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⚜️ Capítulo 10 ⚜️

Actualidad

Un pitillo aturdió a los tímpanos del alfa, quien cubierto hasta el último cabello en aguas tibias y jabón fresco de lavanda, emergió del fondo de su bañera. Con total indiferencia recuperó el aliento gracias a que forzó a sus pulmones a aguantar la respiración para borrar el continuo disparo de recuerdos que se avivaron con el regreso de Jimin, pero que aunque lo intente, no puede impedir que ciertas memorias que él tenía enterradas regresaran para afectarle. Principalmente esas que nunca le prestó atención, a las que tituló una linda experiencia mal planificada. Desde que dio con el paradero de Park se estaba obsesionando con el día en que lo conoció, en que sutilmente permitió que se anclara en su vida...

¡Y gruñó!.

Porque ahora que lo piensa bien y ve su piel arrugada por el agua gracias a que se tomó su tiempo para asearse, entendió que dejó cabos sueltos en su historia pasada, que como le advirtió Taehyung en el desayuno, su arrogancia no le estaba permitiendo fijarse en los detalles y que lo lamentaría si seguía igual. Así que frustrado, desnudo como lo tuvo la diosa luna, abandonó la calidez de su lujosa bañera.

Como intuyó, no pudo descansar como su cuerpo suplicaba en parte y se ha pasado todo el día tenso. El aroma dulce a vainilla es una espinilla en su talón mientras que su lobo se ha mantenido a la sombra de una agobiante silencio; que a consecuencia lo tuvo flotando en aguas inciertas. Era demasiado el vacío para camuflar la desesperación en su pecho, pues él ansiaba una verdadera venganza que al parecer no estaba dispuesto a conseguir, ya que la noche se apoderó con ímpetu del exterior de la finca en lo que Jeon seguía evitando a Jimin.

¿No estamos en España, qué esperas?.

Se dijo frente a los espejos tallados en el mármol negro del lavabo y que adornaba el baño de su habitación, con el agua escurriendo por su musculosa anatomía desnuda y con una toalla que pasaba con mimo por sus hebras azabaches. Fue entonces que tomó la decisión que debía haber hecho hace horas, la de enfrentar a Jimin y sacarle la verdad así sea a las malas. Con todo eso en mente, revisando los planes que ya cuadró con Taehyung en la mañana, esperó a que su lobo saltara en defensa del omega, pero para su sorpresa ni se inmutó.

Sinceramente le afectó el encontronazo de la llegada.

Y eso lo inquietó.

Sin embargo, no dio marcha atrás, con apuro se vistió con una enguatada negra de mangas y un chandal nike del mismo color, peinó su cabello ondulado con el secador, se lo recogió en una coleta desenfadada y abandonó la recámara con rapidez. Los pasillos estaban a oscuras cuando se deslizó por ellos en silencio, la mansión en sí no era muy grande a como se espera que sea una hacienda y cuando se detuvo en el centro de la escalera que comunicaba con la planta baja, pudo sentir el leve alboroto que provenía del ala oeste, donde ubicó a la niña para mantenerla lo más alejado de él. Lo que por más que quiso restarle importancia, Nochu tiró de su pecho y él no lo ignoró. Cambió de dirección para observar que pasaba sin pensarlo ni un segundo.

Efectivamente, como imaginó, las voces que escuchó flotaron de la habitación de la pequeña y pudo reconocer una de ellas como la de Hyen antes de asomarse en el umbral iluminado como si fuera pleno día. Sigiloso espió el problema, pero solo por un corto intervalo, pues en la mocosa era evidente que corría la sangre Jeon. Y él no sabría explicar si sintió emoción de la buena o temor.

¡Patrañas, Golden no le teme a nada!.

—¡No seas una malcriada, niña, duérmete ya! —vociferaba la señora Hyen cuando él llegó a la puerta del cuarto.

—¡Quiero a mi papi! —respondió en una pataleta la pequeña antes de olfatear, suspirar y conectar sus ojos con los de Jungkook.

