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❀. prologue. an ordinary girl.




o. capítulo cero, prólogo: la chica ordinaria.

ERA UNA NOCHE TORMENTOSA EN LA VILLA DANERYS cuando el primer grupo de enfermos zarpó rumbo a las orillas del mar negro. El mar negro quedaba a las afueras de la Villa, nunca nadie visitaba el lugar por su densidad y por la peste que embriagaba cualquier nariz que tocaba. Era como un cementerio sin tumbas pero la muerte rondaba allí. Muchos relatos decían que barcos con extrañas criaturas siempre pasaban por allí, otros que las crueles hadas vivían del otro lado pero Melina Ghafa nunca creyó en eso. Apenas en sus siete años de edad nunca había creído en nada, ni en Santos, ni en leyendas o mitos, mucho menos en cuentos de nada. No tenìa ideologías para creer, simplemente creía en el universo. En que por alguna razón ella estaba allí, que por alguna razón respiraba pero nunca pensaba en ello.

Melina siempre era descrita por las demás niñas por ser demasiado rara. No jugaba a las muñecas, tampoco hacía fiestas del té y pocas veces disfrutaba de un día soleado jugando en su patio o de un día lluvioso bailando bajo la lluvia. Melina era privada de su infancia desde más pequeña, forzada a trabajar en él Mercado Municipal vendiendo frutas que su padre "cosechaba" o más bien las pocas que ella salvaba. Nunca había tenido amigos y tampoco familiares cercanos que ella conociera. Solo se tenía así misma, algunas veces pensaba que ni siquiera se tenía.

La rubia se encontraba acostada en uno de los carruajes sintiendo la fría y mojada madera debajo de ella. Sus ojos estaban entreabiertos tratando de que ninguna gota de agua le entrará en ellos pero era imposible. La lluvia estaba feroz acompañada de truenos escandalosos. Sus orbes azules buscaron a sus padres observándolos del otro lado, ambos tenían sus ojos cerrados pensó que estaban dormidos hasta que notó que ninguno tenía pulso. Estaban congelados siendo empapados por el agua. Ella ni siquiera podía sollozar o llorar. Estaba quieta en su lugar sin poder moverse, tenía cuerpos encima de ella y ella parecía estar encima de más cuerpos. Parecía una pesadilla.

Melina quería pararse y luchar, no quería morir de esa manera, no estaba lista para irse. Sus músculos estaban completamente endurecidos y le hacía un infierno poder moverse además de que los cuerpos encima suyos no le ayudaban en su misión. Su poca esperanza aumentó en cuanto el transporte se detuvo.

Podía escuchar las olas del mar moverse, sonando al compás del viento y la tormenta cayendo encima de ella. ¿Así es como moriría? ¿Ahogada en el mar sin posibilidades de luchar? No. Cuando unos hombres cubiertos de plástico negro y caretas aparecieron su pulso aumentó. Trató de llamar su atención pero ellos estaban en sus propios asuntos moviendo los cuerpos del transporte para arrojarlos al mar negro.

━━━¿Estas seguro de que todos están muertos?━━━. interrogó uno de los hombres vestidos de negro. El otro asomó mediamente la cabeza haciendo una mueca de asco, algunos ya comenzaban a oler mal.

━━━Estoy seguro━━━. así que dio la orden.

Melina se enroscó entre los cadáveres cuándo sintió movimiento. ¿Estaban moviéndose? ¿Los regresarían a casa? Probablemente no, y sus repuestas llegaron cuando el profundo mar la cubrió por completo. Melina se ahogó unos minutos y después comenzó a patalear tratando de elevarse pero no tenía impulso. No sabía nadar y jamás pensó que se encontraría en esa situación. La rubia pálida golpeaba el agua para mantenerse a flote.

━━━¡Ayúdenme!━━━. comenzó a gritar, tragando agua sin poder mantenerse a flote━━━. ¡Por favor! ¡Alguien ayúdeme!

Pero nadie la ayudó. Las personas que la habían llevado allí ya no se encontraban. Todo estaba vacío y todos ya habían muerto a su alrededor, ahogados y por pulmonía. Melina se impulsó de la nada hasta llegar al cuerpo de su madre, Camelia, tratando de mantenerse a flote. La morena moriría o al menos eso estaba sintiendo. Algo en su estómago comenzó a sentirse caliente, luego las palmas de sus manos quemaban fuertemente haciéndola gruñir del dolor. En cuánto los truenos resonaron soltó un brinco.

Se venía una tormenta y ella moriría debajo de ella. La pequeña tomó fuertemente las ropas mojadas de Camelia sujetándose en cuánto la lluvia se desató. Sus manos seguían ardiendo, y sus ojos también le picaban. Cómo si se estuvieran quemando. Y luego sucedió. Sus ojos se tornaron blancos chispeando cómo si tuvieran una tormenta dentro de ellos y de sus manos comenzaron a salir unos pequeños rayos de color azul. Melina se sobresaltó soltándose y ahogándose en el agua. La niña trató de subir pero algo más estaba navegando.

━━━¡Búsquenla!━━━. gritó una voz a la lejanía. Melina subió con dificultad a la superficie notando un barco a la lejanía. ¿Había salido del bosque? Eso pareció.

El barco era gigante, y su tripulación comenzó a arrojarse al mar buscando algo. ¿A quién buscaban? No los conocía pero seguramente la ayudarían. Eran los únicos que podían ayudarla.

━━━¡Ayuda!━━━. gritó, aún frenética por lo que había salido de sus manos.

La tormenta encima de ellos comenzó con más fuerza hasta que una de la tripulación nadó hasta Melina. Era rubia, de ojos azules y cabello tan pálido como el sol. La mujer la tomó entre sus brazos comenzando a nadar hasta llegar a la plancha del barco. La pequeña se sentó sobre un barril temblando del frío. Todos eran extraños. Tenían orejas puntiagudas, ojos de colores y diferentes tonos de piel: desde rosa hasta verde. Inclusive la mujer que la había salvado tenía las orejas puntiagudas.

━━━¿Tú nombre es Melina Ghafa?━━━. preguntó la mujer ofreciéndole una manta.

Su madre siempre le había dicho no dar su información a personas extrañas pero bueno, ella ya había muerto y Melina no tenía a alguien más. La morena soltó asintió acurrucándose en su manta. De repente, todos se formaron en silencio abriéndole paso a alguien. Era un hombre alto, mucho más alto que todas las personas Melina había conocido anteriormente. Tenía el cabello rubio y largo, con una trenza negra adornando, sus ojos eran color miel y sus orejas también eran puntiagudas. Pero era bastante atractivo y lucía... normal.

Lo hizo hasta que Melina percató que tenía una pierna de palo. ¿Era un pirata? ¿Melina estaba soñando?

━━━Eres más pequeña de lo que espere━━━. comentó el hombre. Un trueno se escuchó en el cielo obligándolo a levantar la mirada. El hombre sonrió señalando el cielo con un dedo━━━. ¿Tú lo hiciste? Já, lindo.

¿Melina lo había hecho? No estaba segura. ¿Cómo podía invocar una tormenta?

━━━Mi nombre es Stefan Lantsovk, aunque suelo responder también a guapo y atractivo━━━. bromeó el rubio. Melina parpadeó━━━. Veo que no hablas mucho.

━━━No━━━. le respondió ella. Stefan soltó una carcajada compartiendo una mirada con la mujer de ojos azules.

━━━Me agrada━━━. siseó Stefan chasqueando la lengua y luego aplaudió haciendo que todos regresaran a sus puestos━━━. ¿Habías estado en un barco antes?

Melina negó. Stefan soltó un suspiro negando con desaprobación.

━━━Ven, te enseñaré a donde vamos━━━. Stefan la tomó de los hombros arrastrándola frente a él para que observará. El rubio presintió el miedo de la rubia así que se agachó sacando un broche dorado, con un racimo de jazmines en la parte superior dándoselo a Melina para distraerla del miedo━━━. Toma. Combina con tus ojos.

De la nada los truenos y la tormenta se calmaron, el cielo estrellado cambió a uno asoleado. Atravesaron una enorme cantidad de árboles hasta que llegaron. Elfhame. Melina frunció el ceño y el miedo la invadió. Por inercia se escondió detrás de Stefan abrazándole una de sus piernas.

━━━Eres fuerte, como una pulga agarrada de un dragón━━━. bromeó el rubio acariciándole el cabello━━━. No tengas miedo, Melina. Este es tu nuevo hogar: Elfhame, la tierra de los Fey.

De repente, Melina se sentía mucho más que una chica ordinaria. Quizá esa sería una condena a pagar.

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