Capítulo 35
Capítulo 35: quién es Choi San y cuál es mi problema con él.
Quiero aclarar algo. Decir que odiaba a San, era darle demasiado crédito. No lo odiaba, más bien, no lo soportaba, no me caía bien, no quería relacionarme en ningún sentido con él. No obstante, no le deseo el mal, y realmente tampoco me gustaría verlo sufrir.
Estaba cómodamente sentado en la acera de mi calle, JungKook entrenaba en su conocida práctica de básquetbol. Él fue a la escuela aquel día, pero yo no llegué a su lado, ni regresé con él, porque se adelantó en la mañana y en la tarde no lo vi. Supuse que sería un gran avance hablar con él, y lo esperaba sentado para poder arreglar las cosas de una vez. Cuando me topé con unos zapatos perfectamente limpios, y al alzar la vista, un castaño me miraba con ojos altaneros detrás de unos lentes de marco redondo.
— Hola —San me habla suavemente.
No me fio de personas que aparentan ser una cosa, cuando en realidad son otra. Nuestro historial no era para menos.
— Mmm... ¿Hola, San? ¿Vienes a hacer más problemas conmigo? Si te soy sincero, no tengo ganas de discutir cont-
— Vengo a disculparme.
Apariencias, engañosas o certeras, dependía mucho de tu percepción del mundo, de la manera en la que alguien se entrometía en tu vida. Choi San, describir a San era complicado. Un enemigo audaz, que sabía usar la manipulación ligera a su favor, egoísta y narcisista, pero extrañamente engañoso al mismo tiempo que su voz era capaz de reflejar su estado de ánimo.
Mirándolo hacia arriba, le sonreí ladino en un intento de burlarme. Me recargué sobre mis propios codos, y alcé las cejas.
— Ah, ¿en serio?... No te creo.
— ¿No es de caballeros disculparse? —musita divertido.
— Así que ahora eres un caballero.
— Wow, cuánta valentía considerando todo lo que te guardabas.
Interesante cambio de actitud. No quería escucharlo. Por otro lado, una espina dentro de mí estómago se ocupaba en mantenerse firme ante lo que el chico pudiese decir. Es como si esta parte cuentista mía deseara saber más y más sobre el tema.
— Tranquilo —volvió a hablar—, solo vengo a disculparme. Después de eso, no me volverás a ver cerca de ti... O de tu novio.
— JungKook no es mi novio.
Como siempre, se ríe rodando los ojos y alza una de sus cejas, casi bromeando conmigo.
— Bien. No estaré cerca de "tu mejor amigo".
— Bien por ti.
Repito que ni siquiera lo odiaba, me caía mal, muy mal. Al grado de verlo al rostro y sentir rabia desde mi estómago, pero sin querer hacerle daño. ¿Se entiende mi punto? Él suspiró exhausto, dando a resaltar que yo era el problema, se removió en su lugar unas cuantas veces tambaleando su cuerpo hasta que lo vi tomar la delantera, sentándose a mi lado en la banqueta, pero a una distancia bastante grande. Lo observé con algo de disgusto y como no quería prestarle mi atención, dejé de hacerlo. Terminé recargando la barbilla sobre la palma de mi mano.
Tenerlo a mi lado me daba una mala espina. ¿El final se acercaba? Probablemente... Sí, tener a un potencial enemigo, rival, era como aventarte al precipicio esperando caer en una almohada gigante.
— Antes de que hables —digo calmado, sin mirarlo—. ¿Por qué quieres disculparte?
— Reconozco cuando pierdo — se sincera rápidamente—. Y ésta vez, ganaste. Desde el inicio, de hecho. Igual, no creas que quiero tu amistad. Yo casi te odio, casi.
Después de escuchar eso, alzo ambas cejas por medio segundo antes de asentir con la cabeza, estando completamente de acuerdo con sus palabras.
— Lo mismo digo, San.
— Mm... Sí. Me voy a apresurar porque vendrán por mí pronto. Como sea, lamento entrometerme en tu "relación" con JungKook.
Relación. Si él suponía que había una relación, ¿desde cuando estaba este problema de "entrometerse"? Lo miré despacio buscando una respuesta, de arriba a abajo. Me fijé en ese cabello lacio que caía sobre su frente, los lentes de marco redondeo, y aquella postura fina que realzaba sus facciones. De pronto, recordé a JungKook. Como si fuesen una copia casi exacta.
— ¿Qué demonios le hiciste a JungKook en el internado?
Dije eso con una duda que venía desde el fondo de mi estómago, tenía ganas de saber la verdad, si ya no iba a cuestionar al propio Jeon, al menos deseaba saber lo que sucedió con él. Por qué de pronto todo giró al rededor de una nueva actitud, y él regresó siendo casi el mismo, pero con ciertos cambios que me aterraron. Ya no más. Ya no me asustaba. Es solo que, pensar hacia atrás, era extraño. Pensar en el tiempo que su simple manera de vestir me alteró.
San posó sus ojos en mí y soltó una risa burlona.
— Sí, recuerdo este problema —él alza un dedo enfrente mío, asintiendo—. No le hice nada, él llegó y me dijo "Eres genial, ¿me enseñas?", y lo hice.
Guardé silencio un segundo, con mis orbes fijos en el chico que lucía engatusado conmigo. Le creía. No me parecía tan difícil pensar en el antes gan extrovertido Jeon JungKook diciendo exactamente lo que su cabeza quería... Pero... ¿Por qué San? ¿Por qué como una persona tan centrada y correcta?
No hablé, pues no sabía qué responder. San pudo tomarlo como una oportunidad para decir lo que quería decir.
— Jeon JungKook —dijo lentamente—... Tuve una razón para hacer lo que hice.
Dejé caer las manos sobre mis muslos, mirándolo con seriedad. No quería escuchar nada de su abuelo muerto, porque entonces me pondría a llorar con él. Batallé mucho para mantener esa actitud grosera que poco me caracterizaba como para abrazarlo por su abuelo, cosa que no era fácil.
— San, si es sobre tu abuelo...
— ¿Mi abuelo? —él me miró con los ojos bien abiertos, y después los entrecerró—. Ah, ya veo, estuviste investigando por ahí. ¿Qué tan acosador-...?
— Ugh, cállate, eres imposible.
Estado: avergonzado, y estúpido. Lo suficiente para no verlo a la cara. No supe cómo lidiar con eso, porque efectivamente lo único a lo que me dediqué fue a intentar "desentrañar" a este chico nuevo que, lo único que hacía de raro, era tomar el té con JungKook en el almuerzo. En realidad, San no era más que una persona curiosamente de malos sentimientos.
— Esto no fue por mi abuelo —habla más calmado—. Gracias por preocuparte, admirador.
— ¿Siempre eres así de molesto?
— Sí —admite—. Mm... Cuando JungKook llegó a la academia tuve este sentimiento extraño... JungKook era tan feliz, hablaba con todo el mundo, hacía lo que él quería. Lleno de cosas por decir, se la pasaba parloteando, siempre, a cada instante.
Sonaba como ese JungKook que ya lucía tan lejano, aunque después de unos segundos me di cuenta que no era tanto así. Es cierto, JungKook ya no hablaba con todos, ni era tan extrovertido como antes, ni era un irresponsable, pero seguía siendo ese JungKook tan feliz que hacía lo que quería cuando lo quería.
Sin oportunidad para responder, San siguió hablando con tranquilidad. Me pregunté si estaba perdido en sus recuerdos, como yo alguna vez lo estuve.
— No lo soportaba —dijo—. Y cuando me habló... Me recordó a alguien.
— ¿Huh? ¿Qué?
— Vamos, ¿crees que eres el único con problemas?
Jamás pensé experimentar un encuentro con mi paralelo... Aunque no éramos tan parecidos en cosas importantes, nuestras actitudes, por ejemplo.
— De pronto, JungKook me gustó. O eso pensaba. Me centré en él porque pensé que sería un buen reemplazo. Aproveché la oportunidad de venir a estudiar aquí con mi primo, supuse que todo iría bien. Por otro lado, se me olvidó un importante detalle.
Tenía la impresión de que San estaba pasando por un mal momento contando todo aquello. No solo era ese incómodo cambio de postura, que parecía más relajado encorvándose, también lo era que su mandíbula ya no se mostraba altanera, que sus ojos se perdían en algún punto de la calle. No quise hacer nada más que preguntarle lo que sucedía con "ese alguien que había recordado", sin embargo, nosotros no éramos ni siquiera cercanos.
— ¿Cuál fue ese detalle? —cuestioné.
Él suspiró, palmeando sus piernas y alzando las cejas con disgusto.
— JungKook llegó hablando de este chico... TaeHyung. Su interesante manera de ser, lo bueno que era en las clases, su amabilidad, su carisma, su capacidad para escuchar tus problemas. Para JungKook, TaeHyung... Estaba encima de un pedestal.
Era extraño escuchar eso venir de alguien que se sostuvo, por un lapso prolongando, en imposibilitarte ciertas cosas. San era un buen ejemplo para las personas sinceras que sabían eran egoístas, y no les importaba serlo. San pensaba en sí mismo antes que en los demás, reconocía sus errores y los admitía enfrente de todos. En este caso, admitía su error conmigo.
JungKook hablaba de mí en el internado. ¿Saben lo genial que fue oír eso?
— ¿Y cómo lograste...?
— JungKook es transparente. Creí poder derribar ese pedestal —San suena divertido—. Cuando estuve a su lado, no lo logré. JungKook seguía teniéndote en alto, siguiendo tus consejos, dejándome de lado.
La perspectiva. Quien ve en una foto una montaña alta al cielo, o una caída en picada directo hacia la muerte, y era la misma imagen, la misma fotografía. San y yo pasábamos por las mismas situaciones, y lo veíamos de una manera tan distinta. ¿Cuál era la realidad?... Dudaba un poco de la mía, uniendo todos los puntos.
Eso abría una grieta en mi corazón que desbordaba felicidad.
— Entonces, intenté derribarte a ti primero. Quizá podría subirme al pedestal.
Me sentí un tanto abrumado y dejé caer los manos al pasto, arrancando las pequeñas matas de hierba mala. Observé a San con detenimiento, él seguía perdido en la calle.
— Quise hacerle creer que tú y yo teníamos algo. Pensé que reaccionaría como muchas otras personas —él negó al aire, jocoso—. No... JungKook te creyó a ti. No había manera de quitarte... Porque, ¡claro! Desde el inicio todo era sobre ti, sobre "buscar a alguien que reemplace a TaeHyung".
¿Él se sentía mal? No supe describir ese tono tan complejo que usaba. Quería pensar en JungKook, entender todo ese cambio que tuvo, lo que llevó con San, lo que pasó entre nosotros tres... ¡No pude! Estaba preocupado por el chico al lado mío, que parecía sufrir con todo lo que decía.
La ficha de "ver a tu enemigo sufrir" a veces era imposible de disfrutar, en cambio quería ayudar a San con unas palabras. Entendí que él no me entendería de la misma manera. Él tal vez no necesitaba mis palabras... No me importó.
— San, lamento si...
— No... Porque yo hice lo mismo con él. Él no me gusta, no me gustó. Solo quería a alguien que se pareciera a quien mi corazón deseaba, es todo.
—... ¿Y por qué seguiste hasta el final?
San se enderezó, regresó a aquella pose que yo reconocía y odiaba al mismo tiempo. Por un instante supuse que ese momento de vulnerabilidad fue cosa de dos segundos... Sí, supuse eso. Sin embargo, al verlo a los ojos, me di cuenta que era una facha que cargaba.
No entendía como el saber de alguien, su historia y razones, cambiaba la forma en la que lo veías.
— Odio perder.
— Este es el San que conozco.
— Así que... Lo intenté hasta el final, y no lo logré. JungKook siempre te tuvo en un pedestal —suelta poco amigable—. Siempre fuiste su centro de atención, y procuró ser mejor para ti.
Mis ojos se toparon con los de él. Incómodo, muy incómodo. Me di cuenta que él no era tan diferente a mí, al menos los dos teníamos problemas complicados con los cuales lidiar. San sí tenía sus cosas malas, aunque pudo ir a disculparse o explicarse a voluntad propia. No era tan malo. Eso sí, tenía que mejorar, como todos. Quizá él también necesitaba ese movimiento para cambiar.
— Así que, TaeHyung, date cuenta de quién en realidad te quiere, y dile ya a JungKook.
Antes de poder decir algo, los dos escuchamos una voz lejana.
— ¡San!
Pude distinguir como el chico delante mío cerraba los ojos un segundo, apretando los labios, para después abrirlos. En su rostro se impregnaba una mirada temerosa. Fue la razón por la que observé al auto que se detuvo a unos metros de nosotros: ahí esperaba HoSeok al volante y por el copiloto, una cabellera que me pareció conocida, se asomaba.
Miré a San, quien se ponía de pie, tomando su maletín y suspirando. Me paré también, mirándolo fijamente. Él extendió su mano, como el bien hombre de modales que era.
— Regreso a mi internado. Espero no volver a verte de nuevo, Kim TaeHyung.
— ¿Te doy un consejo? —pregunto de forma retórica antes de dejar ir mi comentario—. Es mejor decirle lo que sientes. ¿Cuál es su nombre?
San me suelta, me mira con desdén y me sonríe raro, burlándose de su propia vida y mi consejo mal guiado.
— Jung WooYoung.
Entonces San se dio media vuelta, caminando hasta HoSeok que esperaba pacientemente con un chico de cabellos castaños y sonrisita diminuta. HoSeok me miró desde el auto, agitando la mano, despidiéndose y metiéndose al auto, no sin antes escucharlo decir:
— Uh, San, estabas tardando demasiado. WooYoung solo vino desde allá por ti. Estábamos considerando dejarte.
Entendí muchas cosas ese día. Uno, que tu peor enemigo y tú podrían llegar a tener cosas en común. Dos, que yo no era el único con problemas románticos. Tres, que yo le gustaba a JungKook. Cuatro, que entonces iría por todo, o por nada... Sin embargo, mi cabeza se sentía insegura, también quería todo, todo lo que mis manos pudiesen tomar.
Y cinco, la persona que vi con San en el centro comercial, no era su primo HoSeok. Quién lo diría, Choi San disculpándose.
* HoSeok y WooYoung NO son hermanos, ni comparten lazos sanguíneos. Esto por los apellidos "Jung" y su cercanía, es tan solo una coincidencia, pues ellos se conocen del internado.
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