Capitulo 5. Huaka'I Kula
Oficina de Asuntos Internos,sede Hawaii, Waikiki.
Si seguía volteando los ojos como lo hacía cada segundo que Hart hablaba, se le quedarían así de por vida (como decía su padre cuando lo hacía: "Basta de hacer eso Marie, si sigues haciéndolo tus ojos se quedaran así para siempre. No creo que vayas a verte muy atractiva con los ojos totalmente blancos" y ella reía.) En aquel momento parecía un bonito recuerdo. A pesar de estar una sala de interrogatorios, fría, un poco lúgubre y sentada en una dura silla de metal, el recuerdo de su padre la hizo relajarse un poco. En momentos como ese se preguntaba ¿Cómo sería su vida si ellos no hubiesen muerto? Y que tan diferente seria ella; tal vez sería un poco más dulce, más sofisticada, siempre sonriendo; siempre arreglada de pies a cabeza; tal vez ya estaría casada y en una bonita casa en NYC... Pero enseguida sacudió aquel pensamiento, tal vez en ese instante quería ser otra persona, pero había cosas de su actual vida que no cambiaría por nada en el mundo.
Habían pasado dos horas desde que había llegado y las preguntas eran las mismas, solo variaban algunas cosas, pero ella no podía hacer nada más, si deseaba salir de aquella tortura en la que estaba desde hace meses que llegó a la isla y de la cual parece estar atada desde el día en que llego a Hawaii. Five-0 había pasado de ser una salida a lo de Valdés a una Ohana; de Ohana a una posible vida; de una posible vida a una futura muerte en prisión, pues si esto continuaba Diane se daría por vencida y mandaría todo al caño.
Habían pasado semanas y Catherine no tenía respuestas sobre el agente siete veinticinco, El Pentágono no cambiaba ni cambiaria de opinión sobre ella, a tal punto en que le prohibieron las salidas del país, y hablaron con Denning para que la destituyera de Five-0, pero por alguna razón este prefirió mantenerla dentro del equipo. La Marina y el equipo de los SEALS le habían enviado una carta donde se le informaba su baja sin honores, de igual manera el FBI le prohibió el acceso a su base de datos e incluso los superiores de Kavner le habían recomendado que dejara de comunicarse con ella y que si se enteraban que hacia algún trabajo para ella, prescindirían de él; y aquello enfureció más a Kavner pues todo eso era ya no era culpa de McGarrett o de Catherine, sino de ella, de ella y de nadie más. Pues ella pudo haber dicho la verdad desde un principio, pero prefirió encubrirlos.
Progresivamente todo iba volviéndose un caos y Diane no encontraba como salir de él, simplemente estaba flotando en aquella tormenta oceánica, dejándose llevar, parecía estar poco a poco desgastándose y había llegado a la conclusión que lo mejor era dejar que todo pasara.
— ¿Qué tan cercanos llegaron a ser o son tú y Steve, Diane? –Pregunto Hart por segunda vez. Diane rodo los ojos y decidió responderle, pero esta vez ya no con parsimonia sino con tranquilidad y hasta un tanto sarcástica.
—Te repito: Teniente Comandante Brighton, no Diane. No me simpatizas así que no puedes tutearme...
— ¿Teniente Comandante? ¡Pff! ¿de dónde? Porque tengo entendido que la Marina te degrado –dijo Hart enseguida con sorna.
—Que mal informado estas Hart. Sin embargo eso no te da derecho a tutearme –replica Diane.
—Porque no responde a la pregunta "Comandante" –y esto último lo dijo en un tono satírico y burlón– ¿Qué tan cercanos llegaron a ser o son tú y Steve?
— ¿Otra vez con eso? ¿Qué es lo que quieres saber? ¿Sexo? Sí, nos acostábamos. Después nos dimos cuenta que no funcionó. Eso es lo cercano que somos ¿algo más?
—Eso es obvio Comandante, se nota la tensión sexual entre ustedes...
— ¡Qué asco! –y Diane arrugo el entrecejo. Aquel comentario sonaba en la voz de Hart un tanto sádico y pervertido.
—Como quiera... Pero ¿sabía usted que el Comandante McGarrett fue quien asesino a la Gobernadora Jameson?
—Algo leí de ello ¿Qué tiene que ver eso conmigo? Eso pasó antes que llegara al equipo ¿o también soy sospechosa de ello? –dice Diane y se resbala un poco de la silla donde estaba y toma el vaso de agua que esta frente a ella.
—No, pero de ello queremos acusar a McGarrett. Hasta ahora ese caso no se resolvió pues el Gobernador Willow quiso darle un indulto a McGarrett, así que reabrimos el caso y encontramos muchísimo material con el cual podríamos enviarlo a la...
—... ¡aja, Ok, bien! ¿Qué quiere que le diga? –dijo Diane enseguida, ya había llegado al límite. Así que continuo, y con una voz teatralmente suplicante le dijo: — ¡oh por favor Agente Hart, no lo haga! –y con sus manos juntas y fingiendo llorar le decía: — ¡Yo averiguaré quien lo hizo, pero no se lleve a Steve a la cárcel! –Y se reincorporo de su teatro y lo miro de mala manera–. ¡Pues no!, haga lo que quiera ¿sabe?, no me interesa, de igual manera los Five-0 y yo tenemos suficiente material como para cadena perpetua. Eso si –y se levantó de la silla–, ¡DEJEME EN PAZ! Haga su trabajo y envíenos a la cárcel, pero ¡no vuelva a llamarme para esta estupidez!
Y salió de la sala y al final tiro fuertemente la puerta de hierro de la sala. Hart fue detrás de ella pero Diane ya iba a medio pasillo. Al salir de la sede, se subió al auto de Sam y este arranco.
— ¿Cómo te fue? –preguntó Sam. Enseguida que vio la cara de Diane supo que algo andaba mal.
De hecho en pocos días Sam se había enterado de todo, y es que con todo lo que pasaba Diane pudo evitar en algún momento derrumbarse, habían sido semanas duras y Diane no dudo en confiar en Sam, tal vez era muy pronto pero después de varias evaluaciones exhaustivas por parte de Diane, él se había ganado su confianza.
Para Sam era la oportunidad de acercarse a Diane, pues aquella atracción que le causaba la loca policía —como le decía su amigo David del hospital—, se había vuelto cada vez mayor, para Sam, Diane era más que armas y peleas, Sam había visto en esas semanas a una Diane que muy pocos veían y era una real, que así como reía también lloraba, que su carrera era todo en su vida, y perderla estaba derrumbándola, que a pesar de las circunstancias aún pudo confiar en alguien y ese alguien era Sam. Todo aquello tenía encantado a Sam y es por ello que había decidido convertirse en un apoyo para ella; aunque no entendiera nada de la marina, del pentágono o de la policía, el solo quería que siempre lo viera ahí.
—Fue una pérdida de tiempo, no se ¿Qué es lo quieren? Si tan solo supiera que es, yo lo haría sin importar que y me iría, pero esto cada vez es más... –Y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Oye está bien ¿de acuerdo? Hallaremos la manera –y Sam tomo su mano y ella solo le sonrió, pues si hablaba terminaría llorando– ¿quieres que te lleve algún lugar?
—Si, a la casa de Danny. Tengo que hablar con él –respondió.
***
—No puedo creerlo –dice Danny colocando una taza de café frente a Diane–, creí que todo eso estaba olvidado. Se supone que esa es la idea del indulto ¿no?
—Pues eso creo... Danny, por más que lo deteste, hay que encontrar la forma de demostrar que Steve no la asesino. Así iremos desmontando todo aquello de lo que se nos acusa. Primero Steve, después tú o quien se le ocurra, pero como sé que todos son relativamente inocentes de lo que se les acusa, podemos desmontar todo ese mega expediente; además eso me da tiempo para saber quién está detrás de todo esto y que es lo que quieren.
Danny se estremeció un poco al oír "sé que todos son relativamente inocentes de lo que se les acusa" pues al contrario de Steve y el resto pensaba que ella si era culpable de todo y deseaba que Diane pudiera demostrarles que ella también era inocente.
—Bien, supongo que hablaremos con Steve ¿no? –pregunto Danny.
—Sí, tenemos qué... Le explicaré todo antes que nos vayamos. Cuando regresemos nos pondremos sobre ello. Creo que el viaje nos sentará bien para poder hablar sin querer asesinarnos.
—Esa fue mi idea, espero puedan hacerla real –dijo Danny.
—Sabes que soy inocente Danny. Es él quien me provoca.
—Mmm... Bueno, solo espero se comporten.
***
Kahala, Casa de Diane.
