Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO TREINTA Y TRES: JEDIK MARCONE

—¿De verdad piensas que podría amar a algo que venga de ti. Prefiero morir antes que cargar con algo que tenga tu sangre. Lo único que esos fetos me recuerdan es el asco que me das. Si pudiera, los arrancaría de mi cuerpo ahora mismo con mis propias manos, solo para no tener nada que me ate a ti.

Sentí cómo el aire se escapaba de mis pulmones, como si me hubiera dado un golpe directo en el pecho. No me había preparado para esas palabras. Sabía que sería difícil, que su reacción no sería la mejor, pero esto… 

—No hay nada peor que saber que algo crece dentro de mí por tu culpa. Espero que te pudras en el infierno, tú y tu patética y maldita descendencia —escupió, antes de girarse y salir de la habitación, dejándome a solas con el doctor. 

Sentía mi pecho arder, como si me hubieran prendido fuego. Mis manos comenzaron a temblar. Parpadeé un par de veces y sentí algo cálido recorriendo mis mejillas. Bajé la vista. Mis dedos estaban mojados, y lo único que podía pensar era que algo no estaba bien. No entendía lo que estaba pasando.

—¿Qué...? —murmuré, apenas siendo capaz de formar la pregunta—. ¿Qué me está pasando?

El doctor me observaba desde una esquina.

—Son lágrimas, Marcone.

—No… —negué con la cabeza, sin poder aceptarlo—. No puede ser. Yo no... 

Pero lo eran. Lágrimas. Algo que no había experimentado en toda mi vida, algo que pensé que jamás llegaría a sentir. Pero ahí estaban, traicionándome. Y lo peor es que no podía culpar a nadie más. 

Independientemente de lo que pensara de mí, esos bebés que llevaba dentro… eran su sangre también. Eso no podía cambiarlo. Y ella los odiaba solo por eso, solo porque tenían mi sangre. ¿Cómo podía ser tan cruel? ¿Cómo podía ser tan fría? 

Parpadeé, intentando borrar la sensación sofocante en mi garganta.

Esos bebés no habían pedido nacer. No habían elegido tenerme a mí como padre. Pero aun así, aquí estaba, incapaz de protegerlos siquiera del desprecio de su propia madre.

Mi respiración se hizo irregular. No quería pensar en eso, pero lo hacía. ¿Y si realmente terminaba arrancándolos de su cuerpo? ¿Y si se deshacía de ellos antes de que siquiera pudieran tener una oportunidad de vivir? Era un pensamiento que no podía soportar. Mis hijos, arrancados del mundo antes de siquiera tener la oportunidad de ser algo más que una mancha de odio en su mente.

Me odiaba. Pero lo que más dolía es que ese odio ahora se extendía hacia los que no tenían la culpa. Si tan solo… si tan solo ella pudiera ver que no tienen la culpa de nada.

—¿Cuántas probabilidades hay de que pueda tenerlos sin arriesgar su vida? 

—No hay manera de saberlo. Su cuerpo ya está bajo una presión extrema, y esto… esto no es algo que podamos predecir con certeza.

No había garantías. Ninguna. Podría perderla… o podría perderlos. Tal vez a ambos. Me llevé una mano a la frente, frotándome los ojos, secando las lágrimas que aún quedaban.

Sabía lo que tenía que hacer, aunque eso significara que ella me odiaría para siempre. Prefería eso a verla destruir la vida que llevaba dentro. A ver cómo ella misma tomaba la decisión de deshacerse de nuestros hijos. Si tenía que elegir entre su odio o su sufrimiento… elegiría su odio. Lo soportaría. Ya lo estaba haciendo.

Me limpié el rostro con la manga, tratando de apartar cualquier rastro de debilidad.

—Renunciaré a lo que sea que esté sintiendo por ella. Pero no puedo permitir que se deshaga de ellos. 

—¿Qué estás pensando hacer, Marcone?

—Voy a traerla. Y tú harás lo que mejor sabes hacer; obedecerme. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro