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02

— Encantador. — Chan dice. — Tendremos un banquete, donde conocerá al rey.

Eso había dicho el consejo real hace unas horas, ahora se encontraban en el salón de fiesta. Una mesa larga cubierta de diferentes platillos comestibles y aún costado una omega armoniza la velada. El rey no aparece.

Jisung está demasiado cansado, cuando una omega aparece a su lado. — Príncipe. — se inclina con respeto. — Yunjin de Kim.

Jisung inevitablemente besa la mano de la doncella en un acto de caballerosidad. La gente lo mira confundidos e inmediatamente Yunjin besa su dorso. — Encantado. — Jisung susurra.

— ¿Donde puede estar el rey? — pregunta de manera fastidiosa. Siente la ira recorrer su cuerpo y arañando, tratando escapar. Se sentía tonto, usando vestido incómodo para impresionar a un alfa que ni siquiera tuvo la decencia de aparecer.

— Estoy segura que debe estar atendiendo asuntos políticos. — Yunjin suelta una pequeña
risa nerviosa.

— O, quizás atendiendo asuntos un poco más personales. — escuchan una voz decir de manera venenosa. — No me he podido presentar Chaeryeong. — La omega se inclina.

— Viuda del rey Changbin. — responde Jisung, — ¿A que se refiere con asuntos personales?

Chaeryeong se acerca y empuja levemente a Yunjin y le extiende su copa. — Yunjin, ¿puedes llenar mi copa?

La omega más joven asiente resignada y se aleja.

— Príncipe, para nadie es nuevo que sea un matrimonio arreglado, ni mucho menos que solo es para buscar un heredero. — Chaeryeong dice. — Mucho menos, que el rey tenga un omega.

El calor cubre sus mejillas sin embargo, Jisung es un heredero y sabe controlarse. Puede sentir humillación y dolor pero jamás lo dará a conocer. — También tengo entendido que, ese enlace fue roto.

La omega mayor asiente. — Es el segundo piso y siguiendo los marcos encontrarás su habitación.

Cuando Yunjin regresó, Jisung se dirige a la salida, nadie le prestó atención.

Camino por el palacio, cada habitación llena de libertinaje y aromas fuertes que hacía a Jisung esconderse. Su olfato era demasiado sensible desde su primer calor, parecía que no habían límites.

— ¿Estas perdido? — escucho una voz aguda y oscuro que hizo a Jisung temblar.

Miró a sus espaldas rápidamente y descubrió que era el rey Lee. Su corona reluciente sobre aquellos mechones castaños, su voz era dura e imponente como su aroma. Y sintió su cuerpo erizar a la cercanía de aquel alfa, su futuro alfa.

Respiro. — Sí, lo estaba buscando.

El rey arqueó una ceja. — Y me estas buscando en el paraíso del sexo. — señaló el obvio
olor con voz monótona.

Jisung estaba seguro que el rubor en sus mejillas era evidente. — No tenía conocimiento que su palacio fuera un lugar de perversión, majestad.

— ¿A caso trato con un omega virginal, que se asusta por gente anudando? — Minho se burló, y cuando no obtuvo respuesta, volvió hablar. — Eres virgen.

Jisung traga. — Los asuntos de cama serán tratados en nuestro dormitorio, su majestad.

Minho estaba apunto de responder, cuando el dormitorio se abrió lentamente y de ahí se asomó una cabellera castaña, — Oh-h.

— Entra a la recámara, estoy tratando unos asuntos de trabajo. — Él omega asintió y al estar su cuello descubierto, una marca roja y abierta decoraba su cuello.

Asuntos de trabajo, pensó Jisung.

Minho lo miró finalmente cuando el omega desapareció. — Es muy encantadora esta platica, pero, debo retirarme.

Jisung parpadeo y forzó una sonrisa en sus labios redondos. — No se le olvide rey, no esta tratando con un omega cualquiera, soy el príncipe de Maelia y espero que para nuestra unión, usted se deshaga de su amante.

Minho presionaba sus dientes y se escuchaba un rugir dentro de su pecho, — Maelia no es más que una miseria a lado de Sterulia, no olvides tu lugar omega.

En tres días se iniciaría la ceremonia de vínculo. Jisung no había vuelto a ver al rey Lee.

— Debería haber otra forma. — expresó Jeongin frunciendo su ceño profundamente.

— Entonces, dime alguna. — dice Minho, se colocaba sus anillos de forma adecuada.

— Podemos, ver alguna mujer mágica. — Jeongin había escuchado sobre Hong Eunchae una mujer especial, capaz de conseguir lo que cualquier persona puede desear.

Minho se burló ligeramente. — Eres muy inocente amor mío.

— No hagas eso, no te burles de mí. No seas como ellos.

Los ojos de Minho se suavizaron, era consciente de las burlas que recibía Jeongin por parte de la corte. — Lo siento omega, — se acercó al pequeño chico de ojos tristes. — Tengo tres dias libres.

Jeongin sonrió con ilusión y alegría, sabía lo que su alfa se refería con días libres. — ¿Solo tres días?

— Desearía poder ofrecerte más, pero sabes que debo cumplir con el omega extranjero.

Ellos partieron después del atardecer, fueron a su antiguo hogar donde resguardaban sus más profundos recuerdos. Minho le hizo el amor a su pequeño omega, sin embargo no volvió a reabrir la marca en el cuello de Jeongin. El omega sintió su corazón romper y un nudo se formó.

Fue en la madrugada que Minho sintió el aroma de su omega lejos, al palpar la cama estaba vacía, despacio se puso de pie y salió de la habitación. No fue muy lejos tres cuartos se encontraba Jeongin, sus ojos cerrados de ellos surcaban lágrimas silenciosas y en sus manos sujetaba una sabanita de color azul tejida.

Minho se permitió ser débil por un segundo y abrazo a Jeongin. — Cuando nazca, me lo darás. — susurro el omega. — dilo alfa, di que me darás a ese bebé.

— Jeongin. — Minho dijo, — No puede ser asi, tendrá una madre.

El omega volteo y miro a Minho, sus ojos marrones irritados por las lágrimas. — Es un simple omega, podemos hacer que desaparezca.

— No creo que sea un simple omega. — Minho susurro y se permitió pensar en el omega extranjero, a su mente llegaron rizos revueltos, ojos verdes y feroces como si de un diluvio se tratara.

Jisung Jisung Jisung Jisung.

Jisung.

Sus ojos se abrieron ferozmente después de escuchar aquella voz llamándola y dejando acariciar por aquel recuerdo. Jisung podía asegurar que era igual a la del rey. Había pasado una semana como si de un parpadeo se tratase, fue por una doncella que se enteró.

El rey no estaba en el palacio al parecer decidió fugarse con su omega, su padre al enterarse, se molesto y gruño sobre la alianza y la poca palabra del rey. Pero Jisung, sabía que regresaría, el rey Lee Minho era un caballero que haría cualquier sacrificio por su pueblo.

Han Jisung era muchas cosas; astuto, leal a su familia, inteligente pero también irritablemente romántico. A pesar de nunca haber experimentando el amor de pareja se permitió fantasear con conocer a una omega, cortejarla y poder enlazarse para toda la vida, y eso fue lo que le ocurrió al rey.

Se enamoró de un omega ideal para ser su reina, y sin dudar, Jisung no le arrebataria los últimos días que pudieran pasar juntos aunque por dentro se sintiera totalmente destrozado. Gaeul había dicho que era normal, que su lado omega lo había proclamado su alfa y de alguna manera se sentía traicionado.

Las puertas fueron tocadas y segundos después abiertas, entro Jisso la hermana mayor del rey tras de ella estaba Félix con un grupo de omegas, sus damas reales.

— Príncipe. — Jisso se inclina, — No esperaba verlo despierto, apenas ha salido un cuarto de sol.

— No podia seguir recostado. — responde sin muchas ganas, mientras era levantado por dos omegas de cabello negro.

Jisso suspiro sonadora. — Lo entiendo completamente, cuando fue mi ceremonia apenas pude mantenerme quieta fue completamente maravilloso y sin duda tan solo pensar en la noche de enlace.

— ¿Noche de enlace? — Jisung pregunto después de tener su bata rosa de seda perfectamente colocada. — Pensé que el enlace se hacía en la ceremonia frente al público.

— Si principe, pero despues de ser mordido lo único que desearás será unirte a tu alfa de manera carnal e incluso, si no lo deseas, en ese momento lo harás.

