12 de agosto del 2002

Draco Malfoy

Había pasado un mes desde que había ido a casa de mi tía para ver a Teddy, pero sobre todo para verla a ella. No podía creer que ella siguiera teniendo el mismo efecto en mí como la primera vez, pero estaba mal porque yo tenía a Astoria que era una mujer tan encantadora y maravillosa que me prometí siempre no dañarla y ahora no sería distinto.

Cuando la guerra dio por finalizada, pensé que nunca volvería a verla, pero me había equivocado. Pensé que cualquier sentimiento que tuviera por ella se desvanecería con el tiempo, pero estaba de nuevo equivocado.

Venus Potter había entrado en mi vida sin aviso y se había convertido en una persona demasiado importante en mi vida. 

Era una chica hermosa, con un gran talento y por mucho que supiera que ella no necesitaba ser salvada, siempre tenía esa necesidad de cuidarla para que nada malo le pasara. No me perdonaría nunca el saber que algo malo le hubiera ocurrido, ya bastante me sentía como la mierda cuando la vi medio muerta en ese día que los atraparon.

—Mientras yo siga en esta mierda de mundo, nadie te hará daño amor —le dije viéndola, los dos estábamos en la Torre de Astronomía viendo el cielo estrellado.

—Sabes que puedo cuidarme sola, ¿no? —me regaló una pequeña sonrisa y yo asentí dándole un beso en la frente.

—Yo sé que eres muy capaz de cuidarte sola, pero solo quiero que sepas que siempre estaré ahí para ti, para ayudarte y apoyarte en todo amor.

—Lo sé cariño —ella me abrazó, era una sensación tan agradable. 

En mi casa nadie era mucho de demostrar sus sentimientos, solía hacerlo mi madre cuando mi padre no estaba y lograba por un momento que se me olvidara todo lo malo.

Estar ahí con ella me hacía sentir que ya estaba en mi casa, no necesitaba nada material, simplemente la necesitaba a ella, con esa hermosa sonrisa que podía iluminar cualquier cosa.

Todas esas pequeñas cosas que hacía, lograban recordarme del porqué me había enamorado de ella. Sabía que a donde ella fuera, yo iría porque para mí ella era mi hogar sin importar nada.

—Draco —levanté la mirada de unos pergaminos para ver a Astoria con una pequeña sonrisa apoyada en el marco de la puerta.

—¿Qué ocurre amor? —Astoria había estado ahí para mí en los años después de la guerra que no habían sido mucho, pero se había quedado conmigo a pesar de todo y siempre que podía lograba sacarme alguna que otra sonrisa.

—¿Estás bien? —asentí confundido mientras me levantaba para acercarme a ella y tomarla con cuidado por los hombros.

—¿Ocurre algo? —ella negó regalándome una sonrisa.

—Estoy bien cariño, no tienes que preocuparte de nada. Solo quería saber si tú estabas bien, llamo tu tía Andromeda para decirte que podías ir a su casa a ver a Teddy. Dice que Venus no está por ahí.

Asentí confundido, dudaba mucho de que Venus se encontrara en el Ministerio.

—¿No te dijo a donde fue Venus? —ella negó y yo asentí con una pequeña sonrisa y le di un beso en la frente— No te importa que vaya, ¿no? 

—Claro que no amor, tú ve sin ningún problema. Igualmente, yo iré a ver a mis padres y a mi hermana, así que ve tranquilo que estaré bien.

Asentí y le di un último beso, esta vez en la mejilla. Agarré mi saco y salí de casa con una pequeña sonrisa, volvería a ver a Teddy, me gustaba demasiado pasar tiempo con el pequeño.

Desde ese momento solía venir casi siempre a jugar con él, a veces Venus estaba en casa, pero solía ignorarme e ir a su habitación. Otras veces ella estaba en el Ministerio, por lo cual se me hacía más fácil ir.

Salí de casa y fui hacia mi coche, pensando en si de verdad Venus estaría bien, hasta que recordé que hace unos días Andromeda me dijo que Venus quería ir a ver la lápida de sus padres, porque solía hacerlo de vez en cuando y cuando era una fecha importante.

Así que decido, decidí que lo mejor sería aparecerme ahí, y eso mismo hice. Caminé por las calles y fui hasta el cementerio para ver a lo lejos a Venus sentada llorando mientras veía la lápida.

Me acerqué con cuidado y pude ver mejor.

Aline Venus Potter Dupont

12.08.1960—31.10.1981

James Fleamont Potter

27.03.1960—31.10.1981

Me acerqué un poco más a ella y levantó su mirada.

—¿Qué haces aquí? —susurró ella limpiándose las lágrimas de sus lindos ojos.

Me senté a su lado y la abracé por los hombros.

—Sé que no me quieres a tu lado, pero quiero estar aquí para ti como amigo Venus. Ya te lo dije la última vez y pensé que avanzaríamos, pero ya veo que no va a ser el caso —ella soltó un pequeño suspiro.

—Lo siento —la miré confundido—. Lo siento por ser así contigo, debes entenderme, no es fácil.

—Obvio que no Venus, pero hagamos un intento —ella asintió con una pequeña sonrisa mientras veía la lápida.

—Los echo mucho de menos, no pude disfrutar de ellos, ni Harry tampoco. Estoy convencida de que ellos hubieran sido los mejores padres del mundo. Al menos lo fueron en nuestro primer año, antes de que Voldemort los matara. Tal vez suene muy loco, pero tengo pesadillas de esa noche, no sé si es cierto o es lo que mi cabeza quiere proyectarme, pero la veo a ella poniéndose delante de nosotros, protegiéndonos —dejó caer algunas lágrimas—. Tío Remus tenía fotos de ellos, ella era tan hermosa Draco y papá también era muy guapo —soltó una pequeña risa—. Hubiera hecho lo que fuera para tenerlos conmigo. A veces me pongo a pensar en como sería mi vida si ellos hubieran sobrevivido, al igual que tío Canuto y tío Lunático. Hubiera sido muy feliz, aunque fuimos muy felices con el tío Remus. Nunca nos faltó nada, y siempre estuvo para nosotros en cualquier momento. Los echo mucho de menos a todos... —rompió en llanto.

La abracé muy fuerte, demasiado preocupado, porque nunca me había gustado verla llorar. Y ahora ella estaba ahí destrozada echando de menos a sus padres. Por una parte, me gustaría decirle que la entendía, pero yo no los había perdido. Seguía teniendo a mi madre, que era un pilar demasiado fundamental en mi vida.

—Venus, quiero que sepas una cosa. Tus padres están muy orgullosos de ti aunque no lo creas y ellos siempre estarán a tu lado aunque no los veas. Siempre estarán ahí para protegeros a Harry y a ti. Siempre estuvieron ahí, porque los que nos aman jamás nos abandonan, por mucho que creas eso. Ellos siempre estarán a tu lado.

—Eso me recuerda a Sirius —susurró ella—. Él también me dijo eso de que los que nos aman jamás nos abandonan.

—Por algo es familiar mío —ella volteó los ojos con una pequeña sonrisa.

Dejó que siguiera abrazándola mientras los dos nos manteníamos en silencio, viendo la lápida de sus padres.

En ese momento me di cuenta de que Venus Potter siempre sería importante para mí y sabía perfectamente que haría lo que fuera por ella.

NOTA DE AUTORA

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