✧c.-016
N/A: Este capítulo es otra de esas montañas rusas de emociones que tanto me gustan a mí... xD
Cap dedicado a cutepeonys ♡♡
Hoy os recomiendo 'Ballroom Extravaganza' de DPR IAN. Empieza muy bien este Descubrimiento Semanal.
[...]
Los siguientes días, aprovechando que el fin de semana aún no había acabado y apenas tenía que salir de casa, TaeHyung pudo evitar a Jungkook exitosamente, sin tener que preocuparse de nada en absoluto y sintiendo como, por primera vez en mucho tiempo, el destino estaba por su lado.
La parte mala, muy mala de todo esto era que su suerte nunca duraba demasiado. Eso TaeHyung lo sabía, a pesar de que prefería ignorarlo y no pensar en ello, pero lo sabía.
Es por eso que, cuando el lunes por la mañana llegó, TaeHyung no sólo miró cuarenta veces a los lados antes de salir de casa, evitando así encontrarse a Jungkook, también lo hizo cuando corrió fuera de su apartamento hacia la salida (como si un asesino en serie estuviera yendo directo a por su cabeza), e incluso cuando Noeul llegó a su altura, se subió al coche y lo puso en marcha.
"Te estás obsesionando." Comentó el rubio.
"No, no lo estoy, pero siento que me persigue o que aparecerá en cualquier lado de repente."
"A eso se le llama obsesión."
Kim bufó. "Bueno, pues yo prefiero llamarlo cuidar mis espaldas, porque es justo lo que hago. A saber qué es capaz de hacerme..."
"TaeHyung, hiciste que pagara nuestra cuenta y saliste corriendo sin mirar atrás. Tiene todo el derecho del mundo de estar enfadado."
Poniendo los ojos en blanco, TaeHyung miró por la ventana, sintiéndose un poco culpable. "Tampoco fue para tanto..."
"Por el amor de Dios, claro que lo fue." Resoplaba Noeul, negando la cabeza. "Y espero por tu bien y por el mío que no vuelvas a hacer como eso nunca más."
Su ceño se frunció, mirándole como si no tuviera idea de cómo reaccionar.
"¿Me estás regañando?"
"Totalmente. Fuiste muy inmaduro, no pensaste en las consecuencias." Insistía. "Jungkook puede caerte todo lo mal que quieras, pero eso no fue nada justo."
"Bueno, vale, tienes razón..." Murmuró, sintiéndose derrotado en combate al no encontrar ninguna excusa a su favor. "¿Qué puedo hacer ahora?"
"Disculparte. Es lo más sensato."
"No pienso hacer eso..."
"Entonces tendrás que empezar a considerarte a ti mismo como una muy mala persona a partir de ahora." Sentenció, encogiéndose de hombros.
Una vez más, el castaño le observó, su ceño fruncido y una expresión de completa incredulidad en el rostro.
"¿Por qué? No lo soy. Tengo un corazón enorme, nunca le he hecho daño a nadie."
"Has usado a una persona para que te pague la cuenta. Eso no es algo que hacen las buenas personas." Noeul explicó, como si TaeHyung repentinamente se hubiese convertido en un niño de cinco años. "No estoy orgulloso de decir que mi mejor amigo ha hecho algo así..."
"Tampoco me paraste los pies."
Esta vez, fue Eul quien miró al otro como si no pudiera creer lo que estaba diciendo. "¿Perdona? Casi me sacaste a empujones del local justo después de decir que tú te encargabas de todo, Kim TaeHyung."
Kim se vio arrinconado en un callejón ante la mirada que estaba recibiendo por parte de su mejor amigo, como si estuviera echándole la reprimenda del siglo. Él inmediatamente se encogió en su lugar.
"Si no quieres disculparte, no te disculpes, pero este suceso se quedará en tu consciencia de por vida. Y no sólo eso, si no que tendrás que estar alerta hasta que Jungkook lo olvide. Si es que eso ocurre, claro..."
Entonces, TaeHyung se mostró horrorizado. "¿Crees que no lo olvidará nunca?"
"Yo no podría, y estoy seguro de que tú tampoco."
"¿No?"
"¿Acaso pasarías por alto que alguien que te odia profunda y abiertamente te ha usado para pagar su cuenta en un bar? Porque, siéndote honesto, no."
El castaño dejó escapar un suspiro, bajando la mirada en cuanto el cien por ciento de la culpabilidad llegó a él, apretando los labios.
"No... Yo tampoco."
"Eso es lo que pensaba."
Noeul quiso dejar la conversación estancada allí, sin embargo, había algo más que necesitaba decir, viendo el estado de TaeHyung. Entonces, un pequeño suspiro brotó de sus labios, relamiéndoselos mientras entraba en el parking subterráneo y aparcaba en su lugar cedido. Al poco tiempo, miró a TaeHyung.
"Mira, siento mucho si estoy siendo duro contigo, ¿de acuerdo?" Comenzó. Este le observó de vuelta. "Sé perfectamente que Jungkook no es tu persona favorita en el mundo y créeme que lo entiendo, pero no por eso puedes usarle como te parezca."
Kim asintió lentamente.
"Quizás estoy exagerando, puede que sólo sea algo inocente. Y de ninguna forma me pongo de su parte, eso seguro." Los ojos de Noeul se suavizaron, acariciando el brazo de TaeHyung.
"Claro, lo sé."
"Pero esos imbéciles del instituto te hicieron lo mismo de a ti y jamás voy a perdonarlo. Me niego a que tú seas así, aunque sólo sea por una vez."
A TaeHyung se le removió el estómago, su barbilla temblando. No sabía si le dolía más las palabras de Noeul o que este tuviera razón. Él había pasado por lo mismo cuando era adolescente, sus compañeros (en especial, Kim Jongin, un nombre que jamás olvidaría) habiéndole usado miles de veces para su propio beneficio. No podía convertirse en uno de ellos.
"Tienes razón." Admitió, quitándose una lágrima rebelde. "Debería disculparme con él. No es justo que esté haciendo esto."
"Cierto, no lo es."
"Pero... Pero no sé cómo hacerlo, Eul. Hasta hace media hora creía que había sido algo estúpido, aunque inofensivo. Sin embargo, ahora siento que he sido un completo imbécil."
"Admitir tu error de corazón es la mejor forma para disculparse con alguien."
"¿Tú crees?"
Noeul asintió. "Sí, por supuesto."
"Vale..."
"Pues venga, vamos a trabajar." Lo ánimo, palmeando su muslo antes de quitarse el cinturón.
TaeHyung copió su acción, vaciando sus pulmones y saliendo del coche poco después, sintiendo sus piernas como gelatina. Nunca esperó que Jungkook pudiera conseguir esa reacción en él de nuevo.
Ahora no sólo debía lidiar con un jefe que le veía cara de cafetera parlante, si no también con Jungkook y cómo disculparse con él, algo a lo que, definitivamente, no estaba acostumbrado.
Llegó a su planta tras despedirse de Noeul al salir del ascensor, volviendo a suspirar y caminando hacia los despachos, aún teniendo la sensación de que un asesino en serie iba tras él. Sin embargo, no había nadie. Tampoco hallaba rastro alguno de Jungkook, por lo que, asumía, no debía haber llegado aún.
Tan pronto como vio al señor Jang, frotó sus manos contra la tela de los pantalones, llenándose de valor antes de acercarse a él.
Comenzaba su pesadilla diaria.
"¡Aquí estás!" Fue lo primero que Sebin dijo tras verle aparecer. "Pensé que no llegarías."
"Señor, acabo de-"
"¿Dónde está mi café? ¿Y mi croissant? ¿No me los has traído?"
TaeHyung frunció el ceño, intentándolo de nuevo. "Es que acabo de-"
"Es igual, tráemelos. Y rapidito, no tengo todo el día."
Al ver que no tenía oportunidad, simplemente asintió. "Por supuesto, señor, en seguida se lo traigo."
"Bien. A mi despacho, tengo una reunión en quince minutos, así que no tardes."
"Descuide, no tardaré."
Sebin también asintió. "Eso espero."
Dándose la vuelta, TaeHyung se encaminó nuevamente hacia el ascensor, volviendo a vaciar sus pulmones. Subió al ascensor en cuanto las puertas se abrieron, masticando su labio inferior mientras se cerraban nuevamente, negando para sí mismo.
Hoy iba a ser un día largo, incluso interminable, podía presentirlo. Sólo esperaba poder sobrevivir a él y que no se le viniese el mundo encima. Estaba harto de que siempre fuese así.
La siguiente vez que aquellas puertas gruesas se abrieron, TaeHyung no estaba preparado para encontrarse con Jungkook tras estas, dispuesto a entrar. Su mente quedó en blanco al instante, tragando saliva con notable dificultad.
"Vaya, hola, novato."
Jungkook le observó con notable interés, acercándosele, por lo que rápidamente TaeHyung reaccionó, dándose cuenta de que esa era su parada.
"Eh... Hola... y adiós. Me- me bajo aquí." Carraspeó, queriendo pasar junto a él cuando esté se lo impidió.
El azabache sostuvo su camisa, empujándole hacia atrás y pegándole contra la pared fría, metalizada del ascensor. Kim jadeó, sus ojos ensanchándose mientras veía las puertas cerrándose tras Jungkook, quién pulsó el botón de detener el ascensor.
Inmediatamente, este se detuvo, por lo que TaeHyung estuvo alerta.
"¿Qué...?"
Sin siquiera permitirle emitir palabra alguna, Jungkook acortó la distancia entre ambos, atrapando sus labios tan pronto como tuvo oportunidad y sosteniendo un costado del cuello ajeno, rozando su nuca con las yemas de los dedos y la mejilla con el pulgar.
La cabeza de TaeHyung comenzó a dar vueltas, notando el modo en que los labios de Jungkook se movían sobre los suyos. Chupando y jalando superficialmente del inferior, permitiéndole introducir su lengua, hallando así la del castaño y acariciándola suavemente. Eso hizo que TaeHyung se estremeciera de pies a cabeza, aferrándose al brazo ajeno.
Apenas un segundo después, Jungkook se separó, relamiéndose los labios y buscando la mirada perdida de TaeHyung, cuyo rostro sostuvo.
"Yo..." Este balbuceó torpemente.
"Me debes cien mil." Señaló, limpiando su saliva de los labios del castaño y volviendo a pulsar el botón de emergencia, por lo que se puso en marcha de nuevo.
TaeHyung se mostró confundido. "¿C-Cien mil wons?"
"Noventa por esa absurda cuenta que me hiciste pagar y diez por usarme como cajero automático sin siquiera avisar."
"P-Pero..."
Las puertas se abrieron frente a la cafetería, siendo Noeul quién apareciese tras ellas, su sorpresa no tardando en ser evidente. E inmediatamente Jungkook le soltó.
"Hola... Te- te habías dejado tu móvil en el coche..." Le dijo a TaeHyung, sin saber cómo reaccionar.
"Buenos días." Saludó el azabache, asintiendo con la cabeza mientras salía de allí.
"Sí, buenos días a ti también..."
En cuanto Jungkook se marchó, las puertas fueron a cerrarse de nuevo, por lo que TaeHyung soltó un chillido, saliendo de allí antes de quedar encerrado.
"¿Acabo de presenciar vuestro segundo beso, o me lo parecía a mí?"
"Te lo parecía a ti." Siseó, mirando su reloj. El señor Jang iba a matarle. "Es el tercero."
"¡¿Qué?!"
"Mi jefe está esperándome, te veo luego."
"Pero, ¡¿cómo puedes estar tan tranquilo?!" Le escuchó decir, mientras se alejaba.
Y, honestamente, ni siquiera él mismo lo sabía. No sabía nada, en realidad. Se le había quedado la mente en blanco y apenas era capaz de reconocerse a sí mismo si se miraba en un espejo.
Cinco minutos más tarde llegó al despacho de su jefe (habiendo usado las escaleras esta vez, pues prefería evitar sucesos extraños), una taza de café en mano y un nudo en el estómago.
"Por fin apareces, ¿dónde te metes? Llevo esperándote media hora."
"Sólo han pasado diez minutos, señor..."
Sebin le observó con las cejas alzadas, como si TaeHyung acabase de desafiarle. Prácticamente arrancó la taza de sus manos.
"¿Encima me contestas?"
TaeHyung tragó saliva, negando. "No, señor, l-lo siento."
"¿Dónde está mi croissant de chocolate? Se te ha olvidado traérmelo."
"No tenían en la cafetería... Tenían tarta de queso, muffins de arándanos y sándwiches vegetales. P-pero no sabía si le gustaba algo de eso, así que no le traje nada."
"Hiciste bien." Señaló, dándole un sorbo a su café. TaeHyung esperó algún reproche, pero nada salió de su boca. "No me gustan las magdalenas con cosas raras por encima y los sándwiches vegetales que se los den a las vacas."
"Claro, señor." Asentía. "¿Puedo hacer alguna cosa más por usted? Porque me gustaría preguntarle algo."
Sebin le observó con las cejas alzadas, expectante. El castaño no tardó en notar como sus manos temblaban, sintiéndose muy nervioso de repente.
"¿De qué se trata?"
"Estoy... Estoy preparando un artículo sobre el caso reciente de Park Jaechan, ya sabe, tras lo ocurrido con-"
Un par de toquecitos en la puerta interrumpieron lo que TaeHyung estaba diciendo. El secretario de Sebin se encontraba tras ella.
"Señor Jang, su equipo le espera en la sala de reuniones."
"En seguida voy." Asintió, mirando al castaño después. "Novato, no te alejes mucho de aquí porque voy a necesitar tu ayuda."
Los ojos de TaeHyung se iluminaron, incluso cuando Sebin no había logrado escuchar su propuesta.
"Por supuesto, ¿qué necesita que haga, señor?"
"Quiero que traigas café para diez personas." Respondió, matando las esperanzas del castaño en cuestión de segundos. "Carlos te dará la orden exacta."
TaeHyung asintió, su corazón empuñándose, completamente decepcionado.
"Claro, señor."
Sebin desapareció de su vista, dejándole a solas con su secretario, quién inmediatamente le entregó una nota con el pedido, sonriéndole para luego marcharse también. Él la leyó con un nudo en la garganta.
- Cappuccino para Rachel y Chanhee
- Café solo para Sungho
- Café con leche para Jungkook, Yooa, Mina y Hanbin
- Mocca para Bora
- Café con leche semidesnatada, sin espuma y cuatro cucharadas de azúcar para el señor Jang
- Espresso para Leah
Al ver que todos aquellos nombres coincidían con sus compañeros de plantilla al completo, supo que él también debería estar en aquella reunión, pero ni siquiera había sido tomado en cuenta. Entonces, la decepción se terminó convirtiendo en dolor.
Tal vez no era lo suficientemente bueno para estar allí, por eso ni siquiera consideraban su puesto en la revista.
Pero, a pesar de todo, incluso su repentina sensación de inferioridad, sabía que no era justo. Él no merecía eso. Nadie en esa situación lo hacía.
"Bora y Rachel, tengo dos pases para la rueda de prensa y quiero que vosotras os encarguéis, ¿de acuerdo?" Sebin dijo, una vez la reunión dio comienzo.
"Sí, señor."
"Ya sabéis, preguntas contundentes. No quiero que dejéis en mal lugar a la revista."
"Por supuesto."
"Tú, Jungkook, cielo, entrevistarás a Park Shinhye. Es su primera vez dirigiendo una película y he oído que está súper nerviosa. Eres el mejor para esto."
El azabache asintió, enfocado en la conversación aunque sus ojos parecían estar buscando otra cosa. "Gracias, señor."
La puerta se abrió después de recibir unos golpecitos en el cristal, TaeHyung apareciendo tras ella como si pudiera leer la mente de Jungkook, quién inmediatamente fijó su atención en él, conforme este se adentraba con una bandera llena de vasos, la cual pudo en el centro.
TaeHyung se veía decaído, sus ojos apagados y una expresión consternada, como si estuviera aguantándose las ganas de llorar. Jungkook tuvo el impulso de levantarse, pero se quedó en eso: un simple impulso.
"Aquí tienen sus cafés."
Todos agradecieron, algunos silenciosamente, otros con pequeñas sonrisas y el resto de forma verbal. Después de eso, TaeHyung abandonó la sala, cerrando a sus espaldas, pero Jungkook no podía apartar los ojos de él, incluso cuando ya no estaban en la misma habitación.
Su teléfono sonó, como si esa fuese la excusa perfecta que estaba necesitando. Entonces, se puso en pie, llamando la atención de los presentes.
"Señor, debo atender esta llamada, es urgente." Dijo. "Es el representante de Esther Kim, para su documental."
Sebin asintió, aunque Jungkook ya había recibido esa llamada unos minutos antes, pero eso él no tenía porqué saberlo necesariamente.
"Claro, ve, no te preocupes."
Así mismo, el azabache abandonó la sala, buscando a TaeHyung tan pronto como estuvo fuera de esta, viéndole desaparecer en los baños y no dudando en seguirle, adentrándose tan sólo unos segundos más tarde que él, quién se había encerrado en un cubículo.
Jungkook tenía los labios apretados, entreabriéndolos para decir algo, cuando fue alertado por un sollozo, seguido de otro, que no le pertenecía a nadie más que a TaeHyung. Ahí, sus palabras murieron, transformándose en nudo que terminó incrustándosele en la garganta. Él quedó en completo silencio, únicamente escuchando el llanto tenue de TaeHyung.
"Esto no es justo..." Le escuchó susurrar entre pequeños hipidos, sorbiendo por la nariz. "¿Por qué tiene que pasarme a mí?"
El azabache tragó saliva, notando como se le rompía el corazón en mil pedazos mientras salía de allí. Era la última persona con la que TaeHyung querría hablar ahora mismo, eso él lo sabía.
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