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✧c.-045

N/A: Capítulo no sólo más largo hasta la fecha, si no que probablemente sea mi favorito de todo el fanfic, tanto que he querido esperar a su llegada para anunciar a la próxima historia que acabo de publicar y podéis encontrar ya en mi perfil como The Ink Of Your Skin. Espero que os guste, o lloro xD

Cap dedicado a  cutepeonys ♡♡

Hoy os recomiendo 'Take on the World' de You Me At Six, una canción maravillosa que le viene como anillo al dedo a la historia en general.

[...]

"¿Queréis otra cerveza? Invito yo." Propuso el señor Chaikamon, mirando a su hermano y a Noeul en busca de confirmación, pues ya sabía que los demás le darían una respuesta afirmativa.

El rubio hizo una mueca. "Yo debo conducir, así que prefiero algo sin alcohol, señor."

"Aquí preparan los mejores mojitos sin alcohol, te los recomiendo."

Los ojos de Boss viajaron desde First hasta Noeul, tan pronto como su amigo dijo aquello.

"¿Quieres uno?"

"Sí, por favor. Gracias."

"En seguida." Dedicándole su mejor sonrisa, asintió, enfocándose en los demás. "Cerveza para todos, ¿no?"

El resto asintió, e inmediatamente Boss se alejó en dirección a la barra.

Minnie se incorporó, su cuerpo mirando hacia Noeul antes de preguntar: "Oye, ¿dónde está TaeHyung?"

"Eso, ¿cuándo va a venir? Se supone que debería estar ya aquí." Corroboraba Khaotung.

"Fue al hospital, quería acompañar al señor Jang hasta su casa para asegurarse de que estaba bien. Hace un rato me dijo que finalmente no vendría porque estaba cansado."

"Oh... Qué lástima... Me hubiese gustado que estuviera aquí, así celebramos todos correctamente lo de su artículo." La única mujer del grupo hizo un puchero, codeando a Jungkook, como si este fuese el mayor afectado tras la noticia.

Noeul asintió, sonriendo. "Sí, a mí también. Otro día será."

"Eso espero."

"¿Y cómo está Sebin? No he podido ir a verle. Sólo sé que hoy le daban el alta."

"Pues ha estado más estresado por el ingreso y la dieta que debe seguir sin cafeína, azúcar refinada y miles de cosas más, que por el casi infarto como tal." Explicó Jungkook, haciendo al resto reír.

"Cómo no... Él siempre tan especial."

Minnie rio más fuerte. "Y que lo digas. Aunque, menos mal que ha sido sólo un susto, porque pobrecito mío la mala suerte que tiene."

"Pues sí..." Estando de acuerdo, Jungkook soltó un suspiro, siendo rápidamente avisado por su teléfono de un mensaje reciente.

Él lo sacó con el ceño fruncido, pues lo último que recibió fe un mensaje de Shinhye dándole las buenas noches y que le dejaba la cena en el microondas. Sin embargo, él se sorprendió en demasía cuando aquel mensaje le pertenecía a TaeHyung, quien nunca antes había iniciado una conversación en el chat conjunto.

TaeHyung:

[Ubicación]

Por favor, ven. Necesito verte.

Y, como era de esperar, el corazón se le aceleró como el tambor de una lavadora, tragando saliva con dificultad. Casi perdía todo rastro de aire en sus pulmones.

Creyendo que TaeHyung estaría en su casa, tal y como Noeul les había informado, pulsó el enlace de la ubicación recibida, siendo inmediatamente redirigido a una playa no muy lejos de dónde él se encontraba, por lo que un montón de situaciones se le vinieron a la mente. Sin siquiera pensárselo dos veces, se puso en pie, llamando la atención de todos los presentes.

"¿Qué haces?"

"Tengo que irme, he olvidado algo importante en la oficina."

"Oh, ¿y por qué no llamas para-"

"Nos vemos el lunes, adiós." Interrumpió a Minnie, dándose la vuelta.

Su marcha repentina, lo suficientemente rápida como para confundirlos, hizo que todos se mirasen entre sí, mientras Jungkook abandonaban el pub.

No tardó en subirse a su coche tan pronto como lo encontró, sintiendo como el corazón le latía veloz y fuerte, teniendo la necesidad de mirar el chat con TaeHyung una última vez, sólo para ver que había vuelto a escribirle.

TaeHyung:

No ha pasado nada malo, ni necesito que vengas para que me ayudes, sólo quiero verte y hablar las cosas. Pero entenderé si tú no quieres hacerlo.

