X. Esmalte de uñas
Cristián: Me gustaron tus ojos.
Marcos sonrió. Eso era muy bonito. Cristián era muy tímido, así que sus palabras debían ser honestas y además seguramente le costó decirlo.
Suspiró y luego mordió sus labios. Ya había dicho a Sasha que le haría esta pregunta, pero no había tenido la oportunidad antes. Era el momento. Ahora o nunca.
Quizá era demasiado pronto, pero sí, estaba empezando a sentir algo por Cristián. Obviamente no iba a hablar de amor ni nada parecido, pero incluso una amistad totalmente dependería de esta respuesta. Él no podía ser amigo de alguien que lo juzgara por una parte de lo que era y el maquillaje era parte importante de su vida.
Mar: Segunda pregunta. ¿No te importa que yo use maquillaje?
Miró el teléfono cuando los minutos pasaron y ninguna palabra de Cristián llegó.
Su ceño se frunció. No era la primera vez que lo dejaba sin respuesta durante horas. Pero esta vez fue diferente. Dolió después de sus cartas sobre los asesinos seriales que escribió sin parar y que él leyó feliz porque era algo que obviamente hacía feliz a Cristián. ¿Por qué no podía él regresarle el mismo interés?
Cualquier relación sincera –de familia, amorosa o amistad– debía tener interés recíproco. No podía ser siempre sobre Cristián, porque él también era importante y tenía que valorarse y amarse él mismo primero.
—No hagas pucheros —se regañó solo—. Quien no vale la pena, no vale la pena y punto. Sigue tu camino.
* * * * *
Cristián no entendía el objetivo de la pregunta. ¿Por qué iba a importarle a él que ella usara maquillaje?
Era su rostro, su cuerpo, su decisión. Se veía hermosa con maquillaje obviamente –al menos sus ojos lo hacían–, pero seguramente también lo sería sin maquillaje. Ya tenía claro que para él la belleza física no era lo más importante. Aunque no quería decir que las mujeres sin maquillaje no fueran bellas. Es sólo cuestión de gustos.
Hay mujeres que nunca en su vida usarán ni una pizca de maquillaje y así se sienten bien con ellas mismas y es esa seguridad suya la que les permite conquistar el mundo. No hacen falta sombras, rubores, labiales ni bases caras. Ellas son felices así y eso está bien.
También hay otras que se transforman completamente con tantos productos que sólo ellas pueden nombrar. Esas que son una antes del maquillaje y una después. Que igual que las anteriores –y por la razón contraria– siempre son criticadas por otras personas. Pero es su gusto, su elección y no es un "disfraz" o una "mentira". No mienten sobre su físico, porque incluso ellas mismas van por la vida compartiendo fotografías de sus transformaciones. Y eso también está bien, ellas se aman de ambas maneras y lo demuestran.
Y, entre esas dos, hay un tercer tipo de mujer. Las que usan maquillaje, pero sin excederse y no porque no sepan como suelen decirles a modo de burla; porque la ignorancia se cura aprendiendo. Es simplemente que no quieren usarlo en exceso, les basta un poco porque es lo único que quieren. Quizá se centran en los ojos, las sombras, las cejas o las pestañas; o en los labios, coleccionan colores, sabores y texturas; o la piel en general, las bases, los rubores, las mascarillas...
Y ninguna de las tres es más o menos mujer. Ni ninguna es más bella de que las otras. Cada una se ama a su manera y todas un día encontrarán a quien las ame así mismo. Con o sin maquillaje.
Así que Cristián no entendía la pregunta. Que usara o no usara maquillaje era su elección, como ella se sintiera mejor. Eso no cambiaba que era la primera persona que lo hacía sentir valorado, escuchado y cómodo con sus "rarezas". A él no le importaba si Mar se maquillaba o no, de cualquier manera lo hacía sentir.
Y todos sus pensamientos le llevaron un buen rato.
Cristián: ¿Por qué me importaría que te maquilles? Si tú te sientes bien con eso, hazlo y ya. No creo que tú uses el maquillaje para que yo me sienta bien. Lo haces por ti. Y eso es lo importante. Ahora si me preguntas si te queda bien, por supuesto que lo hace. Te ves muy bien.
