Capitulo 6. Olelo Ho'Opa'I Make
Hace años...
Tree Army Medical
Parecía una guardia tranquila, hasta los momentos solo un hombre con una fractura en la pierna lo había hecho levantar del escritorio donde tan concentrado leía sobre una cardiopatía. Hasta que aquella calma fue interrumpida pues por las puertas de la emergencia venia entrando un grupo de paramédicos y a su lado un hombre vestido de negro, con chaleco antibalas y guantes en las manos; pero aquello no era lo importante sino a quienes ellos traían. Enseguida se levantó de su silla y se dirigió a donde estaban los paramédicos.
—A Trauma Shock ¡ya! –dijo impresionado.
Y es que la mujer que traían parecía estarse desangrando; todo su cuerpo estaba cubierto de sangre, su rostro el cual estaba muy pálido pues ya había sido intuba endotraqueal, sorprendió a Sam, aun cuando durante años había visto cosas peores. Al examinarla a simple vista sabía que su estado era crítico.
—Debe esperar afuera comandante McGarrett –Dijo una enfermeras cuando Steve trataba de entrar a la sala junto a Diane.
Rápidamente en sala de trauma trasladaron a Diane de la camilla de los paramédicos a una de las camillas de la cama, allí le quitaron la ropa y enseguida el doctor vio porque su cuerpo estaba bañado en sangre, y es que tenía un par de heridas en el abdomen y además tenía hematomas que empezaban a tomar un color morado, su piel pálida delataba toda aquella tortura por la que había pasado.
—Paciente 38 años, es Policía de la unidad especial Five-0 Teniente Comandante Diane Brighton –explica una de las enfermeras que venía en la ambulancia junto a los paramédicos–, según el reporte de su jefe tenía 24 horas secuestrada; no tiene pulso y sus signos vitales son inconstante, presión baja al comienzo después alta, lo que indica que podría entrar en paro en cualquier momento. Tiene signos de torturas y un disparo en el área izquierda del pulmón. Se decide intubar pues dejo de respirar hace 20 minutos...
—Dios mío –dice Sam quien revisa las pupilas de Diane. De pronto el sonido del monitor de signos se dispara y este suena en una constante alarma–. Está entrando en paro, ¡desfibrilador! –pidió y enseguida la enfermera trajo el carro de paro. Vamos Diane, tu puedes, llegaste aquí casi viva, no vas a irte ahora...
Después de un rato, lograron estabilizar sus signos vitales y desde entonces, Sam no se había apartado de ella.
—No creo que sea conveniente intervenirla en las próximas horas –dice David el otro médico de emergencia–, sus signos vitales son muy inconstantes y una cirugía de esa magnitud podría dejarla en el quirófano.
— ¿Y qué sugieres que hagamos David? ¿Dejarla con la bala en el cuerpo? Hay dos tomografías cada una con 15 minutos de diferencia y en cada una muestra que la bala se sigue moviendo, de ser así podría perforar un pulmón, ya hay un fisura, pues sino no hubiese tenido un paro respiratorio hace unos minutos.
—Ok Sam, es obvio que no... En primer lugar creo que debes relajarte ¿de acuerdo? Y en segunda es mi opinión como cardiólogo. Si primero tuvo un paro respiratorio y luego uno cardiaco es posible que en la cirugía no soporte otro de alguno de los dos. Y si te das cuenta, esta mujer está muriendo, así que todo lo que debe hacerse, debe ser con cautela.
—Lo se David, lo sé, pero sabes que un momento así solo debemos tomar una decisión.
Y ciertamente así fue, la decisión de la cirugía fue un hecho, afortunadamente Diane había sobrevivido a ella, fue difícil pero lo logro. Sin embargo la respuesta no era muy favorable, por lo que Diane aun no normalizaba sus signos vitales y su ritmo cardiaco parecía empeorar, todo daba a entender que en cualquier momento podría morir.
Después de conversarlo varias veces David decidió salir y hablar con el acompañante de Diane, a quien la enfermera había denominado su jefe; por su parte Sam no quería dar la noticia pues para el aun habían esperanzas, por lo que David le dejo en cuidados intensivos junto a Diane.
Después de volver a mirar el monitor y constatar que nada mejoraba decidió tomar un pequeño banco de meta que estaba cerca de la cama y sentarse al lado de la cama de Diane.
—Sin duda esta ha sido la guardia más larga en mis años como médico –Le dice Sam a Diane–, creo que tiene que ver contigo. Así que eres policía... He atendido a un par de policías en mi vida, uno de ellos tenía una bala en el pecho, logro sobrevivir, supongo que le tocaba seguir viviendo; el otro solo lo suture no tenía gran cosas. Pero tu sin duda eres especial; pero te admiro, eres Teniente Comandante, supongo que tuviste que hacer mucho para llegar a ese rango... ¿Sabes algo? Esa es la razón por la que debes luchar, afuera hay un hombre esperando por ti, las enfermera dicen que es tu jefe, pero yo creo que son algo más, ha estado aquí todo el día, y parte de esta noche. Solo vi ir por un café y volver, al igual que el rubio, creo que son tus amigos o no lo sé, pero esa una muy buena razón para que sigas luchando. Eres increíblemente fuerte Diane y sé que vas a lograrlo.
De pronto aquella conversación fue interrumpida por David; este quería comunicarle a Sam que le iba a dar la oportunidad de despedirse de Diane a su jefe, así que este aceptó y dejo la sala.
...
—David ¿Cómo estás?
—Doctor Valley –saluda David con un apretón de manos–, que gusto verlo. Es raro que este por cuidados intensivos.
—Sí, lo sé, pero vine por Bradock. Hace días que me preocupa, ha estado en el hospital por días enteros... ¿Qué es lo que sucede?
—Eh... bueno señor, ni yo sé cómo explicarlo, pero desde que llego la oficial de Five-0 ha estado así.
— ¿Crees que tenga que enviarlo con el apoyo multidisciplinario del hospital otra vez? –pregunta el Doctor Valley con un tono de preocupación.
—Oh no, no. Para nada, supongo que le apasiona el caso; cuando la Comandante llego aquí estaba casi muerta, él le salvo la vida. Creo que quiere terminar con todo el trabajo y bueno... esto es una buena oportunidad para aprender, sabe que a Sam le gusta esto de emergencias y mucho más si se trata de policías y soldados.
—Es bueno saberlo. Bueno, de igual manera traía buenas noticias para él... En Maui hay un volcán activo y amenaza con hacer erupción pronto, así que necesitan médicos de emergencias y enseguida pensé en él y en que le gustaría.
—Oh si, se pondrá muy contento ¿Por cuánto tiempo?
—Dos semanas –responde el doctor.
—Bueno, no creo que se niegue.
—Pues por eso venia, ya que esta tan involucrado con el caso de la Comandante Brighton...
Y en ese momento venia saliendo Sam de la habitación de Diane, concentrado en la carpeta de metal que contenía la historia de Diane. Al levantar la mirada ve al doctor Valley y a David hablando así que se acerca a ellos.
Sin preámbulos el Doctor Valley le dio la noticia y aunque esta le causaba mucha alegría enseguida la rechazo, él quería quedarse atender a Diane hasta que estuviera de alta. No obstante para el Doctor Valley no había una respuesta negativa que pudiera dársele, así que no tuvo de otra que obligar a Sam a ir a Maui.
...
—Hasta que por fin atiendes el teléfono –dice David.
—Lo siento, este lado de la isla solo tiene cobertura para las emergencias y a esta hora dos barras de señal que se van a ir en unos minutos, así que aprovéchame –responde Sam– ¿Cómo esta Diane?
—Te tengo malas noticas Sam...
—David...
—No, no... No murió, despertó.
—Ok, ¿y qué hay de malo en eso? –pregunta Sam aliviado por la aclaración.
—Se fue del hospital en la mañana –responde David.
— ¿Cómo que se fue? ¿A dónde fue? David, Cuando ella despertara debía tener un reposo de casi seis meses, su estado aun es delicado ¿Cómo se va a ir? ¿Se escapó?
—No, resulta que tu chica está muy bien conectada. Es como una hija para el Gobernador, así que este habló con el Doctor Valley y se la llevaron en un helicóptero muy bien equipado, a Tokio creo.
— ¡¿A Tokio?! ¡Que demon...! No puede ser.
—Lo se amigó. Solo te llamaba para que lo supieras, el Gobernador está agradecido contigo y bueno... Ya conoces el resto.
—Gracias David.
...
—Ten –dice David extendiendo una taza de café caliente–, lo vamos a necesitar. Con esto de la explosión de la estación de policía vamos a necesitar estar activos. Si son terroristas, seguirán habiendo explosiones.
—Gracias –responde Sam y toma de su taza–. Lo sé, esto es una locura ¿no? Oye vi a dos de los Five-0 hace unas horas, ¿no la has visto cierto?
—Ya va ¿Qué?... Ay no Sam, por dios. ¿No me digas que te gusta la Five-0? Creí que todo era profesional.
— ¿Por qué siempre tiendes a exagerar todo? La Five-0 se llama Diane Brighton...
—Y estoy seguro que no le gustará que la tutees –interrumpe David y Sam pone sus ojos en blanco–, con ese mal genio que tiene, seguro querrá que la llames "Comandante" o algo así. Todo el mundo dice que es insoportable.
— ¿Quién te da el permiso de señalarla de esa manera? Tú solo la viste una vez en tu vida y la mayoría del tiempo estaba inconsciente, así que: Primero, deja de exagerar. Si pregunto por ella es porque bueno, no quisiera tenerla aquí de nuevo casi muerta pues trabaje muy duro para mantenerla con vida y segundo... Ah, ya lo olvide. En fin, solo relájate ¿quieres?
—Yo estoy bien, quien me preocupa eres tú...
—Lo que debería preocuparte es la emergencia que acaba de llegar –dice Sam y se levanta del escritorio donde estaba–. Andando, en vez de cardiólogo debiste ser terapeuta, te fascina estar psicoanalizándome.
—No te estoy psicoanalizándote ¿de acuerdo? Es solo que es muy raro que preguntes por la Five...
Y David se había quedado sin palabras, no podía creer quien venía entrando por la sala de emergencia; y es que a ambos les conocía; al rubio y la culpable de la tertulia de hace unos minutos.
—Esto tiene que ser una broma –dice David y junto a Sam corren a la camilla.
Sam al verla no puede creerlo, es como si todo conspirara para que el salvara su vida, hacia dos semanas que no tenía guardias de noche y justamente ayer le llamaron para que a partir del día siguiente hiciera guardias nocturnas durante un mes; y de casualidad hoy a su guardia llega de nuevo Diane, solo que en mejores condiciones que la primera vez.
Unas horas después ya Diane se encontraba mucho mejor, mientras David estaba con otro paciente, Sam llenaba la historia médica de Diane. Justo cuando iba a llenar la casilla de presión había olvidado volvérsela a tomar, así que tomo los implementos y fue hasta su habitación para tomarle la presión nuevamente.
Durante el camino iba llenando las otras casillas, así que iba concentrado en los papeles que sujetaba la carpeta de metal. Sin mirar entro a la habitación, al cerrar la puerta y mirar la camilla su sorpresa es que ésta, está vacía. Miro alrededor de la habitación y cerca de la ventana se encontraba ella como buscando algo, siguió hasta que finalmente se dio la vuelta y le miro.
—Menos mal llegaste –Dijo ella muy natural, dejando a Sam petrificado. No podía creer que ya estuviera levantada y mucho menos dando vueltas por la habitación y con intención de irse–, necesito que me quites esto, tengo que salir de aquí –y extendió su mano donde traía una vía.
—Eh... –intentó decir Sam. Su cara era amenazante y aquello le impresionaba un poco a Sam, sin embargo a su mente vino algo que había pensado hace meses antes de irse a Maui "Es realmente hermosa, muy fiera, pero hermosa"–, Comandante Brighton, no puede salir aún. ¿Se siente bien?
—Perfectamente –Contesto ella muy cortante, se notaba exasperada– ¿Vas quitarme esto o no?
—Uh... Comandante, la verdad yo... –Sam seguía titubeando.
—Oye sino lo haces tú, lo haré yo. Contigo o sin ti me iré de acá. Tú decides –dijo ella cruzándose de brazos.
—Comandante porque no respira –Decía alzando sus manos a la altura de su pecho, para que se tranquilizara. No sabía si quien necesitaba tranquilizarse era él o ella–, se sienta y piensa un poco mejor las cosas, tal vez usted necesite...
—Te juro –Le interrumpió de nuevo–, que lo único que te salva de no ser apuntado ahora mismo, es que no tengo mi arma acá; ya te dije que con tu aprobación, o sin ella me iré de acá.
Al final Sam había aceptado pues Diane se veía totalmente decida a lastimarlo para irse o simplemente irse sin hacerlo. Después de dejarla en el cuartel volvió al hospital, preocupado David le pide hablar con él.
— ¿Qué demonios hiciste? ¿Cómo se te ocurre ayudar a escapar sin un alta médica a la Five-0, ah?
—Iba a dispararme –dijo Sam sabiendo que Diane no iba hacerlo–, lo juro.
Y Sam lo miró extrañado pero podría llegar a créele, David se había vuelto fan de creer lo que decían de Diane, y no precisamente las buenas cosas.
—Pues debiste llamar a seguridad, tal vez pudiéramos haberla sedado. Estás en graves problemas el Doctor Valley está buscándote y no creo que puedas salvarte de esta.
—Es la hija del gobernador ¿no es así?
—Es como una hija. No es una hija –responde David.
—Pues alegaré que solo quería conservar mi trabajo. Listo.
El resto de la mañana Sam la pasó pensando en que ciertamente David y todos tenían razón, debió sedarla, su estado no era el conveniente para darle el alta; sin embargo no podía decirle que no, no sabía porque pero lo hizo.
Las horas pasaban y aun no tenía información de Diane así que decidió buscar su historial médico y revisar si alguien había puesto su dirección podría fallar porque Diane es una policía y estos cuidan muy bien su información personal o porque al enterarse David iría con el Doctor Valley y le diría todo, según el intentaba hacerlo entrar en razón en que debía dejar su obsesión por Diane.
Pero haber hecho todo con cautela tiene sus resultados pues después de distraer a David con la enfermera que la gustaba, pudo ir a los archivos y buscar la historia médica completa de Diane; y no sabía si era una señal para el pero la dirección estaba ahí.
— ¿Kahala? –Se dijo sorprendido–, ¿qué hace un oficial que gana 30.000$ al año en Kahala? Bueno–se encogió de hombros–... no soy fiscal de impuestos, mejor voy de una vez antes que llegue David.
...
Llevaba veinte minutos en el auto, había estado diseñando una buena respuesta para cuando Diane le preguntara ¿Por qué estaba ahí? y al mismo tiempo una estrategia de defensa pues, esta vez ella si iba pensar que era un psicópata. Desde que había salido del hospital su celular no había parado de sonar; era David seguro ya sospechaba algo pero, aquel acoso ya lo tenía harto así que lanzo su teléfono a la parte trasera y bajo del auto.
Caminando hacia la gran puerta de entrada de la mansión empezó a sentir un poco de nervios, parecía un adolescente en su primera cita; y es que no sabía si le daba terror la reacción de Diane o simplemente esos nervios eran de esos que ocurren cuando vez a alguien que puede que te guste. Aunque esto último era casi imposible para él, no podía gustarle Diane, solo había visto dos veces en su vida —pensó pero aquel pensamiento lo dejo dudando—. Sacudió su cabeza para alejar todos sus pensamientos y poder actuar frente a Diane y finalmente toco el timbre. Espero unos segundos, hasta que finalmente la puerta se abrió. Era ella.
—Hola —Dijo Sam, fue lo único que salió de su boca.
—Vaya, ¡Que sorpresa! –Dijo Diane–, Creí que te había asustado lo suficiente como para que no te me acercaras.
—Bueno, si lo pensé y estaba aterrorizado cuando venía, pero me arme de valor y acá estoy. –Por alguna razón sus palabras estaban simplemente fluyendo aunque aquellos nervios comenzaron hacerse presente–. Estaba preocupado, nunca me ha pasado que uno de mis pacientes me amenace y se vaya del hospital.
—Lo lamento –respondió ella con una sonrisa y aquello sorprendió a Sam. De hecho bajo la mirada, lo que quería decir que se sentía culpable–, no tenia de otra. Era algo importante.
— ¿Puedo pasar?, –pregunto Sam haciéndole un escaneo completo a Diane. Traía aun la ropa que le había prestado–, creo que vas a necesitarme, tu herida está sangrando –Añadió. Era su oportunidad de ayudar y bueno, también de acercarse a ella.
—Ok –Respondió ella y se hizo a un lado para que el pasara–, pasa. Oye necesitó darme una ducha, ya después podrás ponerme las manos encima.
—Woo, eso sonó interesante. La verdad yo si quiero —Dijo el divertido y Diane pensó en que ciertamente había sido una muy mala frase y además noto el tinte con el que este lo tomaba.
—Ok, ¿Recuerdas lo del dedo? —Dijo Diane—, pues aún puedo hacerlo, así que cuida tus palabras.
—Tu empezaste —Replico alzando sus manos en señal de defensa.
—Sí, tienes razón pero sabes que no lo dije en ese sentido. Ya lo sabes —Advertido y se dio la vuelta tratando de contener la risa y tomo el camino hacia su habitación. ¿Realmente sonó así? pensó.
Sam se quedó esperando en la sala, o bueno lo intento. Porque empezó a caminar por la estancia y a mirar los cuadros y adornos de la casa, enserio seguía preguntándose cómo es que una policía podía vivir así. Después de un rato ya Diane venia de regreso con el botiquín de primeros auxilios.
Para curar la herida Diane tenía que quitarse la camisa y aquello le hizo un poco tenso el trabajo de Sam, era imposible no dejarla de mirar, y no era esa parte simplemente, toda ella. Empezaba a corroborar ciertas cosas que ya había pensado. Minutos después ya está lista, durante la cura Diane ni se había quejado, solo le miraba atentamente como hacia todo su trabajo, lo cual dejo pensando a Sam.
—Ok, diré esto una sola vez, necesito que guardes aunque sea un día de reposo, si esto sigue abriéndose puede infectarse y será peor porque no podrás seguir esparciendo terror por el mundo —Dice el en modo gracioso y Diane ríe.
—Ok, lo haré –respondió ella–. Gracias por venir de verdad. Y bueno ahora que veo que eres confiable, soy Diane Brighton, mucho gusto –y extendió su mano, él la miro y la estrecho
— ¿Ya puedo decirte Diane? –pregunta sin soltar su mano aún.
—Mmm, bueno si no queda de otra –contesto ella rodando sus ojos en modo de broma–, es broma claro que sí.
—Es un placer conocerte Diane. Aún estoy aterrado pero creo que ya puedo respirar a tu lado, sin temer que me dispares claro. –y aquella confesión hizo que Diane soltara una carcajada.
—Lo mismo digo Dr. Bradock –dice ella riendo.
—Puedes llamarme Sam —Le dijo Sam y se le quedo mirando. Era cierto, Diane le gustaba y por lo visto, más de lo que él pensaba.
Aeropuerto Internacional de Honolulu
"Pasajeros al 285 con destino a Londres, abordar la puerta 85-A. Segundo llamado"
Estaba todo listo pero irse, pero aún faltaba algo. Miraba a todos lados pero no la encontraba, espero unos minutos más pero de nuevo la voz volvió a sonar en los altavoces; era el tercer llamado, debía abordar. Dio una última mirada pero ella no estaba, así que no tuvo de otra sino que hacer caso y abordar el avión.
Camino hacia la corta fila que se hacía en la entrada de la puerta 85-A y se dispuso a continuar el camino esta vez sin mirar atrás, le entrego el boleto y a la azafata y siguió por el pasillo alfombrado que daba a la entrada del avión.
De pronto a mitad de camino se oye unas voces hablando en alto y todos los que iban en el pasillo voltearon, Sam que le causaba curiosidad y al mismo tiempo esperanza se quedó escuchando y fue hasta que escucho bien su voz y un "Five-0, créame que no quiere verme usar mis métodos", se volteó y fue hasta la azafata.
—Por favor, es solo una azafata –pidió Sam al llegar al lugar y la azafata lo miro con un poco de miedo, al parecer si podía ser verdad que Diane usara esos métodos de los que ella hablaba–, no le hagas daño –añadió divertido y la azafata volvió a mirarlo con miedo y decidió dejar el lugar.
—Si lo hubiese querido hacer, lo hago –respondió ella rodando los ojos–. Lamento llegar tarde, uno de mis sospechosos me hizo perseguirlo y...
—Paz a su alma –dijo Sam y Diane soltó una carcajada.
—Sí, básicamente eso –dijo ella sonriendo.
—Señor, estamos a punto de abordar –dijo la azafata casi en un susurro y evitando mirar a Diane–, tres minutos.
—No se preocupe –respondió Diane y la chica solo asintió con la cabeza y se dio la vuelta–, seré breve. Feliz viaje Bradock –le dijo a Sam y pasó por debajo de la cinta y se acercó a darle un fuerte abrazo.
—Gracias Diane –respondió sin aun soltarla.
Por alguna razón para Sam aquel momento no era una despedida era como un pequeño comienzo el cual tardaría un par de años, sin embargo Diane le había hecho sentir que esa espera podía valer la pena. Pues aun cuando sabía que probablemente ella no estuviera cuando el regresara seguía sintiendo esas ganas de intentar muchas cosas con Diane.
—De nada –dijo ella y esta vez se separaron–¸creo que yo te debo mucho. Espero que Cambridge te de todo aquello que buscas.
—Académicamente sí, pero en otras cuestiones, creo que lo que busco ya lo encontré en Hawaii –dijo y Diane sonrió.
Se dieron un último abrazo de despedida y ella se quedó ahí mirándolo irse hasta que ya no se podía ver en el pasillo.
New York, 10:40pm.
—Hasta que por fin atiendes el teléfono –dice Sam del otro lado de la pantalla–, creí que el sospechoso te había agarrado a ti...
—A ver Sam ¿Qué clase de policía crees que soy, ah? No debí contestarte en plena persecución.
—Bueno, no importa... Supongo que debemos pedir por el alma de ese hombre ¿no?
—No tanto, pero si debe tener un caso grave de hipotermia. Lo lance al estanque del Central Park –responde ella.
—Creí que tu jefe te había prohibido esos métodos.
—Sí, es así. Pero yo dije que había demasiada gente en el lugar, que posiblemente iba armado así que era mejor neutralizar la amenaza.
— ¿Por qué siempre te sales con la tuya?
—Lo llamamos astucia en este lado del mundo Bradock. Ahora dejemos de hablar de mi sospechoso, no voy a dedicarle mi conversación contigo a él ¿Qué tal todo en Cambridge? ¿Qué tal tu tesis nerd?
— ¿Me está llamando Nerd, la que envió su tesis a Harvard sobre la psicología del crimen? Que descaro –y Diane suelta una carcajada.
—Bueno, bueno... Eso fue hace años, de hecho aún ni la aprueban.
— ¿Viajarás? –pregunto Sam con esperanza en su voz.
—No sé si lo haga para el verano Sam, soy jefe de la Unidad de Homicidios, en New York eso es un trabajo de 24/7.
—Entonces me harás cometer un delito de un ciudadano Neoyorquino en Londres solo para verte.
—Espero que no –dijo Diane riendo–, porque de igual manera no es mi jurisdicción y estoy segura que la policía de Londres podrá hacerse cargo de ti.
—Demonios...
Después de esa conversación, la vida se había encargado de darle tanto trabajo y hasta problemas a los dos, que ninguno de los dos volvió a saber del otro.
Mirador Kaena Point 10:00p.m
—No creí que vinieras –dijo Steve al verla bajar del auto.
—No iba hacerlo, pero como me dijiste que era urgente y no, de que se trataba pensé que necesitabas ayuda.
— ¿De verdad aún estarías dispuesta ayudarme si lo necesitara?
—Desde que llegue te he salvado de ir a la cárcel y de que te asesinaran en el campamento del horror de Danny. Así que... –y se encogió de hombros a su respuesta– ¿Para qué estoy aquí?
—Quiero que esta vez sí hablemos sobre lo ocurrido.
—Ok, bye. –dijo ella y abrió la puerta de su auto, pero enseguida Steve la toma de la muñeca la hala hacia él y cierra la puerta del auto.
En aquel momento el espacio era mínimo entre ambos, y por unos segundos, los dos se quedaron en silencio y Steve respiro profundo, Diane al percibir aquello se alejó de inmediato pues para ella aquel acercamiento tampoco había pasado desapercibido.
—Hablemos... ¿quieres? –Pidió–. Lo prometiste.
—No, no habíamos acordado nada. Yo no te dije que accedería, ni te prometí nada, simplemente te aclaré por qué no accedería a ello, por lo que no hay ninguna tregua Steve.
—No te entiendo, si siempre quisiste que yo te...
— ¿Escucharas? Sí, claro. En su momento, pero ¿Qué no entiendes ahora? Todo lo que te he venido diciendo del archivo, de tu culpa, de Catherine, ¿de eso? Lo lamento, no soy la más indicada para explicar pacientemente.
>>Tu tiempo se agotó, nuestro tiempo murió y está en el olvido, lo único que queda entre tú y yo, son mis ganas de demostrar que todos ustedes son inocentes para yo volver a mi vida en NYC, a la que me obligaste a irme hace dos años, así que es tu problema si entiendes, entendiste o entenderás que yo siempre te dije la verdad. Bye McGarrett –Culmino ella y de nuevo abrió la puerta de su auto y esta vez lo abordo, y tomo de nuevo su camino.
Durante el camino reflexionaba si había sido la mejor idea, pero es que poniendo las cosas en mejor perspectiva era lo único que podía hacer, tal y como lo dijo "el tiempo se había agotado" y se había agotado por la sencilla razón que ya no le interesaba quedar bien frente a él.
Antes de llegar a Hawaii, Diane había podido leer su expediente de asuntos internos, y en cada entrevista donde participaba Steve, este parecía querer hundirla. No dudaba en acusarla directamente, pero sobre todo durante esos dos años, Diane siempre espero que el llamara si quiera para pedirle explicaciones, pero no las hubo, prefirió creer en aquellas fotos que era un completo montaje y que ni siquiera pudo enviar a investigar. Así que esa era la gran razón por lo que ya no quería ser escuchada.
Otra gran razón, era porque Diane no tuvo de otra que matar todo lo que sentía por Steve, por lo que ya no quedaba nada de aquello que en el principio hizo sentir viva a Diane de nuevo, para ella ahora Steve es un mal recuerdo, del cual desea librarse pronto para poder continuar, razón por la cual decidió darle una oportunidad a Sam.
Cuando Sam llego, ella aun no sabía si estaba dispuesta a dar ese paso nuevamente, pero el hecho de que Sam es algo completamente diferente a ella y que no tiene nada que ver con su trabajo pero sobretodo que parecía alguien realmente honesto hizo a Diane decir aquella noche "Si". Si a olvidarse para siempre de su pasado, Si a nueva vida fuera de Hawaii, Si a comenzar de nuevo, y Si para siempre a su vida en NYC.
Al llegar a casa veía otro auto ya conocido para ella estacionarse frente a su casa. Espero a que este bajara y vio que traía algo en sus manos, sonrió y fue cuando ella decidió bajar del suyo.
—Que hermosa coincidencia –dice Sam al verla y ella camina hacia el con una gran sonrisa.
—No avisaste que vendrías –replico ella.
—Se suponía que era una sorpresa –dijo Sam y se acercó a ella y con su mano libre la rodeo y la acerco más a el–. De igual manera, así este ocupada Comandante voy a molestarla y a quedarme hasta que me atienda.
Aquella frase hizo reír, sin duda Sam era más persistente de lo que ella podría imaginar. Sin embargo eso le gustaba mucho, así que antes de decir algo ella le sonrió muy cerca y terminó por darle un beso.
—Creo que estoy libre para usted Doctor Bradock.
— ¡Uff!... Me ahorraste el tener que esperar aquí afuera –dijo Sam y ambos rieron por aquella ocurrencia–. Son para ti –y extendió las flores que traía en sus manos.
—Flores. Qué lindo, es un bonito detalle –respondió ella y Sam pudo ver como aquellos ojos azules se iluminaban, y entonces suspiro.
¿Había algo de aquella mujer que no le gustara? Para el Diane, era como una cosa maravillosa enviada de otro planeta, y no dejaba de hacérselo entender. Sin embargo para Diane aquello era totalmente nuevo, porque a pesar de Alex nadie había tenido aquella cortesía de enamorarla como hace los caballeros de aquellas historias que ella nunca leyó y que si sabía de ella era por la obsesión de muchas de su "Príncipe Azul"; pero que ahora que lo experimentaba no estaba nada mal.
— ¿Cenamos aquí o afuera? –pregunto Sam.
—Obvio que aquí, Kalani debe haber preparado pollo a la canasta y malasadas y estoy loca por comer, desde que me lo dijeron hace unas horas en un mensaje.
—Bien... Entonces malasadas y pollo a la canasta –afirmo y tomo la mano de Diane. Juntos cruzaron el jardín.
***
—Deberías dejar de hacer esto o voy acostumbrarme –Dice Diane antes de bajarse del auto. El edificio
—Deberías acostumbrarte porque mientras este en esta isla y contigo, lo hare siempre –Replica Sam y se acerca a ella y le da un pequeño beso–, ten un buen día. Nada de saltar edificios ¿de acuerdo?
—No te prometo nada –dice ella abriendo la puerta del auto y saliendo de este. Se inclina en la ventana y le dice: —De hecho no prometeré nada de eso nunca. Bye.
Diane se da la vuelta y se dirige hasta el palacio, Sam no dejo de verla hasta que esta entro y se perdió de su vista. Sonrió y se puso en marcha hacia el hospital.
Por su parte, Diane antes de ir a su oficina, pensaba ir primero al laboratorio Criminal para hacerle una consulta a Fong sobre una llamada que le había hecho Catherine hace unos días, este parecía no tener remitente así que quería saber de dónde provenía la llamada. Por tanto Fong era la persona perfecta para ello, ya que hacerlo en el cuartel seria evidente, y pedirle el favor a Kavner era soportar horas de sermones, y por lo momentos estaba experimentando un agradable sentimiento de paz y no quería perturbarlo.
Mientras caminaba hacia el laboratorio iba metida en su teléfono celular buscando la llamada para darle el teléfono a Charlie, al llegar a la puerta de vidrio que daba a la entrada del laboratorio noto que Kono estaba junto a Charlie, y este le entregaba un objeto pequeño, de forma rectangular y de color azul marino. Parecía a simple vista un celular analógico, pero no pudo distinguirlo bien. Sin embargo aquella actitud de Kono en la que se percataba que no hubiera nadie, la hizo sospechar así que se quedó y observo el movimiento de sus labios para saber que se decían "¿Esto es un por un caso cierto?" le dijo Charlie pero Diane no alcanzo a ver lo que respondía Kono. Así que espero a que esta saliera y en cierto modo interpelarla.
Que actuaran a sus espaldas era algo predecible, pero también era algo que debía evitar, cualquier error podría costarle su nuevo plan de vida, así que aunque tuviera que ponerse en contra de todo el equipo, o incluso reemplazarlos, lo haría. Sabía que le iba a costar, pero no volvería a dejar su futuro en manos de Five-0.
—Sé lo que sucede con Adam –le dijo Diane apenas la vio salir–, y sé lo que tramas.
—No creo que tenga que darte explicaciones Diane–espetó ella y pretendía continuar con su camino, pero Diane se paró frente a ella.
—Por más que no quieras, si tienes que hacerlo. Tu error nos puede costar al resto, y es mejor que me digas y considere ayudarte, a que lo hagas a mis espaldas y yo decida dejarte sola y prohibirle al resto que vayan en tu ayuda.
