Capitulo 4. Kai e'e
Hace Semanas...
Sede del pentágono, Arlington Virginia.
—Muy bien, escuchada la declaración del Agente Especial Harry Jhon Kavner y habiendo leído su reporte de informática –dijo Mattis el secretario de defensa–, además de haber oído previamente a la Teniente Comandante Diane Brighton hemos decido por unanimidad que la Teniente Comandante se le dará de baja sin honores de la Marina de los Estados Unidos de Norte América y del equipo SEAL, conjuntamente queda expulsada por tiempo indefinido de la Agencia de inteligencia y la Agencia de Seguridad Nacional, bloqueando todos sus accesos a los archivos. Continuara en investigación hasta tanto se compruebe su inocencia del delito de traición, para ello la investigación tendrá un tiempo estimado de 10 semanas donde la Teniente Comandante se le dará la oportunidad de exponer sus pruebas, además de ello el proceso de enjuiciamiento tendrá lugar en la sede del Pentágono, en la ciudad de Arlington, en el Estado de Virginia. Buenos días –concluyo e inmediatamente se levantó de la silla.
Kavner estaba impresionado, al igual que Dan. Ambos que estaban sentados a su lado la miraron pero esta impasible, solo se levantó y comenzó a ojear su teléfono celular.
Diane continuaba inmersa en su celular tratando de contactar a Danny para saber cómo iba todo en Hawaii, pero los mensajes no parecían llegar y su teléfono sonaba apagado, lo cual comenzaba a enfurecerla porque le pidió que no apagara nunca su teléfono mientras ella estuviera fuera de la isla. Decidió olvidarlo y proceder a tomar a un taxi para ir al hotel, recoger sus cosas y devolverse a Hawaii, si Danny no contestaba era por algo.
— ¡Diane! –grito una voz conocida para ella. Enseguida rodo los ojos, sabía quién era y vendría con una hora o quizás dos de puro sermones–, ¡Ey espera!
— ¿Qué quieres Kavner? –respondió Diane.
— ¿Qué fue lo que hiciste Diane?
—Dije la verdad –contesto naturalmente.
— Diane tu... –intento decir Kavner pero Diane enseguida lo detuvo.
—Harry, sea como sea, este iba a ser el resultado. Ayer hable con Mattis en privado y me confeso que desde la apertura del archivo me habían estado siguiendo e investigando, para ellos era muy sospechosos mis viajes a Tokio y a Gazni, piensan que yo vendí esa información. Sin embargo cuando le conté todo a Mattis el comprendió. Mattis entiende la lealtad entre soldados, por eso convenció al estrado de esa decisión. Tenían planeado enviarme a la cárcel hoy mismo.
— ¿Y estas feliz con ello? ¡¿Qué demonios te sucede Diane?! –Bramo Kavner–. Sabes que... cuando pienses mejor las cosas y recapacites sobre lo que estás haciéndote y lo que eso te ocasiona, vuelve a llamarme, mientras haz como sino existo.
Y sin más, Kavner se dio la vuelta muy molesto con Diane, le parecía insólito su actitud frente a algo que es realmente grave, pero sobre todo le molestaba su impasibilidad con respecto a Steve y Catherine. Diane muy sorprendida se quedó en el lugar, ciertamente pensando en todo, tal vez Kavner tenía razón de estar molesto.
Waimanalo Beach, Oahu.
El verano se hacía notar en Hawaii. Los sitios estaban llenos de turistas, y las playas abarrotadas de personas que estaban echados sobre una poltrona o una toalla, tomando el cálido sol de Waimanalo. Ese mismo verano era el que Sam había ido a disfrutar desde su llegada de Cambridge, sin embargo lo que espera era encontrarse a quien había despertado cierta curiosidad en él; y es que "curiosidad" es solo un nombre, pues Diane había despertado en él muchas cosas más. Desde su encuentro en el estacionamiento del Hilton, el día de su cumpleaños, habían empezado a compartir mucho tiempo juntos, y es que por alguna razón, Sam se había convertido en un poco de tranquilidad y algo diferente al karma que vivía Diane diariamente en Hawaii, o para ser más específicos en Five-0.
Esa mañana Sam había llamado muy temprano Diane para cumplir con el reto que se habían hecho hacia algunos pocos días, donde demostrarían que a pesar de no ser de Hawaii ambos sabían surfear y lo hacían muy bien; como Diane tenía la mañana libre (mientras no hubiera una llamada) acepto. La pareja que había comenzado apenas llegaron después de un largo rato en las olas, había decido darse por vencido, bueno...Sam se dio por vencido, por más que quiso Diane fue un poco mejor que él, al menos podía atrapar una ola y montarla por algunos segundos, en cambio él era todo lo contrario y hasta en una ocasión Diane pensó que tenía que ir a rescatarlo.
—...Lo juro –le decía ella entre risas–, estuve a punto de dejar mi tabla e ir por ti al fondo. En serio... en serio eres malo Sam, eres terrible.
Y este que le faltaba poco para salir del agua se detuvo y con los pies la salpicó de agua y ella rápidamente se cubrió, sin embargo no dejo de responder, ella también le salpico, solo que lo hizo con la tabla, y aquello desato una guerra. Diane repetidamente chapoteaba agua y este para detenerla se abalanzo sobre ella y ambos se zambulleron en el agua. Por primera vez en mucho tiempo Diane reía y lo hacía de verdad, estaba disfrutando el momento y Sam que le encantaba ver la otra faceta de Diane, esa que no incluye armas y peligros estaba entusiasmado con ella y con aquella situación.
— ¡Las tablas! –Dijo Diane aun entre risas y ese momento se percató que estaba muy cerca de Sam.
—No te preocupes –le dijo Sam–, yo iré por ellas –y se separó de ella. No podía negar que aquella cercanía era tan encantadora que no quería separarse de ella.
Esta vez y con algunas amenazas de que la guerra volviera, ambos salieron del agua. Caminaron hasta sus pertenencias, tomaron sus toallas y comenzaron a secarse.
— ¿Aun tienes mi brazalete, no? –le pregunto Sam a Diane.
—Está en el bolsillo de mi pantalón –dijo y enseguida la sacó del bolsillo y se la coloco en la muñeca. Era el brazalete que él le había regalado en su cumpleaños; era una fina cadenita de oro con una taza de café colgando y un pequeño revólver, según él le recordaba la vez que la invito a tomar un café y termino herido y cuidando a un secuestrador en el hospital.
—Gracias.
—No hay de qué. ¿Tienes hambre? Vamos a la panadería de Leonard's, es muy buena. Sus malasadas son increíbles.
—Ok. De hecho estoy hambrienta, esto de revolcarte en las olas me dejó famélica –dijo y sonrió.
—Ok, te lo ganaste –y de pronto Sam soltó la toalla, se agacho un poco y enseguida cargo a Diane desde sus rodillas. Con ella en sus hombros corrió hacia la orilla y amenazó con soltarla en el agua, Diane que no paraba de reír le suplicaba que no lo hiciera, acababa de colocarse su short y no quería ir a desayunar toda mojada.
— ¡Sam! ¡Sam Bradock! –Gritaba ella entre risas– ¡bájame ahora! ¡No me hagas apuntarte con mi arma de nuevo!
Y algunas personas disfrutaban de la pareja, algunos sonreían con ilusión como viendo a un par de novios jugar entre ellos, pero Sam, ni Diane se percataban de lo que pasaba en su alrededor, por lo que no pudieron ver que alguien los observaba, aquella persona que estaba a unos pocos metros de ellos y que también venia saliendo del agua quedo sorprendido por aquella escena y hasta un poco molesto, y es que no dejaba de mirar a Diane y mucho menos al hombre del cual aún no sabía nombre, pero que no tardaría en saberlo .
No sabía si lo que le molestaba era que él estuviera con ella y no supiera si era un cómplice o no, o si era la felicidad que se notaba en ella. Y es que había sido muy pocas veces las en las que Diane se viera tan radiante, y una de esas veces había sido con él en Tokio. Es por ello que saco su teléfono y tomo una foto del hombre y enseguida la envió.
— ¿Kono?... Si... Acabo de enviarte una foto de alguien, quiero que la pases por reconocimiento facial y me digas quien es ¿de acuerdo?... Ok... bien... te veo luego.
Cuando por fin Sam bajo a Diane esta paro de reír, en ese momento ella iba a responderle con una salpicada de agua pero una fuerte alarma se hizo en toda la playa, y de pronto habían helicópteros sobre ellos, ordenando evacuar.
— ¿Qué sucede? –pregunto Sam.
—Es una alerta de Tsunami –responde ella y camina fuera del agua–, salgamos de aquí. Hay que ayudar a evacuar.
—Ok
Ambos ayudaban a encaminar a las personas a la salida, mientras ellos también se dirigían hacia el estacionamiento, durante el camino el celular de Diane comenzó a sonar, lo sacó del bolsillo de su short y sin siquiera mirar a la pantalla contesto.
—Brighton –dijo al celular.
—Diane, acaban de llamar del Centro de Alertas de Tsunamis –dijo Steve que por la alerta y el ayudar a las personas a evacuar, había perdido de vista a Diane en la playa, así que decidió llamarla–. Necesito que nos encontremos ahí ¿de acuerdo?
—Seguro, pero ¿Qué sucede? Es decir ya sé sobre la alerta de tsunami –respondió ella y junto con Sam seguían caminando hacia el auto y ayudando a encaminar a las personas a la salida.
—El jefe del centro, el Dr. Norman Russell está desaparecido.
—Ok, estaré ahí en 10 minutos –dijo ella y colgó la llamada–. Ok Sam, quiero que me escuches y hagas completamente lo que te digo– se dirigió a Sam y este se acercó a ella para prestarle atención.
—Seguro –respondió el.
—Vas a ir a los lugares de tierra firme y de seguridad dentro de la isla y vas a quedarte ahí ¿de acuerdo?
—Eso es seguro pero no ahora, debo ir al hospital ayudar con la evacuación. ¿A dónde iras tú?
—Tengo un caso, el jefe del centro de alertas de Tsunamis desapareció.
— ¿Justo hoy? –dice Sam
—Sí, justo hoy. Pero eso no importa ahora. Así que has lo que te digo.
—Lo haré –le dijo él y tomo su mano–, cuídate tú también niña, no quiero tener que estar salvándote de nuevo eh –y Diane no pudo evitar sonreír.
—Seguro.
Centro de Alertas de Tsunami, Playa de Ewa, Oahu.
—Lamento mucho llegar tarde –dijo Diane al entrar en las oficinas y ver a Steve junto a un hombre–, el tráfico esta horrible con esto de la evacuación.
Steve dejo al hombre con él estaba hablando y se encamino hacia Diane antes que llegara hasta ellos.
—No te preocupes –respondió este.
—Ok, define aquello de "desaparecido" que me dijiste por teléfono –dijo Diane que no dejaba de mirar la revolución que había dentro del Centro de Alertas.
Las maquinas no dejaban de titilar, computadoras proyectaban imágenes en 3D de la isla y de cómo la ola arrasaría con ella, los teléfonos sonaban y detrás de Steve estaban esta vez dos hombres. El primero que era con quien estaba Steve y el segundo un hombre vestido de uniforme que parecía un tanto molesto.
—Nadie le ha visto desde anoche –contesta Steve–, Kono y Chin están yendo a su casa. ¿Y Danny? Creí que vendría contigo.
—Rachel y Stan están fuera de la isla así que Grace y Charlie están con él, le pedí que se quedara con ellos y se pusieran a salvo.
—Imagino que fue después que llame, me confirmó que venía.
—Sí, fue después. No quiero tener a Danny aquí, angustiado él y angustiándonos a nosotros por la ola y esas cosas, ya sabes cómo se pone.
Entre tanto, detrás de Steve los dos hombres seguían discutiendo un poco acaloradamente, Diane sin poder evitarlos los miro, los señalo a Steve con un gesto y se dirigió hasta ellos.
— Mira, Sheldon, hay una gran diferencia entre evacuar al nivel uno y al nivel tres. Necesitas hacer la llamada– le decía el hombre del uniforme al otro más delgado y vestido de civil.
—Necesito más tiempo –refuto el hombre delgado–. Él Dr. Russell es generalmente el que define la zona de inundación.
—Pues el Dr. no está aquí ¿de acuerdo? Así que hoy, es tu trabajo.
—Disculpe, lo lamento –interrumpió Diane–, Hola. Comandante Diane Brighton y el Comandante McGarrett, somos Five-0 y estamos investigando la desaparición del Dr. Russell.
— Sheldon Tunney, subdirector –Contesta el hombre delgado.
—Sam Hale, Guardia Costera –se presentó y extendió su mano hasta Diane y luego a Steve–si me disculpan, debemos movernos. Así que Sheldon, si harás la llamada, la haré yo ¿de acuerdo?
—De acuerdo –Expresa con resignación Sheldon–, declaro el nivel tres.
— ¡Nivel tres señores! –dice en voz alta Hale y aquello que parecía una completa revolución, se revolucionó aún más cuando Hale grito–, bien, ahora me disculpan, debo continuar trabajando.
—Seguro –responde Diane y se hace a un lado para que el hombre continúe su camino.
—Lamento eso –dice Sheldon– hay mucha confusión aquí sin el Dr. Russell
—Se nota –dice Diane–, entiendo que el Dr. Russell es muy importante.