—¡Qué pasa aquí! —y no le quedó más remedio que intervenir al quedar expuesto, lo que no esperó que la voz le saliera tan furiosa.

Pero verdaderamente, no le agradó en absoluto la escena y el desprecio que notó en Hyen, tanto en su forma de expresarse como su postura rígida demostrando su autoridad ante la mocosa.

—Jungkook, hijo...

La mujer un poco sorprendida dio un giro para observar la figura tensa de Jeon en el marco de la puerta y automáticamente aflojó su semblante para dar dos pasos en su dirección, pero se detuvo de inmediato. El alfa se veía aterrador.

—Siento que el escándalo te haya molestado, pero...

—¡Solo quiero ver a mi papi! —interrumpió enfadada Somi, que estaba parada al lado de la cama y a Jeon le llegaron las vibras que aseguraban una catástrofe.

Somi estaba a punto de transmutar.

¡Mierda, ya tenía edad para eso!.

Y si Jeon no hacía nada al respecto, la pequeña no dudaría en atacar a su nana, de eso estaba seguro.

¡Mocosa, no lo hagas! —y sacó su voz de mando, logrando que todo se paralizara— ¡Lárguense! —y ordenó al par de mujeres presentes allí, Hyen y una de las betas ayudantes de la limpieza sino se equivocaba, las cuales ni titubearon en obedecer.

—¡Quiero a mi papá! —pero por supuesto que Somi era inmune a su control si ya despertó y sin contar que sus pupilas parpadearon en rojo mientras le mostraba los colmillos.

Jungkook por dentro sentía un ligero cosquilleo de diversión, recordando las veces que hizo lo mismo con Gong Yoo y que era su pasatiempo favorito, retar al gran alfa lupus de su padre. Por lo que sencillamente se relajó y las comisuras de sus labios picaron por alzarse, no obstante, contuvo la sonrisa que se le quería asomar. Sin mencionar que Nochu salió a la superficie de golpe llenando de energía el vacío que sostuvo en su pecho durante el día.

—¿Mocosa, qué fue lo qué te dijo tu padre en la mañana? —y cuestionó más calmado obligándose a acercarse a Somi, pero con cuidado de no amenazar a su lobo que cada vez presentaba con rectitud aquel aroma a fuego que fugazmente le sintió en el faro.

Y Jeon no sabe porqué, pero se sintió orgulloso de lo imponentemente elegante que era ese olor en Somi.

—Que me portara bien, que pronto...

Jeon levantó su mano aprovechando que la niña bajó la guardia, que aunque seguía enojada sus ojos ya no le advertían del inminente ataque.

—¿Entonces por qué no lo estás haciendo? —interrumpió con esa pregunta logrando que Somi meditara.

—Quiero saber donde está, sin él no me puedo dormir —y musitó la pequeña que casi temblaba, bajando su cabeza como si estuviera admirando su pijama, uno que Jeon mandó a comprar hoy.

—¿Y ahora responde...? —dio un lento paso, luego otro y otro hasta acortar algo de la distancia entre ellos, con disimulo y menteniéndose firmemente frío— ¿Tu padre cumple lo qué te promete? —y expresó con un poco de roña, no lo pudo evitar.

La niña asintió apenada.

—Mocosa —suspiró— Entonces vete a dormir y no des problemas si quieres verlo, no podrá cumplir con el trabajo que me debe si tú estás portándote mal.

—¿Podré verlo si me porto bien? —y la esperanza brilló en el rostro de la niña que ahora levantó su cabeza en dirección del alfa.

Jungkook lo notó y sus hombros se hundieron por el alivio recibido en ese gesto tan inocente. Lo real es que él no tenía ni idea de como tratar a un infante, eran demasiado susceptibles y transparentes para que su falta de tacto actuara. Sin embargo, no la quería decepcionar.