—Woow, es increíble ver quien realmente eres.
—Ahórrate el sermón o lo que sea, estoy dándote la oportunidad de hacer las cosas bien.
Pero Kono no dijo más y esquivando a Diane continuo su camino, Diane no intento detenerla, todo lo que tenía que decir estaba dicho, ahora tena que averiguar que eso que trama Kono, para evitar una posible catástrofe, algo le decía que aquello podría traer graves consecuencias.
—Comandante Brighton, recibí su mensaje temprano ¿trajo el equipo? –saluda Charlie a Diane.
—Hola Charlie, por supuesto, pero desde hace unos segundos mi objetivo cambio. Quiero saber ¿Qué le diste a Kono y porque?
La cara de Charlie cambio inmediatamente, lo que le hizo corroborar a Diane que no era para algo bueno, o probablemente legal.
—Comandante yo...
—Llámame Diane –interrumpió Diane al ver que este iba a darle una excusa. Al comenzar con un "Yo", suspirar y mirar al lado izquierdo era obvio que no le diría la verdad–, dime la verdad, yo solo quiero evitar un problema en donde no vamos a poder salir. Si no lo sabes Five-0 volvió, pero lo hizo bajo condición y cualquier mínimo error, vamos todos a la cárcel.
—Comandante, sé que debo decirlo, y lo haré, se lo prometo. Solo deme algo de tiempo, no quiero traicionar a Ko...
—Tienes 24 horas para decirme –dijo Diane y puso el equipo en la mesa–, si en 24 horas no hay una respuesta, tendré que saberlo llevándote a un procedimiento con Asuntos Internos, tú decides.
Diane señalo el equipo que le había prometido traer a Fong para extraer la llamada, y tomo la salida. Sabía que aquello pondría un poco de presión en Fong, de alguna manera debía enterarse, de hecho aquella situación ya la ponía sobre alerta y hasta un poco estresada.
Con aquello en mente, se encaminaba hasta las oficinas de Five-0. Al llegar vio que Steve esperaba afuera de su oficina con cara de pocos amigos. "Genial. Ya van dos hoy" dijo Diane entre dientes y rodó los ojos.
—No estoy para ti hoy –dijo ella al llegar a la puerta de su oficina y verlo–¸así que cualquier queja o reclamo, hazla por escrito y envíasela a Dan o a su asistente.
Pero Steve no parecía estar dispuesto a siquiera escucharla, por lo que una vez que entro y ella se sentó en su silla dejo caer una hoja, la cual Diane miro, le miro a él e ignoró. Abrió su laptop pero antes de que pudiera hacer algo, Steve la cerro, causando que explotara todo lo que venía acumulando desde la mañana.
— ¡¿Ahora qué McGarrett?! –espeto ella molesta–, ¿De que soy culpable esta vez?
— ¿Por qué Asuntos Internos está llamándome para interrogarme sobre el asesinato de la Gobernadora Jameson? –Diane iba a ignorarle pero aquello le preocupo, Hart sigue buscando la manera de llevarlos a todos a la cárcel.
—Ves esto –respondió Diane sacando su placa y su identificación–, aquí dice Agente Especial Five-0 ¿de acuerdo? No Asuntos Internos, así que te equivocas de dependencia. Ve a la maldita audiencia o interrogatorio y déjame en paz ¿quieres? Tengo demasiado para pensar.
—Sé que te he pedido hablar, pero estas cosas solo me hacen retroceder Diane. Hace días, alguien de AI me dijo que habías estado yendo mucho allí, así que no puedo evitar relacionarlo. Lo siento.
— ¿Es extremadamente sospechoso, que la agente a quien le pediste Asuntos Internos que investigara este yendo mucho allá, no? ¿Es extraño ver que la llamen a interrogatorios, por el caso que tú mismo pediste? –responde ella y suspira. Aquello seguía siendo un caso perdido–. Tienes razón Steve, es muy extraño, tienes toda la razón para seguir desconfiando, sin embargo como aquello me sigue sin importar te agradezco que salgas de mi oficina sino tienes nada más que decir.
>>Cuando la Gobernadora Jameson murió, yo estaba en un cementerio de L.A llorando la muerte de mi equipo, así que no creo que tenga nada que ver conmigo, ve a tu interrogatorio y déjame en paz.
—Diane yo simplemente...
—Oigan, hay alguien buscándolos, y si quieres bajas un poco la voz lindura –dice Danny quien abrió la puerta y asomando su cabeza les da el mensaje a Diane y a Steve–, todo Waikiki está enterado del odio entre ustedes.
— ¿De quién se trata? –pregunto Diane respirando profundo.
—La consejera de Duelo de la HPD –responde Danny.
— ¿Consejera de la HPD? ¿Quién está yendo a la consejería? –pregunto Diane.
—Chin –respondió Steve y salió de la oficina.
Diane le siguió pero antes de salir, leyó bien la hoja que Steve le había dado, estaría en ese interrogatorio mucho antes de la hora prevista para la cita de Steve.
—Diane ella es la Dra. Harriet Palmer. Ella es la consejera de duelo de HPD –Dice Danny al ver salir a Diane de la oficina y dirigirse a ellos–, vino por Chin.
—Es un placer –responde Diane, extendiendo su mano para presentarte–, Comandante Diane Brighton. Yo dirijo Five-0 ahora, ¿Todo bien con el Teniente Kelly?
—De hecho le comentaba hace unos segundos al Comandante McGarrett, que me siento muy mal por venir aquí, nunca antes había traicionado la confianza de un paciente así, pero Chin me tiene muy preocupada
—No tenía idea de que Chin estuviera viendo a un terapeuta –dice Danny.
—No quería que vieran su dolor como un signo de debilidad –explica la Dra.
—Lo imagino. Solo que aun no entiendo el motivo de su visita –dice Diane.
—Esa es la cosa, ella está aquí porque Chin falto a su cita de hoy, pero Chin me envió un mensaje anoche diciéndome que estaría en la costa norte –dice Danny.
—Pero el llamo anoche para confirmar su cita –agrega la Dra.
— ¿Dónde está Kono? –Pregunta Diane–, confirmen con ella. Sino, pongámonos en su búsqueda lo más pronto posible. Hare una llamada personal, así que ya vuelvo. McGarrett, que cotejen la hora de la llamada de la doctora con el mensaje de Danny, vuelvo en media hora.
***
Habiendo dado instrucciones, saco su celular y se dirigió a la salida. Antes de adentrarse a saber dónde estaba Chin, decidió ir a darle una advertencia a Hart.
Al llegar se encontró con este no estaba, estaba de viaje a Washington, y según su asistente volvería en tres días; justo antes de la cita de Steve. Aquello hizo sospechar a Diane, pues nunca ha entendido del todo, porque querían de vuelta a Five-0 y mucho menos porque con ella, no obstante, nunca olvidaría la frase de Denning "...Puede que alguien en el congreso sea quien los quiere de vuelta".
Por lo que esta vez, por más que quiso evitarlo, no tuvo de otra que pedirle ayuda a Kavner, necesitaba saber que hacia Hart en Washington.
***
Casa de Chin Ho
—Recibí tu mensaje –dice Diane al llegar a donde el equipo estaba reunido. La sala de Chin–, ¿llamaron a los CSI?
—Sí, ya vienen en camino –contesta Steve–, la puerta trasera fue forzada a las 10:43pm y el mensaje que le enviaron a Danny, fue a las 12:15am, y la llamada a la Dra., fue a las 8:45pm, es obvio que tenía pensado ir a su cita.
—Como también es obvio que Chin no envió ese mensaje –replica Diane–, si no hay signos de robo, ni de forcejeo, es claro que lo secuestraron y quienes lo hicieron lo hicieron como profesionales.
—Entonces fueron los secuestradores quienes enviaron el mensaje –dice Kono–, pero su teléfono aún está aquí. ¿Quién haría esto y por qué enviar un mensaje de texto?
—Para ganar tiempo –responde Diane–, sabían que tan pronto nos diéramos cuenta, que Chin no fue a trabajar, nos pondríamos en su búsqueda.
