12
BangChan tenia catorce años cuando fue enviado al ejército. Era su deber como alfa, debía pertenecer a la guardia real, sus mejillas regordetas fueron besadas por su madre al despedirlo.
Christopher Bang era el menor de cinco hermanas omegas y el único varón alfa, sus padres tenían muchas esperanzas puestas en él. Bang Jungkook era el asesor principal del rey esperaba que su hijo siguiera su legado para eso era fundamental que pasara por su servicio militar.
— Levántate.
Chan miro hacia arriba, cubriendo sus ojos. — ¿Quién eres tú?
El alfa lo miro con desagrado, era delgado, pero con masa muscular en los lugares correctos. Sus ojos era color miel y Chan pudo perderse entre las tupidas pestañas del otro joven alfa.
El niño de ojos miel, lo levanto como si de una simple pluma se tratara. — Es mi cama, no volveré a decirlo.
Chan se alejó, — Disculpa, no vuelvas a tocarme. — empujo al joven. No se movió.
El alfa lo miro fijamente y susurro: — Pediré otro compañero.
— ¿Qué? — Chan grito mirando al alfa frente a él. Su nombre era Minho, era un alfa de cabellos dorados y era su único amigo dentro del campamento. Chan era el peor recluta con el que nadie quería lidiar, demasiado lento para su bien.
Minho lo miro con sus ojos azules entrecerrados. — ¿Eres sordo?
— Kim, hijo del general Kim Jaemin.
— Si. — Minho mastico su comida. — Te lo acabo de decir.
— Ese alfa, discutimos ¿crees le dirán a mi padre? ¿debería disculparme? — Chan pregunto y miro la mesa del fondo donde estaba el joven alfa solo, comiendo.
Minho se encogió de hombros y no respondió. Chan ante eso soltó un suspiro derrotado y se puso de pie en pasos rápido llego frente al omega de pestañas bonitas.
Se sentó frente a él. — Empezamos con el pie izquierdo, mi nombre es Chan. Si tengo suerte terminare el servicio sin ningún problema y podre ser el consejero real del rey.
El alfa lo miro mal durante unos segundos y después respondió. — Mi nombre es Seungmin y si tengo suerte algún día dirigiré la guardia real.
Minho estaba sentado frente al grupo de su consejo.
— La noticia ha sido aceptada por el pueblo, se alegran de poder tener finalmente un heredero. La persona que mejor le puede explicar como lo están tomando seria Lord Bang. — Uno de los alfa asesores hablo y miro a sus espaldas. — ¿Dónde está?
Cuando nadie respondió, Minho hablo nuevamente. — Si no hay algún tema de importancia, debo retirarme.
— Bueno, los temas de suma importancia para usted los trata Lord Bang pero ha decidido saltarse esta sesión supongo, eso sucede cuando le ofrecen demasiada confianza a un simple plebeyo.
— Sir. — Minho lo llamo, y hombre se detuvo de guardar sus pergaminos. — No vuelva a mencionar al Lord Bang en su lengua, no olvide que esta frente al rey.
El alfa ofreció una disculpa y cuando el general comenzó a ponerse de pie la voz de Minho lo detuvo. — ¿Has visto a Chan?
Seungmin se mantuvo serio unos segundos y negó.
— Seungmin, no te juzgare. Creo que con tu propio juicio tienes, has dormido en el palacio, pero no con tu esposa y Chan tampoco lo ha hecho en su habitación, solo deseo saber dónde está mi amigo.
— Cuando me fui el todavía dormía. En la antigua habitación de la reina.
Minho asintió y no le presto demasiada atención. Siguió su camino a la próxima reunión que tendría con el rey de una tierra vecina, necesitaba alianzas.
Cuando estaba a medio pasillo se encontró con su omega, lucia sus rizos sueltos y esponjados, en sus mejillas corrían rastros de harina. — ¿Puedo saber dónde se encuentra mi bonito omega?
Jisung sonrió y le dio un beso, manchándolo de harina. — Preparando una cena para mi alfa, no llegues tarde ¿sí?
— Uh. — Chan termino de vaciar su estómago, se dejó caer al suelo — No puedo.
Seungmin a diferencia seguía haciendo flexiones sin inmutarse, con los brazos firmes. — Arriba ahora. — miro a Chan.
BangChan negó con la cabeza, sintiendo otra ola de nauseas. — No puedo.
— Levántate. — le dijo uno de los entrenadores, y miro a Seungmin. — Iniciaras de cien, si tu compañero no comienza.
— Chan. — gruño Seungmin, sin embargo, Chan solo mantenía sus ojos cerrados y su respiración volvió hacerse lenta.
Cuando el castaño abrió sus ojos, se encontraba en su habitación, a su lado en la otra cama Seungmin aventaba una pelota al techo. — Me debes una grande, termine tus flexiones.
Chan lucio avergonzado. — Oh, lo lamento tanto Seungmin. Puedes pedirme lo que más desees, lo hare te lo prometo.
Seungmin pareció dudarlo. — En dos semanas será nuestro descanso. — sus ojos no se despejaban del techo y sus dedos tamboreaban sobre la pelota. — ¿Quieres salir conmigo?
Chan se congelo un rubor se apodero de sus mejillas. — ¿Cómo una cita?
Seungmin asintió. — Si una cita, solo tú y yo.
Las semanas pasaron volando como si de un parpadeo se tratase, y finalmente estaban en una taberna. — ¿Quieres una? — Seungmin señalo su vaso de cerveza y BangChan negó.
— Nunca la he probado. — admitió el castaño. Era verdad, su padre Jungkook era un hombre de cristo y aborrecía los licores. En casa no se tenían permitidos.
— Bebe, quiero ser tu primera vez. — Seungmin le ofreció la cerveza y al terminar la noche se besaron en un callejón oscuro. Un Chan de tan solo dieciséis años conoció por primera vez lo que era sentirse enamorado.
— Seungmin. — la voz de Yunjin se escuchó a sus espaldas. El guerrero mantenía su rostro serio y con una mirada le indico a sus hombres que siguieran el camino, solos. — Alfa escuche que me has llamado.
Seungmin asintió. — No era necesario que bajaras, no es un lugar para ti. — Observo el calabozo, lleno de alfas y con olores desagradables.
— Yo, no te he visto en meses y cuando me llamaste pensé que realmente me querías y para mi alfa, solo para ti, no me interesa donde sea. — La omega llevo la mano a su alfa bajo su vestido demostrándole que no usaba ropa interior.
Seungmin levemente la empujo. — No deseo follar contigo omega, te buscaba para preguntar sobre el paradero de tu hermano, pero supongo que no lo sabes.
— ¿No deberías tu saber eso? Estuviste en su lecho durante las noches pasadas y no dudo que también durante su excursión.
Seungmin negó con molestia y se alejó yendo directamente al calabozo donde un hombre, un omega rubio era aprisionado.
— No ha deseado hablar con nadie señor. — Un alfa informo.
El omega escupió sangre y susurro: — Necesito hablar con la reina, con Jisung.
— No te acercaras a la reina. — Seungmin se limitó a decir y se acercó a una mesa dentro del calabozo. Tenía varios tipos de armas de torturas, — Estoy seguro que se aflojará la boca omega.
El omega lloro durante el lapso de tortura, pero no menciono nada y finalmente Seungmin lo dejo descansar. Era media noche cuando el general subió a los aposentos que compartía con su amante, era totalmente extraño que Chan no lo hubiera visitado en ningún momento del dia.
Cuando entro a la habitación lo primero que observo fueron las luces apagadas como las dejo antes de irse, el libro de Chan colocado sobre la mesa como la noche anterior y su ropa esparcida sobre el sillón de terciopelo cercas del balcón. Chan estaba recostado sobre la cama, su cuerpo envuelto en sabanas y su piel humedecida por el calor de su cuerpo.
Sus ojos estaban cerrados y su respiración era lenta demasiado para el propio gusto de
Seungmin. — ¿Cielo, estas bien?
Chan presiono sus ojos y su frente se frunció. — Me duele la cabeza. — susurro muy bajo, — No he podido ir con Minho hoy, se molestará.
Seungmin negó. — No lo hará. — llevo su mano a la frente de Chan y su piel hervía. — Llamare un médico, estas demasiado caliente.
Chan le restó importancia y volvió acomodarse sobre la cama. — Debe ser un resfriado,
mañana estaré bien.
No lo estuvo, cada mañana durante tres días Seungmin salía dejando a Chan recostado y al regresar lo encontraba en la misma posición. Finalmente, al cuarto día entro el rey. Minho caminaba detrás del médico real.
— ¿Ha despertado? — El beta, quien era el medico real pregunto.
Seungmin negó, sentado a un lado de Chan. — No, desde ayer por la noche que llegue no lo ha hecho. — su voz se cortó al final. — No he hablado con él desde ayer antes de irme, dijo que quería salir a tomar el sol y le dije que llegaría temprano para hacerlo, pero no ha abierto sus ojos.
— Su corazón late todavía, aunque es muy lento. — El beta dijo. — ¿Hace cuánto comenzó a
sentirse mal?
— Cuatro días.
— ¿Cuatro días? — Minho gruño, sus ojos feroces sobre Seungmin. — Han pasado cuatro días y no tenía idea de lo que sucedía con mi amigo.
Seungmin lucia derrotado. — Él decía que era un resfriado y solía ser muy enfermizo.
— Le duele mi alteza. — Dice el médico y al momento de destapar el cuerpo de Chan pueden ver sus piernas inferiores cubiertas de ronchas e hinchadas. El medico rápidamente comenzó a cubrirlas con paños de alcohol. — Le duelen sus piernas, la sangre no circula de manera normal.
Minho toco la pierna de Chan y sus dedos quedaron marcados. — ¿Qué le sucede?
— Probablemente es alguna reacción alérgica, le colocaremos un medicamento para este tipo de alergias.
