Capítulo 18.
El cielo azul despejado y la brisa fresca auguraban una tarde perfecta para el gran partido de fútbol americano del instituto. Las gradas estaban repletas de estudiantes, padres y fanáticos que coreaban con entusiasmo, llenando el ambiente con una energía electrizante. En el campo, el equipo se preparaba para lo que prometía ser un juego intenso.
Jungkook, el beta del equipo, se ajustó el casco y miró a su alrededor. Aunque sabía que todos los ojos estaban puestos en el capitán del equipo, Jaewoo, no pudo evitar buscar en la multitud a Taehyung, el omega que había robado su corazón desde el primer momento en que lo vio. Lo encontró rápidamente, en la primera fila, animando con entusiasmo. La visión de Taehyung le dio una oleada de determinación y confianza. Una mirada compartida bastó para hacer tambalear su corazón y querer asegurar aquella victoria, si eso tendría consigo la atención del omega y su sonrisa adornando en su rostro, por supuesto que haría su mejor trabajo.
—Ustedes son tan empalagosos.—Murmuró Jimin a un costado del omega, observando su intercambio de miradas.
—¿Ah?—El rubio apartó la mirada, girándose para ver a su amigo. No estaba demás aclarar su leve distracción con el beta, junto con su emoción por presenciar su primer juego en la cancha.
Jimin soltó una carcajada, negando ante la expresión de su amigo.—Si ganan el partido, ¿Cómo lo van a celebrar? O si lo pierden, ¿Cómo lo vas a consolar?
—¿Por qué lo haría yo?—Frunció la frente.
El contrario mostró una expresión de incredulidad.—¿Acaso no hay nada entre ustedes después de la confesión y del beso? Se han estado viendo después de ello, tú vienes a verlo en el entrenamiento, solo supuse que algo cambió entre ustedes.
Las mejillas de Taehyung se ruborizaron ante sus palabras, de solo recordar aún el momento en que hablaron aún lo ponía nervioso, pero una pequeña espina se instaló en su pecho cuando las palabras se asentaron. Él no se veía como una persona que apresurara las cosas, solo decidió ser honesto con su sentir y había sido correspondido con palabras, mas no habían avanzado de ahí.
Antes de que alguno de los omegas pudiera decir algo más, el árbitro dio el silbatazo inicial, y el partido comenzó con una explosión de movimiento. Jungkook y Jaewoo, ambos esenciales para el equipo, empezaron a demostrar sus habilidades. Sin embargo, la tensión entre ellos era palpable. Cada vez que sus caminos se cruzaban en el campo, había empujones y roces más fuertes de lo necesario, una clara muestra de la competencia feroz y los resentimientos latentes.
En una jugada particularmente agresiva, Jaewoo empujó a Jungkook con más fuerza de la necesaria después de un pase. Jungkook tropezó pero se recuperó rápidamente, devolviendo una mirada de desafío. A pesar de los conflictos, ambos jugadores mantuvieron la compostura lo suficiente como para seguir jugando, impulsando al equipo hacia adelante.
El partido se mantuvo reñido, con puntos intercambiados y la tensión creciendo. Jungkook interceptó un pase crucial, corriendo hacia la zona de anotación con agilidad y velocidad impresionantes. Justo antes de cruzar la línea, sintió el impacto de Jaewoo, quien lo tackleó al suelo. Ambos cayeron rodando, pero Jungkook logró estirar el brazo y tocar el balón en la zona de anotación. El estadio estalló en vítores.
Con el marcador a favor, el equipo se animó aún más. Sin embargo, la tensión entre Jungkook y Jaewoo solo aumentaba. Taehyung, desde las gradas, no podía evitar preocuparse por los roces evidentes. Sus ojos se encontraron con los de Jungkook en varias ocasiones, y le dedicó sonrisas de apoyo que hicieron que el corazón de Jungkook latiera con más fuerza.
El partido continuó hasta los últimos minutos. Con el marcador empatado, el equipo necesitaba una última jugada decisiva. Jaewoo, como capitán, llamó a una formación en la que Jungkook sería clave. A pesar de su rivalidad, ambos sabían que necesitaban trabajar juntos para ganar. Aunque eso no estaba en sus cosas favoritas para hacer, bastó solo una mirada por parte del entrenador para saber cuál sería la siguiente jugada a seguir.
La jugada se desarrolló a la perfección. Jungkook corrió por el campo, esquivando a los defensores, mientras Jaewoo lanzó un pase perfecto. El beta atrapó el balón y corrió hacia la zona de anotación, asegurando la victoria. Las gradas estallaron en aplausos y vítores, al mismo tiempo que el omega se levantaba de su asiento sin contener su emoción y gritaba al unísono con el resto del público.
Al terminar el partido, el equipo se reunió para celebrar en los vestidores, despidiéndose de la cancha con aplausos y gritos a su favor. Todos se encontraban felices, Jungkook recibió un sinfín de halagos y golpes en la espalda para reconocer el trabajo que realizó en el partido, sin poder ignorar las destrezas que el beta contaba, sin embargo, la alegría fue interrumpida rápidamente cuando Jaewoo, incapaz de soportar la atención que Taehyung le dio a Jungkook durante todo el partido, pero toda su ira explotó tan pronto como pudo ver como el omega se precipitaba hasta el beta en la entrada de los vestuarios, regalándole una sonrisa mientras comenzaban a conversar.
Sin razonar sus movimientos, se acercó a ellos con una expresión de furia.
—¿Qué crees que estás haciendo, Taehyung?—Gruñó Jaewoo, su voz llena de celos.—No puedo creer que estés aquí animando a ese beta.
Taehyung se volvió, sorprendido por la repentina confrontación.—Jaewoo, esto no tiene nada que ver con el partido. Jungkook es mi amigo, y lo apoyo. No deberías estar comportándote así, ni siquiera somos nada para tener esa actitud conmigo.
Jungkook, viendo la ira en los ojos de Jaewoon, se adelantó.—Déjalo, Jaewoo. No tienes porqué hacer esto, recién terminamos el partido y lo mejor es celebrar que ganamos.
Las palabras del beta solo sirvieron para encender más la furia del alfa.—¡Cállate, beta!—Jaewoo empujó a Jungkook, haciendo que tropezara hacia atrás.—No sabes nada sobre esto, no tienes derecho a hablar.
La situación se intensificó rápidamente. Jungkook, recuperándose del empujón, se lanzó hacia Jaewoo, empujándolo de vuelta.—¡Estoy cansado de tus rabietas! Esto no se trata de castas, se trata de respeto. Ni siquiera porque estábamos a mitad de un partido dejaste tus indiferencias conmigo, ¿Crees que no fueron evidente tus deslices contra mí? Ni siquiera te he hecho algo para que te comportes de esa manera, ¿Por qué tomas esa postura contra mí?
Los demás jugadores comenzaron a acercarse ante el alboroto, pero la pelea ya había estallado. Puños y empujones se intercambiaron mientras Taehyung gritaba, intentando intervenir. El entrenador, al darse cuenta del caos, corrió hacia ellos, su rostro rojo de furia.
—¡Basta! ¡Sepárense ahora mismo!—Gritó el entrenador. Con la ayuda de otros jugadores, finalmente logró separar a Jungkook y Jaewoo, ambos jadeando y con miradas asesinas.
El entrenador se volvió hacia Jungkook, su expresión severa.—Jeon, estás suspendido por dos partidos. Esto es inaceptable. No puedo creer que hayas iniciado una pelea justo después de tu primer partido.
Jungkook abrió la boca para protestar, pero una mirada del entrenador lo detuvo. Sabía que cualquier intento de defenderse sería inútil. Miró a Taehyung, quien parecía devastado por la situación.
Jaewoo, por su parte, tenía una expresión triunfante, sabiendo que había logrado su objetivo. El entrenador no lo sancionó, lo que solo aumentó la sensación de injusticia en el aire.
—No te quiero ver en el entrenamiento de mañana, y si sigues con esa actitud es mejor que te despidas del equipo.
Dando una última mirada, el beta se alejaba de los vestidores, con la cabeza baja y el corazón pesado, Taehyung corrió tras él.
—Kook, lo siento tanto. Esto no debería haber pasado.
Jungkook lo miró, su dolor evidente.—No es tu culpa, Tae. Sabía que algo así podría pasar, pero no puedo evitarlo. No dejaré que Jaewoon piense que puede hacer lo que quiera sin tener una reprimenda por ello.
Taehyung asintió, sus ojos llenos de lágrimas.—Lo sé, pero eso también te traerá problemas mientras no vean lo que él está haciendo.
El beta lo abrazó con fuerza, encontrando consuelo en su presencia. A pesar de la sanción y la pelea, sentía cierta tranquilidad si podía ver al omega frente suyo, además que debía de confesar que adoraba sus abrazos.
—¿Por qué no me dejas curarte esa herida en el labio? Parece que fue un mal golpe.—Taehyung alzó su mano en dirección a su labio, emitió una mueca ante el dolor.
—Estoy bien, solo necesitaré un poco de ungüento.—Trató de no escandalizarse por ello, restándole importancia.
—Creo que tengo en mi mochila, vamos.—Tomando su mano, se encaminaron en dirección a las gradas, el beta no se quejó por el tacto entre asimilaba ver sus dedos entrelazados y la calidez de su piel.
Con un leve sonrojo en sus mejillas, se dejó llevar por el omega entre las personas que aún se encontraban saliendo del estadio. Sin duda había sido una noche llena de diferentes emociones, pero no se arrepentía de nada si gracias a todo ello puede ir caminando con su mano entrelazada con la del rubio.
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