— ¿Tiempo para qué? –pregunto Danny algo desconcertado y preocupado.
Laboratorio Criminal HPD
—Ok, este es el momento donde yo necesito un recuento de lo que han hecho en estos años. ¿Chin o ustedes contrajeron algún nuevo enemigo?
—No que sepamos, pero nunca se sabe –responde Danny.
—Charlie ¿Qué encontraste? –pregunto Kono al apenas verlo.
—Quienquiera que usara el teléfono de Chin sabía lo suficiente como para limpiar sus huellas digitales, así que limpié la pantalla para buscar rastros de ADN.
— ¿Tienes alguna coincidencia? –preguntó Steve.
—Sí, pero... No tiene sentido. Según el CODIS el ADN encontrado pertenece a Frank Delano.
—Eso es imposible –dice Diane y Steve enseguida voltea a verla, a lo que ella endurece su rostro y se dirige únicamente a Fong–, Chin lo asesino hace años.
—Lo sé –repone Charlie–¸ es por eso que amplifique la muestra y la estoy procesando por el CODIS de nuevo.
—Si el CODIS lo procesa por ese nombre, es por el que está en el sistema, pero puede haber coincidencia en el ADN, a través de la filiación –dice Diane y con un gesto le pide a Fong permiso para ella tomar la computadora–, probare otro método.
Diane comenzó a buscar en otro sistema del mismo CODIS y a los pocos minutos tuvo una coincidencia.
—Aquí esta...
— ¿Paul Delano? –dijo Danny.
—Es el hermano mayor de Frank. Aquí tenemos el móvil, venganza por la muerte de Frank, por eso secuestraron a Chin.
— ¿Te importaría? –le pregunta Kono a Diane y señala también la computadora. Diane se hace un lado y ella comienza a teclear y cambia el sistema de CODIS a TSA, un sistema de búsqueda de viajes y entradas y salidas a la isla–. Según la TSA, Paul llegó a la isla hace tres días. Y no hay constancia de que se vaya.
— Bien, lo pondremos en la lista de exclusión aérea, además pediré que lo busquen por toda la isla –dice Steve.
—Perfecto pongámonos, sobre ello –repone Diane.
Steve y Kono se pusieron sobre la marcha y salieron del laboratorio rumbo a la HPD. Entonces Diane noto que Danny, había estado callado durante la investigación, asi que ya podía suponer lo que le sucedía.
— ¿Todo bien compañero? –pero Danny solo sonrió y asintió con la cabeza–, oye todo va estar bien, ¿de acuerdo? Chin es un tipo duro, además estamos trabajando duro para encontrarlo. Ahora andando, tenemos que encontrarla manera de buscar a Delano en esta isla lo mas pronto posible. Iré contigo en tu auto y...
—No vas a manejar Diane.
—Ok –dijo ella y rodo los ojos.
Durante el camino Diane y Danny no hablaron mucho, no hasta que entro una llamada de Steve.
— ¿Encontraron a Delano? –pregunto Danny.
—No. De hecho pensamos en una idea, pero quien la podría hacer realidad no está+- en la isla.
— ¿De qué se trata? –pregunto Diane.
—Podríamos buscar en el programa de video vigilancia de Seguridad Nacional.
—Y necesitas a Catherine –dice Diane y pone sus ojos en blanco–, pediré a alguien que lo haga. Gracias por la idea –y colgó–. Idiota.
— ¿algún problema? –pregunta Danny
—No entiendo tu pregunta –replica Diane.
—No, es solo que veo que te incomoda cuando Steve habla de Catherine.
—Por supuesto, por su culpa estoy en esta isla de nuevo. Soportándolo a él, y teniendo que escuchar el nombre de ella a cada rato ¿no crees que tengo derecho de molestarme?
—Todo el derecho del mundo cosita –responde Danny.
Y entonces en ese momento entra una llamada y Diane ni siquiera miro de quien se trataba, sino que contesto y desato toda su ira contra su interlocutor: —Comandante Diane Brighton ¡¿Qué quiere?!
—Si vas hablarme así, cuelgo ¿de acuerdo?
—Lo siento Kavner, estoy un poco estresada hoy. ¿Tienes respuestas a lo que te pedí?
—No, de hecho traigo malas noticias.
— ¡Perfecto! Lo que necesitaba ¿ahora qué?
—Es sobre Rollins. Hace días, llamo y desde ese momento no se supo más de ella, se presume que cruzo el borde y está en manos de los talibanes. Por su última ubicación, parece que está en problemas.
—Esto tiene que ser una maldita broma ¿y que se supone que haga yo? Ella trabaja para la CIA, que ellos se encarguen de buscarla.
—Pues llegó allí buscando a quien tú le pediste. Eso me dijo cuándo me llamo, y la CIA no quiere hacer nada por ella pues no estaba dentro de su misión, piensa que es insubordinación.
— ¿Cómo se supone que tu estas al tanto de todo eso y porque te comunicas con ella?
—Ella me contacto, quería de verdad encontrar la persona que le envió el USB, así que me pidió ayuda. La rechace varias veces, pero a mí también me interesa así que accedí ayudarla, en este proceso me comunique de nuevo con McClain y él es quien lleva su misión y no le agrada mucho así que creo que por ello quiere dejarla sola.
— ¿McClain? Si es uno de los Comandantes más sobreprotectores de sus soldados. Kavner, justo ahora intento buscar a uno de mis hombres, así que me comunicare contigo lo más pronto que pueda. Me tocara ir por ella.
—No seas idiota Diane, nadie te aprobará una misión de rescate en el extranjero, estas suspendida.
—Ya se me ocurrirá algo. Bye.
—sea lo que sea que estés tramando, te digo que no es buena idea, y no lo apoyo. Así que la respuesta es no, no vas a ir a ningún lado a rescatar a quien sabe quién.
—Es Catherine, pero es una historia larga, la cual te contaré luego de llamar a Tim de Seguridad Nacional.
Danny la miro de mala manera y estacionaron a mitad de camino para que Diane llamara. Esta salió del auto y hablo durante unos minutos, daba un par de vueltas hasta que se detuvo.
—Lo tengo –le dijo a Danny y este enseguida abrió la puerta del auto y entro, y unos segundos después Diane también lo hacía–, está saliendo del Hotel Ilikai ahora mismo.
—Eso está a dos cuadras de aquí –dice Danny.
—Llamare a McGarrett.
Afortunadamente cuando Diane llamo a McGarrett estos también estaban cerca del lugar, ambos autos se encontraron en la avenida que daba al hotel, primero iba Danny junto a Diane, y detrás de ellos Steve y Kono. Al llegar Delano venía saliendo, así que bruscamente ambos autos se pararon frente a la salida del hotel ocasionando que las personas que venían saliendo se hicieran a un lado corriendo.
— ¡Five-0! –Grito Diane apuntando a Delano–, manos arriba.
Danny se encargó de esposarlo y arrodillarlo a él y otro compañero con el que venía saliendo.
— ¿Dónde está Chin Ho Kelly? –pregunto Diane.
—Comandante ¿Qué sucede? ¿No estaba saliendo todo bien para nosotros? No me diga que esto es parte de su teatro –dijo Delano, dejando a Diane paralizada y hasta muda.
Como era de esperarse Steve y Kono iban a lanzarse sobre ella, pero antes de hacerlo, ella se acercó a Delano y le dio un puñetazo en la cara. Steve iba a detenerla pero Danny se acercó a Steve para que no lo hiciera.
—Lo sabía –susurro Steve.
— ¡Basta! –Dijo Danny–, no es momento. Aquí está el teléfono de Delano, averiguaremos con quien ha estado hablando.
Danny tomó el teléfono y comenzó a ver el registro de llamadas y marco al que más había marcado Delano, este no hablo sino que se quedó oyendo, pero su cara decía demasiado, tanto que Kono no lo soporto.
— ¿Qué sucede Danny?
—Chin está en Halawa.
— ¿Halawa? –dice Diane incrédula.
***
Palacio i'iolani, Gobernación de Hawaii.
