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⚜️ Capítulo 7 ⚜️

Maratón especial 1/3 capítulos

El avión todavía tenía sus compuertas cerradas y los motores encendidos pese a que hace cinco minutos que aterrizó sin problemas en el aeropuerto internacional de Busan. El amanecer iba evidenciándose poco a poco en el ambiente en lo que la tripulación chequeba la lista de verificación pertinente y los subordinados del alfa se preparaban para el descenso de su jefe sin imprevistos, comprobando si afuera los reforzaban otros colegas pertenecientes al Clan y mientras el frío arrasaba con todo, diferente al clima que vivieron en Galicia en esas aproximadamente 48 horas que duró su visita a España.

Con el pequeño ajetreo de la llegada escuchándose al fondo en la zona VIP, Jungkook portando un excelente humor poco frecuente en él, se dispone a arreglarse para dejar la comodidad del avión sin retirar la mirada de un resabioso omega que por sus expresiones parecía haber chupado un limón. El alfa con una arrogante sonrisa se colocaba su abrigo y tomaba sus pertenencias viendo como Jimin no paraba de pelearle a la niña.

Pero no era para menos...

El omega se había llevado tremendo susto cuando despertó de una siesta involuntaria en el viaje. Park no quiso bajar la guardia tan fácil, sin embargo, el cansancio lo abatió sin desearlo. Su nivel de estrés ha sido tanto en este corto intervalo que el viaje en avión en plena noche lo noqueó y su loba se influenciaba de un fuerte aroma que lograba calmarla. No lo pudo evitar.

¡Y vaya sorpresa qué se llevó cuando abrió los ojos!.

Pues vio a su hija muy cómoda conversando con el repugnante alfa. Eso hizo estragos en el omega, se imaginó lo peor y actuó como una fiera atrayendo a Somi a su lado bien lejos de Jungkook. Desde entonces no paró de reclamarle a la niña por su comportamiento y que a la vez se preocupaba por no tener alguna pieza adecuada que la protegiera del frío. Todo fue tan repentino que no le dio tiempo a buscar sus pertenencias en aquel hostal modesto en el que pararon antes de que todo se fuera al carajo en el faro.

Allí la calefacción es muy buena, pero Park conoce lo suficiente a Corea para saber que el mes de enero será angustiante para ellos que llevan unos años viviendo en tierras con un clima algo tropical, principalmente para la cachorra. Así que no dudó en esconder su descontento para retirar su sudadera de mangas largas y ofrecérsela a su hija.

Aunque esta nunca llegó a necesitarla.

A Jeon rápidamente se le desapareció su expresión burlesca cuando hizo cálculos de que mientras él vestía un grueso abrigo de lana, la cachorra temblaría de frío porque se mantuvo todo estos minutos analizando los movimientos de padre e hija. Su rostro se ensombreció justo al abrirse las puertas y que les llegara una brisa gélida del exterior hasta envolverlos en un estremecimiento. Al alfa le picaron las manos y lo que no eran las manos, pero era demasiado terco para ceder a los deseos que le suplicaba su lobo.

—Jefe —Eun Won lo sacó de su tormento al traspasar las cortinas y ganándose las miradas de los tres— Ya estamos listos y el señor Kim lo espera abajo —e informó en una postura recta y seria.

Jungkook lo miró entre suspiros y después a Jimin. No era su intención intimidarlo porque no lo hizo adrede, pero saboreó como su presencia ponía a rezar al omega. No obstante, ya habrá tiempo para cobrarle una a una lo que Park le debe.

—Perfecto, vamos y encárgate de ellos —anunció Jeon señalando a los contrarios disimuladamente con la barbilla para luego echar a andar en dirección al exterior del avión.

Lo que solo dio dos pasos.

—Eun Won, acércate —murmuró el pelinegro de aroma achocolatado y haciéndole señas con su dedo índice— ¡Quítate tu abrigo! —y le susurró a su oído, pero sin retirar sus ojos de Jimin.

—¿Qué?.

—Que te quites el abrigo y se lo des a la mocosa —rechinó entre dientes un poco más alto que por suerte el omega no escuchó.

A Jungkook le enfurecía tener que repetir las órdenes dos veces, es como si no le estuvieran prestando atención. No obstante, el chofer no entendía y sus facciones lo demostraban.

¿Por qué su jefe le pediría eso?.

—¿Mi abrigo? —cuestionó y Jeon asintió— P-pero Jefe hace frío, para... —lo que calló cuando el contrario lo asesinó con la mirada.