Solo faltaban unas horas para que Diane se fuera de viaje, así que antes de irse, Sam organizo una cena para los dos. Para Diane era algo casual pero para Sam no, le había pedido que lo hiciesen formal pues según él era su cumpleaños. Sin embargo las investigaciones de Diane indicaban que el cumpliría dentro de dos meses, pero prefirió seguirle la corriente; por lo que Diane, no le quedó de otra que optar por usar un vestido. Era eso o salir a cenar a un restaurant y esto último no era de sus cosas favoritas.
Después de mirarse por tercera en el espejo (ese vestido no le gustaba del todo) bajó pues había oído el timbre. Al salir del cuarto, oyó que Prescott se le había adelantado así que el abrió la puerta, antes de salir completamente del pasillo que daba a su dormitorio se quedó a unos pocos pasos de las escaleras y vio entrar a Sam. Diane esgrimió una pequeña carcajada al ver que Sam traía flores para ella, era un bonito de gesto y de hecho no sabía que le causaban agrado hasta que las vio en las manos de Sam.
Sam comenzó a buscarla con la mirada, de pie en la estancia; al subir la cabeza dirigió la vista hacia las escaleras, enseguida Diane dio un paso atrás y salió como si no lo hubiese visto llegar.
—Waow –dice Sam al verla.
—Puntual –replica ella con una sonrisa–. Me agrada.
—Créeme hay cientos de cosas de mi que te encantarían –dice él y se acerca hasta el final de las escaleras y extiende su mano para ayudarla a terminar de bajar.
—Gracias –dice ella y toma su mano.
Enseguida Sam se acerca a ella y le da un beso en la mejilla; eran muy pocas las veces en las que Diane podía sonrojarse, pero en esta ocasión no pudo evitarlo. Con su brillante sonrisa tomo el ramo de rosas que Sam trajo para ella y junto a él, y del brazo fueron hasta el sitio que Prescott muy amable y hasta un poco emocionado hizo para ella y Sam.
La casa de Hawaii siempre estuvo muy sola, después de la muerte de los padres de Diane, lo estuvo aún más. Diane siempre estaba por el mundo con la Marina y Jhon se había mudado dos años después de que Diane se enlistara a Paris; en ocasiones Jhon se la prestaba algún amigo, pero por poco tiempo, por lo que la casa volvía a estar sola durante meses y hasta años. Así que todo el personal que aun trabajaba y hasta vivía en la casa les agradaba mucho la presencia de Diane, pero sobretodo el hecho de que sea una Brighton la que este ahí.
—Bon apetit –dijo Prescott y con una solemne reverencia se dio la vuelta y se fue a la cocina. Diane sonrió y miro como Sam se quedaba algo confundido ante la formalidad de Prescott, incluso Diane solía impresionarse, pero empezaba acostumbrarse.
—Es como estar cenando en el Four Seasons –dice Sam.
—Bueno, aquí no pagaras ni un centavo –dice Diane y toma la servilleta y la coloca en sus piernas–, y la comida es mucho mejor. Deje de comer afuera desde que Kalani cocina, su comida te lleva al cielo y te trae de vuelta.
—Ok, entonces probaré.
La cena transcurrió muy tranquila, entre uno que otro mal chiste de Sam y las historias de Diane en sus misiones alrededor del mundo, la cual Sam disfrutaba como un niño pequeño al que le cuentan una historia al irse a dormir; se había pasado parte de la noche. Al terminar, Sam le pidió un recorrido a Diane por la casa, la cual Diane acepto. Los jardines eran bastantes grandes, al igual que las bibliotecas y las estancias, así que allí pudieron conversar de cientos de cosas, desde las aventuras de Sam en Inglaterra hasta como Diane ayudo a unos militares Ingleses en Kabul; ambos no podían ser más diferentes, pero en ese momento parecían iguales.
Al llegar a una de las piscinas que da con vista al mar, Diane y Sam comenzaron hablar sobre el día en que se conocieron, para Diane, Sam era solo un obstáculo para salir del hospital aquella ves, pero para Sam, Diane era una paciente con tendencias psicopatológicas, la cual si hubiese tenido valor la hubiese sedado.
—...Lo juro –venía diciendo Sam en medio de risas–, tenía miedo. En ese momento pensé "va a matarme, debí ponerle ese sedante cuando pude"
—Ok, ok... No me veía tan loca ¿ok? –respondió Diane también riendo.
—Por supuesto que si –replico Sam e intento imitarla exagerando un poco la actitud de Diane. Aquello partía de la risa a Diane pues en ocasiones Sam hacia gesto y decía palabras que eran netas de su personalidad–, "Te juro que lo único que te salva de no ser apuntado ahora mismo, es que no traigo mi arma conmigo" –la imitó y Diane se carcajeó más fuerte, era exactamente lo que había dicho.
—Ok, eso sí fue real pero lo demás no. Además, como te dije ese día, si te hubiese querido disparar ya lo hubiese hecho, además estabas sacándome de quicio –replicó Diane y junto a Sam se sentaron en las sillas que estaba frente a la piscina; Diane se sentó en una y Sam se sentó frente a ella.
— ¿Te dije alguna vez que te ves muy hermosa cuando estas molesta? –pregunta Sam y otra vez el color rojo vuelve a las blancas mejillas de Diane. Aquello era extraño para ella pero por alguna razón no lo disfrutaba, era como se sintiera expuesta.
—Sí, me lo dijiste una vez. Y créeme que solo lo dices porque no me has visto realmente molesta –responde Diane.
—Pues sabes algo... Me encantaría verte realmente molesta, o muy feliz, estar contigo de ahora en adelante –dice Sam y Diane de la impresión no sabe que decir–. Diane –dice este muy decidido y en fondo Diane presiente que es lo que está apunto de decir–, sé que tú y yo tenemos y vivimos dos mundos diferentes, pero al final de cuentas lo que nos diferencia es solo nuestro trabajo, lo que hacemos; de resto somos iguales.
»Causaste algo en mí desde el día en que te conocí, y no sé qué es... pero me encantaría descubrirlo a tu lado. Me encantas, adoro cada cosa de ti; y hasta me siento como un adolescente diciéndote esto ahora pero es así, adoro tu faceta de policía, de militar, la que sonríe, la que se enoja si la hacen correr (aunque jamás te haya visto hacerlo) pero lo adoro, te adoro Diane...«
Diane estaba atónita ante lo que Sam le decía, era la primera vez que alguien le decía algo así, y es que sus relaciones habían estado siempre ligadas a su entorno de trabajo, así que oír lo valiente que es o lo buena policía, era algo que ya no le causaba impresión. Sin embargo Sam parecía mirar más allá de lo que Diane demostraba...
—Sam...yo... –intento decir ella pero solo pudo sonreír, el brillo de sus ojos decía algunas cosas.
—Diane –y Sam se levantó de su silla y se arrodillo frente a ella y tomo su mano–, no tienes que decir nada, tu solo acepta. Averigüemos que es lo que sucede, te prometo que hallaremos el camino.
—Promete más bien que jamás intentaras intervenir en mi trabajo; es decir que no importa que pase, tú jamás volverás hacer lo que sucedió en el banco.
—Te lo prometo –dijo el mirándola a los ojos.
Diane sonrió y aquella sonrisa era como un sí para Sam y sin pensarlo dos veces se acercó a ella y la besó. Diane que por alguna razón dijo si, dejo que por primera vez su corazón actuara y no que su cerebro procesara toda la información para al final terminar decidiendo que lo mejor era que no.
Había pasado algún tiempo y no estaba mal intentarlo de nuevo. Steve era cosa del pasado, y por más que quisiera que las cosas fuesen como antes, no podía. Ya había una marca y ella no podía borrarse fácilmente, su desconfianza y la forma en que no teme hundirla, terminó por hacer decidir a Diane que lo mejor era olvidarse de el para siempre. Sam constituía una nueva oportunidad, pero sobretodo un poco de calma entre la tormenta por la que pasaba desde que había llegado a Hawaii.
***
—Una vez vi a un jabalí matar un tigre en la india –decía Steve muy concentrado en su exposición, y sus espectadoras las cuales consistían en niñas de 6 a 8 años, exclamaron un "ooh" muy sorprendidas–, esto es un asunto serio ¿de acuerdo? –Y las niñas abrían sus ojos impresionadas y hasta se reclinaban hacia adelante mientras Steve hablaba–, les diré porque... Los jabalíes son bestias mortales e impredecibles, están por todas partes de la isla, están alrededor ahora mismo –y las niñas dieron un respingo y comenzaron a mirar por todo el lugar. Danny solo negaba con la cabeza mientras lo oía–, estos animales –continuo Steve–, pueden atacar sin previo aviso, por lo que es importante que estén listo en todo momento ¿lo entienden?
