Capítulo 18 (Puta loca)
Despierto con lágrimas en mi rostro, pero mi mente completamente ordenada y cada recuerdo en su sitio. Hay personas que odian su segunda personalidad o al revés, pero yo ame cada parte de ella, me siento que perdí una hermana. Ahora es cuando todo comienza. Siento mi teléfono vibrar en la mesita, lo tomo para ver el nombre de Adriel en la pantalla lo cojo.
- ¿Dime que la encontraste?
-sal ahora.
-Enseguida salgo-Cuelgo.
Quito las agujas y toda la mierda que me pusieron. Tomo la ropa de la mesita a mi lado, lo mas gracioso es que es nueva. Adriel tuvo tiempo de hacer de las suyas. Sin que me vean cierro las cortinas y me visto. Salgo fuera de ellas observándolo toda la herida aun duele. Ignoro su dolor y sin que nadie me logre ver salgo de allí encontrándome con el chico de ojos miel en el parqueo. Me lanzo en sus brazos atrapando sus labios en un corto beso. Me separo mirándolo a los ojos y lo se este chico me gusta y lo amo demasiado, y aun así casi no hemos podido tener tiempo para nosotros.
-te amo, mi asesino-susurre.
- ¿Meg? -pregunto extrañado.
-vamos-digo, montándome en el coche.
Se monto en este de camino al sitio.
(...)
Me quedo esperando en el coche cuando llego Adriel con ellas en los brazos goteando sangre. De la herida en la cabeza. En maletero la guarda, vuelve a montarse en auto.
-Debemos darnos prisa, el policía nos encontrara.
-Lo tengo todo bajo control.
-aun así, te mande su contacto por wasap. Y sino te da tiempo a escribirle ya el sabe lo que tiene que hacer.
-está bien.
-te amo mi maniática.
(...)
Llegamos a nuestra cabaña aquí los recuerdos de todos los crímenes, momentos juntos llegan a mí. Entro a ella observándola exactamente como la recordaba como si el tiempo no hubiera pasado. Recuerdo los gritos, suplicas de dolor de nuestras victimas claro esta ninguna inocente. Recuerdo de caricias, besos y las mejores corridas, sexo, risas. Adriel es toda la compañía que necesitaba en esos tiempos a parte de mi hermano el cual ahora no está, gracias esos dos hijos de su puta madre.
Lo importante de todo es que Meg me dejo cada uno de sus recuerdos y ahora que somos una. Si que soy la puta ama.
Veo como Adriel la deja en el suelo. Me acerco propinándole una bofetada en su rostro haciéndola despertar. Veo sus ojos centrándose en mi su rostro se palidece y un ápice de miedo aparece en ellos.
-Hola de nuevo hermanita, quien lo diría nuevamente juntas-una sonrisa apareció en mi rostro.
-Por favor hermanita no me hagas daño.
-ja, ja, ja. Sigues siendo la misma de siempre, la que ruega por su vida a ultima estancia- la tomo del cabello pegándome a su oído- Eres el mismo cobarde de siempre.
-Basta, somos hermanas.
-No, no. Estas equivocada yo no soy tu hermana, esa murió el día que lo perdió todo, el día que me dejaste sola y me llamaste traidora. Ahora yo soy la hermana de Lex el chico que ustedes dos se cargaron como si no fuera nada...Yo soy mi propia hermana y soy todo, ¿sabes por qué?
-No estas mal Jess, mírame
-No tengo nada que mirar, estas delante del experimento Hate... eso es lo que soy un monstruo, una víbora, una loca, una maniática, una reina y sobre todo la puta ama de la muerte.
Adriel camino hacia mi dejando el cuchillo en mis manos.
-Gracias cariño- dejo un beso corto en sus labios- ¿bien, en que estábamos? Ahh, si en...-fui interrumpida.
-Perdón, no quiero morir-Lagrimas caía de sus ojos.
-Lo hubieras pensado antes de joderme la vida. El destino nos dio una oportunidad y tu la desperdiciaste, ahora tu vida esta en mis manos-tomo aire, y sin que lo espere dejo caer el cuchillo con toda mi fuerza en su mano cortándosela, la sangre salpica todo el suelo y su olor me satisface
-¡¡Ahh!!-un grito desgarrador suelta.
-qué cosa ¿no? En el pasado de pendiste de mi y ahora vuelves otra vez a necesitar de mí. Lo que esta vez seré yo quien acabe con tu vida.
Paso la lengua por uno de los lados del cuchillo, con mi lengua limpio la sangre que quedo en mi labio inferior.
-hmm, eres demasiado acida para mi gusto.
-Eres una jodida víbora, una maniática.
-Prefiero ser todo eso que una traidora y una cobarde.
Sus ojos se inundaban cada vez mas de lágrimas, estoy tan feliz nunca una escena me había satisfecho mas que ahora.
-Necesito que nos tomemos esto- hablo Adriel con un sobre en sus manos.
- ¿eso es?
-veneno, pero tranquila no es tan peligroso. Solo debemos tomarlo ahora para que haga el efecto por si llega la policía.
-bien.
-me encanta, que nunca tengas miedo mi Odio.
Rasgo el sobre vertiendo el contenido en su boca. Me atrajo a el pegando su boca con la mía. Nos pasábamos el veneno uno al otro en un beso caliente, enloquecedor. Nos separamos para volver a centrarme en mi hermana.
-Bien esto debe ser rápido así que rasgué con el cuchillo su ropa y en su estómago escribí la palabra Hate. Sus gritos hacia eco en el sitio, su sangre mojaba mis manos. La adrenalina me estaba invadiendo así que me deje llevar dándole una, dos, tres. El doble de la cantidad de tiro que le dieron a mi hermano. Sin tocarla en ningún punto que le haga morir de inmediato, su dolor era encantador para mí. Termine llena de su sangre, el suelo se bañaba de rojo, la fragilidad en su cuerpo, los sentimientos negativos, dolorosos y de miedo de mi hermana me hacía sentir como la puta ama del mundo. Se salva enserio que no tengo tiempo la policía llegara sino con ella experimentaría mil cosas que aun no han sido creadas como método de tortura. Se ve la vida como se escapa de ella poco a poco. Como se va desangrando frente a mí, como ahorra sus últimos alientos de vida y aguanta con sus ultimas fuerzas esperando por la ayuda de alguien que no llegara. Porque todos siempre llegan tarde, Aizen llegara tarde. Aun así, mi sexy poli no tiene nada que ver con esto, el pobre lo hemos hecho atrasarse y enredarse.
-La pistola-Adriel me la deja en las manos.
- ¿Segura?, puedo hacerlo por ti-habla con seguridad y dulzura.
-toda la vida-digo firme, sin titubear ni un segundo.
-por favor-suplica.
-lo siento cariño, te voy a demostrar ahora que...tu eres la portada y yo soy el contenido- jalo el gatillo disparándole directamente en la cabeza.
En el mismo segundo que la bala impacta en su cuerpo se abre la puerta. Aizen entra disparándole a Adriel al brazo y a mi en la mano, siento el impacto de la bala tan doloroso. La sangre cae al suelo y junto con ella el arma.
Que hombre, por este policía si me dejo coger, me voy contenta a la celda. Rio sin dejar de mirarlo.
-Sabia que me ibas a encontrar, es muy difícil engañarte la verdad- suspiro- aunque bueno, seria un placer ser arrestada por ti.
-eres buena, muy buena. Pero no lo suficiente-su voz es seria.
Adriel me lanza una mirada llena de odio.
-Tranquilo cariño, no te voy a cambiar por el-suelto tranquila.
-contra la pared, venga. Vamos-exige.
Ambos nos pegamos a la pared.
Entro una chica bastante hermosa. Hermosa es poco solo diré que me hace dudar de mi sexo. Cabello castaño oscuro, curvilínea, cuerpo de otra dimensión, culona. Ojos sumamente raros pero hermosos, violetas fuertes. Vamos la perfección, deben decirme de donde sacan a estos policías.
-ya- su voz es dulce.
Se acerco a cachear a Adriel.
-wao-dijo mirándola de arriba abajo.
Aizen disparo el taser, haciéndolo contraerse en el suelo de la corriente.
- ¿por qué hiciste eso? -pregunto confundida.
-por que es peligroso- los celos se sentían en su voz.
-y que hacemos.
-Mataron a la chica, genial.
-ella tenia que morir, sino no iba a parar esta mierda- Te lo dije Aizen siempre llegan tarde-sonreí-ups-miro a la chica y justo cuando iba a decir algo, sentí el olor del cloroformo en el aire que me hizo quedarme dormida.
(...)
Desperté acabada de llegar al sitio, sentía la debilidad en mi cuerpo. Siento mucho frio, el sudor recorre mi cuerpo. Mi vista se nubla por momentos, mi cuerpo esta fatigado, cansado y pesado. El estomago duele demasiado. Aizen abre la puerta.
-Vamos-exige a Adriel.
Adriel esta pálido, frio, sudado y se ve demasiado débil imagino que debe ser el veneno. Aizen nos mira extrañado, debe estarlo por nuestro aspecto. Adriel salió delante de Aizen. Y yo fui sacada por la otra agente.
-No me siento bien-hablo con debilidad Adriel.
- ¿qué paso? -Adriel tosió sangre.
-Lexa, busca los médicos rápidos que seguro estos dos ingirieron algo-el cuerpo de mi chico a cayó al suelo perdiendo la conciencia.
Estará bien todo saldrá bien. Tosí mire mi mano para ver sangre, mi cuerpo colapso cayendo al suelo y perdiendo la conciencia. Ahora todo será llevado a las manos del señor de la muerte.
(...)
Oía el sonido de la maquina que lleva el control de los latidos, alguien a muerto. La voz de los médicos intentando salvar la vida de la persona hace eco en la sala. Abro mis ojos cuando mi cuerpo se siente como si flotara, miro para darme cuenta de que soy yo... Yo soy la que esta muriendo, la que los médicos intentan reanimar. Tal vez es hora de descansar de reunirme con las personas que perdí y ya no están aquí.
Sentí la puerta de la habitación abrirse, me volteé rápidamente para ver de quien se trataba. Y lo que vi hizo que inmediatamente mis ojos se llenaran de lágrimas. Hay delante de mí se encontraba el, alto, corpulento como siempre, con su cabello tan oscuro como la noche, su hermoso rostro con la expresión cariñosa y tierna, su sonrisa cálida y alegre de siempre, sus profundos, hermosos y maravillosos ojos grises únicos, brillantes tan iguales a los míos, tan perfecto como siempre
- ¿¿hermano...??-hable con la voz quebrada a caminando en su dirección
-¡¡ssh!!-se puso uno de sus dedos sobre la boca y la nariz – Porque en vez de hacer tantas preguntas no me abrazas... Sabes siento frio- hablo con su voz de siempre la cual extrañaba tanto oír.
No tuvo que hablar mucho rápidamente me lance a sus brazos, estaban tan cálidos como siempre, me sentía en sus brazos protegida, segura y estaba olvidando todo lo malo que había ocurrió como solía pasar. Sentía su aroma a hermano tan familiar. Me abrazaba con tanta fuerza; Las lágrimas no dejaban de caer.
- ¿vienes a llevarme contigo? - pregunte entre lagrimas
-Verte te extrañaba tanto hermanita-Las lágrimas empezaron a salir con más fuerza
-Yo también te extraño tanto, me dejaste tan sola no sabes cuanta falta me haces-sollozo-te necesito tanto sin ti no estoy completa.
-Lo siento mi enana, pero siempre recuerda que tu y yo siempre estaremos juntos no importa donde estemos.
-Estoy cansada de no tenerte. Ya descansare.
-no digas tonterías
-quiero abrazarte por siempre
-qué más quisiera yo que eso-suspiro-pero ahora no es tu momento.
-No quiero, quiero quedarme contigo- hable aferrándome más fuerte a el
-Aun debes quedarte, debes de cuidar de esa personita - hablo dándome un beso tierno en la cabeza
- ¿Quién?
-preguntas demasiado mi enana.
-me esperaras...
-siempre lo hago, pero aún no es tu momento.
-Te quiero hermano toda la vida lo hare, para el resto de la eternidad.
-yo también te quiero mi niña... Pero ahora ve, vive por mi... por ti y se feliz. Ya cuando el tiempo pase y estés viejita vendrás a mí.
Lo acaricie del cabello en lo que le daba un tierno beso en la mejilla.
-Ahora despierta, por favor.
Y con lagrimas en mis ojos desperté, hay se encontraba Aizen en la habitación mirándome, miré a todos los lados, estaba desnuda. Pero viva y aunque no pude ir con mi hermoso ángel, hay estaba. Adriel estará bien de eso estoy segura. Aizen toma de su café sin dejar de mirarme, debo admitir que tengo mucha hambre y su café tiene un aspecto y un aroma estupendo me tiene el estómago rugiendo.
- ¿me das un jugo?
Y como si lo hubiera adivinado me extendió el jugo de la mesita; Ahh es tan... tan lindo.
-trastorno de personalidad. Una es la asesina y la otra solamente se entera en el acto, y vive su vida tranquila y la otra se traga el dolor o como diría sus víctimas el odio.
<<esta equivocado, pero aun así respondamos adecuadamente>>
-estas equivocado Aizen, yo no me trago nada... yo apenas siento. Yo solamente tengo el sentimiento de asesinar y hacer justicia por mi cuenta. Lo que ustedes nunca hacen, siempre llegan tarde.
-nosotros no llegamos tarde.
-ups, lo siento yo solo protegía a mi hermana, la hermana que nunca tuvo.
Conteste exactamente como Meg lo hubiera hecho, porque esos eran sus pensamientos y sus sentimientos.
-ya.
-la hermana que la protegía en el sótano, cuando ese hombre hacia el experimento Hate-sonrió-si Aizen me imagino que te preguntaras de donde saque el nombre... Hate Experiment, ¿sabes lo que es?
-no cuéntame-hablo interesado.
Unos minutos más tarde.
Después de hacerle mi vida a Aizen desde el principio, le contaba que era lo que más le interesaba.
-no es mas que torturar a una persona de mil maneras dolorosas, obligando a aguantar el dolor para proteger. Que solo el odio se quede contigo cuando te arranquen todo lo que tienes y aun así no hacer nada porque sino matan lo que quieres. Cuanto eres capaz de aguantar el odio, ese es el experimento Hate.
-Que interesante-sarcásticamente.
-si.
- ¿y que era eso que estabas protegiendo?
- ¿qué cosa?
-eso que estabas protegiendo.
-eso fue algo que mi ángel se llevó.
-okey, ¿tú te lo sabes?
-no se Aizen y te digo muy enserio.
<<siempre estará en nuestro recuerdo mas feliz, porque hay esta todo>>
Las palabras de mi hermano venían a mi mente.
-Nosotros podemos llegar tarde, pero ustedes son gilipollas de cojones.
Aizen no a aprendido nada la verdad, aunque para ser policía me encanta como me trata la paciencia, pero aun le falta por aprender por perder. Sonrió
-arriesgas tu vida por proteger algo y luego lo pierdes. Hay que ser gilipollas- fue como una galleta sin mano porque enserio dolió que sabe el de todo lo que hice para proteger lo que quiero.
-no te preocupes mi objetivo esta cumplido, mi objetivo era proteger a Jess.
Y Meg lo cumplió.
-Jessie, nos volveremos a ver.
-claro que nos volveremos a ver, espero que la próxima ve me invites a un café, por favor me alegra mucho a ver sido arrestada por ti.
-el honor es mío... puta loca-se giro para irse, y yo no pude evitar sonreír.
-tiene buen armamento... señor policía-sonreí nuevamente.
- ¿cómo se dio cuenta? - se miró el cuerpo y en apenas un susurro soltó.
-no hablo de ese-pude divisar una sonrisa se dibujó en su rostro.
Abrió la puerta para marcharse, pero antes de que la cerrara volví a hablar.
-hablo de su gran polla-digo, pícaramente.
Debería saber cómo esta Adriel, pero no podre salir de la habitación. Debería descansar hasta que nos podamos ver.
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