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El abrazo del cansado híbrido se relaja progresivamente, al igual que su respiración. A pesar de que se ha quedado dormido, las vibraciones de su ronroneo siguen fuertes. Esta sensación es tan agradable y es diferente a las emociones que he experimentado con otras personas. Era muy cómodo, agradable. Me tenía sonriendo como ilusa mientras acariciaba su cabello negro. Cerré mis ojos y dejé que mis dedos fueran hacia su flequillo, empujándolo hacia atrás para revelar mejor el rostro de TaeHyung. Se me hacía difícil creer que este es la criatura que me intentó atacar la primera vez que nos vimos. Ahora mismo, se veía como un ángel. Me di cuenta de que mientras más lo mimaba, más fuerte ronroneaba y se acercaba a mí. A los pocos segundos, su cola se estaba moviendo y me rozaba la pierna, causándome cosquillas.
Llegó un instante en el cual me empecé a sentir somnolienta y ni siquiera me molesté en intentar aguantarlo. Me dejé llevar por el sueño y me quedé dormida, ahí mismo en brazos de TaeHyung. Desearía que esto durara siempre.
Perdí noción del tiempo, no tengo ni la más mínima idea de qué hora es, pero sigue siendo de día. TaeHyung sigue durmiendo acurrucado a mi lado, tan cerca que hasta su cola estaba enrollada alrededor de mi pierna izquierda. Me esforcé por ser lo más cuidadosa posible para no despertarlo, pero su agarre era demasiado firme que no tuve más opción que salir de ahí forzosamente. En el proceso 一como era de esperarse一 lo desperté.
Al darse cuenta de que estaba saliendo de la cama, él vuelve a envolverme en sus brazos y me jala hacia atrás, mi espalda contra su pecho. 一¿Adónde vas? 一él pregunta, su boca justamente al lado de mi oído.
Podía sentir incluso su respiración, causándome unos pequeños temblores.
一Tengo hambre, Tae. Deberíamos ir a desayunar. Espero que JungKook haya cocinado algo...
一¿Y si comes aquí en vez de en la sala?
一TaeTae, no me voy a ir para ningún lado sin avisarte 一suspiro, porque a pesar de que me estoy irritando un poco, sé la causa de su miedo irracional. Tengo que ayudarlo a superarlo y aprender a no depender de mí. Solo necesito ser cuidadosa. 一¿Tú no tienes hambre?
一Sí 一es su respuesta inmediata. Segundos después, una sonrisita traviesa se dibuja en sus labios. 一Pero no de comida.
一Oh, dios 一me quería echar a reír por su elección de palabras, pero en realidad me puso nerviosa. 一No seas estúpido.
一Solo te molestaba 一él intenta decir entre risas. 一Okay, iré a comer. Pero no lo haré si fue JungKook quien cocinó.
一Escuché mi nombre 一de repente suena la voz de susodicho al otro lado de la puerta. 一¿Qué tiene de malo mi comida, TaeHyung?
一Que sabe a...
一¡Nada, nada! Ah, ustedes dos sí son problemáticos 一interrumpo antes de que TaeHyung juegue con los nervios del pobre señorito a la par que camino hacia la puerta y la abro. Al hacerlo, JungKook se cae hacia adelante, como si hubiera estado recostado contra la puerta.
Una extraña idea se me cruza por la mente. ¿Kook nos estaba escuchando?
Él se pone de pie, se limpia un poco las rodillas y tras aclararse la garganta, añade: 一Hice fideos con albóndigas. Iba a venir a llamarlos porque se estaban demorando mucho.
一Oh, okay. No hay problema 一simplemente es mi respuesta. 一¿Y a BeomGyu qué le diste? Recuerda que es alérgico a la tuna.
一Comió los fideos, tranquila. Nada se me escapa.
Luego de almorzar, me dirigo hacia el estudio para ponerme a trabajar en planificar los siguientes proyectos que tengo que entregar. A la mitad de eso, alguien entra, sin siquiera tocar la puerta por permiso. Detesto que hagan eso.
一Estoy ocupada 一es mi contestación inmediata, sin tomarme la molestia de darme la vuelta a revisar quién era.
一Me debes algo 一es JungKook, quien se sitúa a mi lado. 一¿Recuerdas? Dame unos cinco minutos por lo menos.
一Está bien 一enfoco mi entera atención en él. 一¿Qué es?
一Quiero una cita contigo 一él dice directamente, terminando su sugerencia con una adorable sonrisa. 一Si deseas elegir tú el lugar, no me molestaría ni en lo más mínimo.
La mención de una cita comienza a traerme recuerdos. Recuerdos de cuando éramos pareja en mis últimos años de secundaria. Su actitud de superioridad, sus frívolas palabras cuando nos encontramos esa estúpida noche y sobre todo, las burlas. No solo de él, sino también de sus compañeros. Aunque fui forzada a ir a ese lugar, en el fondo estaba deseosa de que la noche terminara bien. No perfecta, pero que no terminara en lágrimas. El cual, sorpresa... fue así.
一¿Haven, me oyes? 一me intenta llamar la atención. Debo admitir que me dejé llevar por mis pensamientos, los amargos recuerdos. Ojalá nunca hubiera ocurrido. 一¿Estás de acuerdo o...?
一No, no estoy de acuerdo 一manifiesto mi incomodidad francamente. 一¿No quieres otra cosa?
Él está claramente confundido por mi actitud, pero al transcurrir unos segundos, parece que lo ha captado. 一¿Creí que lo habías superado?
一Ahí vas nuevamente, Kook. Tratándome de insegura e indecisa 一me levanto de mi silla y apunto hacia la puerta con mi dedo índice. 一Vete, por favor. La próxima vez toca antes de entrar.
一No te estoy tratando de insegura, Haven. Si en verdad no te sientes cómoda por lo ocurrido hace ya cinco años, solo admítelo 一a pesar de que en su tono suena duda, se mantiene firme en su posición. 一No todo el tiempo tienes que forzarte a ser valiente. Está bien ser delicada, no te voy a juzgar. Ya no soy un chiquillo hormonal de diecisiete años.
Me cuesta tragar, me cuesta mirarle a los ojos. Odio reconocerlo, pero tiene razón. Quiero ser fuerte, quiero parecer dominante y que no necesito de nadie pero yo misma. ¿En realidad está bien dejarse ir? ¿Mostrar debilidad?
一No me molesta ser vulnerable, pero solo cuando estoy con la persona correcta. ¿Qué me asegura que has cambiado? Cuando llegaste, seguías tratándome como antes.
一¿No lo has notado, Haven-ssi? 一parece herido, frunce el ceño y se relame su labio de forma nerviosa. 一Siempre he sido de hacer bromas, solo que ahora sé cuándo es el momento y cuándo no. He madurado, Haven.
Todo es una gran confusión. No veo por dónde tomarlo, si dejarme abrir a él o no. No obstante, estoy consciente de que es más maduro que antes. En aquellos días, no podía hablarle de mis sentimientos sin que él interrumpiera y dijera que tenía que hacer cosas importantes. Pero ahora está aquí, tan atento a cada palabra y expresión; siendo paciente. Quizá sí se lo merece.
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