Diane aún seguía sorprendida por la forma en la hablo Paul Delano, era obvio que si venia por Chin también vendría por ella y el resto. Pensaba en mil cosas, ese día no está yendo como lo esperaba. Sentada en una silla frente al gobernador con Steve gritando de un lado pidiendo su expulsión por lo que Paul acababa de decir, pero era tanto que Diane ni estaba escuchando.
—Es su decisión Comandante ¿usted qué dice? –Dice Denning, pero ella parecía estar en otro plano–, Comandante...
—Lo lamento, tengo mucho en mi cabeza. La respuesta es no, no dejare Five-0 ni el caso, y viendo que usted me dejo la decisión final a mí, me retiro. Tengo a un hombre que sacar de la prisión de Halawa.
Halawa Correctional Facility
Al estacionar, Diane noto que ya Danny estaba ahí. El lugar estaba hecho un revuelo, había cámaras de tv, el equipo SWAT, la HPD y hasta algunas fuerzas militares; de las pequeñas ventanas salía humo y hasta podía escucharse algunos disparos desde donde estaban. Por lo que el caos estaba reinando dentro de Halawa, un motín era lo último que podía pedir Diane para rescatar a Chin de allí dentro.
— ¿Y Steve? –pregunto Danny.
—Debe estar aun peleando con Denning por mi destitución ¿Qué tan mal esta todo esto? –y señalo la prisión que estaba frente a ellos.
—Todo el lugar está cerrado, los internos hasta tomaron el control del ala de Máxima Seguridad. El Alcalde no dejara entrar a nadie.
— ¿Perdón? –Dijo Diane y puso mala cara–, ¿al menos encontraron a Chin?
—Las cámaras de seguridad de hoy demuestran que está adentro, pero no podemos saber en que área de la prisión esta.
— ¿Dónde está Grier? Necesito hablar con él.
—Esta con Duke, por allá –le señalo.
Diane dirigió su vista allá y efectivamente estaba Grier, el director de la prisión junto a Duke y Kono hablando.
—Grier, uno de mis hombres está adentro –dice Diane.
— ¿Qué hace ella aquí? –dijo Kono de mala manera.
—Kono por favor... –advirtió Danny.
—Ya lo sé Comandante –contesto Grier–, acabo de enterarme. Estamos haciendo todo lo que podemos, pero tengo un motín en mis manos y tengo un protocolo.
— ¡¿Protocolo?! ¿Acaba de decir "protocolo"? ¿Dónde estaba su protocolo cuando el Teniente Kelly fue encontrado en sus celdas? ¡Es obvio que sus guardias conspiraron para esto! Y todo esto sucedió bajo su guardia ¿Cómo responde a ello, ah? Quiero saber ¿Cuál es su plan de acción para sacar al Teniente Kelly de ahí con vida?
—Comandante, tengo una docena de hombres desaparecido, algunos heridos y otros peores, no arriesgare más vidas, lo lamento. El Teniente Kelly está solo.
—Diane vámonos –le dijo Danny, Sabia que aquella respuesta desataría al demonio.
—Cuando esto termine, procure no estar cerca, porque se viene una tormenta Sr Grier.
Diane, Danny y hasta Kono que también quedo sorprendida por la respuesta de Grier, se separaron del grupo y fueron hasta donde estaban estacionados sus autos.
— ¿Qué haremos? –preguntó Kono.
—Vamos a entrar, quieran o no –dijo Diane.
—Ok, apoyare cualquiera de tus locas y estúpidas ideas. Todo sea por sacar a Chin de allí.
—Me alegra saberlo.
Kamekona's Oahu
—Oye hermana, lo único que te pido es que la cuides mucho. Aun no pago ni la segunda cuota.
—No te preocupes Kame, la cuidare –le dice Diane–. Danny ¿llamaste a McGarrett?
—Si... Míralo, ahí viene.
—Ok, participare, solo si tú te quedas –dijo Steve.
—Tienes dos opciones Steve –dijo Diane terminándose de poner su chaleco y sus guantes–, o vienes y ayudas a sacar a Chin de Halawa o te quedas y sigues con tu pelea con el Gobernador para que me saque. No seré condescendiente y mucho menos dejare esto en tus manos, estas volando muy alto. Ya tengo a Kono y a Danny de mi lado para esto, es solo por Chin, solo por el.
—Todo listo Diane –dice Kono.
Steve la mira sorprendida, pues en el fondo esperaba el respaldo de Danny y Kono pero Diane tenía razón, era solo por Chin, y si ya había la solución lo mejor era por los momentos olvidar todo y ayudar a traer a Chin de devuelta.
—Ok, nos iremos en cinco Kono –responde Diane y devuelve su mirada a Steve–, Tú decides. Ya nos vamos.
—No vas a salirte con la tuya.
—Ok, eso era lo que quería saber. Tú manejas –dijo ella y tomo su rifle de asalto. Y camino al helicóptero de Kamekona.
Sin más que decirse, Steve decidió olvidar lo sucedido por los momentos e ir a recatar a Chin. Con el helicóptero que Kamekona había comprado para hacer un nuevo negocio de Tour por la isla; se dirigieron a la prisión de Halawa. Donde estaba Chin desde hace casi 12 horas, y que por venganza Paul Delano lo había llevado allá, para ser asesinado por otro prisionero que Chin envió a la cárcel "Kaleo".
—Obviamente no podemos estacionar en la "H", es un sitio abierto y todos allí dentro esperan en cualquier momento ser atacados, así que puede ser peligroso aterrizar ahí.
—Ok –Dice Steve–, tienes razón. Lo haremos como cuando fuimos por ti, entraremos por el ala sur de la prisión, espero no encontrarnos con nada.
—No tengo ni idea de cómo fue eso, pero te apoyo –dijo Diane y en ese instante ambos se miraron. Era obvio que ambos seguían tan enfocados en odiarse el uno al otro, que olvidaban que juntos podían hacer grandes cosas, incluso si eso significaba provocarle un infarto a Danny.
Unos segundos después ya estaban aterrizando sobre el ala sur de la prisión. Con sus rifles de asalto en mano y dispuestos a todo, se adentraron en la prisión a través de un pasillo que conducía a una escalara que a su vez daba a un sector de la prisión, específicamente el sector "D", allí se encontraron con la mayoría de los prisioneros estaban alrededor de un circulo y en medio se encontraba Chin con Kaleo, un caso antiguo de Five-0.
Estos empezaron una pelea, y los prisioneros servían como público con vítores ante tal pelea, así que sin perder tiempo, y viendo en la situación en la que se encontraba Chin Diane tomo una bomba de gas distractora y la lanzo. Enseguida todo comenzaba a dispersarse pero esta vez intentaban atacar a todo el equipo.
En fila los cuatro intentaban bajar las escaleras para llegar a Chin y en proceso iban enfrentándose con algunos de los prisioneros quienes les atacaban, Diane simplemente se limitaba a golpearlos con sus armas mientras que los demás intentaban evadirlos o si era necesario, disparar.
Al notar que los Five-0 estaban ya dentro del sector "D" comenzaron a correr y en segundos solo se encontraban en medio del sector en su pelea Chin y Kaleo, Diane y Steve iban a su ayuda pero antes de siquiera acercarse sonó un disparo y Kaleo cayó junto a Chin en el suelo. Danny había disparado.
Diane y Steve se acercaron y más atrás venían Kono y Danny para ver a Chin y verificar que el disparo no le haya dado, y así fue, este solo estaba en el suelo, tratando de tomar aire.
—Gracias a dios estas bien primo –Dijo Kono ayudándole a levantar y este solo sonrió y e dio un abrazo.
—Ok, no podemos quedarnos tanto tiempo –dijo Diane–, andando.
—No –dijo Chin y se soltó de Kono y cojeando empezó a caminar hacia un pasillo del sector–, aún falta alguien.
—Si es Sam Ming, ya lo vi –respondió Diane–, huyo el cobarde. No podemos arriesgarnos Chin, debemos salir.
—No es Sam, confíen en mí por favor –dijo este y todos se miraron. No había que hacer esta vez los cinco se adentraron en la prisión.
