Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¿Dónde estoy?

—¡No! —Grita con intensidad, sobresaltándose abruptamente y abriendo los ojos de golpe.

Su mirada errática escudriña el entorno en busca de comprensión, pero todo está sumido en la oscuridad, impidiéndole ver algo. Su corazón late desbocado, como si intentara liberarse de su propio pecho. Su cuerpo está empapado en sudor, que intenta limpiar mientras procesa todo lo sucedido y trata de identificar su ubicación.

Experimenta un profundo dolor de cabeza, sintiendo cómo martillea incansablemente su cerebro. En la penumbra, no distingue nada, pero reconoce la sensación de estar recostado en una cama, cómoda y mullida.

—¿Ho-hola? —pronuncia con cautela, buscando alguna respuesta, pero solo obtiene un silencio profundo.

Su voz apenas se escucha, temblorosa y ronca, resultado del grito anterior que seguramente le habría desgarrado la garganta, sin mencionar lo seca que la tiene.

Palpa la cama con cuidado, como lo hizo en el coche, para evitar perder el equilibrio en la oscuridad. Se desplaza gateando hasta llegar al borde, estira sus manos temblorosas hasta topar con una mesita de noche y, de ella, con algo que parece ser una lámpara.

Busca el interruptor, con la esperanza de que haya luz; afortunadamente, así es. La bombilla parpadea, luchando por disipar las sombras que se ciernen sobre la habitación.

Karina examinó la habitación ahora iluminada, quedando perpleja al contemplar la lujosa y moderna decoración. Comenzando por una cama de matrimonio en la que yacía, con sábanas de seda y edredones de la más alta calidad.

A los lados descansaban dos mesitas de noche de madera y dos lámparas de un tono gris. El suelo, de un color grisáceo, estaba cubierto por una alfombra del mismo tono.

Frente a ella, unos reposapiés de color negro y muebles de colores grises elegantemente dispuestos, con la televisión de pantalla plana empotrada.

A su izquierda, unas cortinas grandes e imponentes, que dedujo serían las ventanas y no dejaban pasar ni un ápice de luz. El techo, de un blanco impoluto, estaba decorado con una gran lámpara de araña y pequeñas bombillas a los lados.

A su derecha, un tocador moderno con tonos oscuros se hacía presente. También distinguió una puerta que dedujo sería el baño, pero la habitación tenía una esquina que no lograba ver, aunque tampoco le interesaba. Sin duda, era una habitación de ensueño.

"Lo habría sido, si no estuviera secuestrada". Aquel pensamiento la devolvió a la realidad de inmediato.

—¡Maldita sea, fui secuestrada!—gritó comprendiendo la situación una vez más, levantandose de la cama como si estuviera quemada.

Se incorporó rápidamente y se apresuró hacia la puerta, pero antes de alcanzarla, sintió una fuerza que la detenía bruscamente. El impacto la hizo perder el equilibrio, y terminó en el suelo con dolor en las rodillas, piernas y el trasero.

Observó perpleja a su alrededor, incapaz de comprender qué la detuvo, hasta que se percató de la cadena que aprisionaba su tobillo.

—¿Qué es esto? —exclamó con horror al ver su pierna encadenada.

Intentó liberarse de la cadena, aplicando fuerza o buscando alguna manera de aflojarla, pero resultó inútil. Las cadenas parecían ser de acero inoxidable.

"Tal vez pueda liberarme desde otro ángulo," reflexionó sin rendirse y siguió el recorrido de la cadena hasta llegar a la cama, más precisamente, a una de las patas. La desolación la invadió al percatarse de que la cama estaba firmemente atornillada al suelo.

—No puede ser, tiene que haber otra solución —murmuró, rechazando la idea de que este podría ser su final.

—¿Hay alguien allí? ¡Por favor, sáquenme de aquí! —Gritó con desesperación.

—¡Debe haber un malentendido! ¡Por favor! No soy alguien importante. ¡No obtendrás ningún rescate por mí!—continuó diciendo a voz en grito.

—Por favor... —Su voz se apagaba cada vez más, las lágrimas acumulándose en sus ojos.

—Por favor, lo suplico, déjenme ir... —Imploró, entre sollozos, golpeando sus manos contra el suelo.

Parte de su cabello cayó hacia adelante, y se dio cuenta de que no era negro, sino rojo. Tomó un puñado de mechones en sus manos y, efectivamente, así era. Sin poder creerlo, corrió hacia el tocador, donde se sentó. Sí, todo su cabello negro ahora era completamente rojo. Su rojo de antes.

