Al día siguiente las componentes del Ying Yang despertaron con la sorpresa de que Demon no estaba, y no solo eso sino que no había intentado despertarlas. Así que preocupadas por lo que podría pasarles, las chicas fueron hacia la cocina encontrándose con la cosa más rara del mundo:

Toda la sala estaba decorada con calaveras de azúcar, papel picado y flores de cempasúchil. Habían altares con fotos, velas y comida, junto con una decoración tradicional mexicana que inundaba la sala. Justo cuando pensaban que nada podía extrañarles más, Demon apareció seguida de los chicos, todos vestidos con trajes mexicanos tradicionales.

-Chicas, ¿qué hacéis?- Preguntó Demon al verlas.- Ir a poneros vuestros trajes. Y feliz día de muertos.

Cuando las chicas estaban por ir a buscar sus trajes, 9 entró con una cara bastante cansada.

-¿Qué te ha pasado?- Preguntó Alex preocupada.

-Demon me ha tenido toda la noche montando las cosas.- Dijo 9.- Casi no he podido dormir.

-Te aguantas.

-Demon, no hables así a tu hermano.- Dijo Kurogiri.

-Está bien, sólo porque te respeto, Kurogiri.

-Gracias.

-¿Y Dabi y Hawks?- Preguntó Akira.

-Están en el salón.- Contestó Demon.

-Vamos con ellos a ver las pelis y después iremos a hacerles un tour por el fantástico parque de atracciones.- Dijo Vanesa.

-¿Un tour por el qué?- Preguntó Spinner.

-Ya veréis.- Contestó Demon.

Y así el Ying Yang y la Liga de Villanos empezaron a ver películas mexicanas y a hablar entre ellos. Y en ese momento pareció que todas las tensiones de ayer y todo lo pasado había desaparecido. Hasta se sentía cierto ambiente familiar entre esos dos extraños grupos y el héroe.