Julián

Los días parecían ir un poco más lentos, las estaciones del año no seguían su rumbo llegaban cuando ellas querían. Un día hacia sol, en la tarde llovía y en la noche igual. En mi casa teníamos muchas goteras ocasionando que todo se mojara.

—¡Ya te empaque tu almuerzo!—murmuro Juan.

—Gracias, hermano, tercero—este hizo un puchero detestaba que lo llamara de ese modo. Desde niño le había gustado la cocina, el era quien cocinaba para todos. A mí me encantaba como preparaba los brownies en la sartén.

—¡Cuando salga del trabajo compraré una torta de vainilla!—mi hermano ya estaba en su cuarto, probablemente estudiando.

—¿Si me oíste?—entre a su habitación sin permiso

—...Debiste tocar—dice este

—¡Disculpa!—¿Que hacías?

¡Abre la laptop!—sus ojos se abrieron como platos.

—¡Te diré la verdad!¡Me dieron una beca en la universidad de Barcelona, para estudiar gastronomía!—abrió su laptop y estaba comprando una tarjeta crédito

—¡Hermano!¡Te felicito mucho!—me quedé minutos observándolo. Deberías sacarla presencial, no digital. Mañana hacemos eso. Su rostro se iluminó.

—¡Gracias hermano!

En cuanto lo deje en sus cosas, me marche de la casa. Mi horario de trabajo comenzaba de 6 de la noche a 2 de la mañana. No pagaban mucho y los domicilios los hacía en bicicleta. Pero esto ayudaría a mantener a la familia.

En cuanto a los exámenes habíamos quedado en bancarrota, así que estaría ausente hasta llenar la cuenta bancaria

Saque mi bicicleta que ya estaba sin frenos. Tampoco quería pedirle dinero a nadie. No ganaba suficiente para si endeudarme.

La noche apareció y ya me encontraba repartiendo las comidas. Uno de los trabajos que mecostaba hacer, era en reconocer que las direcciones no coincidían con las actuales. Y cuando tardaba en llegar, no me pagaban.

—¡Pedido para la casa Murcia!

—¿Quien lo lleva?—el jefe extendió la bandeja

—¡Yo!—me acerque y tome la comida.

De todos los que trabajábamos. Yo era el más joven. Algunos ya tenían hijos, otros esposas. Y a pesar de que yo era joven. Ya sentía la necesidad de ser padre. De querer una familia, me sentía muy solo.

—¿Señora?¿Sabe dónde queda está dirección?

—En la esquina, es—me señaló

—Muchas gracias.

Dure minutos golpeando en la puerta hasta que una chica salió. Está se quedó impactada, aún estaba viviendo aquí.

—¡Daira!

—¡Julián!

Ella cerró la puerta de su apartamento.

—¡Su domicilio!—lo entregué rápidamente. Sin notarlo ella estaba embarazada.

—¡Tranquilo!—si hubiera Sido tu hijo, al menos te lo hubiera contado.

—Cuando te fuiste del país. Tu quédaste embarazada. Y recuerdo que me pediste no usar protección.

—¡Lo tendré la otra semana!

—¿Y tú esposo?—dijo este

—A penas se enteró que sería padre se marchó.

—¡Que mal!

—Asi son todos los hombres. Que podemos hacer

—Sacame de ese grupo—ella reía. —la verdad no debiste irte—no debiste terminarme por facebook.

—De hecho lo quise hacer así. Te conocí en la fiesta de disfraces. Y desde ahí empezamos a salir. Era claro que no funcionariamos. Yo quería muchas cosas y tú apenas querías sexo y sexo—ella lo decía avergonzada

—pero a quien no le va gustar tener sexo. —yo reía más

—Si, pero estábamos chicos. Y ya querías hijos conmigo.

—...me alegra verte—dice el tomando su bicicleta

—¿Aún estás enamorado de mi?

—No...como lo creiste—dije riéndome

—Y de ella—a ella siempre la has querido ¿Verdad?. Siempre me decías que sería tu esposa. Me decías que a pesar de que salias con muchas chicas lo haces para olvidarla.

—Ya la supere—mintió

—Si es así. Entonces...casemonos

—¿Que estupideces dices?—frunció el seño

—Mis padres están esperando que me case. Fui una idiota cristiana que no hizo las pases con Dios y eso es malo.

—¿Te casarías con alguien que ni siquiera amas?...todo por la religión

—No es por eso. Desde que quede embarazada mis padres se alejaron de mi. Y solo me aceptan en la familia si vuelvo casada.

—¡Lo siento!

—¡Espera!...está me toma del brazo.

—Ahh...¿Que?

—te propongo algo... Cásate conmigo y cuando el niño tenga 18 años te vas.

—¡Estás loca!...Hasta hoy supe que estás bien. Hasta hoy volví a saber de ti y me propones semejantes estupideces.

—¡Tu estás soltero!¡Yo también!—¡Fui la relación más larga que tuviste¡...además...¡No estás interesado en nadie!

—La verdad no—dice este subiéndose a la bicicleta

—¡Piénsalo!—¡Tienes dos semanas!¡En cuanto nazca el niño iremos a registrarlo y quedarás como su padre.

Escucharla fui atemorizante. Ni siquiera podía dejar de pensar en lo que me había propuesto. Y aún su idea me angustiaba. Si ella sabía donde trabajaba, ya no podía quitarmela de encima.

—¡Hoy pueden irse más temprano!

En cuanto salí del trabajo una chica estaba cerca a la bicicleta. Llevaba sus hermosos jeans y una blusa que dejaba expuesta sus curvas.

—¡Amor!

Me besa en la mejilla.

—vine para llevarte...¿A dónde?...Mis padres quieren conocerte

—Lizeth, está tarde y tengo sueño. Solo quiero llegar a mi casa y dormir. Si quieres te llevo a la casa y mañana salimos. ¿Te parece?

—Si...pero es que...salimos cada fin de semana, me gustaría verte todos los días.

—Te dije desde el principio que suelo ser muy ocupado.

—¡Tatiana no dijo eso!

—¿Cuál Tatiana?

—La amiga de Samantha...ella me dijo que tú con ella si salias, todos los días.

—Eso era antes. Ahora ya no

—Por eso te estoy pidiendo que salgamos todos los días.

—¡No puedo!...Estudia o ponte a trabajar... Cuando lo hagas ya sabrás...

—¿Que me ibas a seguir diciendo?

Una chica detrás de ella me parecía familiar. Nunca la había visto vestida de esa manera. Se le veía todo, y por dios ese vestido la hacía verse sexy

¡Julián!—seguia hablando Lizeth

—¿Que haces aquí?

—¿Que te importa?

—¿Quien es esté, preciosa?—dice Santiago

—Nadie, ya vámonos.

—¿Al menos mauricio sabe que eres una puta?

No tardó para que ella lo bofeteara...¡Tu no te metas en mis malditas decisiones que yo no me estoy metiendo en las tuyas!

—¿Que fue eso?—lizeth se acercó a verme

—¡Tu labio sangra!

—Solo fue un rasguño.—ya vámonos

—Si ve...te dije...

—no estoy de humor

—¿Te gusta esa chica?

—Me gustan todas—dijo

—no me refiero a eso...a ti te gusta Samantha

—no la vuelvas a mencionar o sino

—¿Sino que?

—No, me cae bien ella

—Acabaste de montar una escena de celos. Todos me dicen que aún la amas ¿Respóndeme?¿La quieres más a ella que a mí?

—Yo no la quiero. Enserio, solo la cuido porque me pagan por hacerlo.

—... será mejor que no vuelvas hacer ese show de celos. Estás conmigo, no con ella.

—Lo se. Amor

—¿Tu me amas?

—Mas que a mí propia vida—menti de nuevo.

—Sabes algo. Yo quiero ser esa estación del año que signifique mucho para todos, pero no quiero significar, un para nada.

—Lo se, cariño

—Te digo todo esto para estar segura de que vamos muy enserio.

Y una vez más estaba mintiendo.

Continuará...