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T 3: Capitulo 4: ¿No Apapacho?

Fue un poco después del amanecer, y en una habitación convenientemente abandonada había un ser humano muy terco, pero innegablemente atractivo, atado en una cama.

Remarco: Un ser humano DESNUDO, innegablemente atractivo, atado en una cama.

Era tan terco, pero ahora se le acabó el tiempo... El es mío.

Esas molestas mujeres humanas no lo tendrían para ellas.

Había pasado un poco más de un año desde que nos conocimos y un poco menos de cuatro meses desde que me mude a su hogar.

Resulta que mi anterior dueño, Kike, un dia y de la mada, decidió mudarse de San Javier.

¡Sin mi!

Aun no se que hice mal. Fue mas que increible cuando comensamos a poder a hablar el uno con el otro hace unos años. Pero, creo que con el paso del tiempo, rápidamente me di cuenta de que Kike no era el humano perfecto con el que me había encariñado tanto.

Solo dos años después de que empezara a caminar en dos patas y hablar... dejó de aceptar mis abrazos y mis invitaciones para dormir en una misma cama.

Y cuando el dejó de aceptar eso, mi cariño por él rápidamente comenzó a decaer. Soy una perra domestica, (Raza husky), la atención y el cariño me son tan necesarios como respirar.

Pero luego, mientras estaba siendo acosada por activistas que querían que me uniera a sus locas marchas del orgullo trans-especie- que aun ocurren de vez en cuando en San Javier (Para extrema molestia de la gente que vive en este), conocí a Alexander, un hombre valiente que había sobrevivido a la primer marcha LGTB+ que se habia echo en San Javier, en el que un sujeto vestido de Batman, habia agitado el Avispero multicolor y había ocacionado una de los mas grandes y coloridos desmadres jamas antes vividos en San Javier.

Ella (Luna) aún tiene pesadillas de ese dia.

Todo era tan confuso, tan colorido ....

Y los pronombres ...

¡Oh, no le hagan empezar con los pronombres! ¡Era como un campo de minas!

Kike me había dejado mucho antes del momento en que habia ocurrido eso, así que después de conocer a Alexander y que este me dejara refugiarme en su hogar hasta que todo el caos afuera se calmara, no tuve vergüenza cuando comencé a cuidarlo y mostrarle mi aprecio.

Ese dia nos hicimos muy buenos amigos, basicamente los mejores, muy rápidamente, al igual que cuando tenía a mi anterior dueño.

Aunque, es raro que Alexander ahora mismo todavía no me ha mirado con otra cosa que no sea desdén, así que tal vez su rostro se vea así hoy en día.

Esta mañana, cuando me acaba de bañar y estaba secando mi pepaje. Alexander me habia dicho que parecía a un furby, que aunque divertido, ese comentario grosero merecía un poco de castigo. Así que le di una palmada en sus nalgas como si fuera un niño travieso.

Talves el no lo dijo en voz alta, pero supe que habia disfrutado esa nalgada en sus pompis tanto si quería admitirlo como si no, incluso yo disfruto un poco de nalgadas de vez en cuando.

...

Tal vez pasar tanto tiempo sin apapachos no fue la mejor de las ideas.

Claro que no quería apapacarme con un extraño, pero los momentos pueden volverse bastante desesperados cuando entro en abstinencia de apapachos. Y ya an pasado años desde la ultima vez desde que recibí un buen apapacho.

Así que... Si, fui una perra paciente. Después de algunos intentos fallidos, indirectas dejadas al aire, al fin tuve el valor de preguntarle a Alexander si podía apapacharme ... El se negó con firmeza.

Igual que Kike, el se había negado, ese humano travesti en el bar sesenta y nueve se había negado, e incluso el taquero de la esquina, que por lo general es muy buena honda, y no le pone piña a tus tacos si preguntarte primero, se había negado.

Pero oh no, no había manera en el infierno perruno de que iba a dejar que mi mejor amigo y salvador se negara. No había aceptado ni un solo abrazo de ningún perro, ni uno solo. Entonces, después de unas horas de intenso pensamiento, llegué a una conclusión muy clara (y segun Alexander, muy Husky. Ese racista).

Alexander necesitaba que lo apapacharan, le gustara o no.

Por eso mi queridisimo amigo humano estaba actualmente atado completamente desnudo a una cama, y ​​por lo que parecía, estaba a punto de despertar.

Era hora.

Observé con alegría salvaje cómo Alexandet abría los ojos, parpadeando adormilado en un intento de librarlos del sueño.

"¿D-Dónde estoy?" graznó, mirando alrededor de la habitación. ¿Por que estaba en la habitacion de invitados?

Solté una tos muy ligera para llamar su atención. Y observé, mientras sus ojos, llenos de miedo, rápidamente se clavaron en mí.

"Hola, Alexito~", canturreé cariñosamente, mi cola se sacudia de izquierda a derecha. "¿Cómo estuvo tu siesta?"

"¿Lu-luna?" tartamudeó. "¿Qué está pasando? ¿Por qué estoy atado en esta cama... desnudo?"

Ignoré sus lindas preguntas y comencé a acercarme, pasando mis patas delanteras a lo largo de su pierna izquierda mientras lo hacía.

"¿Quieres saber algo, Alex?" Pregunté sensualmente.

Me miró con recelo, pero asintió. ¡Y así me aclaré la garganta y comencé a explicar!

"Recientemente tuve una revelacion casi divina. Tu. Pobre humano, as estado sin ningún contacto personal desde el momento en que me conociste, y tal vez desde hace mas tiempo. Yo. También e estado sin ningún contacto apapchonesco desde mucho antes de eso. Y cuando me día cuenta de esto, tuve mi revelacion".

Sin previo aviso, salte fuera del suelo y encima de mi deliciosamente suave amigo.

Amigo, jeje, no por mucho tiempo.

"Yo", continué. "Voy a apapacharte como nunca te han apapchado antes y tú, mi hermoso amigo, vas a recostarte, relajarte y disfrutar de cada momento del apapacheo extremo".

"¿Q-qué?" farfulló. "¡Luna, no! ¡No quiero que me apapaches, y si fueras mi amiga, aceptarías mi decisión!"

Sonreí

"Ah, ah, ah", me reí. "Pero ahí es donde falla tu argumento, porque no soy tu amiga... ya no. Ahora... soy más que eso. Y por más que eso, me refiero a tu compañera de apapachos, y por tu compañera de apapchos, me refiero a la única perra a la que le vas a dar cada onza de tu amor y ternura por el resto de nuestras vidas. ¿Entendido?"

Parpadeó... lentamente.

"Necesito un adulto", gimió.

"Oh, mi hermoso Alex~", cante mientras acercaba MI hocico a su oreja derecha, "Yo soy uno", respondí en un murmullo. "Ahora... ¡Que comience el apapacheo!"

Envolví mis patas delanteras alrededor de la parte de atrás de su cuello, presioné cabeza encontra de su pecho... y comencé a acurrucarme sin sentido.

"¡NNNNOOOO!-Oh, espera. Esto en realidad esto se siente bastante agradable. Huh. Es como si una almhoada gigante se retorciera encima de mi"


Cinco horas
de
apapachos
más tarde

Alexander, ahora desatado, respiraba con dificultad mientras miraba hacia el techo, su cuerpo estaba cansado, magullado y completamente apapachado.

En cuanto a mí, yo también estaba completamente satisfecha. Mi deseo desenfrenado de apapacharme finalmente se habia apagadó, salvando así el espíritu de lo que podría haber sido un alma inocente.

Por supuesto, Alexander también era inocente... pero los apapachos clamaban por él, y yo lo apapache.

¡Lo apapache como nunca antes habia apapachado a alguien!

"Estoy ... realmente excitado y completamente confundido", dijo de repente, girándose para mirarme. "¿Pensé que íbamos a tener sexo, no a abrazarnos el uno al otro durante cinco horas extrañas?"

"¿Sexo?" pregunté con curiosidad, poniendo una pata en mi hocico en contemplación. "Oooohhh... así que por ESO no querias hacer esto".

"Bueno, sí", se rió entre dientes, rozando su frente ligeramente mientras exhalaba un suspiro de alivio. "Supongo que no tenía nada de qué preocuparme después de todo... el abrazo fue bastante agradable, y me alegro de que me hayas desnudado por ello. Tu pelaje sobre mi piel fue una sensación comoda, aunque el beso de lengua fue inesperado. Supongo que te gusto, ¿eh?"

"Sip" me reí. "¿Quizás podríamos salir y ver una película más tarde?"

"¿Me estás invitando a salir, Luna?"

"Hmmm, ¿Tal vez?" dije arrastrando las palabras astutamente.

"Entonces, si, seguro, me gustaría eso".

Los siguientes minutos los pasé en un cómodo silencio, roto solo por la caricia ocasional y el beso que le di.

"¿Alex?"

"¿Sí?"

"¿Alguna vez has oído hablar del apapacheo intenso 360?"

"...", Alexander me vio fijamente y en silencio por unos segundos, "... Por que los Huskys siempre tienen que ser tan raros", el comento, mientras se levantaba y se marchaba, posiblemente a ponerse algo de ropa.

"¡No somos raros!", exclame mientras me cruzaba de patas e inflaba los cachetes, "Somos excéntricos, racista", murmure. Malo.

~~>>(Continuara)<<~~

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