—Lo es. ¿Les importa si hablamos en mi oficina?
—No para nada –responde Steve y los tres se encauzan hacia una oficina pequeña que está en el fondo del gran salón donde se reciben las alertas.
—Bien –dice Sheldon una vez sentado en su silla–, usted me dijo que el Dr. Russell es muy importante, y lo es. Somos muchos los que podemos interpretar los datos que recibimos de las boyas de advertencia. Pero las cosas que estamos recibiendo ahora están plagadas de anomalías.
— ¿Qué tipos de anomalías? –Pregunta Steve.
— La altura de la ola, la presión del agua, el cambio barométrico, todos afectan los cálculos en cuanto al tamaño y la magnitud de la ola, y están en todo el mapa –responde Sheldon.
—Disculpa pero no entiendo –dice Diane.
—La primera alerta se emitió a las 5:00am y desde ese momento los datos han ido cambiando, en el primer cálculo teníamos una ola de 6mts, desde entonces, hasta ahora ha ido variando, ya sea que se haga más pequeña o más grande, con más o menos velocidad. No hay un patrón discernible y los datos están continuamente cambiando.
— ¿Qué hay de los otros centros de alerta? ¿Están consultando con ellos? –pregunta Diane.
— Somos el centro principal de la Cuenca del Pacífico. Lo comprobamos con nuestro centro satélite en Alaska, pero también están recibiendo datos contradictorios –responde Sheldon.
—Ok, básicamente, lo que me estás diciendo es que ni siquiera ustedes saben lo que se viene.
— Puedo hacer una suposición basada en los datos más recientes. Pero estamos hablando de una ola que podría ser del tamaño de un edificio de tres pisos y viajar a la velocidad de un avión a reacción.
—Ok, ahora entiendo porque es tan importante el Dr. Russell –Dice Diane.
—Él es quien puede descifrar esto ¿no? –dice Steve.
— Si alguien pudiera, es él. Prácticamente desarrolló esta tecnología, él conoce estas aguas mejor que nadie.
— ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con el Sheldon? –pregunta Diane.
—Ayer por la tarde, a eso de las 5:00p.m cuando salíamos de la oficina. Después de eso intente llamarlo a las 6:00a.m cuando la primera boya indico la alerta de tsunami. El protocolo exige que consulte con el Dr. Russell antes de iniciar cualquier procedimiento de emergencia, pero nunca me contacto y nunca pude contactarlo. Por eso comunique su desaparición, el Dr. Russell vive para esto, él hubiese sido la primera persona en estar en esta oficina en el momento en que primera alarma se emitió.
—Está bien, no te preocupes. Lo encontraremos –le dijo Diane–, todos lo necesitamos aquí.
Dicho esto, Sheldon salió de su oficina para atender nuevamente los niveles de alerta, de igual manera Steve y Diane salieron del Centro de Alertas hacia el cuartel para comenzar la búsqueda del Dr. Russell.
Cuartel General Five-0
Al llegar Steve y Diane se dieron cuenta que Chin y Kono se encontraban aun en la casa del Dr. Russell, así que no tenía sentido quedarse en el cuartel, sin embargo la visita inesperada de alguien hizo que ambos se quedaran un poco más de lo esperado.
— ¿Kavner? –dijo Diane al verlo sentado en la silla de su oficina– ¿Qué haces aquí? creí que estabas en Boston visitando a tu novia.
—Estoy aquí por un caso del FBI, y bueno... vine a hablar contigo algo importante.
— ¿Te diste cuenta que estamos en alerta de tsunami, cierto?
—Ni me lo digas, ya entiendo porque odias esta isla, solo tengo una hora que desembarque de mi avión y resulta que probablemente vaya a morir por una ola.
—Sé que no hay aviones comerciales pero puedo hacer que te coloquen en un portaaviones de regreso a L.A o a Boston. Como prefieras.
—No puedo volver sin orden y tú no puedes ni siquiera acceder a Google u ordenarle algo a alguien, estas suspendida de todo.
—Gracias por recordármelo Kavner. Y bien, lo entiendo. Lo que no entiendo es que te hizo venir aquí, creí que no hablarías conmigo más nunca en tu vida. Es lo que me dijiste en Virginia ¿no?
—No fui yo créeme...
—Déjame adivinar –interrumpió Diane–, Dan.
—Sí, desde entonces no me ha dejado en paz.
—Pues no tienes que hacerle caso, lo hecho, hecho está. Ahora si me disculpas volveré a mi caso, tengo a alguien muy importante desaparecido.
—No es solo él Diane, por más que este odiándote en este momento, no puedo dejarte sola. Tú jamás lo hiciste cuando todo en el trabajo se venía abajo para mí...
—No tienes por qué seguir con eso Kavner, ya te lo dijeron, aléjate de mí si quieres seguir avanzando en tu carrera.
—Créeme ya tome ese consejo te dejaré. Dejaré a la Teniente Comandante Diane Brighton, pero no voy a dejar a la verdadera Diane, a la que después de que le disparé se convirtió en mi amiga.
—Pues ninguna de las dos te conviene.
—Esa es mi decisión –concluyo él y saco unos papeles del maletín que traía–. Vengo a presentarte a la nueva adquisición de la CIA, te va a sorprender pero creo que puedes sacar ventaja de ello.
Diane tomo la carpeta y al abrirla se sorprendió, e inmediatamente sintió una inmensa rabia. Mientras ella salía, otra persona entraba y no cualquiera sino la misma que la había hecho salir.
—Si ella te metió en esto, ella te va a sacar. Tus accesos están bloqueados de manera indefinida así que mientras estas en investigaciones, no podrás saber quién es el agente siete veinticinco, pero ella sí. Presiónala, hasta ahora no han empezado a investigarla por lo que dije en mi informe. Debe estar muy emocionada con su puesto, así que si tú la chantajeas o mejor dicho la presionas ella va averiguar por ti quién es el agente siete veinticinco.
—Vaya enserio debes alejarte de mí Kavner, ya hasta suenas como yo. Pero tienes razón, hace poco supe que su trabajo en Inteligencia Naval terminó y no sabía qué hacer, así que si, debe estar muy emocionada por entrar en la Agencia, y créeme esta vez no voy a tener condescendencias con ella, Gracias por la información Kavner.
—No hay de qué. Dan tiene razón, eres una gran soldado y por más que odie decir esto... Te advierto. Lo oirás una sola vez de mi... eres brillante Diane, y no vale la pena que dañes todo eso mientras los demás continúan con sus vidas y hasta suben. Eres un gran soldado para este país, y no es justo que seas señalada como una traidora.
—Sabes Kavner, jamás dejaras de ser un tonto cursi –dijo ella y al ver la cara de decepción de Kavner rio–, es cierto –decía entre risas–, pero Gracias. Por seguir aquí, de todo esto lo que más lamentaba era haber perdido tu amistad.
—De nada, y yo sigo aquí Comandante insoportable... Creo que ya para esto vivo, te odio enserio.
Diane sonrió de nuevo y le abrazó.
—No te preocupes Kavner, saldré de esto y demostraré mi inocencia al precio que sea.
En ese momento entro Steve a la oficina y se sorprendió al ver a Kavner, le dio una mirada y se dirigió a Diane: —Oye los chicos encontraron algo en la casa del Dr. Russell, debemos irnos.
—McGarrett –dijo Kavner–, hasta que al fin te conozco en persona.
— ¿Tú eres? –contestó Steve y le miro de arriba abajo nuevamente.
—Déjame presentarme –dijo Kavner y camino hasta Steve y extendió su mano–, Harry Kavner, alguien que te desprecia increíblemente.
Steve soltó su mano y dijo: —Bienvenido al club. ¿Nos vamos Diane?
—En un mome... –intento responder Diane pero enseguida Kavner hablo de nuevo. Diane cerro sus ojos y respiro profundo, se avecinaba otro tsunami, pero este tenía nombre de hombre.
— ¿Bienvenido al club? No sabía que tenías sentido del humor, tienes una idea, siquiera una pequeña idea de lo que tu existencia significa la desgracia para otros...
—Kavner por favor... –le dijo Diane.
—No...No, no. Hablaré, ¡¿Tienes idea de lo que hiciste?! ¡Lo que hiciste al ordenar abrir ese archivo! Por tu culpa Diane es culpable de trai...
— ¡Kavner basta! –grito Diane y Kavner calló. La miro de mala manera y luego a Steve–, Basta ¿de acuerdo? Esto no se resolverá gritándole a McGarrett.
—No, déjalo hablar –dijo Steve–, quiero escucharlo porque no tengo ni la más mínima idea de lo que habla.
Y Diane sintió las misma ganas de hace semanas en el Valle Ko'olau de abofetearlo, le parecía insólito su cinismo.
— ¡Que no sabes de que estoy...! –grito Kavner de nuevo y esta vez se iba abalanzar sobre Steve pero Diane se colocó en el medio de ambos. Steve simplemente subió su pecho y espero con impasibilidad que Kavner intentara golpearlo.
— ¡Basta! ¡Te dije que pararas Kavner! –Le dijo y este retrocedió–, Steve espérame en el auto, iré en cinco minutos –ordenó Diane.
—Como quieras –respondió Steve y con una mirada desafiante hacia Kavner, salió de la oficina.
—juro que sino hubieses estado aquí yo... –dijo Kavner y Diane se fue hacia su escritorio a guardar la carpeta que le dio Harry.
— ¿Qué demonios pasa contigo, ah? Creí que eras más pacífico.
—Lo soy, pero ese imbécil nos ha hecho pasar por mucho en estas últimas semanas, lo único que quiero es apretar su cuello hasta que se ahogue.
—Ok Kavner, es oficial. Te exijo que te alejes de mi ¿ok? Eres una muy mala copia mía. Ahora ve a un sitio seguro ¿de acuerdo? Avísame si sales de la isla.
Kavner y Diane salieron juntos del edificio de Five-0, pero sus caminos se separaron en el Lobby, donde el tomaría la salida principal y ella la salida hacia el estacionamiento.
Estando en el auto Steve no paraba de mirar a Diane y volver la vista al camino, esperaba que en algún momento ella le dijera algo, pero Diane estaba concentrada ideando la manera de llegar a New York y volver sin dejar demasiado tiempo solo a Five-0, necesitaba hablar con Catherine urgentemente.
— ¡¿Qué?! ¿Qué es lo que quieres McGarrett? Me pone nerviosa eso de que solo me mires y no digas nada, ¿Qué edad tienes? ¿Ocho? Solo dilo y ya ¿de acuerdo?
—Bueno, pensé que me explicarías el "Por qué" la actitud de tu amiguito –contesta Steve.
—Olvídalo. Kavner no sabe lidiar muy bien con el estrés. Es solo eso, esta estresado.
— ¿Estrés? ¿Solo por eso quería golpearme?
—Si McGarrett, solo eso. Es todo lo que diré, sino te importa.
—Diane, yo lo escuché perfectamente y habló sobre el archivo que le envié a desencriptar a Catherine–Y Diane enseguida lo mira de mala manera pero espera a que termine de hablar–, no sé qué tan importante era pero me gustaría saber en que estas metida.
Y esa fue la gota que rebaso el vaso, Diane respiró profundo y rápidamente pensó en responder con una frase que diera por terminada la conversación.
— ¿En qué estoy metida? –Respondió Diane y resoplo–, en nada. No estoy interesada en hablar de ello y mucho menos contigo, sé que en el fondo sabes a que viene todo eso.
—No Diane, sinceramente no lo sé. Es decir, no sé en qué termino todo aquello.
— ¿Terminó? Para mí solo está comenzando, y te repito no quiero hablar de ello contigo, no intentes sonar preocupado porque no te va el papel.
—Me preocupa que arrastres al equipo con tus mentiras y cosas ocultas.
Y en ese momento habían llegado a la casa del Dr. Russell. Diane sin decir nada más, apenas estacionó salió hecha una furia de tal manera que tiro la puerta del auto. Sin nada Diane entro directamente a la casa y Chin y Kono que estaban en el pórtico de la casa se quedaron sorprendidos por la forma en que Diane salió del auto y entró a la casa.
— ¿Otra vez ustedes? –preguntó Kono.
—Otra vez ella ocultando cosas –responde Steve.
—No me sorprendería –dijo Chin.
—Hace unas semanas me encontré con alguien que trabaja en Asuntos Internos, y me comento que Hart ha estado presionando a Diane, no me dijo exactamente porque, pero sí sé que tiene que ver con nosotros. Lo extraño de todo es que me dijo que si no iba a la cárcel por el expediente que nosotros le abrimos, ira a la cárcel por orden del pentágono.
— ¿El pentágono? –pregunta Chin.
—Diane trabajo para NSA. Ahora sé porque Kavner quería golpearme hasta mañana, el por el archivo que Cath y yo abrimos, al parecer tenía información de seguridad nacional.
—No estoy entendiendo nada –dijo Kono.
—Les explicare luego, solo no le digan a Danny, últimamente parece su mama gallina. Defendiéndola siempre –contesta Steve–, Kono no olvides lo que te envié a investigar esta mañana.
—Estoy en ello jefe –responde ella.
—Ok, esperaré –dijo Steve y dejo el pórtico para entrar a la casa.
Seguido a él, entraron Chin y Kono, y en ese instante venia Diane saliendo de la cocina.
— ¿Qué fue lo que encontraron? –pregunto ella.
—La entrada fue forzada y obviamente hay señales de lucha –responde Chin.
—Sí, las note. ¿Los vecinos han dicho algo?
—No había nadie en el vecindario cuando llegamos, ya todos habían sido evacuados –responde Kono.
—Lo imagine. Sin duda esto fue bastante rápido –explica Diane al equipo acercándose a la pared donde había una mancha de sangre–, entraron desde ahí –señala la puerta–, él estaba sentado ahí –y esta vez señalo un sillón que estaba cerca de la puerta de salida–, comenzó la lucha, corrió hasta acá –y camino hasta donde estaba un rastro de sangre en el suelo–, volvieron a golpearlo contra pared y lo llevaron hasta afuera. Lo que me sorprende es la cantidad de sangre, no es consistente con una herida pequeña como esa.
—Podría ser una herida de bala –dice Steve.
— ¿Herida de bala? ¿Qué paso aquí? ¿Dónde está mi papa? –venía diciendo una joven de cabello largo negro y tez blanca desde la puerta de entrada. Detrás de ella venia un oficial para detenerla, pero Diane le hizo una seña para que la dejara pasar.
—Hola... –dijo Diane esperando a que ella dijera su nombre.
—Courtney –dijo la chica de inmediato.
—Hola Courtney, soy Diane Brighton, pertenezco a Five-0, estamos buscando a tu padre.
— ¿Buscándolo? ¿Qué le paso? –pregunto la chica consternada
—Desapareció anoche –respondió Diane y la llevo hasta la sala.
Diane la condujo hasta un sillón y le presento al resto del equipo, pidió que le trajeran un poco de agua y cuando vio que la chica estaba lista, comenzó a preguntarle. Entre tanto Chin y Kono continuarían con la evidencia afuera y Steve se sentó junto a ellas en otro sillón.
— ¿Desde cuándo no hablas con tu padre Courtney? –pregunto Steve
—Ayer por la noche, alrededor de las 8:00p.m –respondió la chica.
— ¿De que hablaban? –pregunto Diane esta vez.
—Sobre mi examen final de física Tenía una pregunta sobre las partículas libres y estaba totalmente confundida y él me ayudó. Realmente lo odiaría si la última vez que hablé con mi padre fuera sobre física –respondió Courtney y miro a Steve y luego a Diane.
— ¿Recuerdas algo más que te haya dicho? –Preguntó Diane de nuevo–, no importa lo trivial que parezca.
—Hablamos de ir de excursión este fin de semana. Él estaba perfectamente bien esta mañana, después llego la alerta de tsunami y vi que no estaba en casa y tampoco en la oficina, empecé a preocuparme. ¿Quién querría hacerle daño?
—No lo sabemos aún Courtney, pero te prometo que haremos todo lo posible por encontrar a tu papá. Por lo pronto debes evacuar –le dijo Diane.
—No, no... yo me quedare aquí hasta que el aparezca.
—Lo entendemos –intervino Steve–, pero piensa en tu padre, estoy segura que te querría a salvo ¿no?
—Si –musito Courtney.
— Haré que un oficial te lleve a los refugios y, en cuanto sepa algo de tu padre, serás la primera en saberlo. Tienes mi palabra. ¿De acuerdo? –expresó Diane.
—De acuerdo. Muchas gracias oficial.
—No hay de qué. Ahora salgamos de aquí –le dijo Diane y ambas se encaminaron hacia la puerta de la casa–. Este es Mark ¿sí? Es un buen chico, te llevara al refugio –le dijo Diane y el oficial recibió a la chica y la oriento hasta el auto–, te veré en un rato Courtney.
Diane se quedó afuera pues Chin y Kono seguían procesando la escena, así que junto a ellos continuo recogiendo pruebas.
— ¿Qué han encontrado aquí? –le pregunto Diane a Kono.
— Marcas de deslizamiento y virutas de pintura blanca –contesta Kono–, Parece que alguien salió del camino muy rápido y rayó el auto de Russell, podrían ser nuestros secuestradores.
—Bueno eso complica las cosas, hay cientos de autos blancos en la isla.
—Lo sé, pero es lo que tenemos –replico Kono.
— ¿algo más?
—Bolsa de basura vacía –dijo Kono y recogió la bolsa del suelo.
—En New York, trabajando para el Laboratorio Criminal aprendí que la basura de un hombre podría ser la evidencia de otro, así que tomémosla.
—Oye Diane –le llama Steve desde la ventana de la sala de la casa–, tienes que ver esto.
Diane se quitó los guantes y se dirigió a la cocina donde estaban Chin y Steve frente a una laptop.
— ¿Encontraron algo? –pregunto ella.
—No exactamente pero creo que podría servir –responde Chin–. He accedido al registro de seguridad del Centro de Alertas para seguir digitalmente los últimos pasos de Russell. Parece que se conectó esta mañana a las 5:32 a.m.
—Eso fue aproximadamente media hora antes, en la que primera alerta se emitió –dijo Diane.
—Exacto –dice Steve.
—Tal vez tenía un indicador de sismos y terremotos, no se... algo que le avise aquí y no solo en la oficina.
—Eso creemos –indicó Chin.
— ¿Tienes idea de lo que vio o a que accedió? –preguntó Steve.
— No, no se conectó desde esta computadora, así que no puedo ver a qué estaba accediendo.
—– Espera un minuto. –Dice Diane– Si no se conectó desde esta computadora, tal vez ya lo hubieran capturado. ¿Podemos rastrear la dirección IP desde donde se conectó?
— No, el registro de seguridad no registra las direcciones IP –responde Chin–. Pero lo que sí registra son intentos fallidos de inicio de sesión. El Dr. Russel, cuando inició sesión, ingresó una contraseña incorrecta dos veces antes de ingresar la correcta.
— ¿Alguien intentaba adivinar su contraseña? –inquirió Diane.
— Eso es lo que pensé al principio también –expresó Chin–. Pero la contraseña incorrecta que se ingresó fue la misma en ambas ocasiones.
— De acuerdo, si alguien intentara iniciar sesión, habrían estado probando diferentes contraseñas –Tercia Steve.
—Por supuesto ¿no? –dice Diane.
—Completamente, pero no esta vez. La contraseña incorrecta estaba formada por números, y en su tercer intento introdujo la correcta y esta es alfabética, la contraseña es "COURTNEYROSE", el nombre de su hija.
—Ok, eso no concuerda para nada. Creo que... creo que intentaba enviar un mensaje por eso ingreso la contraseña incorrecta dos veces –dice Diane.
— Lo que significa que a las 5:30, cuando envió ese mensaje, todavía estaba vivo –dice Steve.
—Tiene que estar vivo –dice Diane.
Steve y Diane salieron de la casa de vuelta al Cuartel General de igual manera Chin y Kono, lo que necesitaban de la casa ya estaba siendo procesado así que sería mejor continuar la investigación desde el cuartel, el tiempo se agotaba y la ola estaba por venir. En el camino, Steve y Diane prefiriendo ignorarse, ninguno de los dos se dirigió la palabra, hasta que Diane recibió una llamada inesperada de alguien que también conocía a Steve. Como en esta ocasión era Diane quien manejaba el teléfono estaba conectado al auto y la llamada la tomaría en alta voz.
—Brighton –respondió ella.
—Oye linda, ¿Por qué no me ayudas a sacar a tu gente de mis espaldas, ah? Tengo un montón de policías pidiéndome que evacue.
— ¿Mamo? –dice Steve y del otro lado lo escuchan.
— ¿Steve? Oye hermano ¿Por qué no me ayudas tú también, eh? He estado llamándote.
—Lo lamento Mamo, estaba hablando con Danny.
—Haz lo que te piden Mamo –dijo Diane y miro a Steve–. Se acerca un tsunami, no es seguro estar en la playa.
—Linda, estuve aquí en '60, '64 y '75, los he visto todos, conozco el agua no habrá un tsunami en ella hoy.
—Estoy de acuerdo contigo Mamo, pero haz lo que te piden ¿sí? Solo por si acaso.
—De acuerdo linda, lo haré. Pero te diré una cosa alguien está echando humo encima de la okole de alguien.
—Seguro que si Mamo, ya me explicaras que dijiste. Gracias por ayudar.
—No hay de qué. Cuando este show termine, te esperaré en la playa con tu novio, les enseñaré algunos trucos sobre las olas, son pésimos –dijo Mamo y Diane soltó una carcajada.
—De acuerdo Mamo, gracias por la ayuda. Bye –dijo ella y colgó.
— ¿De dónde conoces a Mamo? –pregunto Steve apenas ella colgó.
—Cuando llegue aquí el me ayudo a comprar mi tabla de surf, con la que surfee en tu cumpleaños. Me parece alguien interesante que conoce mucho de la isla y siempre que quiero saber algo voy hasta él.
—Mmm... –asintió Steve–, no tenía idea. Y lo que dijo significa que esto es solo una cortina de humo.
—Gracias por la... –dijo Diane. Pero al analizar mejor las palabras entendió algo–, exacto. Mamo no quiere salir porque sabe que no habrá tsunami.
—Bueno, nadie conoce el agua mejor que él –dice Steve y Diane sigue pensando.
—Exacto... Estos pescadores, han estado leyendo las olas durante cientos de años, además ¿Por qué alguien secuestraría al Dr. Russell? No es que haya clasificado secretos de gobierno ni nada.
—Tienes razón –Dice Steve–, solo que no te estoy entendiendo.
—Esto no es como que activas una alarma y todos salen de un salón –dice Diane aun cavilando–. Esto no es un tsunami.
—Aguarda ¿intentas decirme que el Dr. Russell está creando una falsa alarma?
—Claro, esto es un desastre natural, no puedes crear un tsunami. A menos que seas un científico y conozcas el sistema mejor que nadie porque tú lo creaste. ¡Eso es! –dice ella y da un volantazo y hace girar el auto 160º.
— ¿A dónde vamos? –pregunta Steve.
—Al centro de alertas de nuevo, creo que tengo una idea.
Centro de Alertas de Tsunami, Playa de Ewa, Oahu.
—Ey Sheldon –saluda Diane–, ¿Cómo van los datos?
Todo en el centro seguía revolucionado, personas iban y venían, gritaban números y códigos, las alarmas están titilando y los teléfonos no paraban de sonar. Sheldon que se encontraba en su tarea de dirigir el centro mientras el Dr. Russell no estaba se encontraba frente a una pantalla mirando un algoritmo en 3D que representaba el tamaño de la ola y los edificios de Waikiki.
—Igual que antes Comandante –responde este–, no hay nada claro. Nos estamos preparando para lo peor. ¿Han sabido algo del Dr. Russell?
—Creo que tengo algo pero necesito que me expliques algo.
—Lo que necesite –dice el hombre y los tres de van de nuevo a la pequeña oficina.
—Sheldon necesito que me digas cómo funciona el sistema de alerta temprana. ¿Cómo obtiene su información? –pregunta Diane.
—Eh... bueno, no es tan complicado –Contesta el hombre y Diane se da la vuelta y se coloca a su lado para ver la computadora–. ¿Ves estos marcadores? indican la ubicación de las boyas de alerta de tsunamis. Las boyas registran información sobre la ola y envían esos datos al satélite GOES-11. Y el GOES-11 nos transmite los datos.
—Ok, entiendo –dice Diane–, ahora dime, ¿hay una estación de relevo por la que pasa la señal o algún lugar que pueda comprometer la señal?
—No, para nada. Los datos emitidos y señal siempre son limpia. Del GOES-11 a nosotros directamente.
—Ok... –dice Diane y de pronto comienza a sonar una alarma más fuerte.
—Lo lamento, debo irme –dice Sheldon–, espero haya sido de ayuda.
—Claro que sí, muchas gracias –contesta Diane y toma su teléfono.
—Ok, puedes explicarme ¿Por qué no estoy entendiéndote?
—Tengo la corazonada de que el Dr. Russell está comunicándose a través de su propio sistema. Sheldon dijo que él fue quien desarrollo este sistema, así que mi teoría es que quien lo secuestro le está obligando a emitir la alerta de tsunami, ¿con que motivo? No lo sabemos aún, pero sí sé que el Dr. Russell intenta enviarnos una alerta no solo sobre su secuestro sino sobre la verdadera razón de este show. Y lo está haciendo a través de una segunda señal.
—Ok, ok... estoy de acuerdo ¿Qué se supone que haremos?
—Necesito que alguien se conecte con la señal del satélite y me diga si existe o no esta segunda señal.
—Puedo resolverlo –dice Steve y también saca su teléfono, enseguida marca un número y este atiende rápidamente–, ¿Qué no puedo llamar solo para saludar? –dijo y Diane enseguida supo con quien hablaba. Ignoro la molestia que eso le causaba y se concentró en esperar la respuesta–, ok... buen punto. Necesito que me digas si hay una segunda señal transmitida en la misma frecuencia que el satélite GOES-11.
Mientras Steve esperaba por Catherine, Diane intentaba comunicarse con Kavner, le envió un mensaje para rastreara la llamada que estaba haciendo Steve a Catherine y le dijera la ubicación de esta última, era algo que necesitaba para algo personal y que no podía perder la oportunidad de tenerla.
Mensaje de texto: Kavner.
"Lo tengo. Manhattan, 5ave NY, NYC. Hotel Gavensport"
Yo:
Te debo una.
Mensaje de texto: Kavner.
Como siempre.