Y las niñas asienten y hasta se acurrucan unas junto a las otras con temor. Entre tanto Steve continuaba con su charla: —Ok. Ahora hablaremos de las zonas donde estos animales pueden ser asesinados.
Y de nuevo las niñas miran alrededor. De nuevo Danny niega con la cabeza y esta vez lleva su mano derecha a su cara, estaba realmente apenado.
—Aún me pregunto ¿Qué demonios hago aquí con el Encantador de Jabalís? –dice Diane quien también niega con la cabeza al escuchar a Steve y su charla, le parecía que no era adecuado para las niñas.
—Con cuerdo con ella –dice Madeleine. Una de las supervisoras del campamento "Aloha Girls" –, creí que lo había traído, o bueno... Los había traído –y señala a Steve y Diane–¸para que les enseñara habilidades de supervivencia. ¿No son militares los dos?
—...Este animal, el cual puede llegar a pesar 300 libras –Steve continuaba con su charla–, es un verdadero peligro para los campistas...
—Lo sé, lo se... –dice Danny a Madeleine–, cometí un error, me disculpo. Ahora en cuanto a ti –le dice a Diane esta vez–, te traje aquí porque Grace me pidió que vinieras, si yo venía, igualmente creí que esto mejoraría las relaciones entre tú y Steve, ya sabes... trabajo en equipo y esas cosas.
—Danny, trabajo junto a Steve en el "equipo Five-0" –dice ella haciendo comillas con sus dedos–, y si no podemos mejorarlo en el trabajo real que los dos hacemos, un campamento para niñas de seis años tampoco lo mejorara. Créeme hubiese sido muy útil que me dijeras que Grace quería que viniera, antes de que el encantador de Jabalís comenzara a atormentarnos con su charla, me hubiese dado la razón para quedarme a escucharlo.
—...Los cazadores, suelen cometer un grave error, y es que creen que pueden atravesar la piel de un cerdo fácilmente –le decía Steve a las niñas.
—Ok, ok... –contesta Danny–, tienes razón, pero mira el lado positivo. Podrás ayudarme a que no siga cometiendo locuras aquí con las niñas.
—Danny –y Diane respira profundo esta vez–, Steve va a sacar un cuchillo en cualquier momento (espero que no) y tiene media hora hablando de como asesinar a un jabalí con sus propias manos ¿de que estas hablando? porque no creo estar evitando nada.
En ese momento una de las niñas se levanta y camina hacia donde están Danny, Madeleine y Diane.
— ¿Lucy, adónde vas? –pregunta Madeleine.
—Iré por mi suéter –responde la niña.
—Ok, pero no tardes ¿de acuerdo? –dice Madeleine y la niña asiente.
—...El punto más vulnerable esta junto a los omoplatos, y esta... – y enseguida saco un pequeño cuchillo. Esta vez era Diane la que llevo sus manos a la cara. Sus predicciones se habían hecho realidad–, es mi arma favorita cuando una de estas bestias aparece.
Y entonces las niñas exclaman un fuerte "ooh" y se vuelven a reclinar para ver el arma que Steve había sacado.
—...Es afilado y tiene 5 pulgadas...
— ¿Intervengo ahora o espero a que realmente busque a un jabalí de la jungla y lo asesine frente a las chicas? –le dice Diane irónicamente a Danny.
—...Hoja de acero inoxidable y borde dentado...
— ¿Saben qué? Yo iré por Lucy, está tardando más de lo que debe –dice Madeleine y se levanta del tronco en el que están sentado los tres–, ¿podría evitar que mate a alguien? –le dice ella a Diane y a Danny.
—No se preocupe –responde Diane–, no asesinara a nadie.
—Ok, detendré esto –y esta vez es Danny quien se levanta–, creo que fue suficiente.
— ¿Justo ahora? Cuando el Encantador de Jabalís nos mostrará como asesinar a uno; no por favor –dice Diane y Danny solo la ignora pues sabe que está siendo sarcástica.
Danny se levantó del tronco y dejo a Diane sentada. Esta última pensaba en el fondo que era algo divertido haber venido, a pesar de la aterradora historia de Steve el destripador de Jabalís, la estaba pasando bien.
Danny ya estaba hablando con Steve y entretanto algunas de las niñas se pusieron hablar entre si y Grace que era una de las primeras se levantó y comenzó a caminar hasta donde estaba Diane.
— ¿Gracie a dónde vas? –le pregunta Diane.
—También iré por mi suéter –responde la niña.
—Ok, te acompaño –dijo Diane y junto a Grace fueron hasta el cobertizo donde estaban las pertenencias de las niñas y de los acompañantes.
No tomo mucho tiempo, así que de vuelta Diane vio que Danny seguía intentando convencer a Steve de hablar algo más apropiado. Así que Diane pensó en que también era momento de intervenir.
—... ¿Cómo que algo diferente Danny? Esto es la jungla, debo enseñarles algo real.
—Pues porque no intentas enseñarles como buscar agua fresca, una fogata ¿ah? –Dice Diane a Steve– ve a sentarte cariño –le indica a Grace.
—Concuerdo con Diane... –dice Danny pero enseguida Steve dice "que raro" –, deberíamos hacer eso.
—Ella solo lo dice porque jamás ha tenido que sobrevivir en la jungla –dice Steve.
—Es porque, Uno: pertenezco al Comando Norte de la Marina y segundo pase la mitad de mi vida la pasé en un desierto atrapando terroristas, y no por eso les voy a enseñar a las niñas a sobrevivir con una cantimplora vacía de agua –replica Diane.
—Pues eso sería útil –dice Steve– ¿hacer una almohada con flores, dices?
—Sí, eso. Podríamos hacer eso –responde Danny.
Y en ese momento Steve toma el cuchillo por el lado de la hoja, da un paso hacia atrás y dice: —Ok, haríamos eso, o... –y entonces lanzo el cuchillo hacia el árbol y este se clavó perfecta y exactamente en el tronco. Enseguida Diane negó con la cabeza y se dio la vuelta y se fue hasta su tronco – ¿Quién quiere aprender hacer eso?
Y enseguida las niñas se levantaron emocionadas y entre "¡Sí!" y "Yo, quiero" se acercaron a Steve y Danny rodeándolos hasta quedar ellos en medio del círculo. Diane que los miraba desde el tronco, le dio una mirada desaprobatoria a Danny y este solo se encogió de hombres en señal de resignación.
— ¿Sabes qué? Hay algo patológicamente mal contigo ¿no? ¿Estas consciente de ello, cierto?
—No, por supuesto que no. Danny voy a enseñar a estas chicas a matar y destripar a un cerdo esta noche.
—Pues eso es horrible y no me gustaría que mi dulce hija viera eso.
De pronto Madeleine salió de la nada, como si buscara algo y hasta preocupada. Enseguida Danny y Steve la miraron y Diane se levantó del tronco.
— ¿Alguien ha visto a Lucy? –preguntó.
—Creí que estaba contigo –dice Diane–, ¿no estaba buscando su suéter?
—No está aquí –responde Madeleine.
— ¡Lucy! –Grita Steve–, no puede haber ido demasiado lejos de aquí.
—Danny revisa el baño del campamento –dice Diane–, yo revisare por el lado este del sendero.
—Ok, –dice Danny–. ¡Lucy! ¡Lucy!
—Yo revisare los rastros –dice Steve y ve a Diane y esta asiente.
Enseguida todos se dispersaron y comenzaron a buscar a Lucy, hasta las niñas dentro de del área que Madeleine les permitía buscaban a Lucy.
— ¡Lucy! –grito Madeleine de nuevo.
—Estoy aquí –dijo la niña.
Inmediatamente Madeleine y Danny que estaban cerca de se aproximaron a la niña para verificar que no estuviera herida.
— ¿Estas bien Lucy? –pregunto Danny.
—Si –contesta la pequeña.
—Ok, quédate con Madeleine ¿de acuerdo? Iré por Diane y Steve –dice Danny a lo que la niña asiente con la cabeza.
—Luce, no puedes ir vagando por ahí ¿ok?
—Lo siento –se disculpa la niña–, pero hay alguien que necesita ayuda.
— ¿Quién necesita ayuda? –pregunta Diane quien junto a Danny y Steve venían saliendo del sendero.