Chan dieciocho años y Seungmin veinte años.
La luz de la mañana entraba por la ventana de la gran sala del Lord Bang Jungkook. Su traje verde de militar le comenzaba apretar bajo la intensa mirada del alfa. El padre de Chan.
— No sabía que mi hijo se relacionara con miembros de tu nivel. — Jungkook hablo, su voz era pastosa y Seungmin estaba seguro que Chan había heredado la dulce voz de su madre. — Veo que tienes tu estrella de honor.
Seungmin asintió. — Chan también la tiene, todos los cadetes que participamos en el campo
la tenemos.
Jungkook sonrió. — Pero has terminado la guerra sin ningún accidente mientras que Chan, la termino convirtiéndose en un miserable beta.
— Lord con todo el respeto que merece, Chan no se volvió un beta por perder su glándula.
Cuando Jungkook estaba a punto de responder la puerta fue abierta y entraron dos hermanos, por un lado, Chan su rostro cansado pero sus ojos brillosos de ver a Seungmin, su alfa. Y por otro lado una inocente Yunjin que tenía una mirada triste por perder a su alfa prometido en el campo.
Esa misma noche, cuando Yunjin le susurro a Chan lo encantada que había quedado con el apuesto militar no pudo evitar recorrer una sensación de miedo en su cuerpo. No podría competir nunca con su hermana. Ni mucho menos cuando tres meses después Seungmin le propuso matrimonio a Yunjin.
Chan se había enfurecido, fue al escuadrón donde Seungmin residía y cuando lo encontró solo no pudo evitar gritarle sobre el falso amor que le profeso hace unos años.
— Fue obra de tu padre. — Seungmin le gruñe, - El me dijo que jamás te daría su puesto de consejero real a menos que desposara a tu hermana. Mi felicidad no vale nada si no eres tú también feliz, y ha sido tu sueño ser el asesor de un rey.
Pero no así. Chan lo pensó.
Chan tuvo que ver al amor de su vida casarse con su hermana, al inicio del matrimonio se prometió nunca más mirar en dirección de Kim Seungmin y por el amor a su hermana renunciaría a cualquier tipo de contacto con el alfa. De alguna manera Chan siempre se vuelve débil ante el alfa y después de unos meses terminaron enredados en los aposentos de Bang.
Sucedió lo mismo durante una década, hasta la noche del jueves.
Todo el palacio se enteró sobre la enfermedad extraña de Lord BangChan. Una enfermedad que nadie descubría de que se tratase, pero al parecer postro a Bang a la cama y le provocaba espasmo junto vómitos de sangre roja y brillante.
"Es un castigo por el adulterio que llevaba con el alfa de su hermana" Eran los susurros que escuchaban en la corte real y dentro de los bailes. Nadie tenía permitido entrar a la habitación. Nadie debía, pero siempre hubo una excepción: Kim Seungmin.
— Minho. — era la voz del general Kim. Jisung lo dedujo, pero sonaba cansada y rota. Cuando la puerta de su dormitorio fue abierta, se observó a un cansado general. — Necesita, necesitamos que el padre de una misa cerrada a Chan.
Jisung fue el primero que llevo sus manos a su boca para callar un sollozo traicionero pero las lágrimas comenzaron a rodar cuando vio los ojos cristalinos de Kim Seungmin. — Él lo desea, me lo pidio.
Cuando las puertas fueron cerradas, Minho no se movió y cuando su omega se acercó vio silenciosas lagrimas caer por las mejillas de su alfa.
Nadie dijo nada, se limitaron a llorar en silencio. Lloraron la pérdida de un gran amigo. Un ser inocente en medio de una guerra del corazón.
Fue esa misma noche, después que el obispo recitara unos poemas dirigidos a cristo. Chan se comenzó a quejar sobre un dolor en su pecho, abrió sus ojos después de una semana y tomo la mano de Seungmin. No menciono ninguna palabra el dolor y la falta de aire no se le permitieron, murió esa noche mirando a Seungmin.
Mirando a su único lugar seguro desde que era un niño de catorce años perdido en un campamento militarizado.
Seungmin cerró los ojos de Chan cuando finalmente su corazón dejo de latir. Cuando Chan falleció una parte del general murió esa fría noche también.
— Chan. — grito Seungmin. Estaban en campo, en guerra por su reino. — Chan.
Y lo vio debajo de un árbol aprisionado entre la nieve, pero su mano se movía porque escuchaba el grito de Seungmin. El moreno corrió a su dirección y comenzó a mover los arboles hasta que el cuerpo de Chan fue liberado.
— Vamos amor, abre los ojos. — Susurro Seungmin en dirección de Chan quien respiraba de manera lenta y cansada.
Chan negó. — No puedo, me duele el cuerpo. — Una tormenta de nieve había caído sobre Chan y probablemente había fracturado parte de sus huesos. — Seungmin tengo miedo, no quiero morir.
— Escúchame Chan. No morirás aquí lo harás de anciano conmigo tomando tu mano ¿correcto?
Conmigo tomando tu mano.
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