12 de julio del 2002

Habían pasado dos meses desde que Theo, Blaise y Draco entraron a mi vida, porque sí, habían entrado para darle un giro a mi vida que sinceramente no necesitaba en estos momentos. 

Ir de misiones con Draco no era mi pasatiempo favorito, pero bueno, no tenía otra opción, porque mucho que quise cambiar, ni Theo ni Blaise querían ser mis compañeros. Los odiaba porque aún encima que me habían dejado sola por tanto tiempo, ni me ayudaban con esto.

Ojalá se tropezaran y estuvieran unos días lesionados, era un poco vengativa, solo un poco, pero no era mi culpa que quisiera estrangularlos a los tres. ¿Cómo se les ocurría aparecer en mi vida ahora? Eso era muy malo de su parte, Blaise y Theo intentaron hablar conmigo para recuperar un poco nuestra amistad, pero yo no ponía mucho de mi parte. Supongo que si me había dolido demasiado que me dejaran, porque desde primer año fuimos muy unidos y que después todo se acabara en un abrir y cerrar de ojos dolía. 

Tal vez solo tal vez, con el tiempo los perdonaría, aunque debía reconocer que los había extrañado, pero no les diría eso a ellos, debían ganarse mi confianza y por el momento lo estaban consiguiendo.

Draco y yo no solíamos hablar mucho, pero es porque yo no colaboraba con él, Draco siempre quería darme temas de conversación, pero yo no quería hablar mucho con él. No quería que supiera muchas cosas de mí. Él no merecía saber de mi vida después de todo, así que lo mejor era tomar distancia, aunque eso era complicado, siendo que él era mi compañero.

Ahora me encontraba en casa de Andrómeda porque por petición de ella vivía en su casa y la verdad es que me gustaba porque así ninguna de las dos la pasaba sola. Además, ella era una mujer excepcional y siempre me había ayudado en todo y para Teddy era bueno tenernos a las dos a su lado en todo momento.

—¡Mami! —levanté la mirada para ver a Teddy corriendo hacia mí con una gran sonrisa. Tanto Andy como yo le habíamos hablado de sus padres, y según Andy era normal, ya que él me estaba considerando como una figura materna, porque estuve a su lado desde que era un bebé. La primera vez me sentí mal, porque sentía que Tonks me odiaría por eso, pero Andy supo como animarme.

Estaba sentada en el jardín leyendo cuando él vino hacía a mí y me dio un fuerte abrazo logrando que mi sonrisa creciera. Teddy era mi pequeño tesoro, era la luz de mis días y siempre que estaba mal o enfadada, solo necesitaba verlo para que todo mejorara.

 —Pero si es mi hermoso príncipe que tanto amo —le abracé también.

—Te quiero mucho.

—Yo te quiero mucho más mi vida —nos separamos un poco y lo vi con una gran sonrisa. Era sin duda alguna igualito a Remus. 

Lo extrañaba demasiado, pero sabía que desde arriba nos estaba cuidando, al igual que mis padres, Sirius, Fred, Tonks...

—Vino alguien a casa y está hablando con titi —así le decía Teddy a Andy, la verdad es que era demasiado adorable, pero ahora estaba bastante confundida. 

Si hubiera sido mi hermano o algún otro Teddy lo hubiera dicho, por lo cual era alguien que él no conocía, así que me levanté y lo tomé en brazos para entrar dentro. Tenía mucha curiosidad por saber quien era la persona misteriosa.

Al llegar pude ver a Draco con Andy hablando animadamente. El idiota me daba la espalda, así que Andy fue la primera en darse cuenta de nuestra presencia.

—Cariño —Draco se giró y me vio sorprendido.

—No sabía que estabas aquí Venus —dijo él levantándose con una pequeña sonrisa.

—Si claro, ¿qué quieres? —le espeté molesta.

—Solo vine a ver a mi tía, tampoco te pongas a la defensiva mujer —miró a Teddy con una pequeña sonrisa—. Tú debes ser el pequeño Teddy —mi niño demasiado tímido decidió esconder su cara en mi cuello, logrando que sonriera. Sin duda alguna Teddy era maravilloso, tenía un gran corazón al igual que sus padres.

—Es tímido con los desconocidos, pero tal vez si vienes más se abra contigo —dijo Andy con una sonrisa colocándose al lado de Draco. Yo solo me limité a voltear los ojos disimuladamente. Ya no le bastaba con trabajar juntos que ahora también vendría a casa para pasar tiempo con Teddy. Siendo sincera, ojalá dijera que no, pero ya me venía venir que sería todo lo contrario.

—Me parece perfecto, claro eso si Teddy está de acuerdo —recé para que el pequeño dijera que no, pero lastimosamente dijo que si con una pequeña sonrisa.

—Teddy, ¿por qué no le enseñas a Draco tus juguetes del jardín? Seguro que le encantarán —Teddy miró a Draco y él asintió con una sonrisa. El pequeño traidor extendió sus brazos hacia él tímido, Draco se acercó y me miró pidiéndome permiso con la mirada. Solté un pequeño suspiro y se lo di con cuidado. Él lo tomó en brazos con una sonrisa y los dos salieron al jardín para que Teddy le enseñara sus juguetes.

Los miré desde la ventana enorme que daba al jardín, Draco lo había dejado con cuidado en el suelo y los dos se habían sentado alrededor de los juguetes de Teddy.

—Cariño, si las miradas mataran, estoy segura de que mi sobrino ya estaría bajo tierra —suspiré. Le había contado todo a Andy, porque la verdad es que siempre sabía qué decir. En estos años ella se había convertido en una madre para mí y la quería demasiado.

—No quiero que entre en nuestras vidas —susurré viéndolo jugar con Teddy, mientras reían, ya que Teddy estaba corriendo mientras Draco lo perseguía.

—Cielo, la gente cambia y el pasado es pasado. Sé que te hizo mucho daño, pero tal vez tuvo sus razones. Lo importante es que está intentando tener, aunque sea una linda amistad contigo. 

—¿Y si me lastima de nuevo? —la miré— Estuve tanto tiempo odiándolo que ahora que pasa el tiempo, me he dado cuenta de que nunca podré odiarlo, por mucho que me esfuerce no puedo. Lo único claro es que siempre será él y no quiero eso —susurré con lágrimas en los ojos. 

Andy se acercó a mí y me dio un fuerte abrazo.

—Mi niña hermosa, el corazón no decide a quien amar y vosotros dos tenéis una historia que por mucho que queráis olvidar no podéis... —la interrumpí.

—Él si pudo hacerlo Andy, se casó con Astoria —susurré aguantándome las ganas de llorar mientras la abrazaba más fuerte.

—La vida da muchas vueltas y cuando dos personas se aman, siempre una parte de ellos le pertenecerá al otro. Y por todo lo que me has contado es difícil olvidar al primer amor y estoy segura de que Draco te amó demasiado, porque si no, no intentaría entrar a tu vida después de todo.

—No sé qué pretende, pero tengo miedo —susurré—. No quiero que mi corazón vuelva a romperse.

—No pasará, no dejaremos que pase —me dijo mientras me seguía abrazando.

¿Por qué justamente ahora debía dolerme el corazón? Se supone que lo había superado, pero llego y volvió a poner mi mundo patas arriba. No quería admitirlo porque quedaría como una estúpida esperando cosas que nunca llegarían a pasar. Él estaba casado y era feliz con Astoria, yo tenía a Teddy y era feliz.

Tal vez nuestra historia nunca fue para un para siempre, al final cada uno se dañó con esta relación.

NOTA DE AUTORA

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