—Diría que sí, pero eso dependerá de tu padre, Somi —dijo un poco resignado porque tampoco deseaba mentirle a la niña, de hecho, a Jeon no le gustaba lanzar falsas promesas— Lo que sí te puedo asegurar es que si te portas bien esta noche, te llevaré a conocer la finca mañana —y la ilusión en la pequeña volvió a retumbar con fuerza, poniendo a su lobo feliz como hace rato no lo estaba— ¿Dime, te gustan los caballos? —y ya Jeon no pudo retener la sonrisa que quería regalarle a la cachorra.

—Sí, son muy lindos —Somi contestó entusiasmada, lo que rápido frunció el rostro— Aunque nunca he conocido en persona a uno —y su mirada se perdió confusa hacia la nada.

—Te encantarán, ya verás y te prometo que no le vas a tener miedo...

—¡Yo no le temo a nada!.

—De eso no me cabe la menor duda, mocosa —refutó el alfa revirando los ojos y tragándose los anhelos de reír.

Eso mismo expresaría él ante un desafío...

¡Y demonios, se sentía muy bien!.

El silencio cayó como una manta pesada mientras se miraron, no obstante, ninguno de los dos se sintió incómodo y Junkook terminó por reducir la distancia.

— ¿Entonces, tenemos un trato? —murmuró el pelinegro estirando su mano derecha en señal de saludo y de forma inconsciente.

Lo pudo confirmar gracias al estallido interno que tuvo cuando Somi cernió la suya aferrándose para sellar el acuerdo. La delicada piel de la niña puso a bailar a su lobo, fue un gesto canalizador para Jungkook que no esperó que tuviera ese efecto en él.

«Nuestra hija confía en nosotros, no la cagues»

—Trato, mañana caballos...

~No, no lo haré, no la desfraudaré~

Y para su sorpresa, estuvo de acuerdo con Nochu por primera vez en años.

—Que descanses, mocosa —y disimulando lo raro que fue este encuentro, retiró la mano volteando en dirección al interruptor de la luz. No miró hacia atrás cuando caminó hasta ellos y los apagó— Hasta mañana —y susurró para él, lo que la sonrisilla que notó de reojo en la niña le informó que Somi lo escuchó, pero igual cerró la puerta sin responder, afianzándose a la carátula de alfa despiadado.

Jeon Jungkook no quería sentir ningún tipo de vulnerabilidad que sirviera como objeto de destrucción.

Con su pulso a mil tomó una bocanada de aire, ¿qué acababa de suceder?, pero recostado a la pared del umbral negó con la cabeza para esfumar su estado emocional. Es que hasta pensar en eso, emociones, le creaban confusión y enojo, no podía ser posible que Jimin tenga otra ventaja. La niña influía demasiado en él. Hoy no quiso plantearse que haría con Somi en específico, no obstante, gracias a este momento compartido con ella, le hizo plantearse que tener a la cachorra cerca era contraproducente para sus objetivos. De todas formas, ahora no era momento para detallar esa opción y alguien debe estar muy ansioso por su visita. Con eso se convenció para calmarse y retomar su camino original.

—Jungkook, hijo...

Cuando terminó de pisar el último escalón para dirigirse al almacén, la señora Hyen le abordó, encendiendo una chispa de rabia y que honestamente quería evitar ahora que hizo una tregua con Nochu. De reojo comprobó las facciones de la mujer, captando de refilón que la sirviente que la acompañaba hoy seguía a Nana con una marcada distancia.

—Siento mucho que la niña te molestara, pero tiene el mismo carácter de su padre y yo... lo siento, te fallé... —expresaba Hyen sin detenerse a observar que con cada palabra enojaba más a Jungkook.

—¡Basta Nana! —gruñó con sus fosas nasales dilatadas— Si te pedí que te encargaras de ella, es porque pensé que eras la más adecuada para tratar a un niño, pero me equivoqué y ahora no es momento para discutirlo. Estoy furioso de que me hagas la tarea más difícil —y refutó con los puños apretados.

—¡Ohh por dios, hijo! —pero la mayor no estaba dispuesta a ceder, exageró sus gestos llevándose una mano al pecho y acentuando su voz— Sabía que esto iba a pasar —replicaba con exageración— ¡Jimin otra vez te ha lavado el cerebro, te quiere poner en contra de nosotros! —y soltó entre sollozos.

Pero Jungkook no esperó ese golpe tan bajo, a que usara ese fantasma que lo viene acompañando desde hace ocho años, y en vez de apaciguar su fuego, lo hizo estallar. Su lobo no le dio chance antes de apoderarse de su mente y hacer que sus ojos se tiñeran de rojo, deteniendo hasta el más mínimo movimiento del aire.

¡CÓMO TE ATREVES A DECIRME ESO! —y su voz de alfa se escenificó haciendo temblar las paredes como un terremoto de ocho puntos en la escala Richter.

Todo se detuvo, sus fuertes feromonas se apoderaron del oxígeno en la sala, su rostro se hinchó como un volcán y su cuerpo adoptó una temeraria postura que gritaba peligro y lo siguiente. Es como si en la habitación el tiempo se hubiese detenido aunque los minutos corrieron antes de que alguien hablara o moviera un músculo. No obstante, pese a que Hyen le echó limón a su herida sin sanar, ni su animal ni Jungkook podían obviar el cariño y gratitud que le tienen. Así que se obligó a ceder una décima por más que su pecho latía de frustración.

—Vete antes de que haga algo que me arrepienta, Hyen —murmuró entre dientes— Mañana discutiremos esto y tú... —se giró hacia la izquierda donde la beta que atestiguó la escena por poco sufre de un infarto— ¡Acércate! —pero le ordenó más tranquilo, bajando la voz a su tono normal.

En lo que la chica joven caminaba hacia él como si su vida ya fuera a terminar en ese instante, Jeon observaba como su Nana se retiraba con la cabeza agachada y unas lágrimas que colgaban desde la punta de su nariz. Cuestión que le impactó, un sabor amargo se instaló en su paladar, pues había hecho llorar a la mujer que prácticamente lo crió, sin embargo, su orgullo alfa comandaba porque Hyen abusó de su confianza al no querer despegar el dedo de su llaga, la cual ella muy bien conocía que todavía supuraba.

Mañana sería otro día para que se sentaran a conversar sobre este comportamiento y con las aguas frías porque aún así, Jeon estaba convencido de que no se lo podía permitir ni tan siquiera a ella. Aunque eso no impidió que su odio hacia el omega Park creciera, siempre tenía que estar en la ecuación para joderlo ya que aparentemente su mundo giraba en torno a Jimin.

—D-díagame... señor —la voz nerviosa de la joven le puso punto final a sus pensamientos, ganándose la atención de Jungkook y que este olfateara para comprobar su suposición.

—¿Cuál es tu nombre, beta? —porque sí, era una al final de cuentas.

—Solar, mi señor —y sumisamente contestó la chica.

El alfa la detalló, la beta no debía de pasar los 25 años, de cabello coposo y largo en tonos cobrizos tirando a la escala del rojo, muy guapa por lo poco que pudo apreciar y de cuerpo sexy, ¡pero mierda!, temblaba de miedo para incentivar cualquier remedio que lo haga expulsar su frustración.

—¿Eres una de las ayudantes de la casa, verdad?.

—Sí señor, trabajo en los turnos de 24 de servicio por 48 horas de descanso y ayudo a la señora en lo que haga falta.

—¿Y dime, tienes a alguien esperando en casa? —cuestionó el alfa acercándose a la chica con la seducción marcada en su voz grave, aunque solo se estaba divirtiendo al ver que la empleada había cambiado de ser un manojo de nervios a hablar dulcemente como si de apagar un botón se tratase.

—¿Qué?.

—Me escuchaste bien, Solar, no me gusta repetir lo mismo dos veces —y divertido le agarró el mentón para mirarla con detenimiento, lo que también hizo valer claramente el doble sentido de sus palabras— ¿Tienes pareja, hijos o a alguien esperándote en casa? —y volvió a hablar mientras que su mano abandonaba la posesión de su mandíbula para acariciarle el rostro.

La beta no estaba nada mal para pasar el tiempo, aunque eso ahora no era lo importante, pues su pecho se contrajo por el gruñido de Nochu y recordándole sus pendientes. Así que retiró su mano como si la beta quemara y se recompuso pese a que juraría que sus largas pestañas le hicieron ojitos.

—¡Responde! —se enderezó en lo que carraspeaba la garganta.

¡Demonios!.

Ni él mismo se entendía, llevaba como dos semana sin tener sexo para botar a la basura una oportunidad en bandeja de plata y cuando necesitaba tanto liberarse. No obstante, concuerda con su lobo que este no es el momento indicado para satisfacerse. Porque sí, estaba seguro que con un chasquido de dedos tendría a esa beta lista para recibirlo en cuatro.

—Señor, la señora Hyen solo contrata a personal disponible las 24 horas por lo que no tengo a nadie en casa —y la contraria respondió mientras jugaba con la falda de su uniforme.

—Eso es perfecto, Solar, a partir de este minuto serás la niñera de la Somi a tiempo completo, no te preocupes, te subiré el salario y serás muy bien remunerada —la chica abrió los ojos como plato— Prepárate para cuidarla y ser su sombra, también deberás darme personalmente un informe de la mocosa en las mañanas donde me digas que hizo, que le hace falta, lo que quiere, le gusta y hasta que alfiler levantó. Importante, los requerimientos los haces directamente conmigo o con Taehyung, ¿sabes quién es? —y esperó su respuesta.

—Por supuesto señor, es mi segundo jefe.

—Muy bien, nena, muy bien —canturreó Jeon con encanto— Eso sí, ten mucho cuidado que por eso te voy a pagar bastante, si Somi se hace un arañazo, lo debes tener muy bien justificado para que tú no sufras el doble, pero no te asustes, solo me quiero asegurar de que comprendas el grado de responsabilidad que tendrás con este ascenso —y como sino la hubiese amenazado activando sus miedos, el pelinegro sacó la mejor de sus sonrisas coquetas en lo que agarraba la delgada cintura de la chica— ¿Alguna objeción? —murmuró en lo que trataba de deleitarse con el claro sonrojo en Solar.

—No señor, estaré encantada de servirle.

—¿Eso es cierto? —arqueó una ceja juguetonamente en lo que abrazaba la diminuta cintura de la menor con más esmero— El significado de esas palabras abarca mucho, preciosa, así que ten cuidado de que yo no las tome al pies de la letra —y susurró agregándole terciopelo a su voz cuando el silencio en la joven acentuó más la timidez en las mejillas de Solar, y trasladó sus labios en dirección del oído derecho para que su aliento rozara la piel nítida de la beta —Porque ahora mismo me estoy imaginando muchas formas en las que puedes servirme —y musitó.

Ella en su lugar, sin dejar de sentir nervios, solo pudo colocar las palmas de sus manos en el poderoso pecho del alfa y como una respuesta obvia a su invitación. Sin embargo, cuando se estremeció con la cálida respiración de Jeon que abanicaba su sonrojo, sintió la fuerte presencia de su lobo que la confundió y el como Jungkook la soltó tan de repente, le dio pistas que era un posible rechazo. Lo que el alfa se había hecho adicto a confrontar a su animal y en nada borró las dudas en la joven.

