—¡Joseph!—decía mi padre

—Dime—dijo mi hermano menor

—Llama a Julián y dile que baje a desayunar

—Pero el esta despierto—el sabe que debe bajar a comer—dijo el pequeño

—Sube y ayuda a bajarlo, no entiendes que su cuerpo está dejando de funcionar.

Mi hermano subió a mi habitación. Su felicidad era mi esperanza para recuperarme. El se asustó al ver mi cama empapada. No había podido retener la orina. Mi hermano abrió sus ojos y empezó a entrar en pánico.

—¡Papi!—dijo mi hermano bajando las escaleras

Escuché cuando mi padre soltó lo que llevaba en las manos, mientras que él venía corriendo, junto a mi hermano.

—¡Hijo!—¿Estas bien?—¿Te llevamos al medico?

—Solo me orine—dije

—El médico lo advirtió tu cuerpo comenzara a fallar, después fallará tu respiración, debemos llevarte—dijo mi padre mientras empacaba los papeles y documentos para que nos dejaran entrar a el hospital

—¡Padre!—decía agotado

Mi padre empacó algo de ropa y yo intenté ayudar, pero me sentía cada vez mareado. Sentía mucho calor alrededor, y mi respiración era agitada. Mi padre prefirió llevarme en el auto y no tener que llamar a una ambulancia.

Mi hermano iba al frente y yo iba atrás, de un momento a otro comencé a ver las cosas borrosas.

—No puedo respirar—le dije a mi padre mientras éste manejaba más rápido

—Resiste—fueron sus últimas palabras que logré escuchar

...

—Paciente en estado crónico.

—¿Qué tanto?—dijo la enfermera

—No puede respirar solo y su sistema urinario está fallando

—Practíquenle la traqueotomía—dijo el doctor más experto de la clínica

Horas después de que mi hijo despertara. Comenzó a entrar en pánico cuando vio todos los cables en su cuerpo y lo que más le molestó fue no poder hablarme.

—¡Despertó!—dijo mi padre a los médicos

Mi doctor favorito no tardó mucho para acercarse a mi habitación y explicar lo que me habían hecho.

—Tuvimos que hacer una operación sumamente complicada y rápida, pero estará bien. Lo tendremos en observación y si gusta podemos retirar la cánula, en unos días .

—¿Y si no puede respirar por sí solo?—¿Qué se va hacer?

—En ese caso comenzará a usar la cánula, pero otra—dijo el doctor

A las pocas horas llegó mi familia, mis hermanos estaban llorando. Se suponía que ya estaba mejorando y al contrario, me estaba enfermando más.

—Debes descansar—dijo mi padre

Toda la noche mi familia estuvo conmigo, no entendía cómo podían dormir en un hospital. En un hospital nunca habrá silencio, esa noche ninguno comió, porque al entrar al hospital ya no permitían salir.

Mi espalda me dolía tanto por estar acostado en la misma posición esto me provocaba, no poder conciliar el sueño. De un momento a otro entró una enfermera a chequearme.

—Otra vez nos volvemos a encontrar—dijo esta

Yo ni tenía un cuaderno para escribir, no tenía nada. Solo podía escucharla

—Del uno al 10 dime tu dolor—dijo ella

Extendí mis dedos en mis piernas, ninguno de ellos quedó doblado.

—¿10?—dijo

—Si—dije moviendo mi dedo índice

Ella me aplicó antibióticos para el dolor pero estos no me funcionaron, me alteraron más el dolor, le pedí a la enfermera que no me cerrara la puerta, sabía exactamente que no dormiría esa noche así que mientras tanto miraba el techo y uno que otro paciente caminando por la clínica.

Una joven se detuvo junto a su padre en mi puerta, ni se habían dado cuenta que estaba despierto, cuando la joven detallo mi cara y yo la de ella, era obvio que ya nos conocíamos. La había visto varias veces en la clínica . No podía tratarse de mi mejor amiga de la secundaria, como alguien tan fuerte puede esconder tanto dolor, es imposible. Me dije así mismo.

Pocos días después de haber pasado por la cirugía me dejaron respirar solo, aunque intenté pero no pude. Así que los doctores me dejaron la cánula junto al cilindro de oxigeno, en lo demás debía de usar pañal. Porque ya mi cuerpo no retenía nada.

Mi padre me ayudo a ponerme la cánula la cual tiene dos cubiertas para mis dos fosas nasales.

—Necesitamos que su hijo venga a cada control—dijo el doctor

—¿Los demás cilindros debemos comprarlos nosotros?—dijo el señor

—Si, este lo dimos nosotros, pero los demás ya deben de pagarlo

Aun me costaba hablar, así que como todo hospital público debía de hacer terapias de habla en casa porque para pedir citas ahora debíamos hacer mas tramites. Mi padre se veía estresado cada día, ya que considerablemente eran más gastos y las deudas incrementaron más.

—¡Padre!—dije algo lento pero sabía que él me entendía perfectamente

—Ya no deberías estresarte por mi—de todas formas voy a morir en cualquier momento

—¡No!—dijo el

—¿Que?

—Todo esto lo hago porque quiero que vivas, y tienes que vivir porque entonces viviré toda mi vida culpándome por no haberte escuchado antes cuando comenzó tu cuerpo a fallar. Como voy a dejar que te mueras, ni tampoco quiero que pienses cosas negativas, quiero que pienses positivo, te recuperaras, vivirás como si nunca te hubiera pasado nada.

Agarre su mano que no paraba de temblar.

—Padre—Ya no hay mucho que hacer—le dije con lagrimas en los ojos y este comenzó a llorar junto conmigo

—No es justo que para quienes desean vivir más tiempo ese sea más corto y para quienes odian vivir tengan una vida más larga—dijo mi padre llorando y tirándose al piso.

—No es para tanto—dije levantándolo

—Tu crees que no, perder un hijo no es fácil. Tu crees que ver a una persona toda su vida luchando por sobrevivir, y que no lo logre. Hijo, nada es fácil y menos aceptar que no te volveré a ver mañana—dijo este abrazándome y comenzando a llorar

—Quizás ya llegó mi momento. Llegaré primero a los reinos de los cielos que todos vosotros y sabes que, allí los estaré esperando

—Odio a la muerte, porque esta me quitará lo que más quiero—dijo el hombre llorando.

No tardó mucho en el piso cuando se levantó de él, comenzó a mirar a todas partes y se dio cuenta que nadie estaba ahí con él.

—Señor—dijo un doctor sacándome de mi ilusión

—Si necesita un psicólogo, dígame, aquí estamos para ayudar —dijo este para luego irse

Continuará...