—¡Dáselo a la niña! —refutó el alfa lupus con molestia y entre susurros— ¿O pretendes qué me quite el mío? —y agarró el hombro de su subalterno para ejercer fuerza.

—Ohh no, señor, enseguida lo hago —entre risas nerviosa le respondió el chofer mientras que sus manos se despojaban de la prenda en cuestión.

—Eso imaginé... —y murmuró Jungkook para él, dando media vuelta sin mirar atrás.

No esperó a nadie ni nada, salió del avión como si lo impulsara un cohete desde atrás. En primera, sus hombres rara vez lo desobedecían ya que eso significaba una sentencia de muerte para ellos, y por último, pero no menos importante, iba maldiciendo en silencio donde únicamente movía sus labios porque esta situación con Jimin no podía tornarse así; donde el omega era el más favorecido por mucho que la niña le causara una grata impresión. Nada de esto fue lo que por años planeó para su reencuentro con el omega que huele a una exquisita vainilla. Y enfurecido no paró hasta tener al segundo de su clan al frente.

—Señor Jeon, bienvenido.

—Kim...

El aire helado los merodeó interrumpiendo al gran alfa, convirtiendo el momento a uno incómodo ya que al parecer su amigo seguía enojado por el tono formal que usó y que la rabia se evidenciaba en aquellas serias facciones cuadradas de Taehyung. Sin embargo, cuando Jeon se cercioraba de que todo marchara bien, notó que la curiosidad picó en su segundo al verlo intentar mirar por detrás de su alta y musculosa figura. Jungkook medía un metro con ochenta y cinco centímetros, por lo que sacaba media cabeza a su mano derecha, sin contar su ancha espalda y definidos brazos. Pícaramente le sonrió al contrario, desvió sus ojos de sus subordinados que se formaron en una hilera a cada uno de sus extremos, de las cuatro camionetas blindadas del fondo, y se deslizó al costado derecho de Kim dándole el frente a donde su amigo tenía puesta la atención.

Las escaleras del Jet en que volaron.

—Estás ansioso por su llegada, ¿no es así? —expresó susurrado pasando su brazo por el cuello de su segundo al mando que anonadado asintió.

Por lo menos así alivianaba la tensión entre ellos, por fin Jimin servía para algo y el buen humor le regresó. Por lo que inconsciente, con la mano que descansaba alrededor del cuello de Taehyung y sobre sus hombros, le acarició la cabellera castaña ejerciendo un poco de presión para chocar sus cabezas en un gesto fraterno tan cotidiano entre dos hermanos. Cuando sintió que el cuerpo tenso de su amigo se relajó, direccionó sus ojos de nuevo al foco de atención no solamente de Kim, también de todos los hombres de su Clan que no lo asistieron al viaje de España. Y suspiró cuando Jimin comenzó a descender por la escalera detrás de Eun Won.

El omega casi no se notaba por la complexión robusta que comandaba la marcha, pero era cuestión de tiempo para que su amigo se sorprendiera y la expectativa colectiva se podía sentir, más al detectar que Park cargaba algo pesado y que Jeon sabe muy bien lo que es.

—¿Qué mierda...?.

La boca de Taehyung se extendió hasta más no poder cuando su chofer pisó el último escalón y se hizo a un lado para que la silueta de Jimin cargando a la pequeña luciera en todo su esplendor.

Taran tan tan —el alfa hizo un sonidito canturreado con diversión por las muecas de asombro de su segundo y se alejó para poder abrir sus brazos con exageración— Tremenda sorpresa la de Jimin, ¿verdad? —y comentó sin respuesta porque a Kim se le esfumó el alma.

Jimin ya se acercaba a ellos con Somi de la mano, la cual caminaba en este instante portando el abrigo de su subordinado que le quedaba grandísimo y arrastraba por el pavimento de la pista, pero Taehyung no podía reaccionar ni despegar su vista de la niña, esencialmente de su rostro o de aquellos ojos redondos que lo atraparon. Su corazón palpitaba cada vez más rápido. Ya no había duda alguna de que esa cachorra era hija de su amigo y jefe Jeon. Su lobo aulló en su interior y él cerró los ojos dándole la razón.

—Es idéntica a ti —murmuró recuperando algo de compostura.

—Si, tiene mis genes —y Jungkook respondió ganándose que lo mirara.

—¿Por qué esa cara fruncida, Jeon?.

El castaño ladeó un poco su cuello hasta el alfa lupus, obteniendo de respuesta solo silencio, pero que le expresaba mucho a Taehyung. Él es una de las personas que más conoce a Jeon Jungkook, y por tanto comprendió la lucha interna que estaba batallando su amigo en ese segundo, que trataba fallidamente de demostrar que el hecho de que Park Jimin regresara con una hija suya no le importaba en lo más mínimo. No obstante, como Jungkook se tensaba por la mención de la cachorra, le daba entender al alfa Kim que su amigo todavía no caía a los pies de la verdad, todavía no asumía que Jimin poseía la prueba más primitiva de la unión que ambos tuvieron en el pasado y lo cual desmantelaba gran parte de lo que creyeron estos años. Principalmente lo que Taehyung y su lobo guardaron en sus pensamientos.

Esa cachorra lo cambiaba todo.

Y Kim sonrió genuinamente hacia Jimin.

—Es bueno verte bien, Park.

—Que lastima que no diga lo mismo de ti, Kim —y el alfa castaño parpadeó por la rápida respuesta de aquel omega.

—Como ves, Taehyung, los años lo han vuelto un insolente lengua floja, al parecer ya no tiene miedo a perderla —espetó rabioso el pelinegro con fuego en sus pupilas que crecían al no despegar la mirada del omega.

—Jeon...

El susurro del alfa Kim lo calmó, más al captar las señas disimuladas que le hacía para que se percatara de la presencia de Somi.

—Vamos a casa que hay mucho por hacer —dio media vuelta con la ira aún queriendo florecer— Jimin camina, tú te vienes conmigo —y en un santiamén se montó en su camioneta personal.

—Después de ti, Park —susurró Taehyung en dirección del omega, ganándose una mueca de molestia de Jimin y cuando su amigo ya entraba a la camioneta.

A los minutos de que todos estuvieran seguros en sus autos, la caravana de cuatro camionetas arrancó y dejó el aeropuerto para dirigirse a la finca de Jeon en Busan.

El viaje en carretera duró casi una hora, por el camino Jimin iba recordando y notando lo cambiada que estaba la ciudad en que nació. Un sentimiento de añoranza lo abordó por completo. Él tiene que reconocer que su memoria guarda más momentos tristes que felices de Busan, pero aquí fue donde nació, convivió con su madre hasta los seis años y vivió hasta los dieciocho. Malo que bueno es el lugar que lo identifica y no va a negar que lo extrañó, además, los años le han asentado muy bien. La ciudad estaba hermosamente despampanante, los modernos edificios iluminados y las calles más cálidas de lo que recordaba, hasta su gente se veía diferente, pero para mejor. Su corazón no dejó  de bombear con fuerza hasta que dejaron atrás la zona céntrica y se fueron acercando al área más remota y aislada de Busan, tomando un camino que el omega conocía muy bien, pese que hace ocho años no lo pisaba.

El sol tímidamente ya sacaba sus primeros rayos, conduciendo a que el cielo fuera transformándose a una bóveda celeste y el bosque que visualizaba desde la ventanilla se bañara en una densa neblina. No obstante, los altos pinos, el marrón de la tierra y el verde de la vegetación seguía igual a como lo dejó, sus ojos no podía dejar de contemplarlo mientras sostenía en sus brazos a su hija que al fin se durmió y que en el interior del coche habitara un silencio incómodo. Tanto así que lo único que se escuchaba adentro era el sonido del motor y del teclado del celular de Jeon, el cual el alfa no había dejado de usar desde que abandonaron el aeropuerto. Jimin por un instante se quedó observándolo, ya que no le había dedicado tiempo para hacerlo luego de la mala impresión de encontrarse en el faro y también debe reconocer que los años a Jungkook le favorecieron.

Él siempre fue muy guapo, Jimin no lo puede negar cuando lo quiso y mucho, pero no debe olvidar todo los malos tratos y humillaciones que le hizo pasar. Así que aunque se viera increíblemente atractivo con ese atuendo juvenil de enguatada blanca de cuello tortuga y pantalón caqui, el cual se ajustaba perfectamente a sus muslos alardeando de lo trabajado que están, el omega debe recordar el porqué lo odia. O bueno, Park no lo odia en sí, solo que su decepción fue tan grande que lo convirtió en odio para asegurarse de que ningún sentimiento profundo que sintió vuelva a salir a la luz. Jeon Jungkook nunca cambiaría, nunca amará de vuelta, ni a él ni a nadie; y el omega ya no era tan iluso para crearse otra vez otro cuento de hadas. No cuando la relación de ellos siempre fue un error y empezó con el pie izquierdo.

Con esos pensamientos, entre suspiros, escuchó el aviso de la radio donde los hombres del alfa le avisaban que todo estaba despejado y los autos doblaron a la derecha para recorrer el último tramo. Enseguida se hizo de notar la alta reja de barrotes y el muro que delimitaba a la propiedad. La entrada a la finca era extremadamente llamativa, de tres metros de altura, imponente con esas flechas puntiagudas en el borde superior y forjado en hierro macizo más el alambrado eléctrico que tenían en específico los muros de concreto y que Jimin no había visto antes. Si hace ocho años le fue casi imposible escapar de allí, ahora sabe que no lo logrará y que podrá nombrar esta preciosa finca como su nueva cárcel.

Como en el pasado... o peor.

El miedo se prendió en su organismo, sus brazos temblaron que tuvo que aferrarse a Somi y Jungkook lo olió, sus fosas nasales se dilataron antes de desviar su atención hacia Jimin y luego sonreírle con cinismo.

—Hemos llegado, omega —musitó el alfa haciendo afán a cada letra de su frase y cuando el auto se detuvo frente a la reja.

—Si, ya me he dado cuenta —y respondió Jimin sin mirarlo, sabe que con la capacidad que Jungkook tiene en su olfato y demás sentidos debe haber captado su estado de nerviosismo, situación por la cual apostaría a que lo disfrutaba grandemente.

Es como si fuera testigo de su burla interna...

Y así, con Jeon clavándole la mirada y él esquivándola intranquilo, llegaron a la hermosa fuente central que adornaba la entrada a la mansión.

Esta propiedad era inmensa, solo de la reja a las puertas de la casa había cincuenta metros, donde un exquisito jardín bien cuidado los recibía a cada costado del terraplén y hasta el interior, pero Park estaba tan concentrado en lo que le pasará que no pudo fijarse ni detallar si todo en la finca seguía igual a como la dejó o la recuerda. Fue cuando a su cerebro llegó otra interrogante: ¿Jungkook seguirá viviendo en Seúl o se radicó aquí, seguirá soltero?. Conociéndolo como lo conoce diría que sí a las dos preguntas y no porque le importe, la cuestión es que en ocho años muchas cosas pueden cambiar y con tantos problemas que tiene arriba lo menos que necesita es sumarle otros, por ejemplo, los celos y la posesividad de una pareja.

De hecho, cuando salió de la camioneta comprobó su temor aunque no por la misma causa. El sol y el aroma del rocío pegaron en su rostro, pero aún así vio la hilera de empleados formados y a la cabeza a la señora Hyen. Su piel se erizó, esa mujer tampoco cambiaba con la edad, ni físicamente ni en el carácter porque seguía con aquella expresión que le recordaba a la madrastra de Blancanieves. Su odio hacia su persona parecía intacto, es más, cree que creció, y bueno, Jungkook no mintió cuando le dijo que iba a hacer de su vida un infierno, más de lo que ya era.

—Jimin —el nombrado reaccionó al llamado, ladeó su cuello sobresaltado hacia Jeon— Dale la niña a Taehyung, él la va a llevar a su habitación —y el omega negó.

—No, dijiste que no le harías nada.

Con el pulso a mil observó en círculo, a su lado izquierdo estaba Kim Taehyung, Jungkook a su derecha, al frente tenía a los empleados, Hyen al final y al centro comandando en el primer escalón del portal, estaba rodeado porque atrás lo obstaculizaban las camionetas. Con miedo aferró más su agarre en Somi que dormía plácidamente en su hombro y siguió en negativa.

—Jimin, a la niña no le pasará nada —habló Kim con calma— Dámela por favor, Jeon y tú deben conversar —y estiró sus brazos.

Park cerró los ojos y negó efusivamente.

—Jimin, entrega a la niña...

—No la voy a dejar sola, Jungkook.

—Park, tu miedo se debe de oler hasta la entrada, no le va a pasar nada, pero si sigues así la vas a despertar, entrégala y no tientes a mi paciencia.

—No, eso no fue en lo que quedamos...

—Jimin —el alfa lupus cansado y de mecha corta deletreó ese nombre con un tono que advertía peligro, sin embargo, el omega no estaba dispuesto a ceder y no veía como todos a su alrededor se tensaban al ser espectadores— ¡Entrega la niña a Kim... ahora! —y refutó con su voz de mando.

El lugar se silenció, nadie se atrevía hablar mientras que el omega humillado y sin poder enfrentarse a que Jeon lo sometiera, tembló mientras bajaba la cabeza. Unas lágrimas aparecían en sus mejillas y Somi se removió despertándose.

—Papi...

Jimin no quería hacerlo, menos ahora que veía la confusión de su hija en lo que se restregaba los ojos y él se la daba a Taehyung, pero desgraciadamente no podía contra su naturaleza.

—Tranquila mi bebé —le besó la frente en lo que susurraba— Papá pronto te alcanzará, pórtate bien —y la calmó en lo que desviaba sus furiosos orbes hacia Kim.

—No te preocupes, Park, te prometo que nada va a pasarle.

El omega no le creía, pero optó por asentir. Ya sentía el vacío y el pánico de que Jungkook en venganza le quiera arrebatar a su hija. Eso era algo que él no ha dejado de pensar desde que su pasado apareció hace dos noches y ahora se está volviendo realidad, y no se equivocó, Jeon Jungkook nunca cambiaría. Otra vez lo demostró, como siempre tenía que someterlo para cumplir su voluntad sin tener en consideración sus sentimientos y como le lastimaba esas humillaciones a su loba, la cual ahora aullaba desesperada. Sin embargo, aunque ese estúpido alfa se ganara su odio a pulso y su corazón se hacía pedazo al ver como Taehyung entraba a la casa con Somi en brazos, él no le iba dar el gusto a Jeon de que lo viera devastado, así que con disimulo limpió sus cachetes y observó al alfa con sus pupilas avellanadas inyectadas en ira. Este viaje no se mantendría con la cabeza agachada.

¡El viejo Jimin ya no existía!.

Jeon también hervía en cólera porque con ese omega todo tenía que ser difícil, y parece que con el tiempo se ha vuelto más indomable. Antes no podía ni mirarlo a los ojos, pero ahora no existía un instante en el cual él no dejaba de retarlo. En el alfa era evidente el descontrol emocional, así que muchas de esas situaciones donde explotaba no lo podía evitar y su lobo aunque tenga una clara obsesión con Jimin, se transforma en una bestia cuando presiente el rechazo en el omega. Es por eso que si en este segundo lo pichan probablemente no salga sangre sino lava. No obstante, con zumbido profundo en su cabeza casi provocando dolor, con Nochu arrañado inquieto para salir y también enojado, la mirada de Jimin le transmitió algo más que odio o disgusto, pero aún así no cedió ni cuando detalló como se le acercó lentamente.

—Hay cosas dolorosas —le dijo Park entre pausa, susurrado y con ese tono dulce que antes le gustaba— Que nunca voy a olvidar y me demuestran lo equivocado que estuve, pero entre todas, esta es una que nunca te voy a perdonar...

—¡Eun Woo! —lo interrumpió, lo que Jimin no se iba a callar.

—Escúchame bien, Jeon Jungkook, te prometo que si la alejas de mí o le pasa algo, este vulgar omega saltará directo a tu yugular.

El alfa incrédulo gruñó y alto.

—Ya no te tengo miedo —desafió Park tan fuerte como el gruñido amenazador de Jeon.

—¿Señor? —intervino el chofer con cuidado, pues Jeon estaba ahogando a todos con sus feromonas agrias.

—¡Sácalo de mi vista! —ordenó a sabiendas de que su subordinado sabe que hacer.

Desde que se montó en la camioneta en el aeropuerto estaba planificado lo que haría con Jimin una vez llegaran a la casa. En España no lo quiso abordar en específico por Somi, no era algo bueno traumatizar a la niña aunque también se dio un tiempo para asimilar lo que pasó en el faro. Sin embargo, una vez llegado a Corea todo cambiaría y Park debería asegurarse de que él no estaba aquí, en su finca, como invitado ni que iba a poder manipularlo de nuevo. Que haya regresado a su vida con una hija suya no significa que no obtendrá su venganza. Park Jimin lo traicionó, le robó, saboteó su negocio y sobre todo lastimó a su familia, que tal vez no fue la mente maestra, pero no hay duda que contribuyó.

—Señorito Park, acompáñame... —y con pesar Eun Woo cumplió con su deber, sujetando al omega por el brazo para trasladarlo a los almacenes.

—No hace falta —Jimin se zafó bruscamente— Yo me sé el camino —y sin esperar le dio la espalda a Jungkook para echar a andar.

Con una gran opresión en el pecho, las ganas de llorar rogando por salir a flote, pero con el mentón arriba y sin que su temor se evidenciara.


Las cosas se ponen difíciles entre estos dos y Jungkook se estaba comportando como un verdadero perro pulgoso y apestoso, ¿no creen?.

*Sin ánimos de ofender a esa especie perruna que en lo personal amo*

En fin, bienvenidos a este mini maratón de 3 capítulos, sigan al siguiente que esto acaba de comenzar  ➡️

Kath 💜

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