Jisung sintió sus mejillas sonrojarse y después de tragar la uva respondió. — Pensé que esperaríamos al celo.

— Uh-h, bueno, pueden hacerlo pero no creo puedas esperar. — Jisso se acerco y se sentó frente a Jisung. — ¿No has estado con un alfa?"

Jisung carraspeó, — No, he tenido mi celo apenas unas semanas.

Jisso le ofreció una sonrisa. — No te preocupes por tu inexperiencia a los alfas les encanta ser los primeros y por otro lado después de la mordida te sentirás como en celo, solo que sin tanto sudor.

Jisung bajó su mirada, temeroso por lo que ocurriría al anochecer, y cuando pensó que la princesa no diría nada, la voz de Jisso lo sorprendió.

— Nunca me agrado Jeongin, estoy feliz porque llegaste.

Jisung no tuvo tiempo de responder, cuando la puerta fue abierta y entró una omega vieja. Era la encargada de alistarlo para la ceremonia. Jisung fue introducido a una tina de agua donde estuvo durante cuatro largas horas, las doncellas limpiaban su cuerpo y cualquier olor fuera del suyo desapareció.

Cuando creyó que se quedaría dormido, fue levantado del agua. Su cuerpo lo cubrieron con toallas de algodón, no le colocaron ninguna loción de aromas. Era suficiente con su propio aroma pinos verdes y sándalo.

— Manos arriba. — hablo la omega mayor, y la toalla cayó dejándolo totalmente desnudo frente a las doncellas pero ninguna se avergonzó, todas trabajan rápidamente y sin tiempo de avergonzarse cuando un blusón blanco casi transparente fue colocado sobre su cuerpo, seguido de un corset.

Félix lo ajustó de manera perfecta y una falda de aro con olanes delicados. — Me gusta su cabello natural. — dice una de las doncellas. — Es más inocente.

— Será natural. — sonrió por primera vez la omega mayor. — Te ves exquisito como lo sería
una futura reina.

— Desde la reina Yeji, no había visto a ninguno tan hermoso, como usted. — Las doncellas se inclinaron con respeto y cada una fue saliendo de la habitación. — Es hora.

Jisung, la detuvo cuando la omega pidió que la puerta fuera abierta. — ¿Mi madre?

— No te preocupes por eso, es momento de salir. El rey te espera.

Jisung asintio y siguió a la omega, bajaron los escalones, escoltados por la guardia real y se detuvieron al llegar frente a una enorme puerta color café con destellos de oro, — Te ves precioso.

Escucho la voz de su padre, sus ojos tenían notas brillosas y le ofreció su brazo. No hablaron cuando la puerta fue abierta y lo único que sus ojos verdes pudieron captar fue al rey. Poderoso, elegante y atractivo.

— Príncipe Han Jisung de Maelia. — habló una voz perteneciente a uno de los asesores del rey, un alfa llamado Jay. Sus pasos eran lentos y cuando finalmente llego, el rey extendió su mano.

Su dedos fueron entrelazados, y aunque él rizado le ofreció una sonrisa, él rey miraba con rostro serio. La ceremonia transcurrió sin contratiempo y cuando finalmente firmaron la unión el alfa lo miró.

— Te marcare. — señaló lo obvio y el omega rizado asintió, todos los ojos críticos sobre ellos. Jisung inclino su cuello y dejo descubierta su glándula, donde inmediatamente el rey olfateo.

Un gruñido bajo retumbo y provoco que él omega se congelara. Sin pensarlo mucho, el alfa beso aquella zona y segundos después encajo sus caninos, la sangre brotó e inmediatamente el rey comenzó a curarla.

Una ola de aplausos se escucharon y dentro de euforia un sollozo se atravesó. Jeongin quien se mantenía oculto con lágrimas corriendo por sus mejillas, exigía a su alfa. Inmediatamente Minho quiso responder al llamado pero una voz baja y tímida lo detuvo. — Alfa. — susurró Jisung.

No se sentía en celo, se sentía sobre una nube de espinas, se sentía temeroso y con la sensación de aferrarse a algo o alguien. — Me haré cargo de Jeongin. — Minho escucho la voz de BangChan, lejana entre el murmullo, en ese momento sólo podía enfocarse en una sola persona, Jisung.

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