Junto a Lucy; Steve, y Diane fueron hasta donde ella les indico. No era demasiado lejos pero si justificaba por qué la niña parecía desaparecida durante el tiempo en que no se encontraba. Al llegar al lugar, se podía ver a través de la luz de la luna, a un hombre bastante gordo, con la cara sudorosa y hasta con algunos rasguños. Esta estaba recostado sobre un tronco y al darle la luz de las linternas que llevaban Steve y Diane, su aspecto se veía aun peor. El hombre parecía haber padecido un aparatoso accidente.
—Su nombre es Ron –indica Lucy–, tiene una larga laceración en la pierna. Esta deshidratado y podría estar en Shock.
—Un informe muy completo Lucy –le dice Steve y le sonríe–. Gracias
Diane que muy pocas veces le había visto así, no pudo evitar sonreír también, solo que cuando se dio cuenta de lo que había hecho, recapacito y borro rápidamente aquel gesto.
—Bien hecho Lucy –le dice Diane y deja que sea Steve quien se acerque al hombre mientras ella se queda con la niña.
—Bien, Ron –y el hombre le dio una media sonrisa–, ¿Qué le sucedió?
—Fui a dar una caminata ayer por la mañana. Resbale en un poco de barro y me caí en este barranco, me estrelle contra un roca y me corte la pierna. Perdí mi teléfono y todo mi equipo. Intente salir, pero el dolor es muy fuerte.
—Un hombre de su edad y su condición –interviene Lucy–, no debería estar de excursión.
— ¿Es tu opinión profesional Luce? –dice Steve y la niña da una fuerte cabezada.
—La verdad es que tuve suerte de que ella me encontrara. Creí que moriría aquí –dice Ron.
—Bueno, no va a morir –dice Diane–, pero debería dejar que mi compañero revise su herida antes de llevarlo con nosotros.
El hombre asiente y Steve se dispone a revisarlo, acomoda un poco su pierna y Ron da un gemido de dolor; Steve busca un par de palos de madera para inmovilizar y busca algo con que atar los palos a la pierna.
—Puede usar esto –dice Lucy y entrega su suéter.
— ¿Estas segura? –pregunta Steve–, se va arruinar.
—Quiero una nueva de todos modos –contesta la niña.
—Bueno, tu madre de seguro nos va a matar por ello –dice Diane.
Una vez que Steve termina, ayuda a Ron a levantarse. Diane al ver que el hombre es pesado se coloca del lado derecho y ayuda a Steve a llevarlo al campamento.
—Soy Steve McGarrett, pertenezco a Five-0
—Oh, wow, eres policía –dice Ron–, ¿tú también supongo?
—Si. Diane Brighton. Luce, toma las linternas, tú guiaras el camino ¿de acuerdo?
—Ok –responde Lucy y toma las linternas y se coloca frente a ellos.
—Enserio tengo suerte.
—No se preocupe, está en buenas manos –dice Steve y los tres comienzan a caminar al campamento– ¿cree que pueda usar un bastón?
—Si eso creo. ¿Les enseñan eso en la escuela de policías?
—Son SEAL de la Marina –responde Lucy.
—Vaya –dice Ron y toma el bastón e intenta poner su peso sobre el–, ¿también son astronautas?
—Nuestro campamento no está muy lejos –dice Diane.
—Oh, hay más de ustedes –dice Ron.
—No. tengo una docena de "Aloha Girls" conmigo, y creo que emocionaran mucho al verte, todas querrán obtener su insignia de primero auxilios contigo. Serás muy popular –comenta Steve–, ¿Cierto Lucy?
—Así es –contesta la niña.
—Ok, creo que deberíamos irnos –dice Diane.
— ¿saben qué? ¿Por qué no vuelven al campamento y se divierten? Creo que estaré bien –dice Ron
—No va sobrevivir aquí solo y con esa herida.
—Solo vuelvan –les dice Ron y su actitud pone un poco en alerta a Steve y Diane.
—No se quedara con nosotros –le dice Diane e instintivamente se coloca delante de la niña–, llamaremos a unos paramédicos.
Y de manera inesperada Ron saco rápidamente un arma; enseguida Diane tomo a la niña y la llevo alejada de él, y Steve se colocó entre Ron, Diane y Lucy.
— ¡Denme su teléfono y tú el cuchillo! –le dijo Ron apuntando a Steve.
—Ron, no creo que quiera hacer eso –le dice Diane.
— ¡Ahora! –y este parecía decido a disparar.
—Ok, lo haremos –dice Steve–, pero solo tengo el cuchillo. Nuestros teléfonos están el campamento.
—Perfecto. Entonces iremos hasta allá ¿de acuerdo? –y esta vez apunto a Steve a la cabeza. Diane respiro profundo e intentaba pensar claramente para no lanzarse sobre Ron y desarmarlo, podría ser sencillo pero con Lucy ahí, era un riesgo–, y ni se les ocurra hacer nada, porque no lo pensaré dos veces.
Los tres se dieron la vuelta y caminaron hasta el campamento, durante el corto camino Diane pensó en que al llegar al campamento las cosas podrían empeorar. Ni ella, ni Steve y mucho menos Danny habían puesto sus armas de reglamento, así que neutralizar a Ron se hacía difícil. Sin contar que las niñas estarían ahí observando todo.
— ¿Todo bien? –le dice Danny a Diane al verla llegar con Lucy.
—Danny ve con las niñas y Madeleine ¿de acuerdo?, sácalas de aquí...
— ¿Qué? –Pregunta Danny confundido, pero al ver que detrás de Steve venia Ron, toma a Lucy e intenta llevársela pero Ron le apunta y Danny se detiene.
— ¡No! Ella se queda aquí ¿de acuerdo? Tú –señala a Steve–, el marine, quédate con ella.
Lucy corre inmediatamente hacia Steve y Danny no tiene de otra que hacer lo que Ron dice y acercarse hasta Madeleine y decirle: — Madeleine no dejes a las niñas ¿ok? Chicas manténgase detrás de mí. Grace cariño, no te preocupes, todo estará bien ¿de acuerdo?
Las niñas hicieron rápidamente lo que se les pidió y enseguida Danny volvió a donde estaba Diane.
— ¿Qué demonios sucede Diane? –le dice Danny a Diane y ve como el hombre le indica a Steve donde colocarse.
Steve se colocó a su lado derecho y Ron comenzó apuntar a las niñas. Enseguida y sin poder evitarlo Danny se acercó al hombre para detenerlo.
— ¡Ey! ¿Qué estás haciendo?
—Basta Ron ¿Qué es lo que quieres? –Le dice Diane–, son niñas pequeñas. No son una amenaza para ti. Di, ¿Qué es lo que quieres?
—Quiero sus celulares y sus armas. En el suelo ¡ahora!
Las niñas comenzaron a preocuparse e incluso algunas comenzaron a llorar. Danny junto a Madeleine intentaron tranquilizarlas mientras Diane buscaba las armas, una vez con ella en las manos las lanzo frente a él y enseguida Danny lanzo su teléfono celular.
— ¡Los de ellas también! –grito Ron y siguió apuntando a las chicas.
—Ok, ok... No hay más armas –dijo Diane–, deja de apuntarles. Aquí está todo, son niñas no tienen armas y los teléfonos están prohibidos en el campamento.
—Ron –interviene Danny–, mi auto esta al final del camino ¿ok? Porque no lo tomas y dejas que la niña venga con nosotros. Vete mientras tenga oportunidad, llévate el auto y deja a la niña.
Pero Ron no dejaba de apuntarle, Steve estaba con Lucy y Diane seguía al lado de Danny con las niñas detrás de ellos.
—Ron, sé que no quieres hacer esto –dice Diane–, toma la oferta de mi compañero y danos a Lucy, por favor.
—me estoy hartando de este chico –y esta vez apunta a Danny.
—Danny atrás –dice Steve.
—Oye yo solo quiero a la chica ¿de acuerdo? Hagamos un trato. ¿Qué es lo que quieres?
—Tu –y señalo a Steve con el arma–, el SEAL vienes conmigo.
—Bien –dice Steve y coloca a Lucy detrás de el–, ¿A dónde vamos?
—De vuelta a la jungla. Perdí algo ahí y tú me ayudaras a encontrarlo.
—Ok, perfecto –contesta Steve–, pero solo tú y yo Ron.
—Oh, sí claro. Y en un momento perfecto tú vendrás y me romperás la columna vertebral. No lo creo amigo, la niña viene con nosotros.
Y todo se revoluciona, las niñas comienzan a llorar un poco más fuerte y Madeleine que intenta calmarlas también le pide a Ron que no lo haga, que deje a Lucy.
—No, no quiero –dice Lucy que durante todo el rato no había dicho nada, ni siquiera estaba llorando.
