Olivia
Olivia
—Damos la bienvenida a esta unión...Estamos presentes para recibir la alegría y bendición de nuestro señor Jesucristo a la familia Jiménez.
¡Señorita Tatiana! —¡Acepta a su esposo Miguel!
—¡Acepto!
—Hasta que la muerte los separe.
Los faroles de dragón hechos por Samantha a su amiga fueron sorpresa. Después de tantos años aún seguían siendo muy unidas. Las luces moradas y el escenario no era tan adecuado para ser una fiesta de casados.
—¡Se nos crecieron las niñas!
La señora Elizabeth no se veía a gusto con el matrimonio de su hija, estaba molesta.
—¡Felicidades!
—Ni tanto, ahora está más de moda ser esposa...soy dura porque no quiero que mis hijos hagan lo mismo que yo. Pero no sirvió.
—Que te digo yo. Samantha igual...ese es el costo de vivir. Queremos las cosas fáciles, se que mi hija no me entenderá tampoco. Pero es el camino que eligen.
—En mis tiempos estuve en las marchas feministas. Algún día todas alzaremos la voz para que no crean y piensen que la mujer sigue igual que antes.
—Hay que matar ese esquema sobre la mujer guardiana de la casa y de la familia. Por lo tanto solo queda ver feliz a nuestros hijos. Lo entenderán cuando hallan pasado por las etapas del dilema de divorciarse, sin trabajo, amantes, inseguridad, infelicidad.
—Ahorremonos las lágrimas, y brindemos. Por la soltería.
—A veces yo creo que amar es perder el tiempo, por eso tantos divorcios.
—Amen a eso—dijo riendo.
Los instantes transcurrieron en el alcohol y las llanuras de la pobreza moderada del pueblo viviente de Bogotá.
—¡Mamá hay que irnos!
—Tu amiga se casó. Por favor no vallas hacer tan estúpida.
—Por tu culpa no me case con Santiago. Arruinas todo.
—Es que estás muy joven...Sabes cómo terminará todo.
—Si lo sé. El amor es momentáneo ¿Pero no crees que es valioso vivirlo? Alberto te sigue para todos lados y lo alejas. Vive eso, y si se acaba entonces estaremos juntas. Porque yo estoy contigo. Y ningún hombre nos entenderá. Solo entre nosotras podemos avivar la lucha femenina.
—Alberto me pidió matrimonio
—¿Hace cuánto?
—Desde que falleció tu padre
—Muy pronto...¿Y que le dijiste?
—¡Me caso en 3 días!
—Esto ha Sido muy inesperado. Todos...felicidades
—¿Y cuando vas a ir a la tumba de lyly?
—No lo sé, quiero llevarle algunos juguetes.
—Seria buena idea.
—Tambien iré a la tumba de Mauricio.
—Mandale saludes
Los portones se abrieron lentamente, el sonido de los moscos tambaleaban mi oído.
¡Tumm!
Sacudi mi oreja para que dejarán de comerse mi carne viva, esos mosquitos nos comen. Sus barrigas deben de ser vacías para comerse todo un cuerpo en 5 años.
Hay estaba un cuerpo despedazado a la mitad, unos huesos que no se habían terminado de deshacer. Yo no iba por esa dirección, ellos me detuvieron en el marco de la tristeza. Por primera vez supe que no éramos polvo, solo éramos pedazos de piel de padre y madre. No fui polvo ni tampoco me convertiría en polvo. Sería piel muerta, arrugada, sin color, pero seguía siendo yo.
—¡Debemos cortar los huesos!
—¿Por qué?... Déjelo así.
—Deben entrar sus restos en esta caja...dijo este señalando
Mi cuerpo se encogió en cuanto el hombre lo corto. Pobre de nosotras y nosotros que no nos dejan descansar en paz. Cortan nuestros cuerpos, venden nuestros órganos, nos quitan todo y esperan que descansemos en paz sin dejar que nos vallamos completos.
—¡Pobre de mí!—¡Pobre de todos!
El viento fue más rápido en cuanto me acerque a la tumba...No podía creer que al abuelo de Julián lo sacarían hoy de su tumba.
—¡Jefferson!
El hermano menor de Julián ya me había alcanzado en estatura, estaba un poco más gordo que antes, quizás era porque desde siempre le gustó la comida chatarra.
—¿Hace tiempo que no te veíamos?
—Lo mismo digo...se han crecido.
—Tu sigues igual.
—Si, ¿A qué hora lo sacarán?
—Mi padre quiere que lo enterremos.
—¿Y eso no les cobrarían más?
—Si, pero quiere que sea así.
—...Yo vine a visitar a Julián
—Recuerda que a él lo cambiaron de lugar, está en la parte esquinera.
—Si...¿Porque no me acompañan?
Mientras Alberto llegaba juntos nos fuimos a la tumba. Tuve que preguntar a las personas si esa era la de él. Estaba sin nombre, y nadie la había visitado.
—... ¿Si Alberto lo quería tanto porque no la decoro?
—Tu madre no dejo.
—Lo tiene tan cesgado que no le permite que haga algo por sus hijos.
—Santiago se casará con la esposa de Julián.
—¿Que?
—Parece que solo buscaba un marrano.
—¿Hablan de mi ex?
—Si, tu Santiago. —Ellos no dejaban de reírse.
—Por cierto Sam. Mi hermano Ricardo se casará en estos días.
—Ohh...todos se están casando. Llegamos a las celebraciones de bodas.
—Si, supongo que la tradición no se ha esfumado.
—Y ustedes cuando se van a casar?
—...Yo nunca
—Ya los vere dentro de unos 8 años casados.
—Lo bueno es que ya somos familia al casarte tu mamá con mi padre nos convertimos en hermanastros.
—...si ¿Y qué paso con Thomas?
—Al final lo becaron. Está en México. Ya casi se va a graduar.
—Que bien... ojalá siga así de juicioso.
—Si, últimamente pregunta mucho por ti. —dijo el
—jaja...se acordó de los pobres.
—No...está feliz porque va a hacer tío. No para de contar los días.
—Qué bueno que se alegra de mí.
—Todos nos alegramos, sino que al acostarte con mi hermano no pensaste que sería deshonroso para la familia. Tu madre te odia por hacerlo. Además, le diagnosticaron cambios de personalidad. Un día te quiere y otro día no. Es insoportable a veces.
—Siempre que una mujer hace algo es considerada como puta, y cuando un hombre lo hace, le aplauden. Es muy injusto esta sociedad de machistas. Todo lo hace la mujer, nosotras somos todo, menos buenas.
—Julián estaría feliz—dijo este cambiando de tema
—Si, pero el ya no está. Y la familia que él tenía ni siquiera me acompaño a mi baby shower.
—Estabamos asimilando.
—Ustedes le prometieron cosas a el, y luego las rompen.
—Y tú le prometiste a el que se casarían, y eso no paso.
—No paso porque todos nos apresuramos por algo duradero y sin tanto esfuerzo. Al final de todo, las cosas quedan en la imaginación y con eso todos nos conformamos.
Continuará...
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