—Lo tengo –dice Steve y Diane deja su teléfono–, si hay una segunda señal. Proviene de un barco del puerto de Ala Wai. El barco es el Claire Avery 21.
—Ok, hay que ir allá justo ahora.
—Andando –dice Steve y ambos salen del centro de alertas.
***
—Que buena idea no dejar a Danny venir hoy –dijo Diane que miraba su teléfono celular donde observaba un mapa enviado por Sheldon sobre la ola y la dirección de la misma.
— ¿Por qué?
—El puerto de Ala Wai está en la dirección de la ola. Imagina lo que diría.
— ¿Nerviosa?
— ¿Yo? Para nada, sin embargo si ese tsunami fuera real esta sería la peor forma de morir. Jamás debí venir a esta isla, y mucho menos quiero que al morir sea tu cara lo último que vea. No te ofendas.
— ¿Te arrepientes de venir a Hawaii? –pregunta Steve y sonríe.
—Todos los días de mi vida, desde que volví de New York. Ha sido el error más grande de mi vida.
—Creí que te gustaba la isla, o bueno al menos llegó a gustarte.
—No, te equivocas. Detesto este lugar con todas las fuerzas de mi alma, por eso Danny y yo nos entendemos tan bien.
—Pues hoy no te veías molesta o como que odiaras este lugar. Te vi surfear.
—Hay quienes hacen mi vida un poquito mejor en este lugar, solo eso –responde ella.
—Bueno solamente te he visto así una vez en mi vida y fue en Tokio, así que...
—Pues eso también fue un error –espetó ella.
—No lo hubiese sido si tu tan solo te hubiese acercado a mí y me hubiese dicho todo. Yo confiaba en ti Diane, lo hacía, lo hice desde que fuiste a Japón por mí. Creí en ti pero tú no en mi o en nosotros, y todo eso ocasiono que llegáramos hasta aquí y...
— ¡¿Intentas culparme del hecho de que mi carrera entera se arruino por ti y por Catherine?! ¡¿De qué tuve que soportar que me arrestaras como una criminal frente a mi familia?! ¡¿De qué tú no quisiste darme la oportunidad de explicarte todo?! ¡¿De qué preferiste creer en Wo Fat y su palabra antes que la mía?! ¡¿De unas fotos que son un gran montaje que en mí?! ¡No! no te permito que lo hagas. Si tú no pudiste ver lo que yo te demostré no quieras culparme de todo esto. Para empezar yo nunca pedí venir aquí, ¡NUNCA! En la primera oportunidad solo lo vi como la ocasión perfecta para buscar a quien había arruinado mi vida y en esta segunda oportunidad lo hice por el equipo, por ti, por Danny... porque a pesar de todo, ustedes me salvaron la vida de Valdés y esa deuda jamás ha estado saldada, por eso vine.
— ¡No confiaste en mi Diane! ¡¿Por qué no me dijiste que habías buscado esa información con Delano?! ¡¿Por qué?!
—Entiende que hay cosas que jamás podrás decir así como así, ¡¿alguna vez me comentaste sobre tu padre, Wo Fat o tu madre?! ¡Jamás! Lo supe por Danny y por qué te secuestraron, ¡por eso! Y no por ello pensé que estabas traicionándome. Yo esperé a que tú vinieras a mí y me contaras todo, así como yo lo hice contigo en Tokio. ¿Sabes que entendí en estos años? Que tú realmente nunca me viste como yo creía, que no sé qué te hizo cambiar pero no yo era parte de ese círculo, de tu círculo.
—Eso no es cierto... Yo simplemente no...
—Déjalo Steve, ya hemos tenido esta conversación cientos de veces y en todas, el resultado es el mismo, jamás reconocerás que cometiste un error.
De pronto Diane detuvo el auto y salió de él, necesitaba respirar.
— ¿A dónde vas? –Pregunto Steve pero ella no contesto–, de acuerdo... Intentémoslo.
Y Diane se detuvo, no podía creer lo que había oído.
— Hace días estuve pensando en que cuando llegaste aquí, nuestra relación no era la mejor, pero que en un momento hicimos una tregua y algunas cosas se solucionaron –dijo Steve y Diane seguía sin voltear–, intentémoslo, por el equipo... ¿puedes?
Y Diane lentamente volteo y le miro: — ¿Y cuánto va a durar? Hasta que descubras otro montaje o Catherine te envíe más archivos y vuelvas al principio.
—Solo intentémoslo ¿quieres? No puedo prometerte nada, solo que, juntos elegiremos un día y nos sentaremos hablar y yo prometo escucharte ¿sí? –dijo y extendió su mano.
Diane no dijo nada, simplemente tomo su mano y en ese momento y después de mucho tiempo una pequeña electricidad recorrió todo su cuerpo, al punto que se sonrojo. Enseguida que pudo notarlo quito la mano de la Steve y subió al auto de nuevo.
—Quiero que me prometas algo –Dijo Steve al subir al auto pero Diane no respondió. Solo le miro–, quiero me digas lo que paso con el archivo que Catherine y yo abrimos, quiero saber qué fue lo que hicimos.
—Lo hecho, hecho esta. No hablaré de ello, además no tengo que prometerte nada porque si yo quisiera no aceptaría la tregua. Fueron muchas las veces en las que yo quise hablar contigo y tú no, ahora podría ser al contrario. Así que no te diré nada sobre el archivo, así como acudes a ella para información y para abrir el archivo como lo hiciste, pregúntale cuales son las consecuencias de ello.
Steve no quiso decir nada al respecto y Diane tampoco, así que ella arranco el auto y se enfocaron de nuevo en el camino hacia el puerto. Unos segundos antes de estacionar el auto, el teléfono de Diane comienza a sonar.
—Brighton –contesta ella y sale del auto.
—Tenemos un problema –dice Chin al otro lado del teléfono.
— ¿Qué sucede Chin? –y Steve enseguida pone su atención en Diane.
—La ola tomo velocidad, está llegando más rápido.
— ¿Qué tanto? –pregunta Diane.
—Está llegando ahora mismo –Y Diane dirige su mirada al mar–, ¿Eso dijo el Centro de alertas?
—Si Diane, salgan de ahí ahora mismo –contesta Chin.
— ¿Diane que sucede? –pregunta Steve.
Diane mira el agua de nuevo y aún no había señales de que un tsunami vendría.
—Está bien Chin, vamos de regreso –dijo y colgó la llamada.
— ¿Qué sucede? –pregunta de nuevo Steve.
—Mira el agua –le indica Diane–, no está retrocediendo, no vendrá ninguna ola. Chin acaba de llamarme para avisar que el centro de alertas dio el aviso que la ola vendría en este momento.
—Tienes razón –contesta Steve quien también observa el mar–, esa ola no vendrá. Entonces debemos continuar buscando al Dr. Russell, eso solo quiere decir que se sigue emitiendo una falsa alarma.
—Eso es seguro. Andando –dice Diane y se encamina hacia el barco–, hay que encontrar al Dr. Russell.
Diane y Steve entraron al Claire Avery, sigilosamente y en silencio recorrieron el bote. Durante unos minutos no se oía nada, Steve y Diane buscaban por separado. Por su parte Diane recorría la proa y los lados de esta; Steve que casi llegaba al timón, el cual se encontraba en una cabina dentro del barco, fue sorprendido por una mujer que con un tubo metálico le golpeo en la cabeza, al instante siguiente este cae en un golpe seco el cual se oye desde donde esta Diane. Inmediatamente ella da la vuelta y se dirige hasta donde cree haber oído el golpe. Cuando llego a la cabina vio a Steve en el suelo, pero antes de entrar la mujer quiso hacer lo mismo con ella pero Diane se protegió con ambos brazos.
La mujer retrocedió y en ese mismo acto Diane es desarmada, sin más que hacer ambas comienzan una pelea. Diane se lanza hacia la mujer que era de la misma contextura que ella y que a medida que lanzaba golpes a Diane, esta última se dio cuenta que era entrenada, que sabía pelear. Diane seguía bloqueándola y bloqueándola hasta que en uno de sus golpes logro detener con sus manos a la mujer y agarrar su muñeca, ahí está la halo hacia ella y le dio un gran golpe con la cabeza, haciendo que la mujer enseguida se desvanezca.
Sin perder el tiempo, Diane tomó las esposas, ató a la mujer y recogió su arma. Se levantó del suelo, tomó un poco de aire y fue hasta donde estaba Steve, se agachó a su lado y le dio la vuelta, ya que este estaba sobre su pecho en el suelo, en ese momento observa la herida de Steve y esta es algo grande y profunda, al tocar su rostro sus manos se llenan de sangre, toda esta corría por la cara de Steve.
— ¡Steve! ¡Despierta! –Le decía ella e intentaba moverlo un poco–, ¡Steve! ¡Demonios! Voy a tener que llamar a alguien.
Dijo para sí misma, antes de hacerlo le tomo el pulso y delicadamente lo acomodo en el suelo. Saco su celular y marco un número de apoyo.
—Habla la Comandante Diane Brighton de la unidad Five-0, necesito una ambulancia en el puerto Ala Wai, estoy en el barco Claire Avery puesto 21, con urgencia. Tengo un 10-15 oficial herido.
—Estamos en camino Comandante –respondió la chica del call center de emergencias.
Diane colgó su teléfono y se fue a recorrer el barco en busca de un botiquín de primeros auxilios para detener el sangrado de Steve. Fue en la sala de máquinas del barco donde encontró una pequeña caja blanca con una cruz roja en el centro, la abrió y afortunadamente había los insumos necesarios para mientras llegaba la ambulancia darle los primeros auxilios a Steve.
Diane regreso a la cabina y se encontró con que Steve estaba sentado y ya estaba consciente, este intento levantarse pero Diane enseguida se acercó a él.
— ¡No, no! no te levantes –le dijo Diane a Steve–, está bien ¿de acuerdo?
—Lo lamento –dijo Steve.
—No te disculpes, pudo haberte matado. Ahora quédate quieto, trataré de curar eso... bueno, mientras llega la ambulancia.
—Oye, no hace falta que...
—Shh... –le dijo Diane y comenzó a sacar la gasa y el agua oxigenada–, no me digas que hacer y que no ¿de acuerdo? La llamé porque estabas inconsciente y necesitas más cuidados que estos, esa herida se ve profunda.
Steve prefirió no seguir contradiciendo a Diane y dejo que esta le curara la herida. Primero se aseguró de limpiarla bien y luego limpio su rostro, una vez que termino le colocó un poco de adhesivo en la herida para que no siguiera sangrando.
—Gracias –musito Steve.
—Ni lo menciones –dijo ella y cerró la caja.
Ambos se levantaron del suelo y cuando Diane se ofreció ayudarle y extendió la mano el movimiento fue tan fuerte que ambos quedaron muy juntos, aquello le produjo a Diane una corriente en todo su cuerpo y sus ojos azules se clavaron en los de Steve y por alguna razón Steve sentía lo mismo. Ambos al notar aquello se separaron inmediatamente, y un silencio entre ambos. Silencio que fue roto porque la mujer que los había atacado empezaba a despertar.
— ¿Qué haremos con ella? –dijo Diane sin mirar a Steve.
—Salgamos de aquí, ya veremos que haremos con ella.
***
Ambos sacaron a la mujer y la sentaron en uno de los asientos amoblados de la proa.
—Ok, yo haré las preguntas y como tú y yo somos mujeres creo que no tendremos problemas si por cada pregunta no contestada yo procedo a que la conteste con medios menos pacíficos ¿De acuerdo? –Dice Diane y la mujer la mira de mala manera–. ¿Dónde está el Dr. Russell?
—No lo sé –responde ella.
—Ok, es la única segunda oportunidad que te doy. Las demás preguntas no contestadas como yo quiero –y Diane saco su arma–, tendrán consecuencias.
—No me asusta Comandante –replica la mujer y sonríe.
—Bien. Te lo advertí –y Diane le apunta directamente a una pierna, agarra con su mano derecha el peine del arma, le da hacia atrás y hacia adelante... pero cuando procede a disparar o hacer el intento, Steve se coloca en el medio.
—Ok, Diane... Podemos hacer esto de otra manera ¿de acuerdo? La necesitamos.
—Disculpa ¿acaso tuviste un momento Danny o qué? –le responde Diane.
—No. pero necesitamos encontrar al Dr. Russell ¿ah? –y Diane contesta bajando su arma lentamente–. Bueno, ella sabe dónde está y si le disparas no hablará.
Diane iba a responder pero en ese momento llegó la ambulancia y junto a ella un grupo de patrullas y el resto del equipo, incluyendo a Danny. Este último se había enterado pues escucho la radio cuando Diane se comunicaba con el centro de emergencias del 911
—Ok, ¿podrían hacer esto en tierra? –Dijo Danny al llegar donde estaban Diane y Steve–, potencialmente en uno de esos altos edificios ¿un piso 10? ¿Les parece? Por favor.
—El Tsunami no es real Danny –Contesta Diane.
—Bueno no creo un centro de alertas sea tan irresponsable como emitir una falsa alerta ¿no? así que te agradezco que uses el sentido común y salgan de aquí.
—No es culpa del Centro de Alertas y si, se estaba emitiendo una falsa señal Danny –responde esta vez Steve–, el centro de alertas ha estado recibiendo la señal que ella –y señalo a la mujer–, hackeo y envió al satélite, no la verdadera señal.