—Está bien cariño –le dice Diane–, tu estarás con nosotros.
—No Ron, ella se queda –dice Steve.
—La niña se queda Ron –dice Danny y comienza acercarse a Steve y la niña–, Ok. Ven Lucy, vamos.
—Ven aquí cariño –le dice Diane a la niña pero ella no se movía pues miraba fijamente a Ron.
Danny más decido acerco a Steve y cuando intento tomar a la niña Ron acciono el arma y le disparo. Danny cayó al suelo por el impacto al tiempo que las niñas dieron un grito.
— ¡Danny! –grito Diane y se acercó a él.
— ¡Danno! –dijo Grace pero antes de que ella llegara a Danny, Diane la atrapo con sus brazos y la devolvió a donde estaban las demás niñas.
— ¡¿Alguien más tiene alguna demanda?! –dijo Ron y empezó apuntar a todos lados, hasta que vio que Steve se movió y le apunto a él.
— ¡Madeleine llévate a las niñas adentro del cobertizo! ¡Vamos todas adentro! –Ordenó Diane mientras revisaba a Danny –, está bien Danny, no es nada grave. Le hare presión ¿ok? –y Diane que se había quitado su camisa de cuadros y rasgo la manga para presionar la herida de Danny.
—Ok Marinera –Y Ron se acercó y apunto esta vez a Diane–, tú y el también van a dentro ¡ahora!
—Necesito tratar la herida –respondió ella.
—No te preocupes Diane, hagamos lo que pide –dice Danny y con ayuda de Diane se levantó.
Diane y Danny siguieron a las niñas y Steve fue el encargado de cerrar el cobertizo con todo ellos dentro.
—Ok, niñas... todo está bien ¿de acuerdo? –dice Diane.
—No se preocupen por nada chicas –les dice Danny–, vamos a estar bien. Ahora ¿Quién quiere ganarse su insignia de primeros auxilios observando cómo tratar una herida de bala? –y las niñas empezaron a entusiasmarse y se agruparon alrededor de Diane, Madeleine y Danny.
Madeleine se ofreció para curar bien a Danny pues su verdadero trabajo después de ser la Big Aloha Girl, era ser enfermera de urgencias, por lo que con una extensa explicación con la cual las niñas se concentraron les explico cómo tratar una herida de bala. Entre tanto Diane buscaba la manera de sacarlos del lugar pero después de 20 minutos de evaluar la situación no encontró algo que pudiera ser de ayuda.
—Oh, qué bien –dice Diane al acercarse hasta donde están las chicas, Madeleine y Danny–, me alegra verte mejor compañero.
— ¿Encontraste la manera de sacarnos de aquí? –pregunta Diane y se reincorpora hasta estar de pie.
—Pues para empezar estamos en un cobertizo
—Eso lo sabemos Comandante –dice Madeleine.
—Llámame Diane, después de hoy todas ustedes son como de mi familia... en fin, No puedo romper esta puerta.
— ¿Por qué no? –pregunta Danny sorprendido, pensó que esa iba a ser su idea.
—Por qué abre hacia adentro –responde Diane.
—Ok, bien... supongo que no hay agua ni comida – y las niñas asienten con la cabeza indicándole que ciertamente no hay nada de eso–, ok, niñas reúnanse. Les contare algo...
—Dime que no les vas a explicar sobre el canibalismo –dice Diane–, ya sabes, solo hay humanos aquí dentro y... –y en ese momento una de las niñas mira a Diane aterrada.
—Te habías tardado en comportarte como Steve, en fin... –y se dirigió a las niñas–, yo solía ser Scout, mi tiempo allí fue corto pues me echaron... Eso es una larga historia –y mira esta vez a Grace–, luego te la contare Grace... bien, entonces, yo fui a un par de campamentos y en uno de ellos había un niño Ricky Bonaducci, un niño italiano de Brooklyn que se mudó a New jersey... ese no es el punto, el punto es que este niño, logro meter dentro del campamento una bolsa de costillitas, lo que quiero decir es que: sé que alguien aquí trajo comida, así que es momento de sacarla ¿de acuerdo?
— ¿Por eso te expulsaron de los Scouts papi? –pregunta Grace y Diane suelta una carcajada.
—Adoro a esa niña –dice Diane y Danny solo la mira.
—Ese no es el punto Grace, pero si, lo hice ayude a Ricky con esa bolsa de costillitas.
— ¿Comida? –dice una de las niñas–, eso es contra las reglas.
—Bien dicho Caitlyn –le expresa Madeleine.
—Olviden las reglas ¿ok? ¿Enserio nadie trajo nada? –y Danny miro a cada una de las niñas y estas se miraban ente si, Diane que estaba junto a Madeleine solo rodo los ojos.
Las ideas de Danny habían fracaso, así que tenían que enfocarse en salir de ahí. Así que a Diane se le ocurrió levantar algunas de las tablas de madera del suelo, con las que estaba hecha el cobertizo y ahí encontró tierra. Así que si cavaban un poco podrían salir por algún extremo del cobertizo.
Madeleine y Danny le ordenaron a las niñas buscar de las cucharas que estaban dentro del cobertizo y comenzar a cavar, cuando abrieron un hueco considerablemente grande como para una de las niñas, Grace se ofreció para entrar y seguir cavando y así salir del cobertizo y con las llaves de Madeleine abrir el candado de afuera con el que las habían encerrado. Un rato después ya la niña no se veía por el agujero que juntos habían hecho.
— ¿Cómo estas Grace? –pregunto Diane.
—Encontré un gusano –respondió la niña.
—No te preocupes mono, no va hacerte daño.
—Mi mano está afuera –dice la niña–, puedo ver el cielo.
—Está amaneciendo, de acuerdo –le dice Diane–, excelente trabajo cariño. Sigue adelante ¿ok?
Unos segundos después, la niña dejo de oírse y Danny comenzó a mirar por el hoyo que se había hecho: — ¡Grace! ¡Grace cariño ¿todo bien?!
Pero la niña contesto, luego haber abierto la puerta del cobertizo. Al verla todas las niñas se fueron abrazarla. Emocionadas, las niñas y Madeleine salieron del cobertizo.
—Ok. Danny –dice Diane y enseguida todos voltean a verla–, tu llaves –y Danny se revisó el bolsillo y al encontrarlas las saco y se las lanzo–, Ten Madeleine, quiero que tomes el auto de Danny y vayas al Palacio I'iolani y no te detengas hasta que llegues ¿de acuerdo? Danny tu toma la camioneta y ve con ellas y las niñas.
—Hecho –dijo Madeleine y se fue hasta el auto.
—De acuerdo ¿y tú que harás? –pregunta Danny.
—Buscare a Steve y a Lucy, cálculo que no estuvimos demasiado tiempo encerrados así que no deben estar muy lejos.
—Ok, no quiero empezar esta charla contigo... así que diré que no de una vez ¿de acuerdo? No te vas a quedar sola y no vas a ir a buscar sola a Steve.
—Danny este no es uno de esos intentos de "héroe" que tú llamas. Hay una niña secuestrada, junto a Steve; y mientras tú y Madeleine llegan al palacio y buscan ayuda yo buscaré a Steve por mis medios.
—Lamento interrumpir pero... –dice Madeleine–, el auto no enciende.
Diane y Danny dejaron su tertulia y fueron hasta el auto. Al revisarlo encontraron que Ron había cortado los cables de la bujía.
—Este imbécil es más inteligente de lo que pensaba –dice Diane.
—Ok, esto es lo que haremos –le dice Madeleine a las niñas que junto a ella y Diane y Danny fueron a ver el auto–, Lily y Sara buscaran la leña ¿ok? –y las dos niñas se acercaron al frente y juntas fueron hacer lo que se les pidió–. Zoe, Caitlyn, fuente de agua... el resto de ustedes limpieza de camping ¡Andando! ¡Quien termine primero se llevara una insignia!
— ¿Qué se supone que haremos ahora? –dice Danny.
— ¡Danny! ¡Diane! Miren... –les llama Madeleine–, eso es sangre.
—Y esa distancia indica que proviene de la herida de Ron –dice Danny.
—Buscare el kit de pruebas –dice Diane.
Diane tomo la muestra y la guardo dentro una bolsa transparente.
— ¡Danno mira!... –dice Grace muy emocionada, y a su lado esta otra niña con rasgos asiáticos que también le muestra algo a Danny–, encontramos los teléfonos.
— ¿Enserio? –dice Diane y se acerca hasta ellas.
—Que bien mono, pero estoy seguro que eso no va funcionar –le dice Danny a Grace y a la otra niña. Los teléfonos que ambas traían en las manos estaban completamente destruidos. De hecho uno era el de Steve y el otro era el Danny.
—No, solo es superficial –interviene la pequeña de rasgos asiáticos–, los procesadores digitales no se ven dañados.
— ¿ah? –dice Danny y mira a Diane.
La niña al ver la cara de ambos, nota que tiene que explicar mejor lo que había dicho o mejor; usar un lenguaje más simple, así que se acercó a Diane y le dijo: —Es como el corazón del teléfono. Mire, los chips de conversión –y le muestra el teléfono a Diane–, traducen la señal saliente de analógico al digital y viceversa.
Y la niña esperaba que Diane entendiera pero su cara era igual a la Danny, pareciera que estuvieran hablándole en un idioma desconocido.
—No linda, ¿Por qué no lo intentas de nuevo? –dice Danny. Y la niña se acercó a ambos y tomando el teléfono que traía Grace y el de ella comenzó a explicar.
—Si tomo la batería de este, y la placa base de esta es posible que pueda hacer el teléfono funcione.
—Ah, ahora ella me habla como si fuera un idiota –dice Danny y Diane asiente con la cabeza. Y es que ella también seguía sin entender.
—La verdad yo también me siento así –dice Diane–. Ok, no sé de qué hablas cariño, pero si haces que eso funcione obtendrás una insignia ¿de acuerdo? ¿Puede no? –Le pregunta Madeleine y esta asiente con la cabeza–, ¿Si? Si. Ok andando, pónganse en ello.
***
Tree Army Medical Hospital
—Creí que hoy estarías con la policía –dice David mientras junto a Sam revisan a una señora en la sala de emergencias.
—Está en un campamento con Danny (uno de los Five-0)
—Aún no puedo creer como es que te guste ella ¿estás loco? Si esa mujer te descubre en algo, no dudara en disparate. Hace días escuche a alguien de la policía local hablar sobre ella, ¿sabes que si la haces correr podría asesinarte?
—Ay por dios David –dice Sam riendo–, eso suena como una psicópata. Diane tiene sus métodos es todo. Además tú y yo somos médicos, no deberíamos opinar sobre los métodos que usa la policía y menos Five-0. Y no tiene por qué descubrirme en nada, no estoy interesado en nadie más que ella
—No puede ser... Sam Bradock ¡está enamorado! ¿Estás enamorado? ¡¿Y de la policía?! Esto sí que es una locura.
—Puede que amor sea una palabra algo profunda, pero sí puedo decirte que es de las mujeres más increíbles que haya conocido. Y sí, me gusta demasiado.
—Ha de ser muy bonita –dice la señora a la cual estaban atendiendo.
—Es atractiva sí, pero no para enloquecer. Ella es una Five-0 señora, y el –y David lo señala teatralmente–, es un médico. Es obvio que el trabajo de ahora en delante de Sam será mantenerla con vida, y eso sí que es imposible ¿vio el programa de Savannah Walker? Saltó desde el piso 10 de un hotel a la piscina.
—Nahh... Ese es su trabajo y ¿sabe qué? –Le dice Sam a la señora–, es preciosa. Le mostraré una foto –y Sam saco su teléfono celular.
Después de mostrarle algunas fotos a Diane, ya David y Sam habían terminado con la señora; ella se despidió de ellos muy amable y hasta le dio por consejo a Sam que no dejara ir a su chica.
— ¿Ves? Ella me apoya –le dice Sam quitándose los guantes de látex.
—Sammy –le dice David a Sam y se sienta en la camilla donde estaba la señora–, sabes que te adoro, eres como un hermano para mí. Es por ello que no estoy de acuerdo con tu relación con la Five-0...
—Su nombre es Diane, David. Llámala Diane.
—Ok, Diane. No quiero que pases de nuevo por lo mismo, Adrianne y tú...
—Adrianne murió en un accidente David, no es lo mismo. Y sé lo que intentas decirme, que por el trabajo de Diane ella podría no estar un día, y ¿sabes qué? No sé por qué, pero no me importa, hace mucho que no me sentía así de nuevo, y quiero saber qué es lo que me sucede con ella.
—Sam, la primera vez que la viste en tu vida, estaba muriendo ¿de acuerdo? Así que...
—Así que... ¿Por qué no te conviertes en mi cupido y me ayudas a seguir conquistándola? Solo apóyame David ¿puedes?
David solo puso sus ojos en blanco y no dijo nada. No tenía de otra, Sam era su amigo desde que tenía memoria, y no había cosa en la que no se apoyaran, tal vez Diane no le parecía la mejor opción, pero si algo tenía razón Sam, es que hacía mucho que no se le veía tan entusiasmado con alguien.
***
—Teniente...K...Kelly –dice una voz del otro lado de lo que parecía un pequeño robot mal hecho.
— ¡¿Funciona?! ¡Funciona! –dijo Diane emocionada y las niñas comienzan a gritar. En medio de la emoción, todas empezaron a chocar las manos, así que Danny tomo el teléfono improvisado.
—Diane ¿eres tú? –dice Chin al otro lado.
—Ok, ok... ¡Shhh! Chin soy yo –dice Danny–, ¿puedes oírme?
—Un poco. ¿No se supone que estas en un viaje de campamento? –contesta Chin.
—Si bueno... resulta que eso no funciono.
— ¿Qué sucede? ¿Todo bien?
—Pues es muy largo para contarte, pero...
— ¿Hay alguien herido?
—Pues, te diría que yo pero ya estoy mejor. Pero no todo el mundo está bien, no puedo decir eso sobre Lucy y Steve.
—Ok Danny, podemos sacarlos de ahí en un helicóptero en unos 15 minutos.
—No, no...Un helicóptero pondrá en alerta a Ron y a la vez en peligro a Steve y Lucy –dice Diane–, por los momentos este tipo piensa que está solo en la jungla.
—Ok–dice Kono esta vez–, a unas 5 millas de donde están hay una estación de recursos naturales, podemos vernos ahí y sacar a las niñas.
—Perfecto –responde Diane–, necesito que me traigan un arma y un teléfono satelital. Tan pronto como las niñas estén a salvo, Danny y yo iremos por Lucy y Steve.
—Diane hace horas que amaneció –dice Chin–, deben llevar horas de ventajas y el sitio donde están es bastante grande ¿seguro que podrán alcanzarlos?
—No creo que haya ido demasiado lejos –contesta Danny–, tiene una herida grave en a pierna.
—Bien, entonces estamos enviando la ayuda para allá –dice Kono.
—Ok, Gracias chicos –dice Danny.
***
—Aquí están los teléfonos, tiene una carga de 30 horas. Las armas están cargadas y también hay municiones extras – Diane los toma y le da uno a Danny.
Media hora después de colgarle a Chin un oficial de la guardia del parque y Charlie el novato (que ya no era novato) de la HPD llegaron hasta Danny y Diane para entregarle lo que ellos habían pedido y para llevarse a las niñas del lugar.
—Gracias Charlie –le dice Diane–, quiero que vayas al palacio y las niñas sean entregadas a sus padres ahí ¿ok?
—Entendido Comandante.
—Ah, y ten esto. Llévalos al laboratorio y que los pasen por el CODIS, estoy segura que es de Ron.
Mientras Diane hablaba con Charlie, Danny lo hacía con Grace. Diane se acercó pues ya había terminado con Charlie.
—Mamá está en camino. Ira a buscarte al Palacio –le decía Danny a Grace mientras ella asentía– Y realmente lamento mucho que tu viaje de campamento se haya echado a perder. Te lo compensaré, lo prometo.
— ¿Qué hay de Lucy? –pregunta Grace.
—Escucha... Hare todo lo posible por encontrar a Lucy ¿está bien?
—Sé que lo harás –dice Grace y le da un abrazo a Danny–. Tú puedes hacer cualquier cosa.
—Voy hacer mi mejor esfuerzo ¿de acuerdo? Ahora quédate con Madeleine y este chico –y la conduce hasta Charlie–, quédate con ellos hasta que llegue mamá.
Un rato después ya las niñas no estaban, Charlie y el guardabosque se las habían llevado. Entre tanto Danny y Diane planeaban la búsqueda no se habían dado cuenta que Madeleine seguía ahí.
— ¿Y tú que haces aquí? creí que estarías con las niñas –dice Danny.
— ¿Qué acaso planean encontrar a su amigo con el poder de la mente? Es obvio que me necesitan.
—No, de hecho estoy muy segura que no te necesitamos–dice Diane
—Muchas Gracias por eso Comandante pero usted y Danny lucen como par de citadinos perdidos en medio de la nada.
—Madeleine soy militar, estoy segura que puedo encontrar a Steve y a Lucy.
— ¿En qué dirección está el norte? –pregunta y Diane mira a Danny y este a ella de vuelta.
—Se dónde está el norte Madeleine –Contesta Danny,
—Mentira –replica ella y continúa hablando: — ¿Cómo se inicia un incendio sin fósforos? ¿Cómo vas a encontrar agua dulce? ¿Qué se hace cuando se aparece un oso?
— ¿Un qué? –Exclama Danny– ¿un oso? Steve me dijo que no había osos aquí...
—Mira –continuo Madeleine–, el hecho que no sepas nada de lo que pregunte, es una razón suficiente para que vaya con ustedes. Conozco estos senderos mejor que ustedes y es mi responsabilidad.
Diane después de escuchar su discurso y pensarlo mejor, se le quedo mirando; Madeleine expectante a la respuesta se cruzó de brazos. Hasta que después de un rato Diane dijo: —Ok, vendrás.
— ¡Si! –bramó Madeleine
—Ey, Ey, Ey... ¿Cómo que viene? Es peligroso, no es una policía.
—No, no lo es... pero tiene algo que tú y yo no. conoce este sitio y sabe que hacer si aparece un oso.
—Aquí no hay osos y además... ¡tenemos armas! Eso es suficiente.
—No lo es Danny, ahora ¡Andando! Hay que buscar a Steve y a Lucy.
El sitio era bastante húmedo y por la hora comenzaba hacer más frio, al fondo se escucha la naturaleza en todo su esplendor; el sol empezaba hacerse un poco más fuerte, parecía haber pasado la mitad de la mañana. Entre más caminaban más se adentraban a la jungla, y a cualquier lado donde miraran todo se veía igual lo comenzaba a desesperar a Danny.
— ¡Oigan! ¡Tengo algo! –grita Madeleine–, ¿ven eso? Indentación circular. Es muy débil, se repite cada dos pies. Tiene que ser ese bastón que llevaba Ron.
—Bien hecho Madeleine –dice Diane.
— ¿Sabes? debo admitir que nunca lo habría notado –comenta Danny.
— Sí, bueno, mi papá me enseñó a rastrear. Él era un buen cazador, quiero decir, el seguimiento es solo una predicción, ¿sabes? Tu presa te deja una pista, recrea lo que sucedió y luego intentas descubrir qué hará a continuación.
—Suena a lo que nosotros hacemos ¿no? –dice Diane.
—Sí, más o menos–Contesta Madeleine y señala a Danny–, Tienes una araña en el cuello.
— ¡¿Qué?! ¡¿Dónde?! –Dice Danny y comienza a sacudirse hasta que Diane se acerca y se la quita– ¿No era venenosa cierto?
—Está bien compañero, no morirás –le dice Diane.
—Les diré algo –dice Danny ya calmado–, odio esta jungla, las junglas en general; de hecho odio cada jungla en el mundo. Y no intento ser irrespetuoso pero esto significa que estoy sacando a Grace de las Alohas Girls.
—Si yo tampoco regresare el año próximo –dice Diane y Madeleine ríe.
—La pondré en Hockey –continuó Danny–, no hay bichos, ni secuestradores.
—Esto es Hawaii Danny, no juegan hockey sobre hielo aquí, y tampoco hay hielo amigo. Creo que lo más que podrías conseguir es una academia de Hula.
—Tiene razón –dice Madeleine–, y no sé si lo sabes pero tú eres la razón por la que ella hace esto.
—Oye esto no fue idea mía, se lo dije; me echaron de los Scouts.
—Bueno pero ella piensa que esto la hace igual de valiente que tu.
— ¿Valiente como yo?
— Tal vez no soy tan valiente como ella cree que soy.
—Probablemente nunca te vio hacer el baile de la araña –le dice Diane– Danny, si eres el superhéroe de una niña, siempre serás su superhéroe.
— Saben, le prometí que traería a Lucy de vuelta, ¿verdad? Ella piensa que no hay nada que no pueda hacer, puedo hacer cualquier cosa, cierto, pero uno de estos días se dará cuenta de que no soy Superman.
— Probablemente, pero no va a suceder hoy –le dice Diane.
La caminata continúo hasta que de nuevo Madeleine encontró otro rastro.
— ¿Ven? Estas pistas van a lo largo de este sendero, pero en un kilómetro y medio no tiene salida. El puente debe estar cerca.
—Ok, encontré algo mucho mejor... o peor –dice Diane y junto a Danny y Madeleine caminan hasta donde se ve un tumulto de tela rasgado–, es un paracaídas. Y tiene sangre, por lo que nuestro secuestrador vino en él, así fue como seguro se lastimo la pierna.
—Llamare a Chin, le pediré que pida las ruta de los aviones que volaron ayer en esta área.
—Ok, yo seguiré revisando –Dice Diane.
***
—Lo tengo. Chin me dijo que Ayer, un pequeño avión salió de la jungla a cinco millas al oeste de aquí. De acuerdo con el plan de vuelo, pasó justo sobre su ubicación antes de que cayera.
— ¿Algún sobreviviente? –preguntó Diane.
— El piloto fue encontrado muerto, y la única otra persona en el vuelo era un guardia armado. El cual está desaparecido –contesta Danny.
—Déjame adivinar: Ron.
— Sí, se llamaba a sí mismo Ron Rathburn. Fong examinó la sangre que encontraste en el campamento y encontró algo, su verdadero nombre es Ron Alberts. Tiene un par de arresto por robo de tercer grado pero no hay nada que indique que sea capaz de secuestrar.
—Tal vez está avanzando en el mundo de la criminalidad –dice Diane–, ¿Dijiste que era un guardia armado? ¿Qué es lo que estaba cuidando?
— Bueno, el avión transportaba diamantes por un valor de un millón de dólares para una exposición de joyas en la isla.
—Y obviamente también faltan los diamantes –Dice Diane y empieza a preocuparse–. Es eso lo que busca.
—Bien entonces deberíamos... –y Madeleine enseguida hizo silencio pues se habia escuchado un disparo.
—Eso fue un disparo –dice Danny.
—Ok, hay que continuar de acuerdo. Hay que encontrar a la niña y a Steve lo mas pronto posible.
Los tres continuaron caminando hasta que a mitad de camino escucharon gritos. Siguieron el sonido y encontraron a un hombre con una herida en la pierna; Madeleine enseguida se dispuso ayudarlo.
—Es una herida de bala –dice Madeleine.
— ¿Cuál es su nombre? –pregunto Diane.
—Jeff.
—Ok Jeff, ella es Madeleine, él es Danny y yo Diane, somos de Five-0 ¿de acuerdo? ¿Sabes quién te disparo?
—Había dos hombres y una niña –explica el hombre y enseguida Diane le da una mirada a Danny–, la pequeña estaba asustada.
—Bien Jeff ¿hace cuánto te dispararon? –pregunto Diane.
—Hace una hora.
— ¿Hace una hora? Oímos el disparo hace 15 mins –dice Danny.
—No, eso no fue aquí –contesta el hombre.
—Ok, te sacaremos de aquí –dice Diane–, te dejare un momento con Madeleine, ella te ayudara.
—Oye Jeff por casualidad no viste por dónde se dirigieron antes de que te dispararan y arrojaran desde este acantilado, ¿eh?
— En realidad, el otro chico mencionó, uh... Las Cataratas Api, si eso creo.
— De acuerdo, tenemos oficiales de conservación en el área, y ellos cuidarán de usted. Los llamaremos y vendrán lo antes posible. Madeleine ¿puedes quedarte con él?
—Por supuesto –contesto ella segura–, deben tomar el norte hacia lo largo del barranco, así llegaran hacia las cataratas.
—Gracias Madeleine, tenías razón. Te necesitábamos –le dice Diane y le da un abrazo–, volveremos pronto ¿ok?
Madeleine asintió y Danny y Diane continúo su camino. Durante el camino, Danny intentaba hacer como Madeleine y seguir un rastro pero para el todo era barro e hojas. Entre tanto Diane también intentaba hacer lo mismo pero un rato después se dio por vencida, y pensó que lo mejor era usar su instinto, así conseguiría a Lucy y a Steve.
De pronto el teléfono satelital comenzó a vibrar, Diane lo sacó de su cinturón y enseguida atendió.
—Diane ¿alguna noticia de Steve?
—No aun nada, pero tengo un posible destino. Las cataratas api.
—Ok, estoy justamente llegando al sendero. Estoy con Kono.
—Perfecto, ¿podríamos vernos a una milla? Estoy segura que tú y Kono nos serán de mucha ayuda.