Entonces, se apresuró en enviarle una respuesta.

Jeon Jungkook:

Estoy de camino. No te muevas de ahí.

Tan pronto como escribió aquel mensaje, se sintió ansioso, respirando hondo antes de tomar las riendas del coche y marcar la ubicación en el GPS. No sabía qué querría decirle TaeHyung, tampoco qué esperaba de él, lo que sí sabía a ciencia cierta es que iría a cualquier sitio que él le pidiera. Sin excepciones. Al fin del mundo si fuera necesario.

Veinticinco minutos después, aparcaba el coche frente a aquella vacía playa, únicamente reconociendo el de TaeHyung a tan sólo unos metros del suyo. Con un suspiro, se bajó, preparándose mentalmente para lo que pudiera llegar a pasar.

Conforme avanzaba hacia la arena, podía visualizar el cuerpo de TaeHyung sentado sobre la arena, frente a la brillante orilla, mientras se abrazaba a sí mismo. Jungkook se mordió el labio, acercándose lo más rápido que pudo.

"Hola." Saludó, llegando a su lado y tomando asiento. El castaño inmediatamente le observó. "¿Qué haces aquí? Pensé que estarías en tu casa. Noeul dijo que estabas cansado."

TaeHyung se encogió de hombros. "Estoy cansado para socializar, pero no para esto... Necesitaba despejar la mente un poco."

Asintiendo, Jungkook formó parte del silencio por unos segundos, admirando el perfil de su acompañante siendo vagamente iluminado por la luz de la luna, aquella que se cernía sobre ellos.

"¿Por qué me pediste que viniera?"

"Necesitaba hablar contigo." Respondió, sin apartar la mirada del agua.

"Vale."

Otro pequeño silencio reinó entre ambos, Jungkook siendo aquel que esperase pacientemente a obtener un poco más de información, mientras TaeHyung se llenaba los pulmones de aire, mentalizándose antes de abrir la boca, pues había imaginado todos los escenarios habidos y por haber antes incluso de llamarle.

Dejando escapar un suspiro, al cabo de unos minutos en los que sólo se dedicaron a mirar el mar, TaeHyung enfocó toda su atención el muchacho a su izquierda.

"Esta mañana estuve eliminando fotos de mi cámara." Comenzó, abrazándose a sí mismo. Jungkook le observó. "Encontré un sinfín de fotos antiguas. Con mi familia, con Noeul en el instituto, en el campamento... Muchísimas."

"Era de esperar, siempre aparecías con esa cámara en todos lados. Parecía que la tuvieras incrustada en la mano."

El castaño rio, asintiendo, porque aquello era cierto. Más de lo que le gustaría admitir, pues siempre fue muy fanático de documentar cada cosa que hacía. Babee estaba llena de bonitos recuerdos.

"Y... Entre esas fotos, también encontré una donde tú salías de fondo. Estabas frente a mí taquilla, con una porción de ese famoso pastel de limón que siempre traían en la cafetería."

Jungkook apretó los labios, haciendo una mueca como si se encontrase pensativo. "¿Estás seguro de que era yo? Sabes que no me gustan los cítricos."

"No te hagas el tonto, por supuesto que eras tú. Reconocería esa cara tuya en cualquier lado."

Sus cejas se alzaron, falsamente sorprendido. "Vaya..."

"Y que no te gustaran los cítricos, además de estar frente a mi taquilla, significaba que esa porción extra era para mí."

"¿La que llevaba yo?"

Un bufido abandonó sus labios en cuanto Jungkook le miró, haciéndose el desentendido cuando era muy obvio que sabía a la perfección de lo que estaba hablando. Poco después, tras la mirada fulminante del castaño, se encogió de hombros.

"No entiendo, ¿qué te hace pensar que ese pastel sería para ti?"

TaeHyung le observó con las cejas en alto.

"¿En serio me estás haciendo esa pregunta?"

"Muy en serio."

"Porque estabas enamorado de mí, Jungkook."

Una vez más, el susodicho se encogió de hombros. "Hm... Discrepo."

Y, sabiendo que no obtendría la respuesta que deseaba si no forzaba la situación, TaeHyung fulminaba a Jungkook mientras se mordía el labio inferior, segundos antes de poner sus manos sobre los hombros ajenos uy empujarle hacia atrás, su cuerpo chocando contra la arena. Este jadeó por la sorpresa. Luego, trepó hasta quedar sobre él.

"Oye, ¿qué haces?" Con el ceño fruncido, terminó apoyado en sus propios codos.

TaeHyung acercó su cara a la impropia, viéndose muy decidido. "No te hagas el difícil conmigo, Jungkook, no ahora. Sabes perfectamente de lo que hablo. Perfectamente."

"Hm... No, la verdad es que no."

Sólo así, viendo como negaba, insistiendo en mantenerse ajeno a todo, el castaño dejó escapar otro pequeño suspiro. Sabía que no conseguiría nada si no usaba las palabras correctas. Aquellas que Jungkook deseaba oír.

Colocó sus manos una vez más sobre los hombros del azabache, mirándole con ojos brillantes, prácticamente suplicándole.

"Por favor... Dijiste que estaba demasiado cegado como para ver todas esas cosas que hiciste por mí y no he parado de pensar en eso desde entonces. Casi me vuelvo loco, Jungkook. Necesito saber."

Y, finalmente, tras unos segundos de silencio donde se dedicó a analizar su rostro, Jungkook asintió, pasando la lengua por sus labios.

"¿Quieres saber a lo que me refería?"

"Sí, por favor. Es lo único que deseo ahora mismo."

"Bien."

TaeHyung se preparó para escucharle, mirándole con suma atención. Hasta que Jungkook le hizo una señal que le confundió, poco después mirando entre ambos como si quisiera que él hiciera lo mismo. Entonces, supo que estaba recordándole la posición en la que se encontraban.

"Oh." Emitió, avergonzado, inmediatamente bajándose de su regazo y volviendo a la arena. "Lo siento."

Ya acomodado en la arena, se mostró expectante, a la espera de que Jungkook tomara la palabra mientras este le observaba con atención. Unos segundos después, habló, relamiéndose los labios.

"Supe que te gustaba mucho esa tarta cuando te escapabas un rato antes de clase para pedir un trozo extra. Hasta que los profesores te descubrieron."

TaeHyung agachó la cabeza tan pronto como rememoró aquellos momentos en el instituto, sintiéndose avergonzado sólo con pensarlo. Una mano se posó en su barbilla, obligándole a levantar la cabeza de nuevo, queriendo Jungkook ver sus ojos conforme seguía hablando, negándose a perderse sus reacciones.

"Yo siempre salía antes que tú, porque eras más lento que el caballo del malo." Continuó, y, esta vez, le oyó bufar.

"Gilipollas...

Una risa abandonó sus labios.

"Es broma, pero sí tardabas más que yo en salir."

"Ya, bueno."

"Y como no eras el único que deseaba ese trozo extra, me empeñé en conseguírtelo siempre que tenía oportunidad, antes de que cualquier indeseable se me adelantara." Seguía explicando, sus dedos sutilmente acariciándole el rostro.

TaeHyung sintió como se le calentaba el corazón poco a poco. "¿Por qué nunca llegaste a dármelo?"

"Te ibas antes de que me diera tiempo. Cuando llegabas a la cafetería y decían que ya no había más pastel, te marchabas. Intenté muchas veces ir detrás de ti, pero nunca te alcanzaba."

Sus cejas se alzaron, incrédulo. Aquello simplemente sonaba imposible a oídos de TaeHyung.

"¿El bicampeón de atletismo no alcanzaba a un adolescente promedio, que de milagro se levantaba de la cama sin que le saliera una hernia por sobreesfuerzo?"

Jungkook rio, negando. "Al bicampeón de atletismo le temblaban las piernas sólo de pensar en acercarse a ti, TaeHyung. En ese momento es cuando empezabas a gustarme."

"Oh, ya..." Apenas murmuró, notando cómo sus mejillas enrojecían sin poder hacer algo para evitarlo. "Y... ¿Y qué hacías con esos trozos?"

"El conserje los aceptaba encantado. También era un gran fan de la tarta de limón."

"Debió de estar muy agradecido contigo por eso."

"Sí, supongo que sí." Asentía, estando de acuerdo, mientras un suspiro brotaba de sus labios y estos se apretaban. Poco después, desvió la mirada hacia el frente.

TaeHyung soltó un suspiro, lamentándose en silencio. "Es una pena que te temblaran las piernas, honestamente... La cantidad de porciones extra que me he perdido."

Y, en respuesta a su evidente burla, Jungkook rio, empujándole con un costado de su cuerpo.

"Idiota..."

"¿Hay algo más que no sepa?"

"Mucho más."

"Pues no sé a qué estás esperando."

Otra risa más abandonó sus labios. "A que me lo pidas correctamente."

