XXXI. Definitivamente, rosa
¿Qué tan patético era seguir pensando en su cita –no cita– dos días después?
Marcos no estaba seguro qué tanto, pero definitivamente sabía que lo era. Aunque eso no ayudaba en nada; saberlo no evitaba que, al primer segundo libre, su mente volviera a aquel momento.
Los dedos de Cristián clavándose en sus hombros con fuerza, intentando retenerlo. ¡Y es que cómo se atrevía a decirle que no podía tener novio! Él que pensaba que ya habían saltado ese obstáculo. Y entonces, Dios, ¡entonces las manos de Cristián sujetando su rostro suavemente, pero con firmeza! Su corazón ya había dado un salto, incluso antes de que Cristián dijera las palabras: «Porque eres mío».
Marcos suspiró, abrazando el móvil contra su pecho. Así como hubiera querido abrazarlo a él ahora mismo. Estrecharlo entre sus brazos con fuerza.
Quizá en otra vida. Una en la que él fuera mujer o Cristián también fuera gay.
«Porque eres mío».
«Eres mío».
«Mío».
—Mi amigo —Marcos hizo eco de sus recuerdos. Eres mi amigo, eso es lo que Cris había querido decir. Nada más. Era lógico que alguien tan inseguro y que estaba aprendiendo nuevos conceptos de la amistad entre dos hombres, se sintiera amenazado por un posible novio.
Marcos sonrió, un poco triste. Era cierto lo que le había dicho. Si ellos habían decidido conservar esta amistad, otros amigos o incluso un novio no la cambiarían. Cris ya tenía un lugar especial en su corazón.
Y debía aceptarlo como era. Así como Cristián se estaba haciendo a la idea de tener un amigo gay y estaba aprendiendo que dos hombres podían ser amigos; él debía aceptar que aunque en un principio pensó que algo más podía ser posible entre ellos, Cristián era heterosexual y era algo que debía respetar si realmente quería ser su amigo.
Y realmente lo quería. Todavía no volvían al 100% a esa comodidad y naturalidad que había entre ellos por mensaje –cuando lo creía sólo “Mar” y no “Marcos”–, pero quizá pronto encontrarían un nuevo punto que se sintiera perfecto entre ellos.
Marcos suspiró, recordando la sensación de tenerlo entre sus brazos y luego el beso... Sus labios hormiguearon. Ni siquiera había sido consiente de que lo había besado, no hasta una calle después. Había querido disculparse con él, porque no quería incomodarlo ni cruzar sus límites; pero Cristian nunca mencionó nada al respecto, así que él tampoco lo hizo.
Cerró los ojos, rozó sus labios con las yemas de sus dedos y se imaginó, en un universo paralelo, un beso diferente...
Y entonces abrió los ojos de golpe. Porque eso era incorrecto, uno no se debe imaginar besando a sus amigos. Y esa era su señal para hacerlo ahora mismo. Lo había estado postergando, porque se sentía extraño hacer esto con un desconocido –y antiguo crush–, pero ya no podía evitarlo más tiempo.
Mar: Hola, Rude. Soy Mar. Espero que sepas quién soy, a pesar de que nunca hemos trabajado juntos. Realmente son gran admirador de tu trabajo, tu talento, tu valentía y todo tú en general...
Marcos maldijo cuando el mensaje se envió incompleto. Eso parecía una declaración amorosa. Inmediatamente se sentó y empezó a escribir más rápido que antes.
Mar: Pero creo que de eso podemos hablar en otro momento. No quiero que pienses en mi como un fanático acosador. Lo segundo no, al menos. Lo primero claro que sí, soy tu fan. Pero realmente te escribo porque me gustaría colaborar contigo. Te dejo el link de mi canal, espero que puedas ver mi trabajo y, si te gusta, aceptes mi propuesta.
Se sintió un poco ridículo cuando presionó "enviar". Sus manos estaban temblando y su estómago lleno de mariposas por la anticipación. Si Rude decía sí, pronto lo tendría aquí mismo, ¡a centímetros!, frente a frente...
Le empezaron a sudar las manos. Esperaba no arruinarlo. Dios, quizá sí era un fanático acosador.
Se levantó del sofá donde había estado acostado y maldijo a Sasha por tener cosas que hacer hoy. Él no estaba como para quedarse solo últimamente, porque tomaba malas decisiones. Cómo enviarle ese mensaje acosador a Rude –¡qué primera impresión!– o pensar en escribirle a Cristián...
—No —se dijo en voz alta, sacudiendo la cabeza—. Ya has roto los récords de mensajes que te dejan en ridículo hoy. Deja que él te escriba primero.
Estaba mirando frenéticamente a su alrededor, buscando algo que hacer, cuando el móvil vibró en su mano.
¡Sííí!
Y debió ser preocupante que su primera emoción fue al pensar que Cristián le escribía, ni siquiera era por una posible respuesta de Rude.
Desafortunadamente no era ninguno de ellos.
Natasha: ¡Hola, Mar! Espero que no te moleste que te escriba. Lo hago por dos razones. La primera es recordarte que el sábado es la boda y me gustaría saber si el miércoles tienes tiempo para una prueba final. Y la segunda decirte que te he mandado dos pases dobles, para ti y tu asistente. Pueden traer a quien quieran, están invitados a la boda. Espero que no tengan ningún compromiso y puedan acompañarnos en el evento.
