#2. Encuentro rudo
Por cada paso que el atractivo tricolor daba, más y más silbidos se escuchaban por las calles.
- Te maldigo a tí, a tu madre y a tus muertos...- le susurró alto e irritado a su rubio amigo quien iba a su lado.
- Ay por favor, no puede ser tan malo. Tú solías vestirte así por placer- Yugi se incomodó un poco y Joey se abofeteó mentalmente por haber recordado eso, así que cambió de tema inmediatamente- Además hoy hace calor y ese vestidito te está haciendo un gran favor ¿no crees?
- ¡No! Es demasiado corto y...- en ese momento sintió una mano que se enredaba alrededor se su cuello y era atraído hacia alguien.
- Hola hermosa, ¿vas a alguna parte?
- A tu puto funeral si no me sueltas ya- respondió muy molesto y seguidamente le dió un codazo en el estómago al sujeto que lo hizo quedarse encogido en el suelo por la falta de aire- terminemos con esta mierda y regresemos a Nueva York- pasó de largo a su amigo y este algo nervioso lo siguió.
- Bien, recuerda: cuando lleguemos nos mezclaremos y haremos que ellos nos inviten los primeros tragos. Después, todo dependerá de la conversación.
- Bien, bien, si... ¿¡Qué carajos!?- expresó al notar la larga fila para entrar al bar.
- Bien, creo que debimos verlo venir. Los chismes de que ese par estaba aquí corrieron demasiado rápido y todos quieren tener una foto buena o mala para beneficio propio o perjudicarlos a ellos. Al menos 3 horas de fila nos esperan...
- Ah no, no vine así- señaló su vestuario, maquillaje, peinado y demás- para esperar tres malditas horas aquí. Los tacones me están matando y el maquillaje se me va a correr con el sudor. Además que estos malditos pechos son muy pesados- avanzó hacia la entrada.
- Ohh si bebé ¡Mueve esas tetas tesoro!
El tricolor se sonrojó levemente pero no sé detuvo hasta estar un par de pasos detrás del guardia de seguridad.
- Hola guapo, ¿cómo va la noche?
- Bien... ¿La conozco?
- No hasta hoy. Y que suerte la mía de toparme contigo- colocó su mano de manera suave en el pecho del sujeto y comenzó a hablar de la misma manera- Oye, una amiga mía me dijo que eres todo un caballero con las chicas guapas y resulta que necesito un favorcito- le guiñó el ojo de manera sexy- ¿Podrías... Dejarme pasar a mi amigo gay y a mi? La verdad es que queremos hablar con él jefe para un par de negocios y quién sabe, quizás tú nombre salga en la conversación. ¿Qué dices?
- ¿Tú amiga no te dijo también que nada en la vida es gratis?
- Oh cariño, eso ni siquiera tuvo que decírmelo- miró a su rubio amigo quien ya estaba detrás de él con un fajo de billetes en la mano. El guardia solo sonrió.
- Me duele el pecho.
- ¿El derecho o el izquierdo?- se burló Joey.
- Idiota, mi pecho pecho. Estás burbujas son demasiado pesadas.
- Pues aguántate porque acabo de visualizar a nuestros peces gordos. Y vienen hacia acá. Seguramente mi lindura los cautivó.
- Si... No lo creo. Es más probable que vengan porque tenemos la barra justo detrás de nosotros.
- Aguafiestas. Y dices ser mi amigo.
- Me das dos de tus trabajos estrella.
- Kaiba, ya te dije que yo no quiero beber nada.
- Pues yo si tengo sed- habló el rubio sonriéndole a los chicos.
- Pues consigue tus tragos mocoso- respondió el castaño de manera despectiva-¿Qué haces aquí?- lo miró detenidamente- ¿No deberías estar en la cama, niño? Si no podías pagar las bebidas de aquí ¿para qué viniste?
- Pues yo vine con ganas de patear el trasero de los malditos creídos como tú- se entrometió Yugi, aunque fueran sus objetivos no iba a permitir que trataran mal a su amigo.
- Vaya, una damita no sé entromete entre platicas de hombres.
- ¡Damita tu...!
- ¡Yugi/Kaiba!
- ¿¡Qué!?- respondieron los mencionados.
- Pido disculpas por la actitud de mi amigo- habló cierto moreno- Por favor, permítannos invitarles unos tragos en compensación.
- Como si necesitáramos sus disculpas.
- De hecho si las necesitamos- le susurró el rubio a Yugi
- Quédate tus bebidas, yo ni siquiera debí venir a este lugar de mierda.- y sin decir más se retiró totalmente molesto hacia la salida del bar seguido de cierta persona.
- ¡Espera, por favor!- gritó el moreno siguiendo a Yugi- Señorita, se lo pido- en ese momento una pequeña horda de atractivas jovencitas, quienes estaban en la fila de espera por entrar al bar, lo rodearon suplicando una foto y llenándolo de regalos.
- ¡Jódete! Tú ¡Y tu amigo!- Su rubio amigo no lo seguía pero poco le importó. Estaba molesto. Siguió caminando por la calle y giró en un callejón sin darse cuenta que había un grupo de personas no muy gratas.
- Vaya, vaya. ¿Te perdiste princesa?
- Princesa tu abuela- se giró para salir de ahí pero un sujeto demasiado fuerte lo sujetó del brazo- ¡Suéltame!
- ¿Porqué lo haría cuando me saqué la lotería?
- Lo único que sacarás de esto es un puto golpe en los...
- ¡Suéltala!- gritó cierto moreno que Yugi creyó dejar atrás
- Esto es tan cliché- susurró Yugi irritado. Suspiró y seguidamente comenzó su actuación- ¡Suéltame, por favor suéltame! ¡No me hagas daño por favor!- El delincuente estaba confundido pero aún así no dejó escapar la oportunidad de dinero fácil
- Dame todo tu dinero y te la entregaré fácilmente.- Atem sacó su cartera y mostró su efectivo.
- Te doy ¥1300 ($10 dólares)- Yugi quedó en blanco y los delincuentes empezaron a reír.
- ¿¡Es una puta broma!? ¿¡1300 yenes!?- expresó Yugi molesto
- Lo siento, no suelo llevar efectivo conmigo- se encogió de hombros mientras los delincuentes seguían riendo- pero siempre suelo llevarla a ella- sonrió al sacar una pequeña arma y dar un par de tiros al aire, eso fue suficiente para que aquellos sujetos salieran corriendo dejando caer a Yugi bruscamente.
- ¿Eso fue un arma?
- ¡Parece que vino del callejón!
- Mierda...- Susurró y guardó su arma. Los curiosos comenzaban a alarmarse y a dirigirse a su ubicación. Se apresuró a recoger el par de casquillos y se dirigió a Yugi quien seguía en el suelo- Vamos- sin dejar que respondiera tomó su mano, lo levantó del suelo y corrieron atravesando el callejón alejándose de la zona. Unas sirenas se escucharon lejos de ellos pero por suerte, ya estaban a dos calles de ahí ocultos en otro callejón el cual no tenía salida.- ¿Estás bien?
- Si...- respondió recuperando el aliento- Pero has de saber, que yo valgo más que ¥1300- jaló su mano del agarre del moreno.
- Lo sé... se ve que vales mucho- sonrió amablemente- Y pido disculpas de nuevo. Parece que esta noche te hemos ofendido dos veces. Mi amigo suele ser algo indiferente pero no es mala persona. Es solo que no ha sido una buena semana para nosotros. Ya has de saber porqué.
- ¿Te parece que conozco tu vida?- fingió
- P-pues... salió en las noticias... ¿No eres de aquí?
- No.
- Vaya, lo lamento- sonrió- es solo que...
- Si, si, tengo aspecto Japonés- interrumpió con desinterés en el tema de su descendencia- Nací aquí pero me mudé hace muchos años cuando era un niño.
- ¿Porqué?
- Eso no te incumbe.
- Si, eh, lo lamento...
- ¡Deja de disculparte por todo!
- ...
- Ahg, mira- rodó los ojos y colocó su mano en la frente- ya te disculpaste, ahora debo irme.
- Aguarda... ¿Puedo acompañarte hasta tu hotel?
- ¿Disculpa?
- Las calles son peligrosas de noche para alguien tan bello como tú, y además será mi manera de disculparme por absolutamente todo lo ocurrido esta noche...
- No, mejor regresa con tu amiguito que yo iré por... ¿bello?- cuestionó confundido al analizar las palabras del moreno.
- Tienes una apariencia femenina hermosa, sin embargo dijiste que te fuiste de aquí cuando eras un niño.
- Yo...
- Y además, perdiste algo cuando corrimos hacia aquí.- Yugi siguió la mirada del moreno la cual dirigía a sus pechos, o mejor dicho, a uno de ellos.
- ¡Mierda!- se cubrió con sus brazos y se giró dándole la espalda a lo que el moreno rió- ¿Y ahora qué hago? Ya sabe que soy chico, mi oportunidad de conquistarlo se esfumó... aunque siendo realistas, se esfumó desde que confronté a su amigo en el bar... Joey me va a matar...
- Toma- el abrigo que el chico le había puesto sobre sus hombros lo sacó de sus pensamientos- te cubrirá hasta que lleguemos a tu hotel. Y de nuevo... lo lamento.- comenzó a avanzar hacia la salida del callejón. Yugi lo observó por un breve momento y recuerdos invadieron su mente.
- ¿No te... desagrado?- el moreno lo volteó a mirar confundido.
- ¿Porqué lo harías?
- Porque... soy un chico y yo no debería...
- Yo no debería amar a mi propio género y aún así lo hago. En el mundo no había reglas hasta que la sociedad comenzó a clasificar lo moralmente correcto e incorrecto. Nadie debería juzgarte por vestir ropa que está destinada a ser del genero opuesto, ni siquiera yo. - Yugi se sorprendió internamente por tal confesión del moreno respecto a su orientación sexual, sin embargo, fingió que no le importaba tanto.
- Bueno... realmente no visto así porque quiera... fue una apuesta estúpida- se armó de valor y se retiró la burbuja de su pecho lanzándola atrás de él- una muy estúpida- sonrió y el moreno le regresó la sonrisa- Me llamo Yugi, y me encantaría que me acompañaras a mi hotel.
- Bien Yugi, yo soy Atem, y será un placer ser su escolta esta noche.
- ...y entonces él me soltó y yo terminé estrellado contra un poste de luz o algo así. Mi madre estaba furiosa con mi padre pero mi hermana estaba que se moría de risa.
- Jajajajajaaja, hubiera deseado ver eso...- detuvo su risa mientras seguían caminando. Si bien estaban a dos calles el bar y el hotel, estos chicos tuvieron que tomar ciertas desviaciones para no pasar entre el alboroto que sin querer habían causado los dos disparos al aire.- parece que tuviste una buena relación con tus padres.
- La tuve... Aunque no los tuve conmigo el tiempo que me hubiese gustado. Mi madre murió cuando yo tenía apenas 8 años y mi padre... bueno, ya sabes.
- Si... lo lamento por tí y por tu amigo.
- Si bueno, es agua pasada. No puedo decir que está olvidado porque eso no se olvida, sin embargo, estoy intentando pasar página en mi vida. Ahora tengo muchas personas que están bajo mis ordenes y eso es abrumante pero sé que lo sabré afrontar.
- Te escuchas como todo un líder. Un líder que seguramente sabrá lidiar con todos los problemas que estén por venir.
- Si...- se sonrojó levemente y en seguida se aclaró su garganta- pero dejemos de hablar de mí, ¿Qué hay de ti? ¿Porqué te fuiste de Japón?
- Oh... bueno... Digamos que mi... padre se había quedado sin empleo y tuvimos que mudarnos a otro país y... eso es todo.
- ¿Y eso es...?
- Mira, ya llegamos- interrumpió de inmediato al moreno quien confundido decidió respetar la privacidad de su acompañante y no preguntar más- agradezco que me hayas acompañado hasta aquí. Y... lamento si mi actitud no fue exactamente la mejor.
- No debes pedir perdón por saberte defender de tipos como mi amigo- sonrió- pero juro que no siempre es así, quizás solo debas conocerlo mejor.
- Quizás lo haga... En otra vida.- rió con un toque de malicia burlesca y comenzó a avanzar hacia la entrada del hotel.
- ¿Puedo verte de nuevo mañana?
- No, no puedes- rió simpático y entró al hotel. El moreno se limitó a sonreír y emprendió su caminar regreso al bar a dos calles de ahí- Idiota, no quiero ver tu estúpida cara de nuevo en al menos un puto año- gruñó en susurro mientras entraba al elevador de cristal.
No tardó mucho en llegar a las puertas de su suite en el piso más alto. Deslizó la tarjeta y la puerta se abrió. Entró sin prisa ni pausa y se quitó el abrigo que el moreno le había prestado -mierda...- habló al aire y después arrojó el abrigo a uno de los sillones. Sin querer había conseguido un motivo para volver a verlo mañana, lo cual le convenía a su objetivo de tomar el dinero e irse, pero odiaba tener que fingir interés en ese sujeto.
Caminó hacia el minibar que tenían en la suite y se sirvió un trago de whisky. Con su vaso en mano salió al gran balcón y miró la ciudad. Era enorme, brillante y tumultuosa. Le hacía recordar a Nueva York. Se recargó en sus brazos sobre el barandal y dio un trago a su whisky. Querían embriagarse y quería olvidar los recuerdos que le habían traído esa estúpida pregunta hecha por le moreno: ¿Porqué te fuiste de Japón?
- ¿Porqué... me fui?- susurró. Miró el cielo estrellado y buscó una respuesta, aunque realmente ya la supiera. Sin embargo en el fondo quería que fuese otra, una mejor, una... con final feliz. - Por mi culpa...- soltó al aire en un susurró que el cálido viento se llevó lejos. Escuchó soñar su celular, le había llegado un mensaje. Entró de nuevo a la suite y dejo su trago sobre la barra. Tomó su celular de dentro de la bolsa que había llevado y lo miró.
- ❤
Un corazón era todo el mensaje, sin embargo el remitente ya era conocido.
- ¿Todo bien? ¿Ya me perdonaste?
Respondió al mensaje de la castaña, sin embargo no hubo respuesta alguna. -Seguramente está ebria- pensó- ya me responderá mañana...- En ese instante la puerta de la suite se abrió y entró un rubio emocionado.
- ¡Lo logré! Conseguí una cita con ese tipo gruñón ¡WUUUU!
- ¿Lo amenazaste con un arma o algo así?
- Ja, ja, NO. Usé mis encantos. Parece que es gay, y eso me facilita el trabajo por mucho. Como sea, quedamos en vernos mañana en su oficina y de ahí iremos a desayunar o alguna mierda romántica.- lanzó su abrigo al sillón y notó el otro abrigo ahí- Ese no es... Acaso...- miró a su amigo con picardía- ¿Te lo tiraste?
- ¡NO!- gritó sonrojado- me prestó su abrigo por cierta situación. Y por cierto, perdí tus tetas.
- ¿¡Que tú qué!?
- Lo siento, te las pagaré. Y por cierto, ya sabe que soy un chico y parece no importarle así que se puede decir que logramos que picaran el anzuelo. Le llevaré su abrigo mañana y buscaré la excusa para que me invite a desayunar o alguna mierda de esas.- el chico tomó su celular y se dirigió a una de las habitaciones- me voy a dormir, me duele la cabeza.
- Pero si no bebiste nada...
- Buenas noches.- no dejó terminar a su amigo y cerró la puerta. El rubio miró la barra y notó que había un vaso con un poco de whisky pero la botella apenas y había perdido líquido. Dedujo que tomó un vaso o dos y eso no era suficiente para emborracharlo. Lo dejó pasar pensando que era cansancio por el vuelo o algo así, por lo que se sirvió un trago y miró la televisión hasta quedarse dormido.
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- Yugi... Yugi despierta, tenemos que irnos ahora- escuchó un susurro de una voz demasiado conocida- hijita, debemos irnos.
- ¿Mamá...?- colocó su manita en su rostro cubierto de sangre- ¿Mamá que te pa-...?
- No hay tiempo de explicar, debemos irnos.
- ¿A dónde?
- A un lugar... un lugar donde tu padre no pueda encontrarnos y tú puedas ser quien tú quieras ser...
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- ¿Mamá...?- la vio en un charco de sangre.
- Hola hijito... cuanto has crecido ya- un monstruo siniestro con un cuchillo, eso fue lo que él vió. Esa cosa no era humana... ni mucho menos su padre.- ¿Qué te ha hecho tu madre? Te dejó crecer el cabello y te puso vestidos y moños... Toda esa mierda de niñas. Nunca supo vestirte apropiadamente.
- N-no... Yo quiero verme así, ¡porque yo soy...!
- ¡UN NIÑO, ESO ERES, ERES UN MALDITO HOMBRE. NO ERES UNA SEÑORITA, DEJA DE DECIR ESO! ¡MIRA LO QUE HAS PROVOCADO DICIENDO ESAS ESTUPIDECES!- señaló el cadaver de la pobre mujer detrás de él- Vamos a casa... Yugi.
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- ¡No quiero ir!- se levantó de golpe hiperventilando y sudando. Hacía tiempo que no lo atormentaba esa pesadilla por la noche. Miró el reloj. 5 am. Tomó su celular de la mesa de al lado y lo desbloqueó. Sin mensajes aún. Tea no había respondido desde anoche. Seguramente seguía molesta- Esto apesta...- susurró y después se levantó para tomar un baño. Quizás así olvidaría ciertas cosas del pasado y se centraría en su objetivo presente... - Hasta que su muerte nos haga ricos- dijo en consuelo por la pesada carga de estar de nuevo en ese espantoso lugar llamado Japón.
Continuará...
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