no necesitaría. Luego, en el suelo, una caja llena decoración que era innecesaria y que por eso pretendía donar. Y por último, una caja con cosas antiguas de mi hermana, todavía sopesaba si debería donarlo o no. Mi madre había dicho que lo mejor era dejarlo ir de una vez, que mientras más lo recordara, se volvería peor. Arrancarlo de golpe como una tirita. Pero yo aún me rehusaba a donar algunas cosas de ella, así que de momento se mantenía en mi habitación, bajo la duda.
Caminé alrededor de mi habitación, recordaba que en algún lugar había dejado la dichosa caja que Dustin me había entregado hace un día para donarla. A pesar de que llevaba alrededor de media hora buscando en cada rincón de mi casa, no lograba encontrarla, por lo que supuse que sería bueno preguntarle a él.
Caminé hacia mi baño, la puerta estaba abierta de par en par y ahí se encontraba él, arreglándose el cabello, mantenía la concentración para que saliera perfecto.- ¿Has visto aquella caja que mencioné hace rato?- pregunté asomando la cabeza en el baño, él me dirigió la mirada a través del espejo.- La que era para donar.- terminé de explicar, esperando a que él lo supiera. Sin embargo, se giró a verme con el ceño fruncido.
-¿La que llevas buscando media hora?- cuestionó él, yo asentí con esperanza.-No la he visto.- contestó. Bufé fastidiada, escaneando una vez más la habitación.
-¿Dónde mierda la dejé?- murmuré. Regresé mi mirada hacia él, que ahora volvió su atención al espejo, más bien a su cabello.- Deja de tocarte tanto el cabello, no está nada mal.- comenté, observé como él soltó un suspiro, parecía estar perdiendo la paciencia con su cabello, igual que yo parecía estar fastidiado, sólo que por razones distintas.- No importa cuantas veces lo remuevas, va a regresar a su posición inicial.- añadí, pero él negó con la cabeza, insistiendo en que si lograba hacerlo correctamente, se vería mejor. Di la vuelta y caminé hacia la salida de mi habitación una vez más, bajé las escaleras rápidamente buscando a mi madre. Me adentré en la sala de estar, observando el resto de cajas que se encontraban allí. Algunas con mantas y ropa que se llevaría Robin en un rato. Escuché unos pasos detrás de mí, finalmente me encontré con mi madre, quien se aproximaba por el pasillo con más cajas en sus manos.
-Mamá, ¿has visto la caja con mi ropa para donar que Dustin insistió en que yo me las llevara?- pregunté una vez más, rindiéndome sobre mi búsqueda.
Mi madre tomó un minuto para recordar, dirigió la vista a las demás cajas y asintió lentamente.- Creo que la vi junto a la de la ropa de Eddie.- indicó.
Sonreí aliviada, agradeciéndole por su respuesta, me acerqué a ella y le dejé un beso en la mejilla. Velozmente me acerqué al jardín, donde reconocí a lo lejos la caja de Eddie, esta se encontraba junto a la mía, casi escondida, ya que la mía era bastante grande. Tomé la caja entre mis manos y decidí sacarla de su escondite. Recordé que Robin me pidió específicamente que dejara las cajas a la vista, ya que así ella y Steve podrían reconocerlas fácilmente y tardar menos.
Regresé a mi casa, caminando ahora más tranquila por los pasillos. Subí las escaleras, redirigiéndome a mi habitación. Lo busqué con la mirada pero supuse que seguiría en el baño. Me reí un poco al verlo sufriendo por arreglar correctamente su cabello, moviéndolo de un lado a otro, e incluso sacudiéndolo.
Me adentré en el baño, apoyando mi cabeza en el marco de la puerta, olía bastante bien. Solté una risita que hizo que se diera cuenta de mi presencia, sobresaltándose un poco.
-Dios, Ash.- él soltó un quejido, llevando una mano a su pecho, calmando su respiración. Yo solté otra risa recordando su reacción. Él regresó la mirada una vez más al espejo, se observaba a través de él con una expresión de disgusto, todo por su cabello. Se giró hacia mí cuando, a su parecer, había logrado mantenerlo decente, en su mirada se notaba que buscaba mi aprobación, por lo que no pude evitar sonreír. No se veía mal, he visto cosas mucho peores.
-No se ve tan mal.- respondí, su mirada me causaba gracia, era como una mezcla de frustración y al mismo tiempo preocupación, él sólo esperaba una respuesta. Yo mordía mis labios, sonriendo para no soltar la carcajada que sentía aproximarse.- Eddie cualquier cosa por tu protección.- le recordé una vez más, sin embargo, él no había estado de acuerdo desde que ocurrió.
-¿Y eso tenía que incluir cortar toda mi hermosa cabellera?- cuestionó él, su tono de voz mostraba lo indignado que estaba. De hecho desde que se lo corté estaba indignado, insistiendo en que jamás me dejaría cortarle el pelo de nuevo. Mi sonrisa se ensanchó, esta vez ya no era por burla, sino por verdadera felicidad de poder estar allí junto a él. Me acerqué más, dejando el marco de la puerta atrás. Rodeé mis manos alrededor de su cintura y reposé la cabeza en su hombro, noté como su tensión se fue disipando.
-Te ves muy bien, te lo juro.- traté de asegurarle, a pesar de que llevaba así desde ayer, le prometía que se veía igual de bien que antes. Él se quejaba de que su cabello no lucía lo suficiente "Metal", y eso le frustraba.
-Parezco basura blanca.- agregó, esta vez ambos reímos por el comentario. Eddie se arregló la ropa incómodamente, murmurando que lucía miles de cosas a la vez. Steve había pasado la noche anterior con una caja con ropa que él y Robin lograron recolectar, había una gran variedad. Iba desde la ropa antigua de Steve, de cuando seguía siendo un imbécil, pasando por camisetas que Robin decía que le quedaban muy grande, lo malo era que Robin era muy fanática de David Bowie. También contenía camisas de Lucas y Dustin con logos extravagantes. Por último, Nancy consiguió en su armario prendas antiguas que Jonathan había dejado hace tiempo. Por lo que Eddie parecía un rompecabezas de cada persona en nuestro grupo.- Me parezco más a Jason, que el propio Jason.- habló arreglándose los pantalones, eran unos de Steve, y le quedaban según él "demasiado holgados".
-Puedes ser su doble.- comenté bromeando, sin embargo, me gané que Eddie me mirara con terror e indignación.
-No digas eso, te atormentará cuando me beses.- respondió, acarició un poco una de las manos que reposaba en su cintura.
-Prefiero esto.- contesté señalando su vestimenta.- A verte casi muriendo.
Si bien salvar a Eddie no fue fácil, Dustin y yo logramos cruzar la parte más difícil. No terminé de entender si mi visión tenía que cumplirse completamente, pero parte de ella lo hizo. Cuando mi padre y yo llegamos a la casa de Eddie, evitando dificultosamente las enormes grietas que en el suelo se habían formado. Él la reconoció y se negó a pasar, diciéndome que era la que había visto en las noticias. Sin embargo tuve que confesarle que él era inocente, y que buscábamos probarlo, pero el pueblo entero se había rendido a las estúpidas palabras de Jason. Cuando mi padre notó mi desesperación, rogándole que lo atendiera, accedió fácilmente. Eddie se encontraba recostado en el suelo junto a Dustin, tuvieron que apartarse cuando el portal comenzó a expandirse. Recuerdo que mi padre me atacó con preguntas, que Dustin me ayudó a evitar. Cuando Eddie logró sentirse mejor, sabíamos que no sería fácil para él cuando aún existían personas que lo acusaban injustamente de asesinar a Chrissy. Por lo que Eddie tuvo que quedarse en mi casa desde entonces. A mi madre casi le da un infarto al verlo. Así que para que para facilitar que no lo reconocieran, accedí a cortar su cabello, cosa que no terminó muy bien, ya que Eddie rogaba que no lo hiciera. Todo por su seguridad. Eventualmente aceptó que eso era mucho mejor que ser perseguido por la policía y esta ciudad que aún lo odiaba. La opción de escapar de Hawkins había sido propuesta por Eddie, y a pesar de que seguía en la mesa, no se ha aprobado.
-Lo sé..- Eddie suspiró una vez, apartando la mirada de su cabello, ahora observándome.- Es sólo que no me acostumbro.- terminó de explicar.
-No te preocupes, ya te crecerá un poco como para que puedas manejarlo mejor.- le aseguré por última vez, y mi mente se fue al sonido que provenía de mi habitación, era el teléfono. Eddie frunció el ceño, intercambiando una mirada rápida conmigo. Me encogí de hombre, acercándome a plantarle un beso en el cuello, él se estremeció entre risas, me gustaba hacerle eso porque era su punto débil. Me alejé de él para acercarme al teléfono, aún sentía que me miraba desde el baño.
Levanté el teléfono y lo acerqué a mi oído.- ¿Hola?- hablé. Eddie me observaba a través del espejo con una pequeña sonrisa, por lo que tuve que darme la vuelta para concentrarme en la llamada.
-Ash, es Dustin.- contestó.
-Oh, es Dustin.- anuncié para Eddie, girándome hacia él, recibiendo un pulgar arriba de su parte.- ¿Qué tal?- pregunté de nuevo.
-Todo bien.- recibí su respuesta y enseguida noté que algo andaba raro.- Aunque realmente llamo por algo distinto a lo usual.- añadió.
-¿Distinto?- cuestioné con curiosidad.
-Creo que tenemos una visita que te gustaría ver.- agregó él, riéndose en la otra línea. Juré que escuché la voz de Will decir algo sobre sorprenderme. Causando que mis nervios se apoderaran de mi cuerpo, buenos nervios.
-¿Ese era Will?- pregunté sonriendo.
-No lo sé, ven y averígualo.- dicho esto las risas en la otra línea aumentaron, por lo que Dustin tuvo mandarlos a callar.- Estaremos en la cabaña de Hopper, ya sabes la del bosque.
-Pensé que había quedado destruida cuando el Azotamentes nos persiguió hasta allí.- Sentí como Eddie se asomó por la puerta, mirándome extrañada, agité la mano como diciéndole "te lo explico luego", causando que él se riera un poco.
-Hay que reconstruirla un poco.- explicó Dustin.- Pero te verán allá.
Antes de pedirle alguna explicación más o al menos darme la oportunidad de decirle algo más, Dustin colgó la llamada, dejándome con una enorme duda y emoción. Observé el teléfono sin entender mucho, eventualmente lo colgué. Regresé a Eddie, quien aún trataba de arreglar su cabello, era sorprendente como tras un buen baño y corte, su cabello corto volvió a tomar sus rizos.- Eddie te ves bien, raro pero bien.- murmuré desordenando su cabello.
-¡No, acabo de arreglarlo!- chilló como un niño pequeño. Tras dejarle un beso en la mejilla, se rindió y dejó de tocárselo.- ¿Qué quería Henderson? ¿y por qué un Azotamentes te persiguió?- preguntó apoyando sus brazos en la lavamanos.
-Dustin me quería informar que debería ir a la cabaña de Hopper.- intenté explicar.- Aunque su explicación fue una mierda porque me lo quiso contar todo.
-Sí, suena mucho a él.
-El azotamentes nos persiguió hasta la cabaña de Hopper el año pasado, lo que te conté anoche.- Eddie asintió, probablemente recordando como me tomó dos días enteros explicarle todo lo que los chicos y yo hemos pasado.
De pronto una pequeña idea se me vino a la mente, sonriendo ante eso.- ¿Qué te parece si vamos?- sugerí.- Si mis teorías son ciertas, Will y Jane estarán allá.
-¿Jane?
-Once.- contesté rápidamente.- Misma persona. Entonces, ¿vamos?
Eddie movió un poco la cabeza, dudando un poco.- De acuerdo, pero no me pondré otro gorro de Dustin.
[...]
Al final sí terminó usando uno de los extravagantes gorros de Dustin.
Eddie condujo por las partes menos transitadas de la ciudad, a pesar de su radical cambio de look, teníamos que tomar precauciones. Sólo imagínatelo con un camiseta y pantalones de Steve. Su cabello que usualmente caía rebeldemente por su rostro, permanecía entero debajo del gorro. Recordé que Dustin le prometió que intentaría dejar que su cabello creciera como el suyo. Aun así, con su extraña vestimenta, que le hacía parecer como si las personalidades de Dustin y Steve se combinaran, todavía sonreía a la simple vista de él. Y la tranquilidad de saber que por el momento habíamos salido con vida.