Marcos mordió su labio inferior. Cristián todavía no mencionaba nada al respecto. Y, a ver, entendía que obviamente no fuera a pedirle que fuera su acompañante –ni quien quisiera; su corazón definitivamente no se estaba acelerando ante la idea–, pero ¿ni siquiera mencionar que ya sabía que era el maquillista de la boda de su hermana?
Porque obviamente lo sabía, ¿no?
Tuvo que reprimir el impulso infantil de preguntar ”¿Estará ahí tu hermano?”, porque estaba tan fuera de lugar.
Mar: Claro, el miércoles está perfecto. Sobre la boda no te puedo asegurar nada aún, pero agradezco la invitación.
Cuando, unos minutos después, una notificación llegó, estuvo a punto de ignorarla pensando que era Natasha dándole una hora. Afortunadamente no lo hizo, porque no era ella.
Y el chillido de Marcos probablemente se escuchó hasta la casa de Rude.
¡Había aceptado!
Rude: Hey, Mar. ¿Qué tal? Ni siquiera necesito entrar a ese link, hombre. ¿Quién en nuestro mundo no te conoce? No sé qué tienes en mente exactamente, pero estoy dentro. ¿Quizá podríamos vernos para hablarlo en persona?
Marcos volvió a chillar y dio saltitos emocionado. ¡Iba a conocer a Rude!
Un coro de “¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios!” le siguió por un buen rato, mientras no dejaba de girar. Estaba tan malditamente emocionado. Se sentía como un niño en pleno cumpleaños. recibiendo ese regalo que tanto había pedido.
—¡Iiinñ! —un rechinido más y luego un suspiro de satisfacción. ¡Reto de novios en camino! Esto iba a ser fascinante.
Miró su celular y, en vez de responderle, dio clic en la foto para ir a su perfil. Entró en la última publicación y dejó un corazón. Dios, es que Rude era fascinante. ¡Sólo míralo!
El pie de foto decía “¿Qué color de sombras combina con mi peinado y mi nueva chaqueta de cuero?”
Marcos sonrió y, sin dudar, respondió: “Rosa y aquí un voluntario para maquillarte 😘”
Casi se arrepintió de haberlo hecho porque sus notificaciones explotaron al instante.
Casi.
Porque él no era de los que se arrepienten. Y menos cuando una respuesta de Rude a su comentario llegó: “Dice el que me dejó en visto”.
Una carcajada se le escapó a Marcos. Rudo, guapo, un cabello precioso, amante del maquillaje y con buen sentido del humor, ¿por qué demonios Rude seguía soltero?
* * * * *
Cristián deliberadamente estaba ignorando las llamadas de su hermana. Porque si no eran para preguntar por su cita para la boda –que ya era el sábado, maldita sea–, sería para insistir sobre su prueba de maquillaje el miércoles. Ya tenía tres mensajes sobre eso último.
Así que optó por abrir el de Arturo. Al menos él lo hacía reír.
Arturo: Oye, he estado pensando. Aunque demasiado reciente, dirías que somos amigos, ¿no?
Cristián entrecerró los ojos. Esto se sentía como una trampa. Ya estaba empezando a conocer a Arturo y esta pregunta, aparentemente inocente, era todo menos inocente.
Cristián: Algo así, supongo. ¿Por qué?
Arturo: ¿Qué dirías si te digo que tengo novio?
Cristián hizo una mueca. No le importaba si Arturo tenía novio o novia. No era de su incumbencia.
Arturo: ¿Te molestaría? ¿Te sentirías desplazado?
Y entonces la razón de todo llegó y sus sospechas se confirmaron:
Arturo: ¿Fingirías ser mi novio para que no esté con alguien que no me conviene?
Dios, Arturo era imposible. Ya habían hablado de esto. Le explicó la razón de su intento por ayudar a Mar. No eran celos, como él insistía en decir. Simplemente era mejor hacer un reto así con alguien de confianza que con un tipo que parece psicópata.
Y no, no se estaba dejando llevar por las apariencias. Como Arturo también insistía.
¿Y qué si no le gustaba el maquillaje? Sólo era para un video, eso no lo iba a volver...
Arturo: Eso pensaba 😂
Arturo: Por ciertoooo...
Nada bueno podía venir después de tantas "o".
Arturo: Quizá quieras ver la última publicación de Rude, el último comentario para ser exactos. El último popular, quiero decir.
¿Qué?
Arturo: Estaré aquí, si me necesitas. O quieres que te ayude a esconder un cuerpo. LOL
¿LOL?
¿Qué era "lol"?
Cristián hizo caras, pero no tenía tiempo para Arturo y sus acrónimos juveniles.
Se obligó a respirar cuando vio la foto y el comentario de Mar y la maldita respuesta del tal Rudo... ¡Y los montones de caritas con corazones de los fans de ambos!
—¡Sólo es un novio falso! —le gritó a la habitación vacía—. Sólo para un reto... —su voz se fue empequeñeciendo.
El móvil vibró en su mano y no, no era Mar. Porque él estaba ocupado coqueteando en comentarios de Instagram.
Arturo: ¿Sigues vivo?
Cristián gruñó.
Luego una llamada entrante apareció en su pantalla: ¡Arturo estaba solicitando una videollamada dentro de la aplicación de citas!
* ~ * ~ *
Creo que este capítulo me ha emocionado hasta a mí 😂, ¿qué les ha parecido?
¿Qué piensan del hombre que yo me imagino como Rude? 😻
¿Físicamente cómo imaginan a Arturo?
¡Por cierto, subí un video a TikTok sobre esta historia! Espero puedan ir a verlo y darle amor ❤️
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