Capítulo 39
Capítulo 39: funcional.
Había algo en mi corazón que era como una espina, lastimaba, pero no me impedía vivir. Quería llamar la atención de JungKook, preguntarle si necesitaba tiempo para seguir pensando si yo le "gustaba" o no, me planteé un montón de veces simplemente ignorar el tema y continuar como lo estábamos haciendo, o si debía, por otro lado, pedirle tiempo para pensar yo. Decidí que no, pues eso sería algo muy estúpido de mi parte, y yo ya había entendido. Los sentimientos están para gritarse al aire, y si yo deseaba algo, lo diría.
Sentí un dedo hundirse en mi mejilla, y después JungKook se sentó a mi lado, en su cama, pues estábamos en su habitación pasando el rato.
— ¿Estás bien? —me pregunta—. Has estado demasiado callado.
Mis ojos se fueron a la pared en la que JungKook tenía muchas fotos de nosotros, aparentemente, de su mamá, su papá, sus hermanos, y de todo aquello que le gustara. Una larga colección de recuerdos. Me sentí sorprendido al ver fotos mías en esa pared, fotos donde desprevenidamente lanzaba una almohada, cuando teníamos piojos y nos quedamos calvos, cuando lloré por caerme en la bibicleta o cuando los dos nos vestimos de caza fantasmas en Halloween. En eso estaba mi cabeza en cuanto me pregunté ¿por qué todo fue tan difícil si él y yo jamás dejamos de ser tan nosotros?
Si dudé alguna vez de la confianza que le tenía a ese chico, fue porque era un completo tonto al creer que no podría comprenderme. JungKook era la única persona en este mundo que siempre podría entender lo que sentía.
Fue razón suficiente aquel pensamiento para soltar lo que mi corazón gritaba.
— ¿Por qué no me has dicho que te gusto también?
Algo en mí gritaba que la repuesta era algo obvia, sin embargo, yo creería plenamente en lo que el pelinegro me dijera. Basta de dejarse llevar por suposiciones.
JungKook me miró con algo de duda en sus ojos, y después observó con cuidado la pared repleta de fotos, recargando su cuerpo en sus brazos. Lamió sus labios para hablar, abriendo su boca, sin embargo no se escuchó nada más que un fuerte suspiro. Comencé a sentirme ligeramente nervioso, y ahuyenté eso con un pensamiento claro: no todos tenemos la habilidad de responder al instante, no todos somos transparentes.
— ¿Eso es muy importante para ti?
— No te obligaré a decir algo que no quieras decir —suelto, moviendo la cabeza de lado a lado—. Pero claro que es importante, me siento extraño cuando te digo que me gustas y no me respondes. Incluso yo casi pasé al siguiente paso y tú no.
Distinguí el tipo de mirada que yo tenía antes, JungKook tenía miedo de algo, o sus ideas no estaban claras. Creí estar presionándolo demasiado, cosa que era contraproducente como habíamos visto. Presionar a alguien era técnicamente obligarlo a hablar, incómodo, y estúpido. Por eso, miré a JungKook aún con mis dudas y palmeé su espalda unas cuantas veces, conseguí así que me mirara directamente, le sonreí.
— Si no quieres hablar de eso ahora, entonces podemos hablarlo después.
Él me sonrió, con sus ojos pegados en mí y recorriendo toda mi cara. Le sonreí una vez más, alzando la ceja y coreando su estómago, porque solía hacer eso solo para molestarme.
— Oye, no te rías.
— Es que eres la misma persona, pero tus palabras suenan tan diferentes.
— Mmm —divago poniéndome de pie—. ¿No fuiste tú quien dijo que los cambios eran buenos?
Mi cabeza iba y venía en las muchas respuestas a mi cuestionamiento, a nuestro cambio de conversación y a cómo él se mantenía caminando de lado a lado tocando la pared con fotos. JungKook se quedó quieto en su lugar, dándome la espalda. No quise preguntar más y sonar tan insistente, así que me tumbé en la cama extendiendo mis brazos. Pensé en lo complicada de la situación, el tiempo en el que podeia resolverse. Lo que no pude entender y deseé dejar de pensar es qué tantos sentimientos tenía JungKook que le resultaba difícil decirme si le gustaba o si estaba confundido.
En ese momento, JungKook tomó mis piernas y las levantó para sentarse. Después las dejó caer sobre sus propias piernas, y suspiró. Picoteó mi pantorrilla, provocando que soltara unas patadas hasta que me senté en mi lugar y lo miré con disgusto.
— Te lo voy a decir, TaeHyung.
— Mmm, pero...
— La verdad es que... —JungKook me interrumpe, dejando caer sus ojos en mí.
Lo veo trabarse, e instintivamente quiero que se detenga. Me molestaba ser tan frustrante y pensar que lo estaba casi obligando a hablar. Por un momento estuve tentado a ponerme de pie, y lo hubiese hecho, sin embargo, él cerró los ojos como aguantando la respiración, y dejó caer sus manos sobre mis pies.
— Te lo dije tantas veces —dice, en un tono decaído—, y salía mal. Temía que terminara igual esta vez.
Antes eso podría haberme hecho sentir ofendido, quizá por la credibilidad ante sus oídos y su mente de mis palabras, de mi atracción. Por otro lado, en ese momento, me sentí realmente culpable por ignorarlo durante todos esos años, por no ser sincero conmigo mismo y en consecuencia, con él.
El pelinegro, como siempre, no puede mirarme a los ojos. Se mantiene observando algún punto fijo de su habitación, evadiendo mi mirada. En cambio yo sí me mantengo en sus mejillas, y en general, todo su perfil.
— Quería estar seguro de que tú realmente gustabas de mí —admite esa vez, asintiendo con una sonrisa—. Es un acto egoísta, sí. Es solo que... Es eso, miedo. Miedo a que yo saliera mal otra vez.
Fue un momento bochornoso el instante en el que él me miró desde su lugar, con una sonrisa lsdina y los ojos combinados entre felicidad, nerviosismo y tristeza. Siempre me gastaron los ojos de JungKook, fuente de su alma, y característicos en un rostro tan puro, amable, sincero. JungKook era exactamente el tipo de persona que me agradaba, y era a quien yo más amaba en el mundo.
Él era esa gota en el vaso que derramaba todo, provocaba problemas sin saberlo, y aún así me ayudaba a resolverlos. Mi mejor amigo, a quien le podría contar lo más vergonzoso en mí, y quien me apoyaría en las buenas y en las malas. Incluso si había alguien más a su lado, incluso si yo me enojaba con él, o si discrepábamos en opiniones, estilo, modales. JungKook siempre estaba ahí para mí.
— Mmm —digo sin mucha paciencia—, tú y yo, vamos en serio. Puedes confiar en mí.
— Tae, por todo este tiempo has sido tú.
Quiero evitar sentirme demasiado alarmado con esas palabras. Es interesante que no puedo simplemente asentir e instintivamente miro hacia otro lado, disimulando una sonrisa estúpida. Odiaba ese tipo de comentarios pero igual no es como si los quisiera eliminar de nuestra relación.
— Claro —suelto de vuelta—. Solo te faltaba un pequeño detonante.
— También me gustas mucho, Tae —se ríe con vergüenza, sin creer que dice esas cosas—. No, en realidad creo que estoy enamorado.
— ¿Crees?
"Una palabra para poder corregir errores", eso era el "creo" en medio de las confesiones. Me sentí bastante tranquilo al escucharlo decir eso. Entonces, fui yo quien se acercó a él, en una cercanía que era demasiado hasta para mí, porque a pesar de todo, nosotros seguíamos siendo amigos. Con otros accesorios, pero al fin de cuentas, mejores amigos.
— Yo no "creo" —le digo—. Lo siento, directamente.
— Tampoco "creo" —niega unas cuantas veces—. Estoy enamorado de ti.
Por iniciativa propia, lo besé. Tomé sus mejillas rojizas, él me aturdió con una mirada neutral que se centraba en mis acciones. Y pasó. Junté mis labios con los de él, algo que había ansiado desde hacía unos días, ser el primero en tomar una decisión importante, ser el primero en actuar.
El beso sabía diferente, mi corazón lo percibía. Quizá es porque a veces pequeñas palabras y acciones cambian la manera en la que ves el mundo.
— TaeHyung —me llama en cuanto nos separamos.
— ¿Qué?
— Funcionará.
Funcionar. Deseaba que todo saliera bien, que nosotros fuésemos felices y que siempre la sinceridad y amistad se encontrara por encima de nosotros. Era difícil creer que JungKook y yo tendríamos desacuerdos cuando solíamos ser prácticamente la misma persona en la mayoría de opiniones. Pero ser exactamente iguales era un problema. Nosotros jamás seríamos aburridos.
— ¿Cómo estás tan seguro?
Sus ojos van hasta la pared, haciendo que me siente a su lado mirándola también. Entonces entendí, miré a JungKook y él me miró a mí, mostrándome una de las sonrisas más sinceras que jamás vi en él.
— Porque siempre hemos funcionado juntos, Darling.
Me prometí que jamás lo dejaría de lado. Yo siempre estaría para Jeon JungKook, así fuese mi mejor amigo, mi novio, esposo, una luz en el cielo o mi amigo odiado.
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