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Capítulo 2O

Capítulo 2O: habla de nada y todo a la vez, pero probablemte yo haya perdido algo que era relevante para ti y los demás.

Diría que mis acciones eran vagas, desinteresadas y un tanto infantiles. Pero no. En realidad mis acciones estaban muy calculadas, me interesaba por JungKook y, sinceramente, pensaba que era necesario soltarle la sopa sobre cómo su novio (que no era en realidad si novio) parecía manipularlo a su gusto.

      — JungKook, yo... Me gustaría decirte algo.

      Él me miró, soltando mi brazo ya que caminábamos con prisa hasta laa estación del metro; íbamos temprano a la escuela. Decir que yo estaba perdido en mi imaginación sería muy poca cosa para expresar el complicado sentir que envolvía mi estómago. Pensé muchas veces lo que diría; que terrible todo lo que comenzaba a surgir de un problema tan vago como que alguien te guste. O que tu amigo tenga alguien que le guste.

     — Podemos hablar al llegar al vagón.

     — ¿No podemos hacerlo ahora?

     — ¿Es así de importante, Darling?

     Ese específico apodo se hacía eco unas mil veces en mi cabeza cada vez que el la mencionaba. Se convirtió, fácilmente, en algo apreciable en el fondo de mi corazón. Mi cabeza pudo adaptarla a su forma cotidiana de vivir, y finalmente la adquirí.

     Pero cada vez que él me llamaba así, la imagen de San diciéndole "Sweeheart", se apoderaba de un pequeño rincón al costado de mi estómago. Mal, mal, mal. Pensamientos malos y sentimientos malos.

     — Es sobre San —repetí.

     Él estaba interesado. ¿Cómo lo sabía? Más bien, ¿cómo no habría de saberlo? Si me miraba con esos ojos curiosos, y se detenía en su lugar con los brazos para, detenidamente, hacerme pensar una historia lo suficientemente interesante.

     Claro, JungKook estaba interesado porque yo odiaba hablar de San. Y hablar de San era como hablar del diablo, o cosas así. No habían pruebas... Tampoco dudas.

      — También quiero hablar de eso contigo —me dice, aún cruzado de brazos—. De San.

       — ¿Tú qué vas a decirme?

      JungKook niega, unas cuantas veces, antes de agitar la cabeza de lado a lado y alzar el mentón en un ademán para que hable primero. Es ahí cuando me doy cuenta de que, probablemte, lo que me diría pudiese afectar mi perspectiva en ese momento.

     — Tú primero, Darling.

     Me arrepentí de pensar eso. No. Yo no estaba simplemente esperando a cambiar de perspectiva, con aires de saber si San era manipulador o no. Yo solo quería saber lo que JungKook me diría por vil duda.

     — ¿Por qué yo?

     — No lo sé —se alza de hombros, con media sonrisa—. Fuiste el primero en hablar.

     — Quiero escucharte primero.

     — ¿Por qué? —preguntó.

     Sinceramente, me harta a su actitud. Intentaba darme vueltas mientras olvidaba el tema que me interesaba, al final yo diría todo y él se quedaría con su tema en la cabeza. Decidí que ese día no sería así. Miré a JungKook, buscando algún tema que fuese creíble hasta que di con uno.

     — Quería preguntarte por qué es que no has acompañado ni un solo día a San.

      Temía que no me creyera... Por otro lado, era JungKook y se dejaba manipular por un falso inglés de cara bonita. ¿Creería una mentira como esa? Probablemente.

     Mis sospechas fueron confirmadas cuando el pelinegro enfrente mío rodó los ojos con exhaustivismo, y suspiró feliz antes de tomarme del brazo para llevarme a los vagones. Pasó la tarjeta por los barrotes, y caminaba tranquilamente con una expresión poco ilustrada. ¿Creía que me olvidaría tan fácil de todo? ¡Para nada!

     — Oye, aún no olvido que ibas a decir algo.

     — No era nada importante, Darling.

     Miro mis pies por un segundo, pretendiendo ganar tiempo en mi cabeza. Yo me desvíe por completo de mi objetivo: abrirle los ojos. ¿Por qué me dejaba llevar por mis sentimientos y dudas?

     — Te toca decirme.

     — Quería contarte de lo que me habló él ayer.

     — ¿Y por qué no lo dices?  —pregunté. De pronto recordé el otro tema—. ¿Y por qué no lo has llevado a la escuela aún?

      Vimos llegar nuestro número de metro, así que nos apresuramos a entrar. De alguna manera recordaba el primer día de JungKook, el chico extraño que se creía inglés. Quien, por cierto, me caía muy mal. Sin embargo en ese momento Jungkook ya no parecía extraño, tan solo parecía él. Cerré los ojos, golpeando suavemente su hombro con mi puño.

    — Auch —soba su hombro delicadamente—. No he ido con él a la escuela porque va con su primo todos los días.

     Me sentí decepcionado de alguna manera. Aunque no lograba recordar por qué exactamente.

     — ¿Por qué no quieres hablar de él conmigo, JungKook?

     — Sé que no te gusta.

     Y entonces... Como su amigo, ¿jamás podría decirme si algo malo pasaba solo porque San estaba involucrado? Mi yo interno se sintió mal por un momento, pero también entendía que eso era especialmente por mi bien. Porque no me sentiría cómodo escuchando historias sobre lo grandioso que era San, sobre lo feliz que estaba con él.

      — Puedes contarme esta vez.

      Él me sonrió, como si mis palabras estuviesen vacías. Me sentí instantáneamente incómodo a su lado. Mi cuerpo percibía algún sentimiento invasivo en JungKook: estaba triste, pensativo, un poco decaído. Probablemente pasaba por algún problema y, de nuevo, yo no podría ayudarlo.

     No es que me sintiera mal por JungKook, me sentía mal porque yo estaba siendo un poco egoísta y ese egoísmo también lo afectaba a él.

     — Mmm... ¿Debería?

     — Deja de ser tan dramático —le suelto con un tono jocoso, antes de palmar su espalda—. ¿Qué te dijo?

      — Ayer mientras ibas con SeokJin, hablamos de su llegada a la escuela.

      Curiosamente, ese tema sí era de mi interés.

     Díganme, ¿cuántas posibilidades hay de que te guste alguien en el mismo internado y que, casualmente, lleguen a la misma escuela incluso después de haber iniciado las clases unas semanas antes? ¿Es que San no iba a otra escuela? ¿Él vivía lejos o cerca? ¿Por qué San vino con esa facilidad a nuestro instituto?

     Jin me comentó que lo intento entrevistar, pero jamás obtuvo algo productivo de él. Sabía lo que todos, su nombre, de dónde venía, su fecha de nacimiento, edad, aficiones y con un poco de suerte se topó con sus preferencias. De eso en más, nada. Jin, de hecho, lo describió como alguien de dos lados.

     — Él iba a venir a nuestra escuela el año pasado, pero murió un familiar así que finalmente sus padres decidieron traerlo este año.

     No me interesaba en lo absoluto.

     — ¿Ustedes se conocieron así?

     — Ah, sí, él me preguntó si conocía a su primo, pero dije que no. Después llegamos al tema de la escuela y por eso nos volvimos cercanos.

     Curiosamente, era más razonable de lo que pensaba. Una casualidad enorme que terminó en echarme a perder una pequeña parte de mis sentimientos. Me puse a pensar en eso, callado en mi cabeza, escuchaba hablar a JungKook algunos datos irrelevantes que no terminaban por captarse en mi memoria.

     De pronto, esta pregunta, si JungKook hubiese sido el mismo después de esas vacaciones, ¿a mi me gustaría en ese momento? Me tomé el brazo por inercia ante el nerviosismo de mi respuesta, pero sentí la mano de JungKook caer sobre mi hombro. Lo miré como nunca antes, prestando atención a sus facciones, ropa, cabello y zapatos, intentando sobreponer al chico que se fue de vacaciones con su playera amarilla de dibujos extraños. No supe responder desde cuando mis sentimientos estaban hundidos en mi ser.

     — ¿Estás bien?

     — Tú sigue —le dije sin sonar preocupado—. ¿Por qué estás tan decaído entonces?

      Me percaté de que próximamente estaríamos bajando en la estación cercana a la escuela, y no habría más tiempo para hablar. Por fin le presté atención.

      — No estoy decaído. Es solo que estoy pensando en si él no se siente algo incómodo entre todas las personas de la escuela.

     — Es normal —moví la mano con afán de restarle importancia—. Es nuevo

      De pronto, se abrieron las puertas del vagón. Mis ojos se toparon por primera vez con una entrada repleta de gente, donde se me haría imposible seguir la conversación. JungKook y yo nos pusimos de pie, caminando entre todos, tomados del hombro para no perdernos.

      — Gracias por escuchar —me gritó para que le oyera.

      — ¡Oye, pero tenía que decirte algo!

      — ¡Luego lo haces!

     Esa fue la manera en la que yo, de nuevo, no pude llegar a decir absolutamente nada de lo que tenía en mente. Y a cambio, me gané otra duda: ¿desde cuándo tengo sentimientos hacia JungKook?
      

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