—Seguro. Oye seguro que les interesará saber esto, al llegar la HPD estaba a punto de remolcar un auto cuando lo revisaron descubrieron que fue robado. Las huellas en el interior pertenecen a un Wilson Hines, es buscado en el continente por varios robos a bancos.
—No sé quién es –dice Diane.
—Pero Ron si, trabajaron juntos.
— ¿Es su socio?
—Eso parece.
— Ok, ya lo entiendo Ron consigue un trabajo como guardia armado, roba los diamantes y salta del avión. Se supone que Hines es su salida de la jungla, pero algo sale mal, y Ron pierde los diamantes. Por eso necesita que Steve lo ayude a encontrarlo.
— Mira, Diane, Hines es peligroso, la última vez que robó un banco, un policía fue asesinado. Hace que Ron parezca hora de aficionado.
—Sí, lo tengo. No te preocupes, los esperamos, nos pondremos al día y seguiremos buscando a Lucy y a Steve.
Danny y Diane caminaron hasta la milla que le habían dicho a Chin, en el camino Diane le comentaba a Danny lo que había hablado con Danny y al igual que Diane la preocupación aumento, si ron era peligroso, Hines lo y por mucho más. En el fondo a Diane no le preocupaba tanto Steve pues sabía que quien saldría mal es
Ron, pero ahora que también esta Hines, hasta Steve corre peligro.
Unos minutos después ya estaban con Chin y Kono y de nuevo se oyó un disparo. Rápidamente y con las armas en mano, corrieron hasta donde se oyó el disparo. Allí encontraro a Ron boca abajo en el comienzo de un arroyo.
—Bien, de nuevo no hay señales de Steve, Lucy o Hines –dice Danny.
—Ok, la La pregunta ahora es, ¿quién disparó a Ron, fue Steve o Hines? –Dice Kono.
—Quienquiera que fuese estaba cerca, eso es seguro –dice Diane y enseguida toma una decisión–, ok, esto es lo que haremos. Kono y Danny, busquen a Lucy y a Steve, yo buscare a Hines. Sin Ron seguro debe estar volviendo al sitio donde Ron cayó en paracaídas. Chin tu cubrirás el lado oeste, y yo el lado este, el árbol con el que se estrelló Ron está a unas 6 millas de aquí.
—Hecho –dice Danny–. Sin sorpresas Diane ¿de acuerdo?
Los cuatro se separaron y comenzaron la búsqueda. Por su parte Diane decidió seguir su instinto, este le decía que Steve o la niña estaban muy cerca. Al asesinar a Ron, Hines seguro aumentaría la búsqueda de los diamantes y dejaría de enfocarse en Steve y Lucy, o al menos eso quería creer.
Durante un rato no oía más que la naturaleza, hasta que unos pasos después, empezó a escuchar voces, al llegar al lugar vio que se encontraba a unos metros de donde estaba Steve, este estaba solo, Lucy no estaba a su lado. Hines le apunta con el arma y Steve buscaba la manera de desarmarlo, pues caminaba al mismo tiempo que Hines en círculos.
— ¡Dime en donde están los diamantes!
—No los encontramos Hines –respondió Steve.
— ¡¿Crees que estoy jugando contigo?! ¡Te matare!
Diane sigilosamente salió de donde estaba y se aproximó un poco mas. Intento no ser percibida, así que bajo lentamente por un pequeño barranco que habia y llego a unos metros de él.
— ¿Qué decías? –dijo ella y el hombre enseguida volteo con su arma pero Diane al segundo siguiente le disparo. El hombre cayó al suelo y Steve se quedo sorprendido al ver a Diane.
—Puede que no sepa destripar un Jabalí de la india, pero si se matar este tipo de cerdos. ¿Estás bien? –le dijo ella y el sonrió. No sabía porque pero le daba especial gusto ver a Diane.
— ¡¿Lucy?! ¿Encontraron a Lucy? –dice Steve.
—Ya está con Danny y Chin. La encontraron.
—Gracias por venir –dijo Steve y en ese momento Diane no sabía que hacer o decir, era extraño ver que Steve bajara la guardia con ella.
—No hay de que, es mi trabajo. Además, con esto descubrí que detesto acampar y que no volveré el año siguiente a las Aloha Girls.
Y por primera vez Diane y Steve se habían sonreído el uno a otro. Diane no dijo mas sino que se dio la vuelta, y Steve pensó que tal vez era momento de materializar la tregua.
***
—Ok, puedo decir que este tipo de campamento si me gusta –dice Diane y comienza a quemar su malvavisco con un encendedor–, ¿tú que dices Gracie? ¿te gusta?
Y la niña asintió con la cabeza. Danny que estaba pinchando los demás malvavisco rie.
—Ok, miren esto –dice Danny mostrando su malvavisco–, Cocinado a la perfección.
Crujientes por fuera, suaves y pegajosas por dentro.
—Pero a mí me gustan quemados –dice Grace.
— ¿Quemados? Bueno, tú, querida, eres comunista – le dice Danny y besa su frente– ¿Ok? Pero eres adorable, así que puedes salirte con la tuya.
—Hable con Lucy hoy.
— ¿Enserio? –Pregunta Diane y toma otro malvavisco–, ¿Cómo esta ella?
—Está feliz de estar en casa. Dice que cuando crezca se casara con el tío Steve.
—Pobre niña –dice Diane y Danny le da una mirada. Para Grace, el tío Steve y Diane se llevaban perfectamente bien.
—Bueno, no vamos a decirle que no ¿cierto? –Dice Danny, y de pronto sonó el timbre de la casa de Diane.
Resulta que Grace quería acampar, y como Diane tenía un enorme jardín, invito a Danny y a Grace hacer su camping. Lo que no sabía Diane era que Danny seguía con su idea de que ella y Steve se llevaran mejor, así que esa noche invito a Steve también, pero este no iría acampar.
—Ey te buscan –dice Danny desde afuera de la carpa–, creo que tienes que salir.
—Ok –dice Diane y deja a Grace adentro quemando malvaviscos–. Oh, vaya... No sabía que Steve vendría –dijo ella al salir y ver a Steve.
—Vine por ti –dijo el–, creo que necesitamos hablar.
— ¿Hablar? ¿De qué? –pregunto ella, no había quedado en nada con el. No que ella recordara.
—Saben que... Yo volveré a mi camping con mi preciosa hija. Así que si no les importa, pueden irse ya.
Diane sonrió y negó con la cabeza y junto a Steve se dirigieron a la puerta de la casa.
—Me gustaría saber ¿A dónde vamos? –pregunta Diane.
—Creo que llego el momento de que hablemos Diane, sobre ti, sobre mí... sobre todo.
—Yo te dije que podía retractarme si quería –dijo ella. Habían cientos de cosas por la que ambos deberían hablar, pero para Diane seguía siendo muy tarde.
—Y yo lo entiendo, pero creo que por tu futuro y por el mío, es mejor que intentemos aclarar todo ¿no te parece?
— ¿Por qué ahora? –pregunto ella.
—Porque... Porque no quiero que sea demasiado tarde.
—Lo es Steve, lo es.
¡¡¡ALOHAAAAAAAAAAAAAA!!! ¿Cómo están mis personas favoritas de todo el mundo? Espero que muy bien.
Sé que ha pasado tiempo, pero enserio estoy realmente ocupada y a veces no me siento en mi computadora por días, vivo enclaustrada en la del trabajo. Para los que no son de Venezuela les digo que trabajo para la Alcaldía de un municipio y últimamente hay demasiados eventos y en muchos he tenido que estar así que por eso estoy un poco ausente.
Como le prometí a una lectora que publicaría pronto, le cumplí. Y es que aproveche que me intoxique con una comida y estoy un par de días de reposo, así que me senté desde la mañana hasta en la noche a terminar el capítulo, y ¡BOOM! Aquí esta.
Sé que se preguntaran ¿Por qué estoy tan estancada? Y es que quiero que vean muchas cosas de Diane, sé que quieren que ella y Steve arreglen las cosas pero hay muchas cosas que Diane no puede perdonar, así que esto va a tomar tiempo (¡Sorry!).
Además que hay un montón de cabos sueltos, que les voy a ir uniendo a medida que pasen los capítulos y se sorprenderán de muchas cosas... quisiera disculparme si los empalague un poco con la parte entre Sam y Diane, pero me gustaría que mi nene viviera esa clase de amor, así que verán un poco más de eso.
Como siempre me gustaría dedicar esto alguien en específico pero todos los días recibo una notificación donde hay alguien leyendo, así que esto es para todos ustedes.
As Always Mahalo por leer :*
Con amor D.A Blaez
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