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Capítulo 28.

El beta se dirigió a los vestidores, con las manos en los bolsillos de la sudadera y su mochila colgada sobre su hombro, armándose de valor para volver a entrar a ese lugar lleno de alfas. No estaba seguro de cómo entrar, ¿Tendría que saludarlos? Jamás lo hizo cuando estuvo en el equipo, pero tampoco se sentía correcto solamente entrar y aparentar como si nada hubiera ocurrido. 

Una vez que se encontró delante de la puerta, inhaló todo el aire posible y empujó las puertas, siendo observado rápidamente por los miembros del equipo. El lugar se puso tenso rápidamente, todos guardaron silencio al verlo y sus miradas no reflejaban algún tipo de molestia, simplemente confusión por verlo ahí. 

Quedándose estático en su lugar, las puertas se cerraron detrás suyo y permaneció de pie, sin saber a dónde ir o qué decir. Para su suerte, Jeonghan apareció en su campo de visión, y tan pronto como lo reconoció, se acercó para saludarlo. 

—¡Ahí está el beta estrella! Jeon, no esperaba que vinieras hoy.—Sonrió, palmeando su hombro.—¿Cómo estás? ¿Emocionado por volver a unirte? 

—Hola, Jeonghan.—Devolviéndole la sonrisa, enfocó su mirada en él.—No estoy precisamente emocionado, pero me alegra volver a entrenar. 

—Puedo imaginarlo, es difícil desacostumbrarte de esta rutina.—Empujándolo a ingresar al interior del lugar, lo guió hacia su viejo casillero.—Sigue siendo tuyo, puedes guardar tus cosas aquí. Tenemos que salir, pero tómate tu tiempo para organizar, apuesto que el entrenador no será exigente contigo. 

Sin poder contestarle o siquiera agradecerle, Jungkook solo se limitó a observar como Jeonghan salía de los vestidores con el resto del equipo, mismos miembros que le dirigían una mirada antes de retirarse de ahí. Sin saber cómo tomarlo, dejó sus pertenencias rápidamente y terminó de cambiarse, saliendo de los vestidores para alcanzar al resto en el campo, agradeciendo que el entrenador aún no se encontraba ahí. 

El sol comenzaba a asomarse en el horizonte cuando Jungkook llegó al campo de fútbol, el aire fresco de la tarde llenando sus pulmones. Había pasado un tiempo desde que fue suspendido del equipo, pero hoy estaba de vuelta, y no podía negar que había extrañado esa sensación de los entrenamientos. La ausencia de Jaewoo, el alfa que había sido la causa de tanto conflicto, hacía que la atmósfera se sintiera diferente, casi ligera. No sentía que tuviera razones para encogerse en ese momento, se sintió confiado de permanecer ahí a pesar del incómodo momento en los vestidores. 

Al acercarse al campo, vio a sus compañeros de equipo calentando y practicando jugadas. Algunos lo miraron con curiosidad, otros con una sonrisa de bienvenida. Respiró hondo, tratando de calmar los nervios que zumbaban en su interior. El cambio entre los vestidores y el campo fue brutal, pero pensó que solamente se trataba de los mismos jugadores que no comprendían si estaba ahí para despedirse o realmente volver. Ahora, ver al beta de regreso, llevaba algunas gracias para algunos miembros, no podían negarse que la ausencia se había hecho notoria y perder a dos jugadores principales no era fácil de digerir. 

—¡Hey, Jungkook! ¡Qué bueno verte de vuelta!—Uno de sus compañeros, Minho, le gritó mientras corría hacia él.

Jungkook sonrió, agradecido por la calidez en el saludo.—Gracias, Minho. Es bueno estar aquí. 

El entrenador se acercó, su expresión seria pero amable con el beta.—Jeon, me alegra que estés aquí. Hoy es una oportunidad para demostrar tu valía. Quiero ver tu mejor esfuerzo, ¿De acuerdo? 

Jungkook asintió, decidido.—Sí, entrenador. No los decepcionaré. 

Mientras se unía a los ejercicios de calentamiento, Jungkook sintió una mezcla de nerviosismo y emoción. Sabía que esta era su oportunidad para redimirse y demostrar que pertenecía al equipo. Los ejercicios de calentamiento se sucedieron rápidamente, y pronto estaban practicando jugadas y estrategias.

El campo resonaba con el sonido de las botas golpeando el césped, los gritos de los jugadores coordinando sus movimientos y las indicaciones del entrenador. Jungkook se concentró en cada movimiento, su cuerpo moviéndose con precisión y agilidad.

A medida que avanzaba el entrenamiento, Jungkook comenzó a sentir más confianza. Sus compañeros lo incluían en las jugadas, y aunque había un período de ajuste, la química del equipo estaba volviendo. Minho y Jeonghan, especialmente, se aseguraron de que Jungkook se sintiera apoyado. Fue cuestión de tiempo para que el resto del equipo se fuera integrando más, toda tensión se rompió y el entrenamiento se volvió una actividad grupal al aire libre, no había presiones ni predominancia alfa que quisiera imponerse sobre ellos. 

Durante el primer descanso, el beta se acercó a la línea lateral para tomar un poco de agua. Miró alrededor, viendo a sus compañeros hablar y reír entre ellos. Sintió una punzada de nostalgia, recordando los tiempos antes del conflicto con Jaewoo. No podía negar que el alfa era un buen capitán para el equipo, pero ciertamente su personalidad había sido tosca no solo con él, sino que el resto del equipo parecía notar el cambio de atmósfera, sintiéndose aliviados al entrenar. 

Claramente había un grupo de alfas que aún hacía rabietas y no daban su brazo a torcer, pero tampoco provocaron roces en contra del beta mientras entrenaban. En secreto agradeció aquello, pero aún así mantenía su distancia de ellos. 

En la segunda mitad del entrenamiento, el equipo practicó más jugadas y tácticas específicas para el próximo partido. Jungkook se destacó en varias jugadas, su velocidad y precisión impresionando a sus compañeros y al entrenador. A pesar de la ausencia de Jaewoo, el equipo funcionaba bien, quizás incluso mejor sin la tensión constante que el alfa solía traer.

El entrenador observó a Jungkook con una expresión de aprobación.—Jungkook, ese fue un excelente pase. Mantén esa energía para el partido, lo necesitarás. 

—Sí, entrenador. Gracias.—Respondió el beta con una sonrisa, sintiendo una nueva ola de confianza.

—Creo que alguien regresó con mucha energía.—Jeonghan murmuró con gracia a su costado, sobresaltándolo. 

Negando con diversión, siguió con las respectivas jugadas en compañía del alfa, riéndose por los comentarios que soltaba y la manera tan despreocupada en que entrenaba, pero sobresaliendo con un par de pases. 

Desde las gradas, Taehyung no podía dejar de sonreír. Ver a Jungkook en su elemento, trabajando duro y ganándose el respeto de sus compañeros, lo llenaba de orgullo. Sabía cuánto significaba esto para él y cuánto había trabajado para llegar aquí.

Cuando el entrenamiento terminó, Taehyung se mantuvo en su lugar, observando cómo los jugadores se dirigían a los vestidores después de un exhaustivo entrenamiento. Cuando el beta se giró para observarlo, le sonrió y dio un rápido saludo con su mano, recibiendo el mismo gesto por parte contraria, haciéndolo reír. Haciendo una señal de que lo esperara para irse juntos, asintió y lo vio marcharse, trotando a un costado de dos alfas con los cuales lo había visto entrenar desde el inicio. 

El primer entrenamiento de regreso de Jungkook había sido un éxito. Había demostrado su valía y había comenzado a reconstruir su lugar en el equipo. Con el partido crucial acercándose, estaba más decidido que nunca a dar lo mejor de sí mismo y a demostrar que, independientemente de las dificultades, podía superar cualquier obstáculo. El omega se sintió feliz por verlo feliz nuevamente, su emoción por el campo no se podía negar, y se preguntaba si seguiría con su decisión de solamente un último juego o reconsideraba la idea de volver al equipo. 

Cualquiera que fuera su decisión, sabía que el beta sabría manejarla perfectamente.  

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