Extra II (Parte uno)
Las sábanas hechas de exquisita seda acariciaban la piel del omega de rizos. Su piel desnuda brillante bajo la luz de la luna y su vientre extendido era tocado por su esposo, su Alfa.
Los ojos esmeraldas brillaban bajo la oscuridad de un temprano invierno, sus carnosos labios fueron tocados por los delgados de su esposo. Y un leve empujón se presiono en medio de su vientre.
— ¿Ha despertado? — Minho pregunto, su palma áspera no dejaba de acariciar el vientre
hinchado de su omega.
Jisung, dejo salir un suspiro con fingida molestia. — Alfa, tú lo has despertado.
Minho se encogió de hombros, y mostró una sonrisa desvergonzada.
— Tengo cierta debilidad por mis cachorros. — Y era cierto, para Lee Minho el ex temible rey, no existía nada mejor en el centro del universo que sus cachorros.
Era un Alfa, siempre deseó tener descendencia. Era instinto pero, el amor que sentía por sus hijos era más allá que un simple instinto era un amor inimaginable. Un amor que nunca en sus más locas fantasías pensó que sentiría.
Minho fue educado por un padre egoísta, un hombre que no tenía tiempo para ser un padre amoroso y en su lugar era un rey ambicioso. Fue ese sentimiento que orillo a Lee a entregarle su corona a Jisung.
No quería que un título ser interpusiera entre sus cachorros, y en ese momento cuando tomo la decisión solo estaba consiente de un bebé, ahora tenía cuatro, próximamente cinco. Sus hijos, sus más grandes tesoros.
— Creo, que este bebé sabe que su padre lo adora demasiado. — Jisung dice, su dedos se entrelazan con las hebras castañas de Minho.
— Ninguna medida es suficiente cuando se trata de mis cachorros, pero tengo levantarme, le prometí a Min que lo llevaría a conseguir un pino.
Jisung asiente y se abraza así mismo cuando el calor corporal de su Alfa se aleja. — Oh, sí estuvo hablando sobre eso durante toda la semana, creo incluso canso a sus profesores.
Minho esboza una sonrisa. — Está en la edad perfecta de la aventura, le apasiona todo sobre salir al bosque.
— Alfa, no es solo la aventura. El ama estar contigo, lo miro en sus ojos. Le apasiona estar con su padre.
— Papá, ven encontré el pino perfecto. — Minho II grita. Sus rizos se agitaba con el viento de un fresco invierno, sus ojos verdes lucían brillantes y sus mejillas sonrojadas por el frío.
El niño de trece años vestía un pantalón de cuero y un abrigo cálido junto una capa para protegerlo del invierno.
— ¿Has encontrado algo cachorro? — Minho se acerca a un lado de su hijo y observa el pino, es frondoso y alto. Una buena elección.
Min asiente. — Eso creo papi. — él niño comienza a tocar el pino con cierta delicadeza. Min siempre fue así desde pequeño demasiado sensitivo a la naturaleza. — Es el indicado.
— Confío en ti cachorro. — Minho mira a su hijo y asiente. Con una señal llama a los guardias que comienzan a cortar el pino. — Toma esa hacha, te enseñaré cómo hacerlo.
El niño asiente y toma la herramienta con cuidado, escucha a su papá y asiente en lo que dice. Un cuarto de hora después el pino finalmente cae y es amarrado por los guardias.
El día termina por irse y la oscuridad los saluda. — Su alteza, no creo que sea adecuado viajar.
Minho asiente y hace una mueca con disgusto. — San, no quiero pensar que está sugiriendo.
—Mi rey, con el respeto que le tengo. Lo hago. — San inclina su cabeza en dirección del niño. — No es buen clima para el príncipe y aquella casa sigue bajo al cuidado de los sirvientes.
— Jisung me matará sí se entera que he ido a ese lugar y he llevado a mí cachorro. — Minho dice sin embargo lo piensa, no deseaba llevar a su hijo al lugar que compartió con Jeongin, aquel omega que solo era terrible recuerdo en la vida del Alfa.