—Ve y quédate hoy en la habitación de Somi, mañana trataré de que la recámara tenga las condiciones necesarias para ella. También te voy a enviar a dos de mis hombres para que cuiden la entrada a la habitación de la mocosa por esta noche —suspiró el pelinegro dando dos pasos hacia trás— Por nada en el mundo puedes dejarla salir, es probable que dentro de un momento quiera hacerlo y... —la volvió a observar, Nochu se había encargado otra vez de aniquilar la más mínima chispa de deseo que le haya nacido, pero él no se la regalaría tan fácil a su demente animal— Estate lista para que visites mi despacho en unas horas, yo te aviso —y le expresó ganándose un asentimiento de la joven donde le pudo ver una pequeña sonrisa.

Sin más, tratando de recuperar algo de buen humor, caminó hacia la hermosa beta rompiendo con su espacio personal, y en lo que ella dirigía sus ojos al suelo que pisaban sus zapatos, Jungkook trenzó unos de sus mechones en las yemas de sus dedos índice y pulgar para situarlo con cuidado detrás de la oreja derecha de la chica, y con el mismo impulso dio media vuelta para atravesar la sala, destinando sus pasos para salir al intemperie.

El sereno gélido de la noche le dio la bienvenida, logrando que cualquier calor voraz en su organismo se desvaneciera como la espuma, pero sin darle tiempo a excusas que empezaban a crearse en su mente, deslumbró su portal y echó a andar para ver a Jimin de inmediato. Lo había dejado todo el día solo a propósito entre comillas, necesitaba que fuera comprendiendo su situación, y porqué no, también torturar a su psiquis un poco demasiado, pues dio la orden que no le dieran nada de comer o tomar hasta la noche. Así que sonriendo cínicamente, observó la hora en su reloj y calculó que entraría justo cuando el omega estuviese cenando.

Lo que no esperó que al introducirse al húmedo sótano justo cuando su minutero marcaba las diez y él accediera al último recoveco del pasadizo, cayera cara a cara con un omega perdido en la oscuridad del fondo y sin probar un bocado de comida. Eso lo hizo gruñir, tanto por la desesperación que Jimin le instaba al empujar sus planes al abismo como por la repentina preocupación de su lobo, que como ya notamos, era un blandengue de primera. El odio iba en aumento y Park no contribuía a que mermara.

—¡Prendan las jodidas luces! —y gritó a todo pulmón.

—Jeon...

Sus ojos conectaron al instante que los bombillos pestañaron dándole luminosidad a la estancia. La adrenalina que Jungkook sentía cada vez que visitaba este lugar se elevó al delinear el brillo y la hinchazón en los orbes contrario que ensombrecían el fabuloso color miel en ellos. Jimin había dado un salto, pero cuando el alfa lo pudo notar con claridad, ya estaba a un lado del colchón que usaban los prisioneros que él traía aquí y con un aspecto deplorable. Tenía la misma ropa que él le dio en Galicia, un suéter de algodón y pantalones anchos del mismo material extremadamente grandes para su talla, su cabello que ahora era negro representaba lo que nos imaginamos como un nido de pájaros, y aún así, sin portar el más mínimo lujo en apariencia, el condenado omega se veía igual de bien ante el escutrinio feroz de Jeon.

—¡Y Somi, dónde está, quiero verla!.

Por supuesto que Park no tardó en hacer sus exigencias, no dejó ningún intervalo de tiempo para abordarlo por mucho que su voz era rasposa al no usarla en horas y que sus aromas se activaron fusionándose juntos.

—¿Has estado llorando, Jimin, por eso no tienes apetito? —se burló Jeon porque él nunca perdería una batalla y no puede ser que al único que le afectara la bomba sensorial de formonas haya sido a él.

—Solo dime donde está, por favor, no me cambies de tema...

—¡Yo hago lo qué se me de la jodida gana, Jimin, no te equivoques!.

—Me prometiste que no le harías nada.

Ellos no frenaban de interrumpirse o hablarse de la misma manera, cada uno palpando la rabia cada vez más, sin ser consciente de lo que le estaban causando a sus lobos y sin retroceder ni un centímetro. Porque ambos, sincronizaron sus cuerpos en posición de ataque y cada palabra significaba un paso que ellos daban hacia delante.

