Capítulo 05.
Taehyung dejó a Jungkook en una de las mesas de la cafetería, ayudándolo a sentarse mientras observaba el comedor abierto. Dejó las mochilas sobre la mesa, tratando de recuperar el aire ante el maratón que habían dado desde el campo hasta la cafetería, además de cargar con el peso del beta por lo cansado que se encontraba aún.
—¿Quieres comer algo? O podría comprarte alguna bebida, debes de estar sediento.—Cuestionó, tomando asiento en la mesa de enfrente.
La cafetería se encontraba casi desértica por fortuna, solo un par de estudiantes en mesas alejadas y otros pocos entrando y saliendo del lugar como trayecto a sus destinos.
Jungkook observó el comedor, negando.—Ahora iré por algo, gracias.
—Puedo traerlo sin problema, solo dime qué es lo que quieres.—Sonrió, atento a lo que pediría.
Con un gesto apenado, se encogió de hombros.—Está bien para mí lo que sea, no tengo en mente algo en específico.
—Entonces ahora vuelvo, sigue descansando.—Con una última mirada, se levantó de su lugar para ir a la caja a ordenar.
Agarró una charola de pasada, seleccionando un par de aperitivos que se veían deliciosos a simple vista, tratando de llenar todos los compartimentos lo suficiente. Cuando se desplazó al final, pidió una botella de agua y una botella adicional de sabor, junto con lo que parecía unos dulces de miel antes de apartarse con una sonrisa y caminar directo a la mesa.
El beta había apoyado su espalda contra la mesa, con su cabeza inclinada hacía atrás y con los ojos cerrados, el omega entornó los ojos en dirección a su mandíbula, siguiendo el camino hasta ver como tragaba y los músculos alrededor de su cuello y hombros se tensaban. Taehyung tuvo que apretar las manos sobre la charola mientras caminaba de regreso, desviando la mirada antes de que siquiera su lobo intentara reaccionar, tratando de apartar los pensamientos que se comenzaban a instalar y estaban provocando que su aroma saliera más dulce de lo normal.
Aclarando su garganta, dejó la charola sobre la mesa junto las bebidas.—Aquí está, puedes comer.
Jungkook se movió sobre su lugar, girándose para estar de frente a la mesa. Se sorprendió por la cantidad de comida que se encontraba en la charola, pero suponiendo por las dos bebidas que veía al frente, creía que Taehyung lo acompañaría a comer, poniéndolo nervioso al instante.
Si anteriormente había pasado por alto que se encontraba frente al mismo omega, que le aceleraba el corazón, por lo cansado que se sentía, ahora que los efectos del cansancio iban pasando y se estaba relajando, no podía negar la forma en que sus manos comenzaron a sudar y su corazón latió ante la cercanía de Taehyung. Maldición, recordó que el omega había mentido para acabar con la práctica, también la cercanía con la cual habían caminado hasta la cafetería por el arrastre de sus pies y la poca funcionalidad que sentía en sus piernas.
Tratando de recomponerse, habló.—Gracias, ¿Qué es lo que vas a comer tú? Si quieres traigo otra charola y así apartamos la comida.
Cuando hizo el intento de levantarse, Taehyung negó rápidamente.—¡No! Esto lo traje para ti, no es necesario de apartarlo.
—Pero es demasiado, no creo que yo pueda...—Murmuró, viendo los diferentes aperitivos arremolinados en los compartimentos.
Si no fuera beta y sus sentidos fueran tan desarrollados como el de los alfas, se hubiera percatado del cambio de aroma del omega, de uno dulzón había cambiado a uno agrio para demostrar lo incómodo que comenzaba a sentirse, inclusive afligido, ¿Había hecho mal en llevarle todo ello? ¿Debía de cambiarlo por otra cosa?
—No sabía qué te gustaría, así que elegí lo que mejor se miraba.—Explicó, formando de manera inconsciente un leve puchero en sus labios.—Si quieres puedo cambiarlo por algo más ligero, puedo ir a ver otra vez.
—Está bien, me gusta todo lo que me trajiste.—Sonrió aún con la mirada fija en la charola.—Pero no puedo comerlo todo yo, ¿Qué te parece si lo compartimos?
El omega se ruborizó levemente, halagado por su invitación, cambiando nuevamente su aroma a uno dulce en señal de lo feliz que se sentía. Tomando asiento frente al beta, se dispuso a separar un par de aperitivos para él, sintiendo la necesidad de complacerlo y brindarle los mejores alimentos. Por el contrario del beta, no despegó la mirada de la mesa, demasiado avergonzado por tener a Taehyung frente suyo mientras arremolinaba una pila de aperitivos, indicándole que comiera.
Si le dijeran que estaría comiendo en la misma mesa, en la misma charola que Kim Taehyung, se reiría hasta quedarse sin aire y diría que eso sería imposible ¿Cómo un simple beta como él tendría la fortuna de sentarse a comer en la misma mesa que el bonito omega? Debería de tener invitaciones de sobra, demasiado ocupado como para siquiera verlo.
Jungkook podría ser en ocasiones un poco despistado.
Antes de poder dar el primer bocado, las puertas de la cafetería se abrieron de manera ruidosa, anunciando la llega de alguien. No tuvieron el tiempo de voltear cuando el grito del alfa los alertó a la distancia.
—¡Taehyung! Tú...—Jaewoo se precipitó hasta la mesa, cabreado.—¿Cómo te atreves a interrumpir mi entrenamiento?
—¿A qué te refieres?—Taehyung frunció la frente, fingiendo confusión.
—El entrenador jamás me llamó, ni siquiera estaba en su oficina, tuve que buscarlo al estacionamiento para enterarme que no te vio el día de hoy.—Cruzado de brazos, arqueó una ceja.—¿Alguna explicación a eso, omega?
Tanto Taehyung como su lobo sintieron repudio ante la forma de llamarlo, dándole la espalda para tomar su primer bocadillo.
—Yo solo fui a decirte lo que me hicieron llegar, si el entrenador olvidó que me vio, entonces no es mi problema.
Jaewoo se percató de la presencia de Jungkook, soltando un gruñido bajo.—¿Qué haces comiendo con el beta?
—Su nombre es Jungkook, compartimos clases desde hace tiempo, ¿Tienes algún problema con que coma con él?
Jungkook se limitó a desviar la mirada, bajando las manos hasta donde reposaba su mochila y apretó la correa. Mentiría si dijera que no se sentía amenazado por el alfa, sentía en el aire aquella tensión que emanaba con solo verlo, pero pensó que solo se trataba por la diferencia de jerarquías, además de ser su nuevo compañero de equipo.
—Como sea, no quiero que interrumpas en mis entrenamientos otra vez, ¿Entendido?
—¿Y qué si lo hago?—Contraatacó, demasiado molesto con su presencia.
—Para ser un omega, puedes ser un dolor en el trasero.—Inclinándose contra el omega, agarró su barbilla y estampó un beso cerca de la comisura de sus labios, sin perder de vista como el beta miraba la acción sin poder evitarlo.—Es una lástima que me gusten los omegas así.
—¡Vete de aquí!—Gritó con horror, apartándolo de un débil empujón en comparación con la resistencia del alfa.
Jaewoo sonrió con burla, saliendo de la cafetería sin decir una sola palabra más. Taehyung se sintió asqueado por las feromonas esparcidas del alfa, quitándole el poco apetito que sentía en ese momento, por lo que dejó los cubiertos sobre la mesa.
—Disculpa, Jaewoo es un completo idiota gran parte del tiempo.—Tratando de sonreír, asintió hacia la comida.—Come tú, yo puedo comer algo más al rato.
Jungkook balbuceó, sintiéndose demasiado incómodo.—Yo... Agradezco que me hayas ayudado, pero creo que será mejor irme.
Tomando sus pertenencias, se levantó del asiento con una mueca, aún con su cuerpo entumecido. El omega se alertó, levantándose de igual manera mientras observaba sus movimientos.
—¿No quieres comer? Pensé que estaría bien para ti esto.—Señalando la charola, lo observó.
—Aún me siento muy cansado como para comer, creo que iré a casa a descansar.—Sin saber qué mas decir, asintió en despedida.—Gracias por todo esto, por ayudarme. Recuérdame en pagarte este favor cuando lo necesites, haré lo que quieras. Nos vemos, ten una linda tarde.
Taehyung lo observó irse, desconcertado por su repentina partida. Cuando lo perdió de vista, volvió a tomar asiento con mal gesto, apartando la charola de su vista con pesar. Su lobo aulló, pidiendo ir detrás del beta y encontrar la manera de mejorar su ánimo, podía sentir que algo andaba mal y quería arreglarlo, pero no sabía cómo interferir.
Decepcionado por la forma en cómo terminaron las cosas, recargó sus brazos sobre el frío metal para reposar su rostro entre ellos, cerrando los ojos. Por un instante, deseó que las cosas hubieran salido diferentes.
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