Chin los condujo hasta un sitio que parecía ser la enfermería de la prisión, pero al buscar por todos lados no encontró nada o a nadie, así que comenzó a gritar el nombre de una mujer.
— ¡Leilani! ¡Leilani!
— ¿Quién es Leilani y porque está en una prisión para hombres? –pregunto Diane y miro a Danny quien solo se encogió de hombros.
— ¡¿Chin?! ¡Por aquí! ¡Aquí estoy! –grito la mujer.
—Por allá –indica Chin y todos le siguen.
Los cinco llegaron hasta una celda donde se encontraba la mujer, enseguida Steve disparo a los candados que le cerraban y saco a Leilani. Ella se lanzó sobre los brazos de Chin y junto a Kono del otro lado lo llevaron hasta la salida.
—Ok, rescatada la princesa. Listo, nos vamos –dijo Diane.
Salir fue más sencillo, así que enseguida se subieron al helicóptero, y en pocos minutos ya estaban sobrevolando Oahu de nuevo. Durante el trayecto nadie dijo nada, pero Kono y Leilani presenciaron la última sonrisa de Chin antes de caer inconsciente.
Cuartel General Five-0
—...Diane, ya te lo dije, no seas estúpida. Nadie va aprobarte una misión de rescate al extranjero –dice Kavner del otro lado de la pantalla–, aun estas suspendida.
—Ya lo sé Kavner, gracias por recordármelo, pero... No voy a dejarla, se cuando hable con McClain él lo va a entender. Solo necesito verlo, nadie puede prohibirme ir a Washington.
—Diane, se lo que planeas y no es buena idea. No lo hagas.
—No tengo de otra Kavner, estoy rezando para que esto no sea peor y ella ya este muerta.
—Diane... Sé que no podre convencerte, pero al menos no cortes la comunicación conmigo ¿ok? Tal vez pueda ayudarte desde aquí.
—Gracias Kavner, te estaré avisando. Bye –y cerro su laptop.
Por unos minutos se quedó ahí, pensando en que haría, sin embargo ya todo estaba planeado, lo que no sabía era que haría con su mayor responsabilidad, Five-0. Por momentos todo parecía estar en contra para que ella viajara pero recordó cada cosa de lo que había sucedido ese día y pensó en algo mucho mejor. Tal vez tuviera graves consecuencias y hasta irreversibles, pero era lo mejor que podría ofrecer. No solo para ella, sino para los Five-0
Hospital St. Mary, Oahu.
Después de que todo estuviera en orden con Chin, Kamekonas junto a Max, Flippa y Leilani, fueron hasta la habitación para que Chin degustara sus nuevos inventos culinarios "Los burritos de camarones".
Todos estaban muy animados viendo como Chin comía y como Danny ponía cara de asco al verlo, Leilani, le regalo a Chin un abre cartas con el fin de que lo usara como arma la próxima vez que estuviera en un motín de la prisión lo que hizo estallar a todos en risa. Pero aquellas carcajadas fueron disminuyendo al ver que alguien entraba a la habitación. Alguien que ninguno de ellos esperaría, no ahora.
—Hola –saludo ella para todos–, ¿Cómo te sientes Chin?
—Mejor –musito el sin ánimos de querer hablarle.
—Lamento importunar, pero necesito hablar con el equipo.
—Lo que tengas que decir puedes hacerlo frente a ellos, todos somos Ohana –dijo Kono en un tono sarcástico.
—No, esto no –replico Diane–. Esto es solo para el equipo Five-0, no para la toda la Ohana.
—Dennos cinco minutos chicos –dijo Danny señalando la puerta y Max, Kamekona y Flippa comenzaron andar hasta la salida–, son solo cinco minutos, gracias –concluyo y cerró la puerta.
—Se quién me envió a la prisión –espeto Chin.
—Qué bueno, no pretendía ocultártelo –atajo Diane, no iba aceptar más desplantes–, sin embargo, no vine por eso. Vine porque quiero comunicarles, que he decido aceptar sus renuncias.
— ¡¿Qué?! –Dijo Danny–, ¿Cómo que renuncias? Si renunciamos todos vamos a la cárcel.
—Tienes razón Danny, pero yo asumiré el riesgo de ello. Cuando entraron les dije que yo podía continuar con el equipo sin ustedes, y en vista de que sin importar que suceda nuestras diferencias jamás podrán ser arregladas, es mejor que continuemos lejos unos de los otros.
— ¡¿DIFERENCIAS?! Llamas diferencias al hecho de que te involucraste con un criminal, y que por tu culpa casi perdemos a Chin y además sigues con él y quien sabe que cosas haces –bramo Steve.
—La cuestión es –continuo Diane como si no hubiese escuchado–, que tienen esta semana para pensarlo, yo no dejare Five-0 por lo que, queda de ustedes continuar adelante. Yo no estaré en la isla esta semana, así que Danny –le señalo y este seguía tan impresionado como al comienzo–, estas a cargo, me mantendré en contacto contigo. Sé que no será sencillo afrontar un caso con Asuntos Internos pero por experiencia puedo decirles que en ocasiones hay oportunidades lejos de la policía. Nos vemos en una semana –concluyo Diane y tomo el camino a la salida.
Los cuatros quedaron impresionados al escuchar a Diane y no hacían sino verse, sin embargo Danny que era el que menos entendía se fue detrás de ella.
— ¡Diane! –Corrió detrás de ella–, ¿podrías explicarme qué demonios te sucede?
—Danny, no te preocupes, estaré junto a ti en esto si decides renunciar. Pero no continuare con esto, es demasiado para una sola persona, y no lo soportare mas. Me canse de tratar de ayudarlo y de ver como ustedes solo quieren hundirme.
— ¿Estas incluyéndome?
—Estoy dándote la oportunidad de no seguir en medio de Steve y yo. Te quiero Danny, pero más quiero a mi paz mental. No porque ustedes se vayan todo va a ser más fácil, sin embargo sé que podrá ser más llevadero. Estas a cargo de Five-0 mientras no estoy...
— ¿A dónde iras? –Pregunto Danny pero ella simplemente se dio la vuelta y camino–, ¡Diane cometes un error!... No hagas esto por favor –musito y en ese instante salió Steve y camino hasta donde él estaba–. Ya déjala Steve, solo déjala.
Sabía que Steve había salido de la habitación solo para seguir con la contienda, pero ella tenía razón, era demasiado.
¡¡¡ALOHAAAAAAAAAAAAAAAA!!! ¿Cómo ESTÁN MIS CARACOLITOS DE PLAYAS SUPER PACIENTES?
¡¡¡DIOSSSS!!! Creo que han pasado tres o cuatro meses desde la última vez que escribí, es una locura lo sé. Pero mi vida ha cambiado tanto, que el tiempo parece un ser vivo, y este me está comiendo. ¡Lo juro! He visto cada uno de sus mensajes, de sus votos, de su selección de mi novela para su biblioteca, y créanme que me hacían muy feliz, sin embargo mi tiempo es tan limitado. Trabajo para la Alcaldía como muchos saben y además trabajo para una ONG, y... también soy colaboradora en una fundación de niños de la calle y todo esto me tiene tan pero TAN FULL que ni tiempo para mí me da.
Hubo muchas veces donde me senté frente a la computadora pero la inspiración no venía, y es que es imposible pensar claramente cuando tienes tres cosas que básicamente me dejan tiempo para comer y dormir, así que me disculpo por ello, de verdad.
Como siempre quiero darles las gracias por estar y por ser, créanme que me llenan el alma, MIL GRACIAS POR CADA COMENTARIO, sin mentirles son la voz de mi consciencia, cada vez que entraba y veía un inbox o un comentario "¿para cuándo el capítulo nuevo?" me ponían a pensar en que tiempito podía escribir, y así fue como logre terminar este capítulo.
No podría decirles para cuando el próximo, pero sí que pondré de mi parte para terminar esta novela, de verdad que sí, tengo muchos años con ella en mi cabeza y realmente quiero terminarla, y sé que con ustedes ahí recordándome lo poder hacer.
Un abrazo enorme, y as Always...
Mahalo por leer :*
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro