Llamo a la puerta de la casa de Jairo y escucho el timbre por dentro. No tarda en escucharse «abre tú», «voy» y quejas perezosas.

Una chica con trenzas rubias y una deslumbrante sonrisa me abre. Yo le respondo con un suspiro tembloroso y mirando hacia atrás otra vez; no he dejado de buscar a mi alrededor desde que salí del metro.

—¡Oh, Helen, eres tú! —exclama Tina con alegría. Sus ojos grises se abren como un par de linternas y sus dientes perfectos acompañan en luminosidad.

Es la única que me sonríe de esa forma, pero también en quien más confío. Es mi amiga desde antes de que hackease el servidor del instituto, así que no me quiere por los exámenes robados.

Paso por su lado y entro en la casa. Tengo que contarles lo que me acaba de ocurrir.

—¿Dónde está Jairo?

—Con su ordenador. —Señala el salón—. Tiene un examen dentro de poco y no ha tenido tiempo de estudiar, como siempre. —Pone los ojos en blanco.

Entro en el salón y en medio del desastre se encuentra mi novio, registrando sus apuntes con menos ojos de los que hacen falta. Todavía lleva puesto el uniforme de la cafetería donde trabaja por las tardes: la de al lado del instituto. Por la mañana estudia informática en la universidad y, sinceramente, no sé de dónde saca el tiempo para hacer tantas cosas. Su pelo oscuro, que suele llevar peinado hacia atrás, está de punta y me recuerda a uno de esos científicos locos de las películas. Sus afilados ojos grises registran los apuntes buscando alguna información que se le escapa, pero cuando me ve, su mirada se detiene.

—Te llevo llamando todo el día, ¿se puede saber por qué no me has contestado? —me pregunta con la preocupación latente en su voz.

Respondo frunciendo los labios. En cuanto Jairo ve mi gesto, abandona la silla y se acerca a mí rápidamente. Me agarra una mano, cosa que agradezco.

Tina se adelanta a hablar.

—Helen, ¿te pasa algo?

Yo suspiro. Los miro a los dos.

—No os podéis ni imaginar lo que me acaba de ocurrir —digo con seriedad.

Les cuento todo, desde que amenacé a Clara, pasando por el libro con mi nombre hasta la amenaza misteriosa del perfil de Instagram. Ellos me escuchan con paciencia. Cuando termino, me miran preocupados.

—En su momento te lo advertí —me recuerda mi novio.

Asiento sin ser capaz de decir nada más. «Sabes que te arriesgas demasiado», esas fueron sus palabras antes de pulsar el último botón para derribar el firewall del servidor del instituto.

Todo lo que sé hoy se lo debo a Jairo. Si en mis manos un ordenador es un arma, en las suyas es una bomba. No hay concepto de informática que se le escape. Hasta sospecho que, en vez de cerebro, tiene un microprocesador ahí dentro. Aun así, él se reprime más a la hora de emplear su arte porque duda sobre la moralidad de sus actos. Cuando hackeamos el servidor del instituto, no fue una excepción. Ahora me arrepiento de no haberle hecho caso.

Tina nos mira a los dos con una mueca que no soy capaz de descifrar. Quiere hablar, pero parece que las palabras se le atascan entre los dientes.

—¿Crees que ha sido ella? —Su voz infantil hace incluso más inverosímil esa posibilidad—. Clara: la hermana de Luis.

Le respondo entrecerrando los ojos pensativa y desecho esa idea. Jairo ve mi expresión y le dirige una mirada significativa a su hermana. Ella se encoge de hombros.

—Ella no, pero debe de haber sido alguien que te odia —reflexiona Jairo mirándome de reojo para comprobar mi reacción— y que te tiene miedo, porque se oculta tras un nombre falso.

Qué halagador, aunque ya no tengo tiempo para disfrutar del miedo de los demás.

—Intimido y caigo mal a todo el mundo. ¿Podrías ser un poco más preciso, por favor? —le pregunto con sarcasmo mientras me cruzo de brazos.

Tina nos observa con los labios apretados como si tuviera muchas cosas que decir, pero ninguna tan inteligente como para soltarla. Jairo suspira con paciencia y apoya los codos sobre la repisa de la cocina, de espaldas a ella.

—Quizás es alguien que no te conoce de verdad... —dice pensativo—. Y que no sabe lo que eres capaz de hacer.

—No conozco todavía un «alguien» así —replico con rapidez. Se me escapa una risa socarrona.

Jairo chasca la lengua con desaprobación. Tina se acerca más a nosotros.

—Yo te propongo que se lo digas a la Policía —me susurra.

Todas las alarmas se me encienden. Jairo lee mi expresión y se adelanta, cortándome con un gesto de la mano.

—Si Helen se lo cuenta a la Policía, ese perfil publicará los vídeos.

—¿Y qué deberíamos hacer? —pregunta Tina.

—Quizás debería entrar en el perfil de Instagram, obtener su correo y, con mucha suerte, su número de teléfono. —Frunzo los labios pensativa y bajo la mirada a mis pies. Es un plan un poco frágil y necesitaré la ayuda de Jairo—. Si los consigo, podré leer sus conversaciones y averiguar quién es. —Miro a Jairo—. Todavía tienes el programa para buscar bugs, ¿verdad?

Jairo asiente con la cabeza.

—Sí, todo tuyo. Ahora no lo tengo, pero, si quieres, te lo paso mañana en una memoria externa.

—¿Y por qué no me lo pasas por nuestra nube? —le pregunto impaciente—. Así es más rápido.

Hace tiempo compré un servicio de almacenamiento privado en la nube para que lo usáramos solamente Jairo y yo, pero a él no le gusta; prefiere darme los programas en memorias externas y luego yo los paso a la nube.

Él aprieta los labios.

—Mejor no... —murmura—. Mañana te lo doy.

Asiento; me llevo las manos a la cabeza y suelto un gruñido frustrado.

—Espero que funcione...

Él se acerca un poco más y me pasa la mano por la cadera. Yo todavía siento la angustia en el estómago.

—Ese tal Darkwings no puede hacer nada contra nosotros —trata de consolarme.

Este plan es lo único que tenemos. Mientras tanto, tendré que comprobar si Clara ha cumplido su parte del trato. Mañana lo veremos todo.

***

Holiii Croquetitaaas!!

¿Creéis que Helen conseguirá deshacerse de este problema?

¿Y qué os parece Jairo? ¿A que es súper mono? ¡A mí me encanta! ^^ Y Tina es un amor 🥰.

Pues nada, Croquetitas. Espero que os haya gustado este capítulo, aunque no sea tan intenso como el anterior jeje. En este Helen está armando un plan para la que se avecina, aunque os advierto que las cosas se van a torcer mucho!!

Se despide un sushi planificador:

Sushito