—Ok. No entiendo nada –dice Danny.
—Podrían explicarnos –dice Chin y Kono asiente con la cabeza ratificando lo que decía Chin.
Diane les dio una breve explicación de lo que estaba sucediendo y además de eso obligo a Steve a ir con la ambulancia a que se revisara. Entre tanto Danny y Diane se quedaban con la mujer.
—Entonces... Hacker, hacker traviesa. Si eso es cierto, estas en un montón de problemas ¿no?
—Y bien... Ahora si vuelvo contigo –le dijo Diane a la mujer–, ¿Para quién trabajas?
— Por lo que veo aún seguimos secos –comenta Danny.
—Sí, lo siento fue una falsa alarma –respondió la mujer con sarcasmo.
— ¿Sabes qué? –Dijo Diane masajeando su cien–, Te voy a dar 15 minutos mientras voy, hablo con los oficiales, veo que mi compañero al que golpeaste este bien y regresaré con la misma pregunta ¿de acuerdo? Y si no tengo una respuesta como yo quiero –y Diane saco su arma, saco el cargador y después una bala y se la mostró– esta bala, va derechito a tu pierna derecha o a la izquierda déjame decidir en el camino. Ya vuelvo. Échale un ojo Danny.
Danny asintió y luego se dirigió a la chica: —Oye enserio espero que contestes la pregunta, ella no bromea cuando dice esas cosas. Esta realmente molesta, causaste una locura en la isla y además la hiciste trabajar todo el día junto a McGarrett así que debe estar al borde del colapso ¿ok? Coopera y conservaras una pierna.
Diane, Chin, Kono y Steve les explicaban a los oficiales que la alarma de Tsunami era farsa y además explicaban como lo habían descubierto, así que les encomendaron que avisaran al centro de alertas y además que dieran un anuncio público para la población.
Los cuatro se disponían a ir al barco con la Danny y la sospechosa pero en ese momento Diane tenía una llamada entrante del Gobernador.
—Señor –Contesta Diane–. Señor... fue en la búsqueda del Dr. Russell que lo descubrimos...Hace como media hora...Señor, el Comandante McGarrett fue herido en la búsqueda tenía que velar por el primero –iba contestando Diane mientras caminaba hacia donde Danny. Los demás escuchaban atentamente pero no lograban distinguir que era lo que le decía el Gobernador a Diane, sin embargo por su expresión de exasperación y sus respuestas con un poquito de ironía podían deducirse que este estaba reclamándole algo–. Ahí estaré señor.
— ¿Qué sucede? –pregunto Danny.
—Tengo que ir a dar una rueda de prensa por lo ocurrido –respondió Diane–, el gobernador está furioso con todo esto.
—No te preocupes, ve. Nosotros nos encargaremos de ella –dice Steve.
—Ok, perfecto. Vayan al cuartel. Tienen luz verde para sacarle la información como deseen.
— ¿Por qué dices eso, ah? Ahora él –dice Danny señalando a Steve–, hará algo muy estúpido.
—Has lo que quieras McGarrett, tienes mi apoyo –replica Diane y mira a Danny.
—Por eso debí quedarme en el caso –dice Danny negando con la cabeza.
Diane que ya había tomado su camino al auto e ir a la rueda de prensa, se devolvió y le hablo a Danny: —Sabes algo, te prefiero conmigo. ¿Por qué no vienes y me acompañas a la rueda de prensa? Tú estarás a mi lado sino quieres hablar, mientras Chin, Kono y McGarrett se encargan de la sospechosa. Ven –ordena Diane.
—Se lo que haces –respondió Danny y levanto a la sospechosa y se la entregó a Kono–, pero está bien te acompañaré.
***
Cuartel General Five-0
— ¿Por qué tengo la sensación de que en toda la mañana no hemos hecho nada? –le dice Kono a Chin.
—No es precisamente eso, pero si podemos decir que estamos en el mismo lugar desde donde comenzamos –contesta Chin.
—Ok. El tsunami no es real, Russell no estaba en el bote, y la señal si era falsa y provenía de ese barco. Pero lo importante de todo esto es, que aún no sabemos siquiera donde puede estar el Dr. Russell –explica Kono.
—Tienes razón eso es solo la raíz de un árbol muy grande. Todo es un engaño.
—En realidad parece una muy mala broma.
—En fin... Diane y Steve encontraron en el bote, la laptop de donde se estaba emitiendo la señal. La falsa alarma se produjo a las 10:15 a.m.
— ¿10:15 a.m.? Eso es diez quince (1015). La contraseña del Dr. Russell, la contraseña fallida –dice Kono.
—Exacto. El Dr. Russell sabía, trataba de avisarnos manipulando los datos.
—Claro –dice Kono–, lo que no entiendo es ¿Por qué llevarse al Dr. Russell y hacerle fingir un Tsunami para un distracción?
—Diane y Steve habían dicho que esto era la fachada de algo mucho más grande, y creo que eso es lo que tenemos que investigar.
—En eso estamos de acuerdo, es decir, la policía está ocupada con la evacuación, los testigos potenciales han hablado. El momento perfecto para hacer algo grande, un asesinato, un robo... Es solo que ¿Cómo podríamos saber qué es?
— ¿Sabes qué? Iré con Fong. Averiguaré lo de la pintura que encontramos afuera de la casa, tal vez eso pueda ayudarnos.
Centro de Alertas de Tsunami, Playa de Ewa, Oahu.
—Señores por favor –le decía Diane a los periodistas que le acosaban con preguntas pero que no dejaban que ella las contestara porque todos hablaban al mismo tiempo.
—Comandante ¿Podría asegurarnos que realmente no vendrá un tsunami? –pregunto una mujer rubia que llevaba un micrófono con el logo de NBC.
—Sí, no vendrá ningún tsunami –respondió Diane–. Ciertamente, el centro de alertas de tsunamis alertó sobre uno pero, es que esa es la información que le envió su señal directa del satélite llamado GOES-11, sin embargo debido a la desaparición del Dr. Russell, y nuestras investigaciones descubrimos que la señal que se enviaba al satélite, provenía de una segunda señal que no tiene nada que ver con el satélite.
—Comandante ¿de dónde proviene la segunda señal? Y ¿Saben algo del Dr. Russell? –Esta vez tomo la palabra un reportero de la cadena CNN.
—Por seguridad no podemos dar más datos sobre el caso, sin embargo la idea de venir aquí y dar esta rueda de prensa es para dar aviso a toda la comunidad sobre la alerta de tsunami para que estén tranquilos. Es todo señores –concluyó Diane y dejo el pódium en el que estaba hablando.
—Bien hecho, tu sí que sabes controlar las masas –le dijo Danny a Diane–, bien ¿ahora qué?
—La verdad no tengo ni idea, el Dr. Russell no aparece y nuestra testigo no coopera y ahora todo está revuelto con la alerta del tsunami.
—Volvamos al cuartel. Tengo una idea –dice Danny.
— ¿Qué idea? –pregunta Diane.
—Creo que por primera vez utilizare tus métodos.
— ¿Mis métodos? No me digas que...
—Si –dijo Danny y sonrió.
— ¿Y Steve? –pregunta Danny.
—Esta con Sheldon, quiere ver qué más puede averiguar para encontrar al Doctor Russell.
—Ok, entonces andando. Volvamos al cuartel.
—Por supuesto, me muero por verlo –dijo Diane y siguió a Danny a la puerta trasera, ya que no podían salir por la de enfrente pues los reporteros aún estaban apostados afuera.
Cuartel General Five-0
Danny y Diane venían conversando sobre los métodos que le aplicarían a la sospechosa, según Danny los métodos de Diane combinados con algunos de Steve. Al pasar la puerta de vidrio que da entrada a las oficinas de Five-0 ambos ven a Chin y a Kono animadamente señalando a la pantalla.
— ¿Por qué tanta emoción? –pregunta Danny.
—Tenemos un pequeño avance –responde Kono.
— ¿Qué tipo de avance? –pregunta Diane.
—La pintura –responde Kono–. ¿Recuerdas la pintura que encontramos fuera de la casa? –Y Diane asiente con la cabeza–, pues resulta que ese tipo de pinturas en especial, es solo expedidos para vehículos del gobierno.
—Es decir que los secuestraron lo hicieron para pasar desapercibidos. Con la alerta, hay cientos de vehículos del gobierno en las calles –dice Danny.
—Exacto, sin embargo estuvimos analizando todo y aquí están todos los vehículos oficiales del gobierno. Todos ellos están equipados con GPS, asi que buscamos las ubicaciones en vivo de todos los camiones de evacuación enviados por el departamento de Manejo de Emergencias. Es decir, la guardia costera, la guardia nacional –explica Chin.
—Ok, pero cualquiera de ellos pudiera haber estado en la casa de Russell. Sera difícil verlos a todos ¿Cuántos de ellos están cerca de esa zona de evacuación?
—Veinticuatro –responde Chin.
—Es un buen número –responde Danny–. Sin alerta de tsunami podemos concentrarnos en ellos, creo que con esto podríamos encontrar al Dr. Russell.
—Creo que Danny tiene razón –dice Diane–, tal vez tardemos un poco pero al menos podremos trabajar sin la amenaza de morir ahogados. Lo que deberíamos hacer es reducir la lista de objetivos de alto valor, dentro de la zona de evacuación, consulados, lugares de dignatarios visitantes, embajadores... Mayor distracción, mayor objetivo.
—Ok, nos pondremos en ello –dice Kono.
—De acuerdo. Mientras nosotros iremos con nuestra sospechosa, tengo algunas ideas y quiero ponerlas a prueba –dice Danny–, Brighton, necesito que envíes una patrulla a este lugar y busques a una niña llamada Alison Cameron.
— ¿Es la dirección de la escuela donde estudia la hija de la sospechosa? –pregunta Diane sonriendo, no podía creer que Danny estuviera realmente usando sus métodos.
—Sí, nos vemos en media hora en la sala de interrogatorios ¿de acuerdo?
—Ok. ¿Sabes qué? Yo misma iré.
Mientras Diane buscaba a la hija de la sospechosa, Danny aprovecho para llamar a Kamekonas. Una vez que Danny decidió ir con el equipo, no tuvo otra opción que dejar a Grace y a Charlie con Kamekonas, sin Rachel en la isla, y con todos ocupados, las opciones era limitadas, tanto que era eso, o llevar a Grace y a Charlie con él y ver como Diane o Steve hacían esas locuras que él jamás le mostraría a sus hijos.
—Hermano, que bueno que llamas. Una gran noticia lo de la falsa alarma ¿no? –respondió Kamekonas una vez que atendió el teléfono.
—Sí, lo sé. ¿Cómo están mis chicos?
—Oh, excelente. Estos keikis son unos ángeles. En este momento mi familia le está contando sobre el rey Kamehameha y la unificación de las islas hawaianas.
—Uh... ¿podrías no contarles la parte donde el rey arroja a sus enemigos al precipicio? Por favor.
—Oh por supuesto que no. Esa es la mejor parte –responde Kamekonas y Danny lleva sus manos a la cara, sin duda había sido una terrible idea.
— ¿puedo hablar con Grace?
—Keiki –se escucha que Kamekonas le dice a Grace–, Es para ti, es Danno. ¿Hola? –dice Grace al teléfono
—Hola linda ¿Cómo estás? ¿Cómo esta Charlie?
— ¿Podemos irnos a casa ahora?
—No mi cielo, debes esperar un poco mas ¿de acuerdo? Apenas esto termine, iré por ti y por Charlie.
—Bueno –responde Grace con resignación.
—Te amo mono –le dice Danny.
—También te amo –responde la niña y cuelga.
Danny que a pesar de saber que Grace y Charlie estaban bien, quedo un poco preocupado. Sin embargo, no tenía otra opción. Para olvidarse un poco de ello decidió bajar hasta la sala de interrogatorios. Durante el camino su teléfono comenzó a sonar, era Diane.
— ¿Vienes de regreso? –pregunto Danny.
—Por supuesto pero con malas noticias –responde Diane.
— ¿Cómo que malas noticias?
—La hija de la sospechosa no fue hoy al colegio, sus maestras me dieron su dirección y fui hasta su casa. La vecina de al lado me dijo que ella y su mamá habían salido temprano a la escuela como siempre. Eso solo significa una cosa...
—Que no solo es el Dr. Russell el que está secuestrado.
—Exacto. Hay que hablar con ella y sin mis métodos o los de McGarrett –advierte Diane–, si está haciendo todo esto es por la niña.
—De acuerdo. Te esperare en el cuartel.
—Estoy llegando nos vemos en la sala de interrogatorios.
—Bien –dijo Danny y Colgó.
Sala de Interrogatorio, Cuartel General Five-0
—Hola Alison–dice Diane al entrar pero la mujer solo le dio una mala mirada –. Ok, se que comenzamos mal, pero voy a darte una segunda oportunidad ¿que estabas haciendo exactamente y porque lo estabas haciendo?
—No tengo porque decirles nada –contestó la mujer de mala gana.
—Sí, claro que tienes porque. Alison, tu hija. Por ella –replico Danny.
—Ya lo sabemos todo Alison, solo tienes que decirnos por qué ¿de acuerdo?
—No puedo –dijo Alison y agacho la cabeza.