TaeHyung le fulminó por décima vez. "Jungkook..."

Y la risa del susodicho se volvió más estridente.

"¿Recuerdas el puesto de galletas caseras? El que monté junto a tu casa."

"Cómo olvidarlo..." Bufó, poniendo los ojos en blanco. "Opacaste mi puesto de limonada cuando yo sólo quería reunir dinero para el viaje escolar... Mis padres me habían castigado después de quemar la cocinita de mis hermanas."

Por supuesto, el azabache resopló. "Yo no te opaqué, también quería reunir dinero para el viaje escolar."

"Tú ya lo habías pagado, mentiroso."

"Mi viaje no, el tuyo, TaeHyung." Le dijo, chocando sutilmente contra su hombro cuando se movió.

Quedando en completo shock ante tales palabras, TaeHyung abrió la boca, balbuceando cosas incoherentes y sin sentido alguno antes de observarle, sin tener ni idea de cómo tomárselo.

"¿C-Cómo?"

"Eso. Yo quería ayudarte a reunir el dinero porque sabía que, de lo contrario, no te dejarían ir y estabas muy emocionado por tener tu primer viaje con el colegio. Sólo pretendía ayudar."

Poco a poco, todo parecía ir cobrando sentido para él, quién ahora sólo era capaz de rememorar el momento en que llegó a su casa con menos de la mitad del dinero necesario, completamente derrotado al saber que no podría participar en el viaje escolar con todos sus compañeros (quieres a duras penas lo soportaban) y sus padres aparecieron con lo restante. En aquel momento creyó que sus padres tuvieron compasión por él, pero resultó ser obra de Jungkook.

Le observó con los ojos casi inundados en lágrimas, una vez fue plenamente consciente de que había culpado a su vecino de querer opacar su preciado puestecito de limonada, cuando todo lo este hizo fue salvar su primer viaje.

"¿E-Esos doscientos mil eran tuyos?"

Jungkook asintió, una pequeña sonrisa brillando en sus labios, los cuales se encontraban sellados.

"Sabía que ibas a conseguirlo tarde o temprano, pero tenías muy poco tiempo y sólo quise aligerar el proceso."

"¿Por qué nunca me lo dijiste?"

Él se encogió de hombros. "Temía que lo tomaras como que te tenía lástima, cuando no era así."

"Podrías habérmelo explicado, Jungkook..."

"Sí, supongo que tienes razón. Debí habértelo dicho, en lugar de hacerte creer que solo quería quitarte toda la clientela. Esa tampoco era mi intención."

"Hm, ya... No te culpo, en realidad. Esas galletitas estaban mejores que mi limonada." Admitió, haciendo una mueca.

"¿Cómo lo sabes?"

"Robé una cuando no mirabas."

De inmediato, bufó. "Vaya, y luego el ladrón soy yo."

TaeHyung río nerviosamente, pues había hecho cosas mucho peores a escondidas de su vecino.

"Ya, bueno... Supongo que la cosa va de confesarnos, ¿no?"

"Eso parece." Asintió.

"Pues no eres el único que tiene secretos aquí."

Observándole con el ceño fruncido, Jungkook le hizo ver que no entendía a qué se refería. "¿Qué secretos tienes tú?"

"Esa bicicleta tan bonita que compraste, para la que estuve meses ahorrando..."

"¿La de Iron Man?"

"Sí, era edición limitada. Me hirvió la sangre cuando te vi aparecer con ella, sabiendo que esa era la última unidad."

El ceño se le frunció aún más. "Pero no era para mí."

TaeHyung quedó de piedra en cuestión de segundos, sin siquiera ser capaz de respirar cuando dijo aquello, girando lentamente la cabeza para observarle como si de un muñeco se tratase.

"¿No?"

"No, era un regalo. Tu regalo, en realidad."

Tragando saliva, no supo qué decir al respecto, pues tenía la mente en blanco y estaba tan desconcertado que, apostaba, su cara sería un cuadro en estos momentos.

"¿Cómo has dicho? ¿M-Mi regalo?" De manera torpe, balbuceó. Ahora, su corazón estaba en un puño.

El azabache asintió. "Sí, estaba al tanto de lo mucho que te gustaba esa bici, así que quise dártela por tu cumpleaños."

"Dios santo..."

Posando ambas manos sobre su cara, TaeHyung se ocultó tras ellas, tapando así el rostro de un verdadero capullo. Y, como era de esperar, la culpabilidad tan grande que sentía, aquella que estaba carcomiéndole por dentro, apenas le dejaba respirar.

Era una persona deplorable. Se merecía todo lo malo que le había estado pasando desde entonces.

"Como no sabía si estaría disponible hasta entonces, me adelanté a comprarla y la guardé en nuestro jardín hasta el día de tu cumpleaños." Jungkook siguió hablando, ajeno a la reacción de su acompañante. "Pero un desgraciado me la robó y nunca pude dártela... Por eso no te lo dije, no quería ilusionarte."

"Qué... Qué detalle..." Casi lloriqueó, sólo así llamando la atención del azabache.

"¿Qué ocurre?"

Él apretó los labios, bajando la cabeza. "No, nada..."

Jungkook sostuvo su barbilla, obligándole a que le observara de nuevo, mostrándose confundido por su comportamiento al notar que algo no iba bien.

"TaeHyung, ¿qué te pasa?"

Viéndose cohibido y con la palabra «Culpable» tatuada en la frente, sin opción ninguna a borrarlo, el mencionado miró a Jungkook como si fuese un cachorrito, meneando una cola imaginaria para ablandarle el corazón antes de tomar la palabra.

"Es que yo... yo..."

"¿Tú?"

"¡Yo te robé la bici!" Sollozó, tapándose el rostro con ambas manos. "Estaban tan enfadado creyendo que me dejaste sin ella, que quería hacerte saber lo que se sentía."

Cuando le observó, sus cejas estaban en alto. No podía creerlo.

"¿Cómo?"

"Sí... Fui a comprar golosinas subido en ella, me arrepentí de haberlo hecho y cuando salí de la tienda alguien se la había llevado..."

Jungkook se pasó la mano por el rostro. "Dios mío de mi vida, TaeHyung..."

Por su tono de voz, sabía que estaba decepcionado. Y no podía culparle, pues él también lo estaba de sí mismo. Era sólo un niño cuando todo eso ocurrió, pero sabía que no podía usar su edad como excusa.

"¡Te juro que lo siento de verdad, Jungkook!" Exclamó, sosteniendo su brazo.

"Ya, ya..."

"En serio, lo lamento. Fui un imbécil, no pensaba en lo que hacía y sé que no tengo excusa, pero estaba muy enfadado."

"Pues como siempre..." Murmuró, dejando escapar un suspiro.

Intencionadamente, TaeHyung le observó con ojos brillantes, mostrando arrepentimiento de la forma más pura, vulnerable y dulce que Jungkook había visto jamás. Por supuesto, esa imagen le impedía totalmente molestarse con él, incluso si sus intenciones hubieran sido las peores.

"Lo siento muchísimo... Te prometo que voy a compensártelo."

Él asintió, apartando la mirada. "Más te vale, porque lo peor de todo es que no me invitaste a tu cumpleaños."

Ahí, el corazón de TaeHyung dio un vuelco, rompiéndose en mil pedazos debido al tono de voz que había utilizado. Decepcionado, triste, porque él sabía que eso era lo único que Jungkook esperaba de su parte.

Pero, lo que era verdaderamente demoledor, era que nunca recibió aquella carta de invitación cuando sí fue enviada.

"Sí que te invité..." Susurró, algo desconcertado. "A ti, a Kim Jongin, Hajoon, Rubin, a todos... Pero me dijeron que no iríais porque tú organizaste una fiesta mejor."

"¿Qué?" Jungkook se mostró confundido. "No, claro que no, yo estaba esperando a que me invitaras. Quería ser tu amigo en ese entonces, jamás se me pasaría por la cabeza hacer una fiesta el mismo día de tu cumpleaños."

"Eso fue lo que me dijo..."

"Pues te mintió." Dijo, apretando los labios. "Ese pedazo de imbécil..."

"Le hice caso porque erais amigos, y como al final no apareció nadie en mi fiesta, supuse que era cierto... Lo siento."

Jungkook se apresuró a negar en cuanto vio el arrepentimiento en los ojos de TaeHyung, tomándole del rostro. "No, no es tu culpa, sino suya. Siempre fue un imbécil contigo, por eso nunca me cayó bien."

"¿No?"

"Me alejé de ellos, especialmente de Jongin, en cuanto la secundaria terminó. Nunca más he vuelto a contactar con él incluso si lo ha intentado un centenar de veces." Explicó. "Después de todas esas veces en las que solo se aprovechaba de ti para obtener algo a cambio y te ilusionaba, no quería tener relación alguna."

TaeHyung hizo una mueca, viéndose algo triste. "De eso tampoco tenía ni idea..."

"No tenías por qué. Como ya te dije, todo lo que hice fue de manera desinteresada, no quería obtener nada a cambio."

"Ya, pero te quedaste sin amigos por mí."

Aquella suposición hizo que Jungkook se sintiera especialmente molesto, frunciendo el ceño antes de menear la cabeza de un lado a otro.

"¿Sin amigos? Esos imbéciles te trataron como una mierda aún sabiendo lo mucho que me gustabas. De ningún modo y por nada del mundo han sido, ni serán nunca mis amigos, TaeHyung."

Una vez más, este agachó la cabeza, por lo que Jungkook tuvo que levantársela de nuevo, observándole con dulzura.

"Nadie que te haga daño o se aproveche de ti podrá ser cercano a mí." Aseguró, apreciando el preciso instante en que los ojos se le llenaban de lágrimas, por lo que comenzó a acariciar su rostro.

TaeHyung lloriqueó, meneando la cabeza de un lado a otro. Sentía una presión fuerte en el pecho, acompañando al nudo grueso en su garganta.

"Es que no es justo, Jungkook..." Susurraba, con voz acongojada. "No he hecho más que despreciarte todo este tiempo, rechazarte y tú has continuado ahí..."

"Bueno, ¿qué puedo decirte? Siempre te he tenido mucho cariño." Dijo, encogiéndose de hombros como si no fuera la gran cosa. "Además, ya te lo dije: uno hace cosas de más cuando está enamorado."

"Pero yo no me merezco nada de eso... Te traté tan mal, te decepcioné tantas veces... No- Nos es justo."

Tapándose el rostro con ambas manos, negó una vez más. Y es que, pensar en el pasado dolía horrores, suponer era un completo infierno y saber la realidad no hacía más que romperle el corazón. Había sido un completo ingenuo durante tantos años y ahora era el momento de pagar por ello, incluso si no estaba mentalmente preparado. Incluso si sabía que Jungkook no le dejaría sufrir, a pesar de que lo mereciera.

"Eh, oye, que yo también te decepcioné una vez, TaeHyung." Le recordó, logrando que apartase las manos y pudiera verle el rostro. "Esa beca, fui un muy mal oponente. Te fallé."

Jungkook pudo encontrarse con aquellos ojos llenos de lágrimas, aquellos que le apretaban el corazón en un puño.

"¿Qué quieres decir?"

"Dije que no competiría por ella, que te dejaría el camino libre y lo hice a escondidas. Te quité la oportunidad de ir a la universidad que deseabas."

Recordando aquello, incluso si jamás había podido olvidarlo (pues ese suceso se convirtió en un nuevo punto de partida en su relación con Jungkook), TaeHyung asintió, sorbiendo por la nariz.

"Lo sé... Siempre te guardé rencor por eso, jamás llegué a entender por qué lo hiciste."

"Me hubiese encantado no tener que hacerlo, si te soy sincero." Aseguraba, relamiéndose los labios. "Pero la realidad es que no tuve otra opción."

Una vez más, el castaño sorbió por la nariz, quitándose una lágrima rebelde del rostro. "¿A qué te refieres?"

"Yo rechacé participar en esa beca porque no lo necesitaba. Mis padres tenían muchos ahorros para que pudiera entrar en la universidad que fuese, así que no lo vi como algo necesario." Comenzó, mirándole sólo a él. "Pero durante las vacaciones de Navidad, a mí padre le encontraron una pequeña mancha en el pulmón."

TaeHyung se puso recto inmediatamente, emitiendo un sonido de asombro.

"Por suerte, pillaron la enfermedad a tiempo y todo fluyó sin muchas complicaciones, pero el tratamiento era carísimo. Tanto que, en menos de cinco meses, nos quedamos sin ahorros."

"Dios... Yo no tenía ni idea, Jungkook."

Él le acarició el rostro dulcemente, esbozando una pequeña sonrisa.

"Lo sé, tranquilo, no tenías por qué saberlo." Dijo. "Pero esa es la razón por la que tuve que aceptar la beca."

"Por supuesto, estabas en todo tu derecho." Hipó, relamiéndose los labios mientras notaba como más lágrimas caían y Jungkook iba eliminándolas. "I-Incluso si nada malo hubiera pasado, seguías estándolo."

"Ya, pero hice que te sintieras humillado cuando gané por sorpresa. Tú creías que yo ya no competía por ella."

"Eso no importa... Yo era imbécil- soy imbécil."

"No, TaeHyung."

TaeHyung sollozó en silencio. "Sí... Después de todo lo que hiciste por mí, tenías todo el derecho de llevarte esa beca."

"Pero no de hacerlo a tus espaldas, debí habértelo dicho."

"No..."

Insistente, Jungkook sostuvo el rostro de TaeHyung con ambas manos, no queriendo perder sus ojos de vista. Las lágrimas ajenas empapaban sus propios dedos, volviendo resbaladizo el rostro de TaeHyung.

"Sí, claro que sí, y de hecho lo intenté, por eso mismo te llevé el trozo extra de pastel a la taquilla, porque quería decírtelo. Pero me di cuenta de que era demasiado estúpido para encararte después de lo sucedido y que no querrías verme."

"¿L-La foto...?"

Jungkook asintió, en cuanto este hizo el amago de preguntar. "Te vi con Noeul y esa cámara tuya, Babee, grabando absolutamente cada pequeña cosa del instituto. Estabas más animado después de haber perdido, así que supe que lo último que deseabas era tenerme cerca. Y me marché."

"¿Le diste el pastel al conserje?"

Una pequeña risa abandonó los labios del azabache, mientras asentía. "Sí, la mitad, la otra fue para mí. Como despedida de esa etapa, de ti, de todo... Creí que no volvería a verte."

"Y entonces entré en tu misma universidad."

Quitándole otra lágrima, volvió a asentir. "Sentí que el destino estaba burlándose de mí. Luego lo confirmé cuando Noeul y tú aparcasteis a mi lado en el parking de la revista."

TaeHyung rio, sorbiendo por la nariz. "Me alegra no ser el único que creyera eso. Noeul incluso me tachaba de exagerado, pero eras la última persona a la que esperaba ver ahí."

"Bueno, eso es porque yo no debería estar trabajando ahí."

Esas palabras confundieron al castaño. "¿Cómo? ¿Por qué dices eso?"

"Inicialmente, fui a la revista para acompañar a un amigo de la carrera, que ese día tenía dos entrevistas. Quedamos en la cafetería del edificio y mi amigo no aparecía... Resulta que primero le entrevistaron en otro lugar y le contrataron al momento. Toda una suerte."

"Huh, sí... Hicieron lo mismo con Noeul aquí."

"Entonces yo me dispuse a marcharme, porque no tenía ninguna razón para quedarme, hasta que esperando al ascensor me encontré con el señor Chaikamon."

"Y ocurrió el famoso suceso que te convirtió en héroe."

El azabache hizo una mueca, en desacuerdo con aquel término. "Huh, algo así... Pero el caso es que me hizo una entrevista, me contrató y... Aquí estoy."

"Aquí estamos." Añadió, mordiéndose la esquina del labio inferior. "Cuando creíamos que no volveríamos a vernos nunca más..."

"Pues sí, pero parece que el destino no está muy de acuerdo con eso."

"Oh, ya... Créeme que lo sé."

Dejando escapar un suspiro, miró durante unos segundos la hermosa luna que se cernía sobre ellos. Gigante, redonda y brillante. Le apasionaba.

Ambos habían quedado en completo silencio, únicamente sentados al lado del otro, admirando el cielo y el mar, hasta que otro suspiro brotó de los labios de TaeHyung, quién se movió para rebuscar algo en sus bolsillos, sacando de estos un sobre sellado.

"Debo marcharme." Anunció, captando la atención del azabache y tendiéndole el sobre. "Toma, esto es para ti. No lo abras hasta que me haya ido."

Jungkook lo tomó, su ceño fruncido al no saber de lo que se trataba.

"¿Qué es? ¿Acaso es otra cuenta sin pagar?"

El castaño rio nerviosamente, negando.

"No, no más cuentas sin pagar." Aseguró, poniéndose en pie. "Era algo que yo también quería darte el último día de instituto, pero tampoco pude. Quiero que lo tengas."

Un poco confundido, Jungkook movió la cabeza a modo de asentimiento.

"Está bien, lo leeré. Sólo espero que no sea una lista con tus mejores insultos hacia mí." Dijo, e inmediatamente escuchó la risa de TaeHyung, quién se sacudía la arena del pantalón.

"Hm... Pues es algo parecido."

"Me prepararé mentalmente, entonces."

"Sí, hazlo." Asentía, poniéndose de cuclillas junto al azabache y encontrándose con aquellos ojos brillantes.

Le acarició el rostro de manera suave, dedicándole una diminuta sonrisa, antes de acabar la distancia que los separaba y depositar un beso en los labios ajenos. Jungkook quedó perplejo.

"Gracias por todas esas veces en las que estuviste conmigo sin hacer ruido." Susurró.

No esperando ninguna respuesta por su parte, TaeHyung volvió a ponerse en pie, vaciando sus pulmones antes de marcharse definitivamente, abandonando la playa y desprendiéndose así del lado de su corazón que siempre rechazó a Jungkook, dejándolo olvidado y siendo reemplazado por un dolor indescriptible.

Quedando en completa soledad cuando TaeHyung se fue, Jungkook disfrutó del viento que corría y chocaba contra su rostro, sintiéndose pleno, satisfecho tras haber podido sacar la incógnita que tanto había estado guardando, la cual se sentía como un peso extra en sus hombros.

Cerró los ojos por unos segundos, hasta que notó la carta en sus manos moviéndose por la brisa y volvió a abrirlos en un santiamén, viéndose decidido a abrirla. Por lo que, jalando de un extremo, rompió el sobre, pudiendo así sacar lo que parecía ser una hoja arrancada de un cuaderno, donde se podía distinguir la caligrafía de TaeHyung en color negro.

«Hola, Jungkook.

Sí estás leyendo esto, es porque me he atrevido a dar el paso que tanto temía. Y, lo que es más importante: hoy te odio menos que nunca.

Un odio entre cero y cinco. Probablemente rozando el seis. Creo que nunca te he odiado tan poco, pero es el último día de clases, así que puedo permitirme que lo sepas.

Que te odie menos que nunca no significa que haya dejado de odiarte, porque eso no es así. Todavía sigo odiando el sonido de tu risa al fondo de la clase, cuando dices algo genuinamente gracioso y logras que todos los demás se rían. O como suena tu voz cuando estoy intentando concentrarme.

También detesto profundamente esa mirada que siempre me das cuando crees que no lo noto. El modo en que automáticamente sonríes si te miro de vuelta y cómo se marcan tus hoyuelos.

(Se supone que no debo ponerle tanto interés a nadie que odie tanto, pero, como ya te he advertido, hoy es el día en el que menos te odio).

Y es que no deja de ponerme nervioso saber que te encontraré en todas partes, vaya a donde vaya. Si camino por los pasillos, voy a la cafetería o entro en clase, sé que estarás ahí. Cuando me marche a casa, estarás en la de al lado y si miro por la ventana de mi habitación, te veré justo al frente. Sin excepción. Como las cosas en las que eres bueno.

Porque, esa es otra. Me pone enfermo que seas bueno en absolutamente todo. Deportes, matemáticas, idiomas, literatura, arte, historia, ciencia... Es ridículo que tengas tanto espacio en la cabeza como para memorizarlo todo.

(No es envidia, sólo te odio, que quede claro).

Pero lo que es ridículo es el modo en que todos te aprecian, como te has vuelto popular sin siquiera quererlo. Como siempre eres el centro de atención cada vez que entras en un lugar. Eso sí que me resulta ofensivo, pues es imposible que a todo el mundo le caigas bien, que todos estén de acuerdo en que eres maravilloso. Estoy seguro de que les ofreces algo a cambio de buenas opiniones. Como esas reseñas de internet.

A mí ni siquiera me caes bien. Ni un poquito. Nada en absoluto. Eres odioso.

Pero hoy no, hoy no tanto. (Creo que tengo fiebre).

Hoy me he dado cuenta de que, en realidad, es adorable el modo en que sonríes y aparece un hoyuelo por arte de magia. Como esos ojos tan grandes y oscuros brillan cuando te ríes y casi desaparecen después.

Hoy me he dado cuenta de que soy un poquito débil. De que estoy bajando la guardia. Mucho.

Y eso es lo que más odio de ti. El efecto que produces en mí incluso cuando me niego a afrontarlo.

Me niego a admitir que estás en mi cabeza más de lo que deberías, que a veces se me acelera el corazón cuando pienso en ti o cuando sé que me estás mirando. Que me pongo ridículamente nervioso cuando me sonríes sin ninguna razón.

Me niego a admitir que estoy enamorado de ti, Jungkook, pero lo estoy. Y odio que así sea, pero ya no puedo odiarte a ti.

Con cero porciento de cariño,

TaeHyung».

Jungkook dejó de leer aquella carta con el corazón en un puño, sin aliento y acelerado, sus ojos llenos de lágrimas. No podía creerlo.

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