—¡¿Dónde mierda está Somi, dime qué has hecho con ella o te juro que...?!

—¡O qué, atrévete a decirme qué vas a hacer al respecto! —el alfa impuso su superioridad, sus venas ebullicionaban amenazando en brotar como si sufriera de alergias—. A mi me parece, Park... —y le bajó un tono, pero no dejó ni de chirriar sus dientes o de dar otro paso para alcanzar a su presa ya que todos sus instintos estaban a flor de piel— Que a ti se te ha olvidado con quien demonios estás hablando— y la oportunidad jugó a favor de Jeon porque sin Jimin esperarlo, lo agarró por la nuca y pegó su frente a la suya— Lo que si quiere te recuerdo que tus amenazas lo único que me provocan es gracia, zorra —y gruñó.

Jungkook apretó su agarre sin ceder a la tensión electrizante que ambos desprendían de sus pieles y combatiendo el forcejeo tardío en el menor. Sus sienes ya latían al compás de su pulso como si su corazón se hubiese trasladado a su cerebro, por lo que no ayudó que el contrario se resistiera tanto ni la soledad que los acompañaba.

—¡Suéltame, mentiroso, déjame...!

—Jimin, basta de tentar a mi paciencia.

—¡Cállate, tú no ves qué yo puedo sentir a mi hija, que ella me ha estado llamando a gritos!.

—Jimin...

—¡Por supuesto que no, tú no entiendes nada de lo que significa este sentimiento ni ninguno, dónde...!

¡CÁLLATE DE UNA PUTA VEZ! —explotó aprovechando su cercanía para tomar al omega por los antebrazos y lanzarlo hacia atrás, con tanta fuerza que Jimin se estrelló contra el suelo y gimió de dolor.

Una manta invisible cayó sobre ellos, adueñándose de un par de minutos en lo que los presentes aprovecharon para sosegarse sin pronunciar ni un murmuro. Jungkook trataba de aislar los bajos sonidos lastimeros que brotaban de los labios carnosos del omega mientras que desviaba la mirada a otro lado y calmaba la euforia de su animal, por lo que se tomó su tiempo en exhalar el enojo, aunque ahora que se cegó por el fuerte aroma a vainilla que ligada con su descontrol, punzaron con deseo en su entrepierna. Todo eso sucedía mientras que Jimin se retorcía de angustia y dolor en sus caderas cuando Kira, su loba, no dejaba de aullar como si estuviese necesitada, abandonándolo como siempre hacía cuando ese arrogante alfa estaba cerca.

¡Era el maldito olor a chocolate amargo!.

Ese odioso aroma receteaba la mente de su omega y lo dejaba sumiso a la merced de Jeon. Siempre fue así, ni el miedo que en su pasado le tuvo a los alfas, fue impedimento para que Jungkook traspasara sus barreras.

¿Cuál sería ahora su motivación para oponerse a ese control?.

Somi...

Y fue a lo que se sostuvo para no olvidar.

—Solo quiero verla, Jeon —lloriqueó dándose por vencido Park, de nada le servía luchar si el alfa tenía en su poder lo más importante para él— Por favor... —y suplicó aún en el sucio suelo, pero alzando su mirada cristalina al imponente pelinegro de uno con ochenta y cinco centímetros.

—Sabes Jimin, tú eres el que lo complica todo —expresó el contrario suspirando para no obedecer al deseo que tenía por sostenerlo en sus brazos, no entiende de donde le surgió, pero su polla vibrando en sus pantalones se lo aseguraba más que su mente— Si vine aquí fue para hablar y tú solo te dignas a sacarme de quicio a lo bruto si es verdad que lo único que quieres es el bienestar de Somi, ¿es qué acaso no te das cuenta qué conmigo es con quién debes negociar? —y le cuestionó mirándolo de reojo.

—No se que es lo que quieres de mí, Jeon, no puedo comprender por qué te ha enojado tanto mi huida si ya no me querías a tu lado.

—¿Es en serio, Park? —y el alfa atónito volteó para trasladarse hasta el omega.

—Si fue por los cien mil de los grandes que me llevé de la caja fuerte, lo siento, puedo prometerte que te los devolveré de la forma que desees, pero no le hagas daño a mi hija, ella no tiene la culpa de mis errores...

—¿Cien mil, es en serio, Jimin? —e interrumpió Jungkook sin creer que el omega tuviera tanto descaro de mentir cuando su postura y voz le suplicaba.

Sin embargo, Jeon pudo notar la confusión en Jimin y que su lenguaje corporal era trasparente pese a que estaba en una situación desventajosa, que estaba arrastrándose en el suelo y rogando. Igual, el alfa ya tampoco creía en su buen juicio cuando hasta él se preocupaba por su inestabilidad.

—¡Oh Jimin, mientes muy bien! —y carcajeó incrédulo.

—¿Qué?.

—No te hagas el tonto, que cien mil dólares no es igual a cinco millones...

—¿Qué?

—Sí Park, no me robaste cien mil, sino... —alzó su mano para separar sus cinco dedos y que quedara claro— Cinco millones netos donde no entran la bodega que contenía un cargamento acabado de llegar de Rusia y que con ayuda de tu amiguito Hoseok me volaron por los aires, Jimin, cinco millones donde tampoco sumo la bajeza que hiciste al vender información privilegiada mía y que gracias a eso, mi familia se viera afectada.

—¿Qué... no e-eso no...?

—Si Jimin, hazme el favor de callarte antes de que olvide que juré despellejarte vivo, principalmente vivo, para cobrarte cada cosa.

—Jeon, yo no... —pero el propio omega se interrumpió, las palabras de Jungkook comenzaban a anclarse en su cabeza y dándole un poco más de sentido a todo.

Tengo un secreto que Jeon no debe conocer todavía, lo siento Jimin...

¿Hoseok?.

—El tiempo corre, omega, y otra vez desperdiciaste otra oportunidad —y el susurro de Jeon, atrajo a Park hacia la cruda y cruel realidad, avisándole que Jungkook estaba otra vez a solo centímetros de él, de hecho, se había arrodillado para estar a su altura ya que Jimin seguía tirado en el piso.

—¿Q-qué significa eso?.

—Que mañana a primera hora del amanecer te trasladaré a otro lugar más feo y alejado de Somi que este —y el alfa recuperó su semblante amenazador en lo que se reincorporaba para ponerse de pie— Lo que no te preocupes, la mocosa seguirá bien porque voy a seguir siendo bondadoso contigo, Jimin —y con la misma se sacudió el polvo en sus manos, miró al omega que tragaba en seco y se fue desprendido, no quería que nada más afectara a su toma de control.

Sin embargo, a pesar de que puede especular con su victoria, Jungkook terminó frustrado en su estudio cuando se tranquilizó y con un trago de whiskey se dispuso a detallar cada punto de la reunión que tuvo con Jimin. Por lo que no pudo desfogarse como tanto le exigía su cuerpo, cuestión que lo encolerizaba el doble, ya que solo debía abrir su puerta para tener a una bonita beta entre sus brazos, y él solo pudo conformarse con suspirar, llevar su mano derecha hasta colarla por debajo de su ropa interior y masturbarse con el recuerdo que aún latía por el aroma dulcemente embriagador del omega.

Hola de nuevo, ¿cómo han estado?...

Waooo que rápido pasa el tiempo, hoy primero de septiembre (aunque en Corea fue ayer) nuestro Kookie cumple otro año de vida. Así que este capítulo es como un regalo para que nosotros celebremos juntos y aunque se que nunca lo leerá quiero enviarle mis más sinceros deseos.

Please, Jk, don't change 💜

(Otro personaje, mi mujer de Mamamoo)

¿Será una aliada o una enemiga?.

Nos leemos, los quiero y besos para todos.

Kath

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