Eso no fue lo único que cambió en ella. La ropa que llevaba también era diferente. Era un camisón de encaje, tan elegante como seductor, de color blanco.

"Alguien me ha cambiado de ropa, eso quiere decir que me ha visto completamente desnuda y me ha teñido el cabello, todo eso mientras estaba inconsciente, ajena a todo." Ese simple pensamiento la hizo erizar la piel, y una sensación de náuseas se apoderó de ella. Se apresuró hacia la puerta, que esperaba que condujera al baño, y la abrió. Afortunadamente, así era, y la cadena alcanzaba hasta allí.

Inclinándose sobre el inodoro, vomitó lo poco que había comido hoy, aunque tampoco estaba segura si seguía siendo el mismo día.

Una vez que su cuerpo se estabilizó y las arcadas cesaron, se enjuagó la boca y se observó de nuevo en el espejo. Una mujer morena de cabello rojizo y ojos verdes le devolvía la mirada. Pálida como un espectro, no se reconocía. Había perdido peso en estas últimas semanas después de lo ocurrido con su hermana y su ex.

—¿Quién me ha traído aquí y que es lo que quiere de mí?

Salió del baño y regresó a la vasta habitación. "Necesito aire". Se dirigió a las cortinas, las abrió de par en par; eran acristaladas y enormes, pero estaban cubiertas y bloqueadas.

—Era demasiado bonito para ser cierto —comentó, y unos sonidos a su espalda la hicieron sobresaltarse.

—No estarán así por mucho tiempo, lo prometo —habló una voz masculina a su espalda.

"Tengo que haber estado muy distraída para no escuchar la puerta". Se giró bruscamente para ver de quién se trataba, y sus ojos se abrieron de par en par al descubrir quién era.

—¡Tú! —Gritó sin poder creerlo.

—Nos vemos de nuevo. —dijo él con una media sonrisa.

Su cabello castaño claro estaba algo revuelto, llevaba ropa deportiva gris y en sus manos portaba una bandeja con comida.

—Te traje algo de comida, debes estar hambrienta después de haber vomitado tanto.

—¡¿Fuiste tú quien me trajo aquí?!—preguntó apuntó de arremeter contra él, pero este fue más rápido y se alejó hacia la puerta.

Intentó alcanzarlo pero la cadena alrededor de su pierna no le permitió avanzar. Pero entonces cayó en cuenta de otra cosa.

—Espera, ¿Cómo sabes que eh...? —Preguntó abriendo los ojos, y él señaló con su mano libre hacia varios puntos en el techo.

Siguió la dirección de su mirada, encontrándose con varias cámaras. "Todo este tiempo he sido vigilada." Otro escalofrío la recorrió. "¿Entonces los gritos de ayuda que pedía, los habían ignorado sin más?" Aquello la hizo sentir más vulnerada y la ira la invadió aún más.

—¡Maldito psicópata! ¡¿fuiste tú quien me trajo aquí?!

—Primero debes comer y luego las preguntas. —Dijo de forma mecánica, más como un robot que como un ser humano.

Lo que solo avivó la rabia de Karina.

—¡Quiero salir de aquí!

—Primero la comida —repitió como un loro.

—¿Crees que en este momento estoy pensando en comer? ¡Sácame de aquí! —Gritó con furia, golpeando la bandeja que traía en sus manos al suelo.

Esta se estrelló en el suelo, esparciendo la comida por todo el suelo. Escuché que resoplaba, pero su cara no había cambiado ni un poco.

—Haré que vengan a limpiar este desastre. —comentó con seriedad.

—¿Acaso me estás escuchando? ¡Sácame de aquí! —Inquirió, pero él no habló y se dirigió a la puerta.

El pánico la invadió al saber que volvería a quedarse sola otra vez.

—No, no te vayas, no me dejes sola aquí, por favor, ¡Déjame ir! —Imploró con los ojos llenos de lágrimas nuevamente.

—Entiendo que estés molesta, pero todas las preguntas que tienes pronto recibirán su respuesta, pero hasta entonces, solo obedece o la situación puede empeorar para ambos.

—¡No me dejes aquí sola! —Quiso acercarse, pero la cadena nuevamente se lo impidió.

Después de decir esas palabras, se marchó cerrando la puerta tras de sí, dejándola sola nuevamente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro