Meg

El frío me tiene las manos heladas, las introdujo dentro de los bolsillos de mi abrigo rojo. Suelto una bocanada de aire frío viendo cómo sale humo, una sonrisa inocente se dibuja en mis labios. No sé porque jodida razón disfruto tanto con ello, miro hacia los lados asegurándome de que nadie me observa.

Para mí buena suerte la nieve cubre todo, los copos caen a mi alrededor y otra sonrisa se dibuja en mi rostro pero de fascinación absoluta. Amo tanto navidad que cualquiera pensaría que como una persona tan jodida como yo le puede gustar dicha estación.

-Monstruo, te ves hermosa bajo la nevada- unos brazos cálidos y acogedores me envuelven desde la espalda.

Quedo pegada a su duro pecho, una sonrisa cubre sus labios cuando me abriga con su abrigo. Intento disimular la sonrisa que se me crea.

-Quita, quita- lo aparto sin mucha fuerza, la verdad es que si quiero que me abrace.

Es tu ángel a fin de cuentas ¿No?

Así es.

- no seas fría, hace frío- da un pequeño golpecito en mi frente.

-¿No me digas que vienes a pedirme que te ayude con el árbol de navidad?- giro mi rostro para verlo a los ojos.

-No...no...- enarco una ceja, cruzandome de brazos- si, la verdad - admité cabizbajo.

Nunca nadie me había pedido esto, con lo mucho que me gustaba a pesar de que claro que diría que no.

- Vale, te ayudaré- me levantó en peso haciéndome girar con él, volviendo a dejarme en el suelo- pero como se lo digas a alguien estará muerto- amenacé entrecerrado los ojos.

-Sí, sí, además se que tú si cumples- bromeó, tomándome de la mano introduciendo me en casa.

(...)

Tras unas horas montamos el árbol de navidad, la decoración quedó tan hermosa. Lo dejé colocar la estrella ya que le hacía ilusión, encendió las luces y una sonrisa se me escapo.

-¿Te gusta, eh?- me pasó el brazo por encima de los hombros.

-No...no, que dices- resté importancia.

-Prometo...ser tú fiel ángel por siempre, puedes contar conmigo - pronunció con tanta seguridad que ni pude evitar abrazarlo.

- Me encanta- susurré contra su pecho.

-Te Quiero, monstruo- musitó estrechando me contra sus brazos.

-Yo igual- lo apreté con fuerza cuando el timbre sonó.

- Yo iré a ver- se apartó de mí cambiando hacia la puerta.

Rece porque no fuera el pesado de Adriel. Mi celular sonó alertandome de una notificación de mensaje, lo tomé viendo que era una foto de Adriel con una pareja amordazada a su lado. Tecleé un mensaje.

La Reina: ¿noche navideña de caza?

El Rey: Sí, ¿te gusta mi regalo de navidad para tí?, ¿Quieres venir?

La Reina: No gracias, está noche me quedo en casa con Lex, para otra ocasión.

El Rey: eso es raro, no estarás con él ¿Cierto?

La Reina: ¿Con quién?, ¿Mi hermano?, Pues sí.

El Rey: Mándame una foto.

La Reina: feliz navidad roja, mi rey.

Otro mensaje llegó aún así, guarde el celular en mi bolsillo antes de que mi hermano se acercara.

-¡Mira Monstruo! - señaló a su lado con entusiasmo.

-Feliz Navidad, Luna-la sonrisa tímida de oscurito hizo que mi corazón se aceleré.

Se ve tan atractivo, su piel tan blanca como la nieve le resaltaba en un hermoso abrigo negro. Sus ojos avellanas casi eran cubierto por su cabello negro que le cubría con un gorro negro. Sus ojos me recorren con ternura y yo siento que mi corazón late tan fuerte que pudiera escucharse. Al lado de él mi hermano sonreía con su cabello negro hacia adelante que caía sobre su frente y un abrigo blanco marcaba su musculoso cuerpo. Nos observaba con diversión.

- ¿Nos tomamos una foto junto los tres?- indagó mi ángel.

-¿Quién te invito? - pregunté a Edén directamente desconcertada.

-tú...- antes de que pudiera contestar respondió mi hermano en su lugar.

-Yo lo invité, ¿Nos tomamos la foto ya?- insistió.

-venga- accedí colocándome junto al árbol.