San se encoge de hombros. — Creo, la reina se molestaría muchísimo más sí el príncipe
resultará enfermo.
Minho no responde sin embargo asiente y con un brazo sobre los hombros de su hijo camina a lo largo del bosque, directo al lugar que conocía de memoria. Cuando visualizan la casa, él niño mira a su padre.
— ¿Quien vive ahí papi? — Min pregunta. Nunca le habían permitido venir hasta aquel lugar. Era una casa hogareña rodeada de animales y pastizales.
Minho mira a su hijo. — ¿Ahora? Unos sirvientes y en el pasado fue mí hogar, antes de conocer a tu madre.
— ¿Antes de vivir en el castillo? — Min vuelve a preguntar. Y antes de que el Alfa le de una respuesta, la puerta es abierta.
Los sirvientes inmediatamente se inclinan con respeto y besa el dorso del rey. La caballería es llevada a hospedarse en el establo y Minho es guiado a la habitación real.
— ¿Mí cachorro? — Mira a su hijo que se encoge en su lugar.
— Oh, no tenga angustia alteza. El príncipe dormirá en una habitación de invitados, esta siendo preparada ¿Es un Alfa cierto? — La mujer pregunta, es una beta de cuerpo esbelto. — Un Alfa de su edad debe tener su propia privacidad.
Minho asiente y mira a su hijo. — ¿Está bien con eso? — Y aunque el niño asiente. Minho duda durante un segundo, en efecto la edad de su cachorro era suficiente para ser independiente pero en cambio, Min era un niño que todavía compartía habitación con su hermana gemela y recibía el beso de mamá todas las noches.
— Príncipe, acompañame. — dice la beta y se inclina, — Su alteza, con su permiso.
La puerta es cerrada, y Minho toma un segundo para soltar el aire que había retino. Estar en aquella casa que en algún momento fue su hogar le provocaba escalofríos.
Los minutos pasaron convirtiéndose en unas horas, y aquel sentimiento no se eliminaba. Se colocó de pie en busca de su cachorro, solo necesitaba aspirar su aroma.
El aroma de su hogar, el aroma de su omega. La casa estaba oscura y finalmente llegó a la habitación de invitados, abrió lentamente la puerta no queriendo despertar a su hijo.
Pero, la imagen que observo le destrozó su corazón. Su Min se encontraba en posición fetal con su pequeño cuerpo temblando en sollozos y se aferraba al abrigo de su padre. Sus ojitos se presionaba con fuerza en un intento de finalmente dormir.
Minho no espero demasiado, entro a la habitación y envolvió en sus brazos a su cachorro. — Hey, amor. — Minho susurró sobre el cabello rizado de su hijo — ¿Que ocurre?
Y finalmente aquellos orbes verdes se abrieron, rojos por las lágrimas acumuladas. — Perdón papá, no quería despertarte. — sollozo y más lágrimas escurrieron por su rostro.
Minho beso con delicadeza sus mejillas. — ¿Tuviste una pesadilla?
El niño nego, — Solo-0, extraño a mamá a ti, y a mis hermanos, y-y me da miedo estar solo aquí pero quería ser un Alfa valiente papi.
— Hey, cachorro mírame, ere mis hijo no necesitás ser valiente sí papá está aquí, puedo serlo por ti, ven vamos a la cama y quizás te puedo contar uno de esos cuentos que mamá te leé por la noche ¿Te gustaría?
Min asiente y con una sonrisa deja que su papá lo cargue y lo lleve a la habitación real. Ahí el Alfa mayor abraza a su cachorro y le susurra cantos melodiosos hasta que el niño queda dormido.
Al día siguiente cuando aquella neta frunce el ceño al ver al niño en la cama del rey, es callada con una mirada furiosa por parte del rey.
La autora original mencionó que probablemente estará sacando más extras, pero es posible que haya un segundo libro pero este estará enfocado más en los hijos de Minho y Jisung.
¿Si ella llega a sacar segunda parte les gustaría que la adaptara?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro