XVIII. No soy "diferente"
Marcos no podía evitar sonreír mientras leía el artículo de Cristián. “El amor”, por Cristián Cox.
¡Sobre todo porque hablaba de él!
Estaba resistiendo el impulso de gritar sólo porque Sasha estaba por ahí preparando todo para un nuevo video. Pero varias veces había tenido que morderse la lengua y resistir las ganas de levantarse del sofá y ponerse a bailar.
¡Cristián lo mencionaba en su artículo!
Así que se conformaba con seguir leyendo y abrazar de vez en cuando la revista.
«Y quizá sea destino –hace poco hablé con una persona sobre esto precisamente y ni siquiera estoy seguro de que exista, pero aquí estoy culpándolo porque es más fácil así– que mi primera oportunidad de escribir un artículo yo solo sea precisamente en esta fecha y que mi temática sea esta: EL AMOR.»
Él era era persona. No importa que no dijera su nombre, ellos habían hablado de amor. Y Cristián básicamente estaba reproduciendo su conversación aquí, había escrito sobre todas sus dudas respecto a si es importante el físico o no en una relación.
Nada de eso le había sorprendido, hasta que llegó al siguiente párrafo:
«O, mejor aún, ¿qué sucede cuando ni siquiera conoces físicamente a esa persona, cuando nunca la has tenido frente a frente, pero ya te ha hecho sentir todo lo que mencioné antes?»
Marcos había hecho un horrible sonido estrangulado, que definitivamente hizo voltear a Sasha. Pero no podían culparlo. Cristián hablaba –escribía– como si sintiera algo por una persona con la que nunca había tenido ni siquiera una cita y no podía evitar ilusionarse pensando que quizá era él. Tal vez era recíproco, porque Marcos definitivamente estaba empezando a sentir algo.
Después Cristián sugería, sin tratar de ofender, que todos deberíamos see un poco ciegos. Que primero escucharamos, percibieramos, sintieramos a la persona...
«Creo que muchos somos así. No buscamos sentir atracción física, nos concentramos en otros aspectos de la persona, queremos algo más profundo y por eso después nos preguntamos “¿Qué es esto? ¿Me enamoré?”, porque dejamos en segundo plano el envase en que vienen embotelladas todas esa cualidades –las risas que te provoca, las sonrisas cuando lo escuchas reír o cuando dice algo gracioso, las palabras de aliento que no sabías que necesitabas, el único "Hola" que esperas con ansias, poder hablar hasta de asesinos seriales o extraterrestres y saber que no se burlara de ti, que te anime a seguir tus sueños, las mariposas en el estómago que provoca sin necesidad de tocarte o besarte–. Porque lo importante para ti es todo eso y no el cuerpo o el rostro que le tocó.»
Por supuesto que Marcos sabía que Cristián era así, a él no le importaba el físico de la persona. No sé fijaba en el cuerpo. Sus ojos no eran los primeros en la ecuación, era su corazón. Si su corazón sentía, entonces los ojos podían abrirse y entonces ya no sería importante el cómo se viera esa persona sino lo que te hacía sentir.
Marcos se sintió vibrar un poco, cuando se dio cuenta que Cristián lo mencionaba no una sino dos veces.
«Y esto me lleva a una última pregunta que esa persona que mencioné párrafos atrás me hizo: ¿es importante el sexo de la persona?»
Pero el final. Dios, él final lo dejó sin palabras. Había un nudo en su garganta y algunas lágrimas atascadas en sus ojos. Era tan hermoso lo que Cristián había escrito y seguro que eso haría que muchos chicos y chicas si llegaban a leerlo se sintieran mejor, que supieran que no había nada malo con ellos. Que su amor seguía siendo amor, sin importar a quién miraran sus ojos, por quién se acelerara su corazón y quién encendiera sus cuerpos.
«Yo sé que no pueden obligarnos a que nos guste algo o alguien. Simplemente me hace pensar que no deberíamos juzgar la enorme gama de colores y formas del amor que hay en el mundo; porque no importa si tú no las entiendes, alguien más sí y las está sintiendo.
Porque somos millones de personas en el mundo y esa misma cantidad de formas de amor y ninguna es incorrecta.»
Marcos creyó que quizá estaba ya un poco enamorado. Un poco más que ayer. Tal vez Cristián no era perfecto, pero definitivamente estaba muy cerca.
—¿Por qué estás sonriendo así? —Marcos saltó cuando de la nada Sasha apareció atrás de él.
—¡Dios, Sasha! —gritó y a punto estuvo de golpearla con la revista. Pero no lo hizo porque su plan era guardarla—. ¡Me asustaste!
Ella puso los ojos en blanco. —No seas ridículo. Llevo aquí un buen rato. Te habrías dado cuenta si no fuera porque llevas diez minutos suspirando y abrazando esa revista... —lo señaló con una sonrisa porque justamente estaba haciendo lo último: apretándola contra su pecho.
Marcos la miró mal.
—¿Y desde cuándo tú lees? —ella fue a sentarse a su lado, obligándolo a moverse de su cómoda posición.
Marcos fingió indignación. —Lo dices como si nunca en mi vida hubiera leído nada. Te recuerdo que una vez leí El principito...
Sasha se rio. —Eso fue en el Instituto, Marcos, y era una lectura obligada. Todos lo hicimos.
Marcos le sacó la lengua. —Igual lo leí y no me molestes. A veces leo.
Ella negó, por supuesto que había visto el nombre del autor del artículo. Se levantó y empezó a alejarse. —Como sea. Casi estoy lista, te espero en cinco minutos frente a la cámara.
Marcos asintió, pero ya estaba sacando su móvil cuando su amiga se alejó. Tenía que escribirle a Cristián, no importa la hora y que quizá él siguiera en el trabajo. Ya estaba acostumbrado a que tardara en responder.
Mar: AMÉ TU ARTÍCULO.
Sólo eso escribió y con mayúsculas. Pero después pensó que quizá no era suficiente y que Cristián podría pensar que mentía o ni siquiera lo leyó, así que decidió enviar otro mensaje.
Mar: No sé cómo expresarlo. Siento que las palabras no bastan y mucho menos después de ver lo que tú eres capaz de crear con ellas. Cris, todo lo que escribiste es... ¡hermoso! La forma en que representaste el amor, las dudas y la inseguridad... Sabes que yo no leo mucho, pero creo que podría pasar mi día pegado a esta revista. De verdad, es perfecto. Y el final... Para ese final de verdad no tengo palabras, me encantó y te aseguro que has salvado muchas vidas con eso.
Y otro más porque, bueno, al diablo. ¿Por qué no?
Mar: Felicidades por tu primer artículo, guapo. Que tengas buen día.
* * * * *
Cristián estaba encerrado en uno de los cubículos del baño cuando los mensajes comenzaron a llegar.
El primero lo hizo pensar que Mar ni siquiera había leído y lo decía por obligación. Obviamente no había amado nada, no podía ser cierto. No cuando todos habían reaccionado tan...mal.
Frotó su frente e intentó no tomárselo personal recordando cuando su jefe lo mandó llamar y, en pocas palabras, le había dicho que se arrepentía de haberle dado total libertad en el tema y no haberlo revisado antes de que se publicara. Que definitivamente él habría quitado al menos el final... —No tengo nada en contra de... De... Ya sabes —había hecho un movimiento extraño con su mano—, pero no es el objetivo de nuestra revista. Y ni siquiera sabía que tú eras defensor de esta Comunidad. Que no me molesta, Cristián —aclaró, haciéndolo sentir peor—, que tú lo seas... Defensor o lo que sea. Pero no es nuestra línea.
Y ese “Que tú lo seas” lo estaba volviendo loco. ¿Que el fuera qué? ¿Sólo porque defendió el amor libre se volvía automáticamente en parte de la Comunidad LGBT?
Eso era ridículo. Él amaba a los osos polares y cualquier fundación o movimiento que hiciera algo por ellos tenía su apoyo y hasta ahora, que él supiera, no se había convertido en un oso. Seguía siendo un humano normal, gracias.
Lo peor es que su jefe no parecía ser el único en pensarlo. Varios le habían echado miradas extrañas y la apartaban rápidamente cuando él lo notaba.
Y de Johnny ni hablar. Sus labios estaban apretados y no había dicho una sola palabra al respecto. Ni bueno ni malo. Sabía que lo había leído ya, pero no mencionó nada. Y apenas se dio la hora de la comida salió sin preguntar si iban juntos, como siempre.
Así que aquí estaba, sintiéndose como un nuevo o el nerd al que le hacían bullying en clase, encerrado en los baños.
Casi no quería leer los siguientes mensajes. No si eran palabras por compromiso como el anterior: Amé tu artículo, Mar había puesto. Tan simple. Como si ni siquiera lo hubiera leído y sólo dijera lo que sabía que él quería escuchar. Lo correcto por decir.
Pero lo hizo y sus ojos se inundaron cuando las palabras aparecieron en la pantalla:
Mar: No sé cómo expresarlo. Siento que las palabras no bastan y mucho menos después de ver lo que tú eres capaz de crear con ellas. Cris, todo lo que escribiste es... ¡hermoso! La forma en que representaste el amor, las dudas y la inseguridad... Sabes que yo no leo mucho, pero creo que podría pasar mi día pegado a esta revista. De verdad, es perfecto. Y el final... Para ese final de verdad no tengo palabras, me encantó y te aseguro que has salvado muchas vidas con eso.
Su corazón amenazó con detenerse y después se aceleró. Su estómago se llenó de mariposas y de pronto, después del día de mierda que estaba teniendo, se encontró sonriendo. Sólo Mar podía lograr esto. Mar. Mar era perfecta y siempre sabía qué decir. Siempre tenía las palabras correctas, aunque ella pensara que no.
Mar: Felicidades por tu primer artículo, guapo. Que tengas buen día.
Suspiró después de leer el último. Secó sus ojos húmedos y se dio cuenta que ya no podía posponerlo más. Necesitaba verla, sentirla. Al menos tomar su mano una vez para saber que era real la persona que alegraba y mejoraba su vida.
Cristián: Gracias. Todo bien. ¿Qué tal va el tuyo?
No le mencionó nada sobre cómo parecía ser la única a la que le gustó el artículo. No era necesario y casi quería olvidar que lo había escrito.
Cris: ¿Te gustaría salir conmigo?
No agregó nada más a la invitación ni esperó respuesta. Guardó el móvil y se puso de pie para salir por fin. No podía quedarse por siempre aquí y Mar le habla devuelto un poco de su confianza.
Además, era una mujer. Cuando saliera con ella ya nadie pensaría, erróneamente, que él era gay o cualquier otra persona diferente.
Sonrió un poco. Mar era su salvación en tantos sentidos. Seguramente un ángel la había mandado a su vida.
* ~ * ~ *
¡Hola! ¿Alguien sigue por aquí? Perdón por este mes sin capítulos. Estaba terminando Enamorándome del nerd y quise centrarme en eso –ya está finalizada, por cierto, y pueden ir a leerla– y después tuve algunos malos días. Pero ya volví para continuar esta historia. Gracias a quienes sigan leyendo ❤️
¿Listos para el primer encuentro #crismar? ¿Cómo se lo imaginan?
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