—Si puedes Alison, solo olvida lo que paso ¿ok? Olvida que te arreste, tu solo dime lo que necesito y yo misma traeré a tu hija de vuelta. Confía en mí –le dijo Diane y se agacho frente a ella.
—Alison, sino actuamos ya puede ser tarde –interviene Danny–, Diane acaba de dar una rueda de prensa –y en ese momento Alison levanto la cabeza de inmediato y en sus ojos se notaba el pánico–, ya los secuestradores deben saber que ya descubrimos sobre la alerta. Ayúdanos ayudarte, dinos ¿Quién te pidió que hicieras esto y porque?
—No... No puedo –dijo la mujer y aquello desesperó a Diane.
—Ok, está bien. Sea como sea yo daré con esa niña, pero eso si olvídate de ella para siempre ¿de acuerdo? Haré que te encierren el resto de tu vida por tu ayuda en el secuestro del Dr. Russell, eso sí solo está secuestrado. Y me encargare que no vuelvas a ver a Alison nunca más.
—Entiéndame... si –y la voz de Alison empezaba a quebrarse–... si digo algo la matan.
—Yo no tengo tres días en esto Alison, con tu ayuda, esa niña puede estar de vuelta en menos de una hora. Solo dime la verdad –le pidió Diane y al oír aquello la mujer parecía cambiar de opinión.
—De acuerdo –dijo Alison y respiro profundo. Unos segundos después comenzó hablar–. Cada ocho minutos recibía un correo electrónico con datos nuevos de algún lugar. Es decir al principio me explicaron que era lo que haría, lo cual consistía en mandar señales de las boyas de comunicación al GOES-11, era sencillo porque no tenía tanto protocolo de seguridad. Después de ello debía esperar sus órdenes para empezar a transmitir las señales.
— ¿Quiénes son? ¿Quiénes te están pagando? –pregunto Danny.
—No lo sé. Todo es anónimo. Me contactaron por internet, me enviaron el dinero en efectivo y un localizador.
—Ok ¿Cuánto tiempo debería haber durado esto? –pregunto Diane.
—Hasta el mediodía... o bueno, hasta que ellos lo decidieran.
— ¿Por qué secuestraron a Alison? Es decir, se nota que tu aceptaste y que sabias lo que estabas haciendo –preguntó esta vez Danny.
—Cuando supe lo del Dr. Russell me asuste, creí que era solo algo para bromear, o que se yo. Nunca un secuestro, pero ya era demasiado tarde para salirme.
—Supongo –dijo Diane negando con la cabeza. En el fondo Alison era una criminal más–. Son las 11:30 a.m. y di la rueda de prensa a las 10:30 a.m., ya deben saber todo.
—Por supuesto, esa gente maneja todo, son más poderosos de lo que creen –comenta Alison.
—Bueno, no hasta que yo intervenga –dijo Diane.
—En eso estamos de acuerdo. ¿Porque no nos ayudas a saber quién te enviaba esos correos, ah? –dice Danny.
— ¿Cómo se supone que haré eso?
—Eres un hacker, lo que necesitas está arriba en la computadora ¿de acuerdo? Y esta demás decirte que sin trucos, porque yo cumplo lo que prometo –dijo Diane y camino hasta la puerta–, los veo arriba. Danny encárgate de ella, hablare con McGarrett, le diré que hable con Sheldon y que emitan la alerta de Tsunami de nuevo.
— ¡¿TE VOLVISTE LOCA?! –Dijo Danny–, el gobernador nos va a picar en pedacitos, solo ha pasado media hora de que le dijeras a la prensa que no habrá Tsunami. Pensaran que somos unos idiotas.
—Pues prefiero que lo piensen. Escucha, ellos actuaban bajo la alerta porque les daba espacio para hacer lo que iban hacer, entretanto su garantía era niña, así que si Alison no sigue trasmitiendo, sus planes se caen abajo. Así que hay que hacerles creer que Alison sigue trabajando, a pesar de que ya los descubrimos. Eso mantendrá a salvo a la niña.
—Mira, no está mal la explicación, pero las consecuencias de tu plan, se ven horrorosas de aquí a la Antártida.
—No te preocupes Danny, ya me las arreglaré.
Diane cerró la puerta e inmediatamente saco su celular y le marco a McGarrett. Al contestar este no tenía ningún avance estando en el centro de Alertas, sin embargo, Diane enseguida le conto lo que sucedía, así como su plan para mantener a salvo a la niña. Steve no se opuso a él, e incluso se le ocurrió añadirle algo más al plan para que este fuera real, pero para ello necesitaba a Diane en el centro de alertas.
***
— ¿Y Danny? –Pregunta Steve al ver llegar a Diane–, creí que vendría contigo.
—Lo deje con Alison, estaba insoportable con esto del plan. No está para nada de acuerdo... –y en ese momento Steve y Diane se miran y ambos dice al unísono "como siempre"
—Ok. Ven conmigo, ya Sheldon está preparado para hablarle a la cámara. Entre todos los reporteros deje pasar a los de la cadena CNN, ellos saben cómo agrandar la desgracia.
—Excelente idea –congratula Diane y junto a Steve se dirige a la oficina de Sheldon–. ¿Preparado Sheldon?
—Confiaré en ustedes. Espero no estar en problemas –contesta Sheldon un poco preocupado.
—Tranquilo, nos estas ayudando incluso con la búsqueda del Dr. Russell –contesta Diane y mira a Steve.
—Así es Sheldon. Tu solo has lo que te decimos y todo saldrá bien.
Cuartel General Five-0
—No es por presionarte no nada –le dice Danny a Alison–, pero mientras más rápido consigas la dirección de quien te envió los correos, evitaremos que Steve y Diane comentan alguna desgracia.
—Amigo Roma no se quemó un día –contesto Alison–. Tengo un IP flotante pero está cifrado.
— ¿Sabes qué? Tengo una idea. Conozco de un nerd que puede también ayudar con esto –y Danny enseguida saco su teléfono y le marco a quien el creía que ayudaría más rápido. Y más si le decía que Diane estaría en problemas–. ¿Hola? ¿Kavner?... Ey, ¿Qué tal? Si... si ya sé que tú nos odias, en eso estamos de acuerdo. Pero no te llamo por mí... Sí, es por ella... aja... si, eso. Si lo hace estará en problemas ¿tengo que contarte o tu solo vendrás? Oh... vendrás, que bueno. Te espero aquí... Ok, bye. Listo –le dijo Danny a Alison–, es un agente de Informática del FBI, te ayudara a descifrarlo más rápido.
—Me acaba de llegar un correo, debo actualizar la base –dice Alison tecleando en el computador.
—Ok, hazlo, así ellos sabrán que sigues trabajando.
Centro de Alertas de Tsunami, Playa de Ewa, Oahu.
—... Lamentamos mucho lo sucedido pero la idea es que se mantengan alerta –Le dice Sheldon a la reportera de CNN. Ella enseguida que termina dirige su micrófono hasta Diane.
—Ehhh... –dice Diane algo sorprendida, no esperaba hablar–, igual lamento lo sucedido pero eso arrojo nuestra investigación. Le recomiendo a la población estar alerta y mantener la calma.
En ese momento se apagan las cámaras y la reportera junto a su camarógrafo salen de la sala en compañía de Steve. Minutos después este regresa.
— ¿Preparada? Ya empezaron los problemas –dice Steve.
— ¿Ahora qué?
—Hale, está afuera. Quiere hablar contigo.
Diane que en ese momento pretendía llamar a Danny para saber que habían encontrado no tuvo de otra que salir y hablar con Hale.
—Comandante, le advierto que si este es uno de esos trucos que usa Five-0 para resolver sus casos le agradezco que...
—Hale, ¿Por qué no se calma, ah? Este no es ningún truco, así que le agradezco que haga su trabajo y nos deje hacer el nuestro ¿bien?
—Le recuerdo que trabajamos directamente para el Gobernador y no creo que él nos apoye en algo así –interviene Steve.
Hale solo respiro profundo y le contesto: —Bien, pero si esto es un truco van a tener que responder por esto. Alertar a todo un estado sobre un desastre natural en una violación a leyes Federales y se paga con la cárcel.
—Ok, lo haremos. Ahora si me permite debo seguir buscando al Dr. Russell. Alguien tiene que hacerlo.
Hale se dio la vuelta y fue hasta la oficina de Sheldon, desde ahí le hizo una seña y este le siguió. Desde afuera podía verse que este le reclamaba algo a Sheldon, pero Steve y Diane decidieron concentrarse en la otra fase del plan.
— ¿Contactaste a Roy? –pregunta Diane.
—Sí, está en Kaena Point y desde esa estación de rastreo enviara un virus que cortara la electricidad por media hora o más –explica Steve.
—Dios, estamos realmente en serios problemas –y esta vez Diane si estaba preocupada.
— ¿Desde cuándo te preocupa meterte en problemas?
—Desde que tú y Catherine abrieron ese archivo –dijo ella irónica y Steve solo agacho la cabeza–. Llámalo, y que se ponga en marcha, yo te daré la señal, no quiero que la electricidad se vaya mientras Alison averigua de dónde proviene los correos. Iré con Danny al cuartel ¿te veo allá?
—Seguro. Espero tu llamada.
Y en ese instante, el celular de Diane comenzó a sonar, cuando lo saca del bolsillo trasero de su pantalón y ve de quien se trata, sus ojos se abren como platos.
— ¿Quién es? –pregunta Steve.
—El Gobernador. De seguro ya vio la entrevista.
—Dile la verdad, así no tendrás o mejor dicho... Tendremos más problemas. Ya sabes para que no piense que actuamos a su espalda.
—Bueno...Supongo que no tengo de otra. Te veo en cuartel bye –se despide Diane y camina hacia la salida.
Mientras que Steve la ve salir, se da cuenta que tal vez no tan mala idea darle la oportunidad a Diane de explicarle, empezaba a creer que tal vez si había cometido un error. Pero había algo que lo tenía intrigado desde que comenzó el caso y es que hace unos segundos cuando ella le había respondido "desde que tú y Catherine abrieron ese archivo" algo le decía que era obvio que algo iba mal con todo eso.
Y es que Danny se lo había dicho en una ocasión y luego cuando se encontró a un amigo en AI y le dijo que Hart estaba presionando a Diane, y sumado a eso la actitud agresiva de Kavner y lo reservada que es con el tema, le hacía recordar la vez en que ella fue a juicio por ir a rescatarlo a Tokio, así que sin duda Diane estaba en problemas y él tenía que averiguarlo.
Cuartel General Five-0
— ¿Kavner? –Dice Diane al entrar y ver a Kavner junto a Danny y Alison–, ¿Qué haces aquí?
—Bueno supongo que ayudándote, pero algo me dice que ya es demasiado tarde –responde Kavner y ve a Danny.
—Sí, yo también lo creo. Ella y Steve acaban de estar juntos.
— ¿Qué están hablando? –dice Diane pero antes de que cualquiera pudiera contestar Alison grito "¡Lo tengo!"
— ¡Tengo la dirección! –dice ella y todo se reúnen a su alrededor para ver la computadora.
Diane enseguida que ve la dirección se aleja y llama a Steve.
—Aguarda –dice Danny–, ese el puerto donde te encontramos. Solo que a 16 puestos después.
—Juro que no lo sabía –se defiende enseguida pero Danny saca sus esposas–, ¿tienes idea de cuantas personas he visto en este trabajo que juegan con la vida de un hijo? Demasiadas te responderé. Así que te llevaré a los calabozos de la HPD ¿De acuerdo?
—Oye esto diferente –responde la mujer.
Y segundo después la electricidad se fue en el lugar, Danny miro hacia arriba y luego a Diane. Pero ella solo le sonrió e hizo como si nada pasara
— ¡Ok, todo el mundo prepare su equipo! –Grita Diane–, nos vamos a puerto de Ala Wai. Excelente idea Danny –le dice y señala a Alison–, tampoco confío en ella.
—Por dios Diane. Esto es demasiado –le dijo Danny mientras ella caminaba hacia el cuarto que tenía todas las armas del equipo.
—Necesitábamos que fuera creíble Danny –contesta Diane colocándose los guantes y lista para salir–, así ellos sabrán que su show no se ha terminado. Ahora vámonos, ya le avise a Chin y a Kono, deben estar esperándonos.
Puerto de Ala Wai, Waikiki.
Al llegar el resto del equipo se encontraban en el lugar esperando a Danny, Diane; y Steve que venia del Centro de Alertas.
—Me alegra que estén todos –dijo Diane al bajarse del auto. Enseguida todos hicieron un círculo a su alrededor a esperar las instrucciones de Diane–, la sospechosa está bajo custodia y como sabrán a quien buscamos es a su hija, es ella –y Diane muestra una foto tomada con su celular–. Quiero que se dispersen por todo el puerto, si necesitamos apoyo solicítenlo. La búsqueda no es solo para el Dr. Russell, es importante, pero la prioridad es la niña ¿de acuerdo? –Y todos asintieron con la cabeza–, Chin, Kono; vayan por el lado sur del puesto 37, Danny y Steve el lado oeste, Kavner y yo cubriremos el norte ¿todos listos? –Y una vez que asintieron con la cabeza se pusieron en marcha.
— ¡Ey, chicos! –llama Chin y enseguida Danny, Steve y Diane voltean–, Encontramos algo sobre la pintura, Kono y yo corrimos una lista de objetivos de alto valor dentro de la zona de evacuación y los cruzamos contra las ubicaciones GPS de los vehículos del gobierno dentro del área.
—Seis objetivos tienen vehículos gubernamentales dentro la zona donde vive Russell y dentro de la urbanización donde vive Alison, y dos de ellos han estado rondando el Cuartel General.
—Saben que tenemos a Alison –Dice Danny.
—Bueno, eso es cierto pero según mi rueda de prensa y el hecho de que Alison siga transmitiendo puede significar para ellos que la jugada aún está en pie, asi que andando. Busquemos a estos desgraciados.
Todo el equipo se puso en marcha y comenzaron a rondar el puerto hasta llegar al puesto 37 que era el bote de donde se transmitía la señal que le enviaba los correos electrónicos a Alison. Dispersados se dispusieron a adentrarse cuidadosamente dentro del bote, por su parte Diane y Kavner que cubrían el lado norte, escuchaban algunas voces pero no podían ver nada.
—Los escucho –dice Diane al comunicador–, pero no puedo ver nada.
—Los veo –dice Kono.
—Muy bien, mantente alerta y apuntales. ¿Ves a la niña?
—No, solo al Dr. Russell –contesta Kono.
—Bien mantente alerta –repone Diane.
—Diane, los tengo –dice Steve.
— ¿Por qué lado? –pregunta ella.
—si estas donde creo, a las doce en punto –responde Steve.
—Estamos yendo para allá –dice Diane y le hace una seña a Kavner para la siga.
Ambos se disponen a ir hasta el sitio pero en ese instante un hombre se aparece a mitad del pasillo del barco y al verlos se impresiona y decide retroceder y correr. Enseguida Diane va detrás de él.
—Kavner entra al sitio con Steve y Danny y busca a la niña ¿ok? –ordena Diane.
—De acuerdo –contesta Kavner y se dirige de nuevo a donde Steve le había dicho.
Mientras Diane corría detrás del hombre, Danny, Steve y Kavner tumbaban la puerta de entrada al barco y apuntaban a quienes estaban ahí. Uno de los hombres comenzó a dar pelea a Steve pero este enseguida lo neutralizo.
Entre tanto Diane seguía detrás del hombre que corría por todo el puerto, de barco en barco. Diane que le seguía el ritmo y que no encontraba como atraparle tuvo una idea. Desde donde estaban y por el camino que iban solo quedaban dos barcos y después de ello solo estaba el mar, así que sin que él se diera cuenta desapareció. El hombre al notar que Diane ya no le perseguía se detuvo en el último barco, estando en la proa tomo aire. Pero justo en ese instante Diane aprovecho para hacer efectiva su idea y desde lo alto de otro bote salto y cayó sobre hombre.
Este intento forcejear un poco hasta que con un golpe con la cacha de su arma, donde logro dejarlo un poco inconsciente por fin pudo esposarlo. Kavner que sabía que Diane no se daría por vencida una vez que termino de arrestar a los hombres que estaban con el Dr. Russell se fue hasta donde estaba Diane.
Al llegar la ve recostada sobre su espalda, tratando de normalizar su respiración y ve que el hombre tiene una herida en la cabeza y esta seminconsciente en el suelo también.
—Un animal. En eso te convertiste aquí en Hawaii –dice Kavner.
—Ay por favor Kavner, era peor en L.A y ni se diga en NYC –Dice Diane y extendió su mano para que Kavner la ayude a levantarse–, ¿consiguieron a la niña?
—No, a eso venia –responde Kavner–, te están esperando en el puesto 37. Uno de ellos escapó.
— ¡Maldición! –espeto Diane y dejo al hombre con Kavner para ir al puesto 37.
—Ok amigo –le decía Kavner al hombre que estaba tirado en el suelo del barco–, levántate ¿de acuerdo? Debo llevarte para que Hitler te interrogue.
Mientras Kavner levantaba al hombre y lo ayudaba a caminar hasta donde estaba diane, esta última llegaba al puesto 37.
— ¿Quién escapo? –pregunto enseguida.
—El líder –responde Steve–, al parecer supo unos minutos antes que vendríamos.
— ¿Cómo? –dijo Diane.
—Eso fue lo que nos dijo el Dr. Russell –contesta Steve.
— ¿En dónde está el Doctor Russell? hablaré con el –Dice Diane buscando con la mirada al Dr.
—Con la ambulancia –responde Danny–, Kono está con él.
Sin más que decir, Diane dejo a Steve y Danny en la escena y camino hasta la ambulancia donde estaba Russell.
— ¿Cómo está el Dr. Russell? –le pregunta Diane al paramédico que estaba de un lado de la ambulancia arreglando algunos insumos.
—Está bien, solo tiene la presión un poco alta, algunos rasguños pero nada grave. Puede hablar con el Comandante –le responde de una vez el paramédico pues ya sabía para que Diane le preguntaba.
Diane le agradeció y se fue hasta la puerta trasera de la ambulancia donde se encontraba sentado en una camilla y con una cobija sobre él, el Dr. Russell.
—Dr. Russell, soy Diane Brighton de five-0.
—Comandante ¿Cómo está mi hija?
—Ella está bien, se encuentra bajo custodia desde hace horas. Quien me preocupa es la pequeña que estaba secuestrada con usted ¿la vio? ¿Su nombre es Alison?
—La vi en la mañana. Unos treinta minutos después de enviar la segunda alerta. Después de eso, uno de los hombre, el líder creo; la saco de la sala y no volví a verla –respondió el Dr. Russell y ajusto la cobija que lo arropaba.
—Ok.Mientras estuvo con ellos ¿Qué cosas hacia? O ¿Qué cosas escuchó que harían?
—Yo tenía que enviar un código nuevo cada ocho minutos para poder enviar la alerta al GOES -11 o bueno... Fingirla, sino ellos matarían a mi hija –explicaba el Dr. Russell–. Por un momento escuche que una llamada unos de sus hombres y le pedía un lugar de la isla evacuado.
— ¿Alguna idea de lo que estaban buscando?
—No, para nada. Nunca hablaron de ello.
Diane intentaba pensar en un buen móvil para todo aquella locura pero no se lo ocurria ninguna, sin embargo no tuvo que seguir pensando mucho, pues enseguida recordó que ella había arrestado a uno de los hombres y que podía no solo usar sus técnicas sino las de McGarrett también para saber quién es el líder y que es lo que busca.
Pero antes de tener que ir por el ya Kavner lo traía esposado hacia una de las patrullas que estaba cerca de la ambulancia. Junto a ellos venia Steve y Danny, y mas atrás pero concentrados en la Tablet Kono y Chin.
—No vas creer lo que sucedió –dijo Danny–, resulta que nuestro amigo aquí esta en nuestra base de datos.
—ah sí. Qué bueno porque yo ya iba dispuesta hacerlo puré hasta que me dijera quien es el, su líder y que es lo que buscan –dice Diane sonriente.
—Pues su nombre es Harrison Dunphy –interviene Kono–, fue dado de baja sin honores de la Guardia Costera hace ocho años. Razón: conducta inapropiada, y cuando hablo de "inapropiada" me refiero al intento de robo de 28 millones de dólares en efectivo que recogió la unidad de narcóticos junto a la guardia costera.
—Vaya... que linda historia hay en tu libro de vida Dunphy –le dijo Diane al hombre pero este solo la miraba desafiante.
—Aguarda –dice Diane–, ¿alguno tiene el registro de adonde fue a parar ese dinero?
—A un casillero de confiscación de bienes de la policía local. En el centro de Oahu.
—Esa es una de las zonas de evacuación –dice Diane y los mira a todos como dándoles la respuesta al rompecabezas que tienen horas armando–, ellos van por los 28 millones.
Pero en ese momento, Danny mira a Steve y este mira a Kono y a Chin. Diane extrañada al igual que Kavner, se quedó mirándolos esperando la respuesta de porque se miraban así, pero estos no decían nada, simplemente se quedaron mirándose los unos a los otros.
—Ok, basta ¿Qué es lo sucede? –pregunta Diane rompiendo aquel incomodo momento.
—Es que... –intenta decir Danny–, es que en ese casillero no hay 28 millones.
— ¿Ah? –dice Diane-, ¿Cómo lo sabes?
—Yo se lo diré Danny, no te preocupes –Interrumpe Steve–, ahora debemos ir al casillero en el centro de Oahu, la niña debe estar todavía con él.
Diane que no supo que decir desde que Danny iba a intentar explicarle, no hizo más que seguirlo hasta el auto. Kavner coloco al sospechoso dentro de la patrulla y Danny, Chin y Kono se fueron a sus autos para seguir a Steve y a Diane.
Estos dos entraron en el auto de Danny, y sin decir una palabra, Diane esperaba con la poca paciencia que tenía a que Steve hablara. Pero después de unos minutos y de haber recorrido algunos metros en auto Diane no pudo soportarlo.
— ¿Y entonces? ¿Por qué no hay 28 millones en ese casillero?
—Diane esto paso mucho antes que tu llegaras... –y entonces como si se tratara de un cinta, las imágenes en la cabeza de Diane retrocedieron y recordó aquel día en que Dan le había dado una carpeta para leer y dentro de esta había una línea que decía "Comandante McGarrett junto a su equipo es sospechoso de la pérdida de 10 millones de dólares en una bóveda de la policía local, donde se encontraba lo incautado por la guardia costera y la división de narcóticos. Aun se solicita pruebas" "Posible Motivo: Víctor Hesse, había secuestrado al Teniente Kelly"
—Los acusaron del robo de una bóveda de la HPD hace años, por eso también los desmantelaron –decía Diane como si alguien le dijera en su cabeza lo que tenia que decir–, la gobernadora, su asesinato. Todo estaba en ese expediente que me dio Dan cuando llegue a Hawaii y me ofreció trabajar para ustedes.
— ¿Sabías lo del robo de dinero? –pregunto extrañado Steve.
—Someramente. Había un expediente con todas sus locuras y Dan me lo dio para que los evaluara, a ver si me interesaba trabajar con ustedes.
— ¿Y supongo que te negaste?
—Por supuesto –respondió Diane–, pero como una imbécil mírame aquí. Yo y mis malas decisiones.
—En eso estamos de acuerdo –repuso Steve y sonrió.
—No estamos hablando de mi McGarrett, la cuestión es atrapar a quien quiere estos dieciocho millones ¿No? Aunque... Hay algo en lo que no estás pensando.
— ¿En qué? –pregunta Steve.
— En que hasta el momento son sospechosos, si esto se abre de nuevo, se van dar cuenta del faltante. Ellos saben que existe, pero no tienen pruebas de que fueron ustedes, pero al revisar los tiempos y ver que en ese momento Chin estaba secuestrado y que el secuestrador obtuvo los diez millones... Todo puede conectarse ¿me entiendes?
—No te preocupes Diane. Yo lo arreglare –dice Steve sin dejar de mirar el camino.
—No, no, no... Tú no arreglaras nada y mucho menos solo ¿de acuerdo? Eso solo traerá más problemas. Dejémoslo así, ya resolveremos esto juntos.
— ¿Y enviarte a la cárcel junto a nosotros por eso? No creo que sea justo.
—No fue justo que abrieras ese archivo, por el cual si voy a ir a la cárcel. Así que deja los eufemismos para después ¿quieres? Piensa en que juntos podemos evitar que el equipo se hunda.
Steve no dijo nada más, y es que su silencio se debía a que Diane tenia razón, y no podía replicarle pero sin ella darse cuenta Steve había obtenido la respuesta que quería, ahora ya sabía que aquello por lo que posiblemente iría a la cárcel es por haber abierto ese archivo que pertenecía a la CIA.
Debido a que la alerta de Tsunami se reanudo las calles volvieron a ser un caos con la evacuación, por lo que Steve y Diane solicitaron ayuda de la policía local y la guardia costera pues conocen a su gente, para que emprendieran la búsqueda del líder de los que secuestraron al Dr. Russell.
—Y para que lo sepas, no es que conseguiste la información que querías –le dice Diane a Steve pues ella sabía que al decirle lo del Pentágono le daba la información que el quería–, elegí decírtelo –concluye y comienza hablar a un radio de emergencias que tenia en la mano–. Habla Diane Brighton de Five-0, necesito asistencia de la Guardia Costera y la HPD en el centro de Oahu, específicamente en la calle Wokolea.
—Copiado Five-0 –responde la radio que traía Diane–, transmitiré su ayuda pero la unidad de respuesta más cercana está en la calle Lunalino.
— ¿De qué está hablando? Todos ustedes deberían estar ahí, es la zona de evacuación.
—Todas las unidades fueron enviadas a la calle Lunalino, es la nueva línea de evacuación –responde la voz en la radio.
—Copiado. ¿Quién les ordeno ir allí? –pregunta Diane y mira a Steve.
—Las órdenes vinieron del Centro de Alertas de Tsunamis, el Comandante Hale.
— ¿Hale? ¿El de la Guardia Costera?
—Afirmativo –responde la voz.
— ¡Que estúpida! –Dijo Diane dándole un golpetazo a la guatera del auto de Danny–, es Hale. Él trabaja directamente con Sheldon y el Dr. Russell, por eso estaba presionándolo para diera la segunda alerta y subiera de nivel. El conoce el sistema de alerta, los protocolos. Por eso se molestó tanto cuando quisimos volver a dar la alerta.
—La cuestión es la niña –dice Steve–, si siempre supo todo, no sabemos que hizo con ella.