-No sé...- mi hermano le dió un tirón posicionándolo a mi lado.

- ¡Digan Monstruo!- exclamó sonriendo.

-¡Monstruo!- exclamamos los tres a la vez,

Una carcajada se escapo de mi en el preciso momento en que mi hermano tiraba la foto.

-listo- aseguraron los dos alejadose con la cámara.

-¿Qué pasá?- pregunté aún sonriendo.

-nada- dijeron al mirar la foto los dos alegres.

- ¡déjenme ver!- exijo tomándole la cámara de la mano a mi hermano.

Miro la foto, quedamos realmente bien. Los dos están riendo mirándome a mi reír con tanta felicidad que jamás creí que iba a verme así. Está más que claro que ellos dos son mi real felicidad.

- La foto quedó hermosa ¿verdad?- preguntó mi hermano quitandome la cámara.

-¿A qué sí?- preguntó Oscurito está vez.

-Claro que sí, no ven que me encuentro yo en la foto- alardeó dejándome caer en el sofá.

Ambos me miraron para reír a la vez, enarque una ceja analizando a los dos que no paran de reír.

-¡ Mira que son tontos! - digo contagiando con la risa.

- así luces tan hermosa luna- dijo atontado.

- Iré a la cocina por chocolate caliente- mi ángel me guiñó un ojo desapareciendo hacia la cocina una sonrísa torcida se dibujo en mis labios.

Esa fue la señal que mi ángel me dió indicándome que me dejaría a solas con él, nunca mejor regalo de navidad. Me acerque a él tanto que lo pegué a la pared, contuvo la respiración sin mirarme a los ojos. Algo que me hizo mucha gracia, lo tomé del rostro haciendo que me mire.

-Luna...yo...- coloqué un dedo sobre sus labios.

-No digas nada- susurré sobre sus labios.

-Te amo, Meg- sus labios se pegaron a los míos unos segundos.

Se alejó mirándome fijo a los ojos, yo me quedé estática sin poder creer lo que había acabado de pasar. Lo miré volviendolo a besar, sus labios me recibieron con tantas ganas y ternura que me tenían ascixiada. Tomé sus manos rígidas colocándola en mi trasero y mi cabello, eso fue suficiente para él que me tomó de la nalga con fuerza, enredó sus dedos en mi cabello y yo solté un suspiro de alivio. Subió la mano de mi nalga dejando un recorrido de caricias hasta llegar a mi mejilla, acarició con el dedo pulgar en la mejilla. El beso se hizo más profundo y tierno. Nos separamos unos centímetros en busca de aire, nuestros labios quedaron entre abiertos, suspiró atrayendome hacia él.

- Te amo, te amo...- las palabras se escaparon de mí antes de que pudiera detenerla.

-Te amo...oscurito- musité con nerviosismo.

-Es la primera vez...que el mundo me hace un regalo tanta bello- alegó y yo me abracé con fuerza a él.

-¡Aquí está! - llamó mi hermano la atención, con una bandeja con galletas y chocolate caliente.

Nos alejamos y nos sentamos con mi hermano en el sofá, quedé en el medio entre los dos. Puso Edén la película que mi hermano le indicó, cado uno tomó la taza de chocolate. Mientras la película pasaba y las risas igual tomé a mi hermano acercándolo a mí.

-Te amo, mi ángel- susurré en su oreja.

Él sonrió y dejó un corto pero tierno beso en mi frente.

-Yo también te amo, Monstruo- susurró solo para que yo lo escuchará.

-Está navidad es la mejor- alegué y ambos me miraron.

-¡Feliz Navidad!- dijimos los tres a la ves.

Por primera ves sentí tanta alegría...

Mis ojos se abrieron viendo la oscuridad de la habitación, estaba sola otra vez en la oscuridad de la noche. Mientras las olas se veían desde la cama por la inmensa ventana, pude divisar aquellos ojos que me observan desde la playa.

Levantó una hoja blanco con sangre o tal vez pintura roja que decía:

¡Feliz navidad, Experimento Odio!

Una sonrisa torcida se dibujo en mis labios al tomar el cuchillo debajo de la almohada.

Feliz navidad a todos, lamento demorarme. Espero que su navidad sea encantador rodeada de su familiares, se les quiere...Felices navidades sangrienta a todos.