Charles siguió bastante contento. Ronroneó felizmente en los brazos de Erik mientras Raven gritaba y Sean se alteraba y Alex se reía hasta el cansancio. Se sentó sobre el escritorio en el laboratorio y movió su cola mientras Hank hacía pruebas tras pruebas. Y cuando fue declarado perfectamente sano (aunque desafortunadamente felino), saltó al hombro de Erik, se restregó en su oreja y pensó "Aliméntame, por favor."

Erik lo acarició con una mano. "¿En serio?" preguntó. "¿No vas a gritarme por intentar cuidar de ti?"

"Soy un gato, Erik." Charles siguió enviando sus pensamiento. "Necesito que me alimenten y me lleven por ahí y en general ser cuidado. Necesito sentarme en tus rodillas y ronronear un montón. Quizá leer un poco, tal vez dar paseos cortos por el jardín. Pero básicamente eso es todo."

 Eso no sonaba para nada mal. "¿Entonces no vas a pedirme ir a más misiones?" preguntó esperanzado. 

"Claro que no."

"¿Y vas a dormir mucho?"

"Podría tomar una siesta justo ahora, en serio," dijo Charles. "Comida primero. Después puedes encontrar un lugar soleado para recostarte y yo dormiré sobre tu estómago."

Erik sintió una sonrisa llenar su rostro. 

"No seas presumido," le dijo Charles cariñosamente. "Seré yo mismo pronto."

"No crees que puedas quedarte como un gato hasta el final de embarazo, ¿o sí?"

"Lo siento," dijo Charles. "Mejor que lo disfrutes mientras puedes. Además, no querrías que tu hijo naciera como un gatito, ¿o sí?"

Erik supuso que no.