—Y no me quedare aquí para averiguarlo –dice Diane y sale del auto–. Iremos caminando, si su objetivo sigue siendo el dinero, debe estar allá, sino...
Y Diane no supo que más decir, esperaba que su plan no hubiese estropeado todo, y habría sido el causante de que Hale le hiciera algo a la niña.
—Ok, yo llamaré a la Guardia Costera, y les advertiré de todo. Tú llama a Duke.
—Bien –dijo Diane y comenzó a caminar en medio de la autopista entre las personas que estaban fuera de su auto esperando a que el tráfico se moviera.
Media hora después ya estaban en el centro de Oahu. Ambos corrieron hacia el galpón donde se encontraban los casilleros de la HPD, donde se supone que está el dinero.
—Steve mira –dice Diane señalando una camioneta blanca–, es blanca. Debe ser de él.
Junto a Steve revisaron la camioneta y afortunadamente dentro se encontraba la niña; en el asiento trasero sentada en el lado derecho del auto con el cinturón puesto. La pequeña tenía los ojos cerrados, lo cual asusto a Diane, esperaba que solo estuviera dormida.
Steve rompió unos de los vidrios y enseguida la niña despertó y comenzó a llorar, en el vidrio de la puerta derecha Diane le sonreía para que estuviera tranquila, pero antes de si quiera abrir la puerta, una ráfaga de disparos se hicieron en el lugar.
Siendo lo más veloz posible, Diane abrió la puerta trasera, pues Steve ya había quitado el seguro y se lanzó sobre la niña para protegerla. En el acto sintió como dos de los disparos le daban en el chaleco, pero seguía inmóvil tratando de proteger a la niña que no dejaba de llorar.
Al minuto siguiente comenzaron a llegar las patrullas junto al resto del equipo incluyendo a Kavner que había decidido quedarse hasta el final en el caso, enseguida se unieron a Steve para dispararle a Hale que con una ametralladora no le daba tregua a Steve y Diane.
Kono decidió apartarse del lugar y buscar un sitio para instalarse como francotirador, en menos de segundos ya estaba lista, al instante siguiente ya había disparado y el hombre había caído.
Una vez que cesaron los disparos, Diane se levantó y tomo a la niña en sus brazos, y junto a McGarrett la llevaron con la ambulancia, entretanto los demás revisaban el lugar y recogían al cadáver de Hale.
— ¿Estas bien? –pregunto Steve.
—Sí, el chaleco hizo su función –respondió Diane y le dio una media sonrisa–. ¿Cómo hablaremos de esto con el Gobernador? Debe estar furioso.
—No lo sé la verdad, pero ya hallaremos la forma.
—Sin importar a donde vayan ustedes dos, siempre habrá alguien disparándoles –dice Danny que venía de revisar el lugar junto a Chin.
—Supongo que no soy el único que siempre pensó eso ¿No? –dice Kavner.
—Amo mi trabajo –dice Diane y se quita su chaleco sonriente.
Días después...
Cuartel General Five-0
— ¿Todo bien? –le pregunta Steve a Danny. Este último traía una de sus típicas caras de tragedia.
— ¿recuerdas a Amber? –contesto Danny.
—Oh si, la chica que le dispararon en la carretera y que tu heroicamente salvaste ¿Por qué?
—No estoy para tus sarcasmos hoy ¿de acuerdo? Pues... Anoche uh... Anoche decidimos salir ¿no? bueno y fue una hermosa cena, una cena increíble. Ella es una chica realmente hermosa, de hecho me gusta y me gusta muchísimo, la lleve a su casa bueno eso quise hacer y terminamos en la mía. Yo le dije que quería esperar un poco para ya sabes... tomarnos las cosas lento, pero estando en mi casa solos, una cosa llevo a la otra y pues terminamos juntos. Todo bien, todo bien hasta ahí, de pronto me despierto y veo, y corrobore que ella me gusta, así que bajeamos juntos a desayunar y de pronto me encuentro con Grace en la cocina. Con Grace ¿entiendes? Mi pequeña hija, se quedó muda y pálida al verla y desde ese momento no he hablado, no sé qué decirle... ¿qué debería decirle?
Steve se queda mirándole atentamente, esperando entender algo pero de él solo sale un: — ¿ah? –la historia para nada tenía concordancia, al menos no para el–, aguarda Danny, creo que vas a tener que contarme más despacio, porque realmente no entendí nada ¿de acuerdo?
— ¿Sabes qué? Déjalo. Te contaré luego, tengo que respirar y pensar mejor.
—Eso es un hecho.
— ¿Qué haces? Aguarda... ¿Por qué estas investigando a ese hombre?
— ¿Lo conoces?
—Si claro, es el doctor que atendió a Diane cuando Delano la secuestro y la tiro al mar ¿Qué hizo?
—Nada. Simplemente lo vi hace días en la mañana con Diane y quería saber ¿Qué relación tienen? Ya sabes, descartando posibles cómplices.
— ¡Aguarda, aguarda, aguarda!... ¿está investigando al Doctor que atendió a Diane solo porque la viste con él hace días en la mañana? ¿Te sientes bien?
—Por supuesto ¿Qué tiene de malo? Y no solo esa mañana, creo que tienen meses saliendo.
—No nada, solo que cada vez luces como un ¡psicópata! –Grito–, ¿Qué demonios pasa contigo, ah? Esto seriamente está preocupándome. Estás obsesionado con Diane y con encontrar pruebas que no existen. ¡¿También investigas a Kavner?! –dijo Danny al ver que Steve cambiaba el expediente y esta vez aparecía una foto de Kavner.
—Eso es lo que tú crees Danny.
—Ok, dime... ¿Qué averiguaste? –Y Danny mira a la pantalla y presiona en el teclado el expediente de Sam de nuevo–, oh claro. Mira este criminal, graduado con honores en Harvard en la facultad de medicina, que hizo un postgrado en Cambridge y que es voluntario del Tree Army Medical. Vivió en San Francisco y ahora reside entre Hawaii e Inglaterra por sus estudios, oh no... aguarda hay algo malo, muy malo aquí. Multa por... ¡ooh! Conducir a 180 km/pH en un sitio de 160km/pH a los 16, es todo un alerta roja, deberíamos pasarlo a la interpol ¿no crees?
—Tú búrlate, Diane es inteligente quien menos parezca un criminal, ese es con quien ella trabaja.
— ¿Quieres saber que veo? ¿Quieres?
— ¿Qué Danny? –pregunta Steve y se coloca frente a él y cruza los brazos.
—Algo patológico obviamente, además de un hombre celoso...
— ¿Perdón? ¡Ja! ¡Por favor! –Replica Steve.
—Si eso... un hombre celoso, yo también lo estaría. Es decir mira a Diane es un gran partido. Partido que tú por imbécil dejaste ir, y ahora que la vez con Bradock te das cuenta de lo que perdiste.
—Eso es ridículo Danny, suenas ridículo. Diane no significa nada para mí.
—Si claro... como quieras, ¿Por qué simplemente no la dejas en paz, ah? Es lo menos que puedes hacer por ella después de todo. Le ofreciste una tregua ¿para qué? Para esto, sabes qué pasaría si ella se entera de esto ¿ah? ¿Sabes que es lo peor? Que Diane estaba tratando de que Hart no supiera lo que sucedió con el dinero pero tu... –y Danny algo molesto, le dio la espalda y decidió irse, pero antes le dijo a Steve: Y te lo digo muy serio, si de verdad existen tales pruebas o ella es lo que tú dices, aparecerán como aparecieron las otras ¿no? desde que esto volvió todo ha sido una guerra campal entre tú y ella. Y sobre todo es por ti, y eso solo significa que te duele tanto lo que supuestamente ella te hizo que reaccionas así a su presencia. Déjalo ir ¿quieres?
—Es mí deber protegerlos y proteger esta isla de personas como ella. Es todo lo que diré.
***
Hotel Gavensport, Manhattan. New York City.
Después de conocer la nueva adquisición de la CIA Diane no podía dejar de darle una visita para felicitarla, pero sobre todo para darle a conocer su nuevo caso, el cual no tiene nada que ver con la Agencia, pero que deberá cumplir a cabalidad. Si había algo por el cual Diane comenzaba a luchar era por demostrar su inocencia, y si tenía que forzar a Catherine, lo haría.
De la misma manera en que había entrado aquella vez con Channing en su casa, se encontraba en el cuarto del Hotel; sentada en una silla de una modesta mesa, leyendo tranquilamente un libro que estaba sobre esta. Allí espero durante unas horas hasta que por fin, la puerta sonó. Por si acaso tomo su arma pero siguió sentada en la silla, escuchaba como la persona que había llegado daba un par de vueltas por la suite hasta por fin llegar al cuarto, era Catherine.
Esta al verla se llevó un gran susto que instintivamente le hizo sacar su arma.
—Supongo que debo avisar antes de venir ¿no? –dice Diane bajando su arma y guardándola detrás de su pantalón.
— ¿Qué haces aquí Diane? –pregunta Catherine que también procede a guardar su arma.
—No pongas esa cara ¿ok? Vine a felicitarte por tu nuevo empleo, imagino lo emocionada que estas. Yo lo estuve cuando me aceptaron, pero ¿alguna vez te conté que para que la agencia me tomara en cuenta tuve que ir hasta a Irak a rescatar a tres importantes soldados y a una periodista francesa en Kabul? Y que en el segundo rescate un misil cayó muy cerca de mí y me rompí dieciocho huesos del cuerpo, estuve por meses en cama. Pero eso no es lo peor –continuo Diane y cruzo sus pierna–, no, lo peor es cuando hace meses me dicen que seré acusada de traición por vender información la cual yo misma busque, información que no existiría o que no se habría hecho posible esas misiones sin mí, sin arriesgar mi vida ¿tienes idea de lo que eso significa?
Y Catherine no respondió nada, simplemente agacho la mirada, lo que le dio a entender a Diane que si bien ella cometió el error al menos se arrepiente de ello.
—Diane yo de verdad lo lamento pero...
—Nahh –dijo Diane e hizo un ademan con sus manos–, olvídalo. Ya encontré la manera para que me ayudes en esto. Yo no iré a la cárcel por traición y para que ello ocurra tú me ayudaras buscando la identidad del agente siete veinticinco. Sé que eres nueva y que aún no tienes ese nivel de seguridad pero eso no importa, sé que lo arreglaras ¿de acuerdo? –Y Diane se levantó de su silla y la miro un tanto desafiante. Catherine que no sabía que hacer simplemente suspiro.
¡¡¡Alohaaaaaaaaaaa!!! ¿Cómo están? Los extrañe si les soy sincera :'( ¿ha pasado tiempo, no? Pero lo bueno es que ya regrese.
Disculpen el hecho de que les haya abandonado durante tanto tiempo pero es que como algunos saben estaba en el proceso de acto formal de grado y eso llevo un montón de tiempo y tuve que trabajar muchísimo para buscar el dinero y esas cosas... Afortunadamente ya acabo, ya oficialmente soy ABOGADO. Así que ahora si puedo dedicarles un poquitín más de tiempo, eso cuando mi trabajo no enloquece y entonces también tengo que perderme, así que ya saben por si vuelve a pasar.
Como verán les traje un capitulo lleno de todo, hasta de "supuestas reconciliaciones y treguas" (UNA LOCURA) yo les había dicho que este capítulo era de mi autoría pero decidí cambiarlo porque se me ocurrieron un par de cosas y quise hacerlo sobre este episodio de la primera temporada, de aquí van a salir un par de cositas que serán importantes.
¡¡¡LA PORTADA!!! Ese tema también es algo a lo que tengo que dedicarme, había ganado una portada pero resulta que la que sirvió fue otra.-.-'cosa que bueeehh resolveré pronto. Como saben las ganadoras del grandioso premio fueron Tami-44 y Sofiazz quienes son de mis lectoras fieles, una de ellas fue sabia y decidió esperar a sorprenderse para saber quién es el agente siete veinticinco, mientras que la otra lo sabe (PROHIBIDO SPOILER CON LOS DEMAS) e hizo su respectiva pregunta pero le diré que sorprenderá cuando vea el final.
Como siempre, me gusta agradecer por los votos, los comentarios y por estar pendientes. Quisiera dedicar esto a una o un lector pero son tantos los nuevos lectores que solo les diré que muchas gracias por leer y comentar, siempre es lindo abrir wattpad y ver que alguien más se enganchó con su historia. Sin embargo si voy dedicárselo a un ángel que está en el cielo y que sé que se reiría si viera estas cosas y que por siempre tendrá un pedacito de mi corazón Mi Fabian Pernía.
TE ADORO MI AMOR, GRACIAS POR ESOS HERMOSOS MOMENTOS. Fabian Pernía Medina 1993-2019 Descansa en paz mi amor.♥
As always Mahalo por leer...
Con amor D.A Blaez...
¡¡¡ENTRAMOS EN LOS WATTYS 2019!!!
Diosss!!! Estoy tan emocionada!!! Pero nada de eso hubiese sido posible sin ustedes, apenas hoy vi la notificacion (20/06/2019 11:10 A.M) , y pues queria compartirlo con ustedes porque sin sus votos y sus "¿Cuando publicas?" "por fa continua" esto no habria sido posible. SON LOS MEJORES LECTORES DE LA VIDA LOS ADOROOOO!!! GRACIAS POR ESO.
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