Iba a poner "Muy bonita", pero después se arrepintió. No quería que se viera como que sólo su físico importaba o que el maquillaje le daba la belleza. Porque no es lo que él quería decir en absoluto.
Y también iba a agregar que su hermana estaba por tener una prueba de maquillaje por su próxima boda. Pero no creyó que fuera el momento de hablar de eso. Quizá después de que se vieran por primera vez en persona y, si todo fluía bien, la invitaba como su compañera.
Cuando Mar tardó un poco en contestar, decidió escribir otro mensaje.
Cristián: Perdón por haber tardado tanto antes. Me perdí en mis pensamientos sobre el maquillaje.
Y otro más.
Cristián: Y creo que podría agregar sobre esto, el maquillaje, a mi artículo. Ya que es sobre la belleza exterior, el físico y qué tan importante es todo esto para las personas y los sentimientos.
Por fin ella respondió.
Mar: ¿Y qué tan importante crees tú que es? ¿No sientes curiosidad por ver mi rostro o mi cuerpo? Porque sólo conoces mis ojos... Podría estarte engañando y ser horrible o haber robado esas fotos de Internet.
Cristián sonrió. Era extraño que hubiera pensado en la posibilidad de un asesino serial o una broma, pero no que Mar mintiera sobre su identidad. Y no creía que lo hiciera. Esos eran sus ojos, no lo dudaba. Era su mirada, encajaban perfectamente con ella y su personalidad.
Aun así, para seguirle el juego, hizo la pregunta.
* * * * *
Cristián: ¿Y lo haces?
Marcos sonrió por la pregunta.
Mar: ¿Importaría?
Cristián: En realidad no. Todavía serías tú, con o sin maquillaje, con esos ojos hermosos o con otros, la persona que me encontré por casualidad en esta aplicación extraña. Con la que he conversado durante días, que me empieza a conocer y no ha huido corriendo o, en este caso, no me ha bloqueado. Todavía eres tú quien, sin haberte visto ni una sola vez ni conocer más que tus ojos, me ha hecho sentir.
Wow.
Simplemente wow. ¿Por qué Cristián tenía que ser tan tímido, inseguro y contradictorio para luego decir cosas así?
Marcos negó cuando se dio cuenta que estaba sonriendo. Se tomó una foto en ese mismo momento. Sus ojos no llevaban mucho maquillaje esta vez, era una sombra muy sutil y ni siquiera usaba pestañas postizas. Usó su mano para cubrir parte de su rostro, las puntas de sus dedos y sus uñas con esmalte amarillo y caritas felices en ellas enmarcaron su mirada. Había arruguitas a cada lado de sus ojos. No era una foto bonita y no una que compartiría en sus redes sociales o con sus seguidores, pero era perfecta para Cristián. Justo como él lo hacía sentir.
La mandó, junto con un texto corto y luego fue a apagar el celular. No quería quedarse esperando una respuesta de nuevo.
Mar: Un día me verás completamente. Si no en persona, al menos por partes. Aquí está un poquito más de mí.
Recortó la foto, de modo que sólo parte de su mano y sus ojos se veían.
Un mensaje alcanzó a llegar antes de que el móvil se apagara. Sólo lo vio a través de la pestaña, pero lo hizo sonreír enormemente.
Cristián: Me gustan tus uñas :)
¿No era perfecto?
Cristián no era un imbécil. No le importaba que fuera hombre y usara maquillaje y amara llevar esmalte en sus uñas.
* ~ * ~ *
Como les había dicho en días pasados, hubo una votación para maratones. Así que esta semana –porque esta historia ganó para maratón– estaré actualizando 4 o 5 capítulos 🙆
¿Creen que a Cris le importara que Mar sea hombre?
Al principio tenía planeado una historia corta que 10 o 15 capítulos, pero ya saben cómo soy. Ya llegamos al décimo y todavía ni salen 😂. En fin, muchas GRACIAS a quienes comentaron el capítulo pasado que la historia les gusta mucho ❤️
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