Yo indicaba con ayuda del mapa en mis manos el camino hacia la cabaña de Hopper, de vez en cuando nos perdíamos torpemente porque Eddie no entendía mis indicaciones. Aunque eventualmente llegamos a nuestro destino. Cuando Eddie se detuvo frente a la cabaña, fruncí el ceño al ver a un alto hombre que permanecía de pie en la entrada, charlaba con alguien que se encontraba dentro de la casa. Eddie me observó confundido, esperando por mi respuesta, sin embargo yo seguía inmóvil, tratando de identificar si era Hopper, o sólo un desconocido. Mi ceño fruncido se relajó y dejé salir un pequeño jadeó gracias a mi sorpresa, bajé velozmente del auto, sonriéndole, él no tardó en darse cuenta de mi presencia, correspondiéndome la sonrisa. Caminé rápidamente hacia él abrazándolo finalmente, se veía tan flaco que aquello distorsionaba mis recuerdos sobre él.
-¿Qué tal, niña?- saludó una vez que el abrazo se terminó.
-Por ahora puedo decir que todo de maravilla.- le aseguré. Su vista cambió a Eddie, quien se encontraba detrás de mí.- Oh, este es Eddie, mi novio.- expliqué rápidamente, dándole espacio a Eddie. Hopper se aclaró la garganta sorprendido, a lo que yo rodeé los ojos.- Eddie, este es Hopper, él era el antiguo sheriff del pueblo, antes de que los rusos lo jodieran.- añadí.
Eddie no dudó en tenderle la mano rápidamente, buscando su aprobación. Pero Hopper ya era bastante intimidante, por lo que dudó en tomar su mano para saludarlo. Cuando finalmente lo hizo, Hopper sólo podía observar a Eddie con el ceño fruncido y un rostro confuso.
-¿Dónde está Jane?- interferí, intentando cambiar el tema. Hopper soltó su mano y se giró a verme.
-Ella está adentro con los demás.- sentí que mi rostro se iluminaba y una ola de felicidad se aproximaba a mi cuerpo. Crucé velozmente la puerta, y antes de que yo misma me diera cuenta, sentí como dos personas me abrazaban fuertemente, probablemente más de lo que me gustaría reconocer. Solté otro jadeo al ver la cabeza de Jane, a pesar de que aún correspondía su abrazo.
Cuando Will y Jane se separaron, sentía como mis ojos ahora estaban cristalizados, sorbiendo un poco la nariz.- Tu cabello...- hablé sorprendida. Ella hizo una mueca pero al final sonrió.- Cuanto los extrañé.- murmuré para ambos, recibiendo un "nosotros también" de su parte.
Sentí como la mirada de Jane se desvió para ver curiosamente a Eddie.
-¿Ese quién es?- me preguntó directamente.- ¿Novio?- insinuó con una ceja levantada.
-Espera, ¿es tu novio?- preguntó Will, bajando la voz. Sonreí avergonzada y asentí.
Me acerqué a Eddie, tomándolo del brazo y atrayéndolo hacia Jane y Will.- Este es Eddie.- anuncié. Era gracioso ver a Eddie interactuar con ellos, ya que él lucía incómodo sin saber muy bien qué decir. Él agitó la mano en saludo.
-Soy Eddie.- comentó, causando que Jane asintiera entendiendo. Jane extendió su mano amablemente, por lo que Eddie la sacudió inmediatamente.
Sonreí al ver la vista que se encontraba frente a mí, era tan agradable ver com Eddie se llevaba con ellos. Como él y Will terminaron charlando animadamente sobre calabozos y dragones, y creando ideas nuevas para futuras campañas. Se sintió como algo que se supone que debía ocurrir, que tenía que ocurrir. Simplemente se sintió correcto. Como cuando te sientes en el lugar y tiempo correcto, no como un deja vu, cosa que Steve me explicó, pero viniendo de él no era muy confiable. Pero sí era cierto que sentía que todo era perfecto en ese momento, y tampoco soy buena explicando por qué, ya que a veces sólo sabes las cosas sin necesidad de explicación, como le pasó a Eddie. Ahora yo creía que ahí era donde él pertenecía, un nuevo círculo amistoso que le brindarían el amor y cariño que Eddie merecía, él pertenece aquí conmigo.
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